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dissabte, 25 d’agost del 2007

CORRE, HOMBRE, CORRE

Han sido varios los actores que, en un momento de sus vidas, han decidido colocarse detrás de la cámara y ejercer, de forma simultánea o no, su oficio de intérprete con la dirección de películas.

Cualquiera puede nombrar excelentes películas dirigidas por actores; sin ir más lejos, este bloc se inició con el comentario de las dos recientes obras de Clint Eastwood, El Díptico de Clint.

Sin embargo, que recuerde este comentarista, pocas son las obras cinematográficas dirigidas por actores que destaquen por su extraña condición de películas inclasificables, raras, que pueden gustar mucho a algunos y que apenas son recordadas con placer por muchos otros, como ocurre, por ejemplo, con la única película de Charles Laughton , grandísimo actor que después de ser aclamado como tal dirigió La Noche del Cazador , generadora de grandes elogios y de críticas atroces a un tiempo.

Cornel Wilde (1915-1989) fue un apuesto actor estadounidense hijo de inmigrantes húngaros nacido según unas fuentes en U.S.A. y según otras en Hungría; dotado de inusual inteligencia, cursó brillantemente estudios de medicina que abandonó por su interés por la escena y practicando con éxito el deporte de la esgrima, rechazando acudir con el equipo estadounidense de esgrima a las Olimpiadas de Berlin en 1936 por el mismo motivo. Estudió con Lee Strasberg.

Introducido en Broadway como profesor de esgrima para el montaje teatral que Sir Laurence Olivier hizo de Romeo y Julieta en la temporada de 1940, acabó formando parte del elenco, representando el papel de Tibaldo, lo que indica que indudablemente disponía de facultades como actor.

De las tablas a la escena, como salto natural, intervino en películas de distinto corte: aventuras, dramas, thriller, de capa y espada, consiguiendo la nominación al Oscar al mejor actor por su trabajo en Canción Inolvidable (A Song To Remember 1945) por su representación del músico Federico Chopin.


Que era un hombre con ideas propias da fe el hecho que, cuando se le acabó el contrato con los estudios para los que trabajó en diversas películas, prefirió optar por independizarse a mediados de los cincuenta, creando en 1955 su propia compañía productora, Theodora Productions, y ofrecer sus servicios como actor de forma libre, sin ataduras contractuales. Un precursor, no cabe duda, del modo en que actúan hoy las grandes estrellas.

Además de producir, uno de sus intereses fue dirigir, interviniendo como tal en algunas películas, siendo la más destacable de todas ellas la que hoy suscita este comentario:


La Presa Desnuda (The Naked Prey 1966), película producida, dirigida y protagonizada por el mismo Cornel Wilde, que se basó en una historia escrita al alimón por Clint Johnston y Don Peters , ambos nominados por su trabajo al Oscar al mejor guión.

Al parecer, la historia surgió de unos hechos reales acontecidos al pionero John Colter , en los inicios colonizadores de lo que acabó siendo Estados Unidos de Norteamérica.

Cornel Wilde halló grandes beneficios en la producción si la historia se rodaba en Africa y diligentemente se adecuó la historia a la idiosincrasia del continente africano.

Es una película de acción pura, con apenas guión escrito, es decir, con poquísimos diálogos, lo que no obsta para que disponga de un discurso evidente por medio de un acertado montaje y unas escenas cuidadosamente preparadas, siendo de lamentar la imposibilidad de obtener una copia en dvd para gozar de la fotografía en Panavisión, Eastmancolor y Technicolor, fruto del excelente trabajo de H.A.R. Thompson , ya que sólo se puede encontrar en formato VHS y a unos precios que demuestran sin lugar a dudas ser objeto de coleccionistas cinéfilos empedernidos.

(La versión vista es una grabación de la tele de hace años, sin respetar el formato original, sacrilegio común, aunque recuerdo haberla disfrutado en pantalla grande, de las de verdad, en el cine de mi pueblo hace un montón de años. La pantalla, por suerte, todavía está ahí, funcionando.)

La trama que sustenta la película es simple: un cazador con pocos escrúpulos en busca de marfil se sirve de un Hombre cazador profesional en Africa, para llevar a cabo un safari con el objeto de matar cuantos más elefantes pueda; se encuentran c
on unos africanos y el cazador se niega a ofrecerles unos collares y baratijas como obsequio por transitar por sus tierras, pese a la insistente recomendación del Hombre, que ya les conoce de otras expediciones, despreciando y ofendiendo a los africanos. Una vez cazados los elefantes, el Hombre rechaza la proposición de su cliente de dedicarse, como medio más lucrativo, a la caza de africanos para venderlos como esclavos (estamos a finales del siglo XIX). De repente, caen sobre los expedicionarios los africanos antes insultados, que los apresan y los llevan a su poblado.

Allí los negros supervivientes son ejecutados someramente y los blancos dados a unas muertes horrorosas, excepto el Hombre, de quien el jefe de la tribu, sabiendo que les respeta, dice: "Veo en él a un León" "Que muera como un León"

Los africanos dan de beber al Hombre una pócima que ellos mismos han tomado; le desnudan por completo, dejándolo descalzo y, formando un grupo, le llevan a las afueras del poblado; lanzan una flecha y, señalando el lugar donde ha hincado la tierra, le dicen: "a partir de ahí, corre, hombre, corre"


El Hombre empieza a correr, desnudo y descalzo; cuando llega a la flecha, uno de los africanos parte en pos de él; cuando casi le alcanza, intenta desde unos metros atravesarle arrojándole a la espalda una lanza, pero yerra el tiro; el Hombre se detiene, toma la lanza y con ella atraviesa al perseguidor, ante los gritos del grupo que lo ve todo. Toma sus armas, sus zapatos, su odre y su sucinta vestimenta y, raudo, aún desnudo, sigue corriendo, mientras otro perseguidor parte para matarle. Cuando ambos desaparecen de la vista, todo el grupo, media docena más, inicia la mortal carrera de cacería humana.

Cornel Wilde tenía 51 años cuando hizo la película; con una muy buena forma física, realizó personalmente, sin doble alguno, todas las escenas; comió hierbas, insectos, serpientes, y su aspecto se va deteriorando conforme la cacería se desarrolla; parece ser que cayó enfermo, por causa del agotador rodaje, pero insistió en no detenerlo ya que su aspecto físico, fatigado, le convenía al personaje, que corre, tropieza, cae por un salto de agua, pasa hambre, sed y miedo.

Wilde no se detiene a mostrarnos una simple cacería humana; se trata, de inicio, de una oportunidad de honor para el perseguido y de una oportunidad de honor, también, para los perseguidores. Pronto, no obstante, éstos alimentarán deseo de venganza cuando el Hombre, en cada encontronazo con alguno de sus perseguidores, consigue arrebatarle la vida, salvando la propia. Es un juego de honor sangriento; una lucha por la supervivencia, cruel, insertada en el entorno de la jungla y la sabana donde se va desarrollando, con acertadas imágenes naturales donde, a modo de comparación, vemos escenas de depredadores de toda índole, entrecruzándose humanos y animales, persiguiendo ambos el mismo alimento.

Conforme se desarrolla la acción, vamos tomando conocimiento de las distintas personalidades de los perseguidores, sus temores, sus anhelos, su disciplina sangrienta, brutal; de hecho, desde el mismo momento en que la expedición ha sido capturada, apenas hay otros diálogos que frases sueltas en swahili, subtituladas, pues el Hombre no tiene con quien hablar y sus sentimientos de miedo, hambre, cansancio, los interpreta Cornel Wilde corpóreamente y con acciones tales como perseguir una simple lagartija, sin éxito, para poder comérsela, ante la desesperación del Hombre.

Cornel Wilde nos muestra pues no tan sólo una huida ante una persecución, sino que también, atendida la condición de extraño en el entorno del Hombre, aunque conocedor del territorio y sus trampas, no deja de ser una persona en un medio que no es el suyo natural, ofreciéndonos la posibilidad de considerar cuan desnudos, es decir, faltos de todo, nos hallamos cuando carecemos de los medios que consideramos habituales, como la comida, la bebida, el lugar de reposo seguro, la seguridad y el confort al que estamos acostumbrados como si por nacimiento tuviéramos derecho inaleniable a todo lo que nos rodea sin esfuerzo alguno.

El Hombre, desnudo, corre para salvarse de sus perseguidores, pero también debe esforzarse, luchar, para afrentar con éxito la total falta de medios que no halla en un entorno hostil; se nos indica claramente la debilidad del Hombre, civilizado, sin sus acostumbrados medios, cuando la niña que le ayuda, sobreviviente como él a un ataque inesperado de esclavistas, prefiere volver a "su lugar" antes que acompañarle en el regreso a la civilización; la niña pertenece al entorno; el Hombre debe luchar para adaptarse y sobrevivir en un medio extraño, hasta alcanzar, exhausto, el lugar del que partió cuando empieza la película, todavía con sus perseguidores a unos pasos detrás de él....

En poco más de la clásica hora y media, Wilde, aprovechando la adaptación de la anécdota americana a Africa, ha tenido tiempo para mostrarnos rituales de las tribus swahili y watussi, a modo de documental antropológico, nos ha mostrado cuan dura es la vida natural en la jungla y la sabana, con escenas reales de depredadores y presas cazadas -o no- y gracias a un montaje muy apropiado, con la ayuda de Roger Cherrill , ha imprimido un elevado ritmo a la acción, intenso pero no catatónico, huyendo de sustos y recursos fáciles (el videoclip aún no se había inventado), impregnando nuestro ánimo de una tensión que no desfallece hasta que la película acaba, manteniéndonos en vilo constante, espectadores anónimos de un verdadero maratón mortal de necesidad, en el que llegar a la meta no representa la victoria sino la supervivencia.

En definitiva, una pequeña joya, olvidada, casi desconocida, plato de gusto de viejos cinéfilos, sorpresa mayúscula para nuevos cinéfilos, imperdible.

Postdata primera: Ha sido tarea ardua hallar el trailer de The Naked Prey. Ahí lo dejo: espero que funcione. Ignórese la imagen que seguramente sale en su navegador preferido, nada oportuna. Que lo disfruten.

THE NAKED PREY (1966) TRAILER


Postdata segunda: La idea de hacer un comentario de esta enorme película me vino a la mente hace unos días, al ver un anuncio televisivo de un muy promocionado pase de la película Memorias de Africa -para mi, un fiasco- y, mira por donde, al buscar datos documentales (y el trailer), me topé con una serie de comentarios que aseguraban que La Presa desnuda había sido vista y repasada mil veces por Mel Gibson antes de elaborar su pseudo-epopéyica Apocalypto

Y como da la casualidad que dispongo del dvd de Apocalypto, he dedicado más de dos horas de mi tiempo a visionarla, atendido que coincide con los parámetros inciales de este comentario: es una película dirigida por un actor -aunque no aparece en ella, o por lo menos no lo he visto- y es una película también extraña, porque, aunque tiene bastante diálogo, debe verse subtitulada.

Realmente, ahí acaban las coincidencias, salvo que la última media hora de Apocalypto es una especie de remedo de La Presa Desnuda, con más medios, pero con menos inteligencia; con muchos más planos, estilo videoclip, con más ordenador, con algún que otro muñeco aparentando lamentablemente algún animal, y con una falta de lógica interna e histórica del relato que ha suscitado algún que otro comentario de gente experta en antropología denigrando la película. No me extraña. El conjunto, sin ser entendido en historia, resulta ridículo, y ése es un adjetivo peligroso para cualquier película.

Como muestra epopéyica y antropológica de los antiguos habitantes del Centro de América, más que pena, da grima.

(Lo de los colmillos insertados casi en los orificios nasales para gente que corre por la selva, es una gilipollez [perdón por la expresión] propia de cine palomitero.)

Como película de acción, es inanimada, en el sentido literal: le falta alma, le falta emoción; está bien rodada en las escenas, pero su ritmo interno deja mucho que desear.

Puede que sea una falta de empatía con Gibson como director: su aclamada Bravehart , que también dispongo (en dos cintas de vhs, ya que en una parece no caber), no me gustó absolutamente nada de nada en su primer visionado y me niego a revisarla.

Pero es que Apocalypto me ha parecido un choteo y de mal gusto.

Sólo me ha faltado comprobar cómo el ínclito Mel Gibson, acompañado de Farhad Safinia, coautor del guión, comentan la película en el dvd: juraría, por sus risas y choteos, que estaban demasiado animados para comentar una película desde un punto de vista profesional, que es lo que uno, que ha pagado el dvd, espera encontrar. Más que lamentable, causante de vergüenza ajena; inenarrable. Nunca he visto cosa semejante, y espero no volver a verlo nunca más.

El cine puede ser divertido, incluso muy divertido, pero, como decía Billy Wilder, hacer reír al espectador es una cosa muy, pero que muy seria.

Un suspenso sin posibilidad de recuperación.


3 comentaris :

  1. ostres Josep, doncs a mi, deixant de banda la fidelitat històrica que pugui tenir la pel·lícula, em sembla un dels millors films d'acció que he vist en temps, amb unes persecucions increïbles, sobretot la que s'inicia amb el joc de "corre conejo que te tiraré una piedrecita"!

    Salutacions

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  2. Suposo, Marchelo, que es questió de gustos.

    No obstant, procura veure La Presa Nua, que segur que et sorprendrà, sense tants aditaments tecnològics.

    Salutacions.

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  3. Hace unas cuantas semanas hablaban de esta en un blog que no recuerdo. Te digo lo mismo que dije allí. La conozco (leí sobre ella hace mucho), pero aún no la he visto (si la vi de crío, no la recuerdo en absoluto). El trailer de aquí no se ve, pero creo que en la entrada había otro, así que tranquilo.
    A mí Memorias de Africa sí me gusta. Apocalypto no la he visto y Braveheart tampoco (lo de Mel Gibson... eeeeh...otro día te cuento).
    A ver si pillo esta algún día.
    Curiosamente, a pesar de que en aquella entrada la valoraban también como peli de acción-aventuras, la exponían casi como un antecedente de películas tipo Holocausto Canibal y demás.
    Un saludito.

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