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dimecres, 12 de setembre del 2007

DE NORMAL A INFINITESIMAL

La compañía Universal International Pictures había tenido, en los años cincuenta del siglo pasado, algún que otro éxito comercial con películas de Serie B y contenido fantástico, muy al uso de la época, cuando la sesión doble albergaba sonados estrenos con estrellas rutilantes y producciones más modestas de presupuesto.

Con el objetivo claro de proseguir tan rentable iniciativa, en 1956 encargó a uno de sus directores de plantilla, Jack Arnold que se cuidara de llevar a la pantalla una novela de Richard Matheson.

Éste había firmado la cesión de derechos de su novela con la condición de adaptarla por sí mismo a guión cinematográfico, siendo la primera ocasión en que ejerció de guionista de cine, carrera que ha continuado con bastante éxito.


De la colaboración de ambos nació una pequeña joya del género de ciencia ficción, presentada en 1957, titulada El Increible Hombre Menguante (The Increbible Shrinking Man 1957)

Todo se inicia cuando un joven matrimonio formado por Scott Carey (Grant Williams ) y su esposa Louise ( Randy Stuart ) están en el mar, a bordo de una lancha, de vacaciones, y una nube extraña se dirige hacia ellos, alcanzando de pleno a Scott mientras Louise está dentro de la embarcación buscando una cerveza.


Al cabo de seis meses, Scott comprueba que está perdiendo peso y también le parece que ha disminuído de talla,pasando de medir 185 cms. a 180 cms. Acude al médico y no le halla nada raro, gozando de buena salud. No obstante, la ropa le sigue viniendo cada día más holgada, descubriendo que, de forma paulatina e inexorable, va menguando.

Realizadas unas pruebas por especialistas, parece que ha sido afectado por una radiación que llevaba la nube, añadido a un incidente con un camión fumigador.

Día a día, va disminuyendo su tamaño, hasta que, aplicado un remedio, parece detenerse en su progresión con una altura de 120 cms.


En la primera media hora de la película, breve, pues apenas alcanza los 80 minutos, se nos ha mostrado el cambio imparable en el físico de Scott, pero, lejos de reducirse la temática a esa corporeidad, incide la trama en el cambio gradual que sufre el carácter del protagonista, pasando de publicitario amante de su esposa a ser atemorizado por lo que le pasa y cada vez más huraño, como consecuencia, mostrándose tiránico con su esposa, que padece por partida doble el cambio físico de su esposo y el de su trato para con ella.


Él sale una noche de su casa y entabla relación con una mujer enana, Clarice ( April Kent ), que trabaja en un circo, quien le hace ver que en el mundo hay sitio para todos, naciendo un nuevo optimismo en Scott, que prosigue la redacción de un libro contando sus vivencias.

Sin embargo, pasadas unas semanas, percibe que ya es incluso más pequeño que su amiga y la abandona corriendo.


Mediante una elipsis, comprobamos cómo el tamaño de Scott ha disminuido tanto que se halla viviendo dentro de una casa de muñecas situada en la sala de estar de su casa; su actitud con su esposa es cada vez más áspera; ella sale a comprar, momento en que el gato de la familia aprovecha para entrar, causando un giro total en la historia, al tratar el gato de cazar a su dueño...



Scott, que se ha visto precipitado al fondo del sótano de su casa, ha conseguido escapar del gato, pero su esposa, que halla un girón de sus ropas, sangriento, viendo al gato relamerse, cree que su marido ha sido devorado por el felino.

Se inicia entonces la parte más fantástica de la película, con un contenido claramente filosófico: la conversión de lo que entendemos como nuestro mundo natural en una suerte de obstáculos más que peligrosos, mortales, para el hombre menguante, que debe ingeniárselas para sobrevivir en un escenario asombroso, convertido lo cotidiano en fantástico, lo útil en obstáculo, lo diminuto en gigantesco.

Y se produce una nueva transformación en el carácter de Scott, que deja atrás sus preocupaciones de perder tamaño en comparación con los "normales", su pérdida de empleo, su diferencia con su esposa: ahora es consciente que su única lucha es la de sobrevivir, aceptando su condición, cuando semanas antes pensaba en el suicidio como solución a sus problemas.

Arnold nos ofrece un recital de imágenes trucadas, con unos efectos especiales fruto del ingenio, con escaso presupuesto pero mucha inteligencia, que todavía hoy, después de cincuenta años, asombran por su eficacia, al servicio de las brillantes ideas de Matheson.

El protagonista debe luchar contra una araña, enorme para él, asumiendo su condición de cazador convertido en presa, con el apremio de actuar antes que su tamaño, que sigue menguando, le haga imposible por completo triunfar en la desigual lucha. Debe olvidarse de todo y aplicar su destreza de humano para vencer.

Finalmente, su diminuto tamaño le permite salir del sótano, comprobando cómo su condición humana no se ha visto alterada, aunque la proporción sea distinta: pero sigue viendo la luna lejos y las estrellas inalcanzables. Entiende que, a pesar del extraordinario cambio sufrido por su cuerpo, su esencia sigue intacta, hallando su alma la paz al asumir su realidad.

Es pues esta película una muestra más de las posibilidades que el cine otorga a los que poseen una idea y saben cómo presentarla, aunque sus medios materiales sean escasos; con una dirección muy apropiada y unos efectos simples pero muy eficaces, basada en un guión excelente, nos lleva primero a constatar la causa y el efecto deprimente y después, con un ritmo trepidante y angustioso, nos muestra cómo, a través de la necesidad y el esfuerzo, el protagonista alcanza la fuerza anímica que le reconforta, tranquiliza y reconcilia consigo mismo. Mucho antes de 2001,Odisea en el Espacio y Blade Runner, encontramos en una sencilla producción de Serie B un aliento metafísico y filosófico que la convierten en imperdible para el cinéfilo aficionado a la ciencia ficción.

Otrosí: del buen hacer de Richard Matheson como guionista dan fe: su intervención en Duel 1971, ópera prima de Spielberg; su guión de su novela Soy Leyenda (I Am Legend) en la película El Ultimo Hombre de la Tierra (The Last Man on Earth 1964), protagonizada por el gran Vincent Price, que ha sufrido un "remake" I Am Legend protagonizado por Will Smith (quemiedomedááá) que se estrenará en diciembre próximo, y, ¡sorpresa! también está en fase de producción un "remake" de el Increíble Hombre Menguante....



8 comentaris :

  1. ¡Magnífico blog!. Me apresuro a anotar esta curiosa película que desconocía y por la que ahora siento una enorme curiosidad (mucho más tras haber leído recientemente "Los viajes de Gulliver" de Swift.)

    Un saludo

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  2. Bienvenida, Donna.

    Y muchas gracias por tu visita y por tu elogio: tu blog me ha gustado mucho, al punto que me he permitido poner un enlace.

    Celebro que mi comentario de esta película haya despertado tu curiosidad por verla. Seguro que no te defraudará.

    Saludos.

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  3. Gracias también por tu comentario en el mío. Será un placer leerte a partir de ahora. Ya comentaré algo cuando vea la película.

    Un saludo angelical

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  4. Recuerdo, compa Josep, que ví esta película hace ya algunos años, en un pase televisivo, y, como a tí, me pareció enormemente sorprendente, además de constatar que las referencias previas que tenía (algo había leído sobre ella) se quedaban bastante cortas en el reconocimiento de sus méritos, que tú sí que glosas muy acertadamente (además de con un brillante texto en lo formal, todo hay que decirlo). Gracias por compartirlo con tus lectores, y enhorabuena...

    Un abrazo (un placer estar de vuelta; a ver si me voy poniendo al día poquito a poco...).

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  5. ¡Hombre, amigo Manuel!
    ¡Bien revenido! :-)
    Espero que tus vacaciones hayan sido fructíferas, cinéfilamente hablando...
    Ya te echaba de menos por aquí..:-)

    Pues fíjate, esa peli la tenía en mente hace tiempo, ya que había leído sobre ella, y la pillé en el típico contenedor de rebajas: a veces, entre el estiércol, reluce un diamante.

    Un abrazo.

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  6. Por lo visto ese remake en fase de producción se quedó ahí.
    ¿Sabes dónde vi esta peli por primera vez?
    En aquel ciclo que puso Ibáñez Serrador de Mis terrores favoritos.
    Siempre me han dado mucho miedo las pelis de miedo, así que las evitaba... Y más si era niño (la edad con la que la vi).
    Pero claro, empezó, y no parecía de miedo... era algo tan raro.
    Guardo un recuerdo imborrable de aquel primer visionado. Aventuras, filosofía...Lo que comentas en la entrada, vamos. Luego la volví a ver pasados los años. Lo que dices. Una pequeña (sin ironía)joya.
    PD: a bordo.

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  7. Pues fue una suerte que lo dejaran, David; hay piezas que no deberían rehacerse, ni siquier con la excusa de mejorar los efectos especiales: además, en ésta, son notables y muy buenos y seguro que le meterían más acción de la conveniente.

    Lo de las películas de miedo puedo entenderlo perfectamente, porque me ocurre igual; pero claro, dan miedo porque son de miedo... ;-)

    Un abrazo.

    p.d.: lo que ha costado separarlas, después de tanto tiempo: se habían tomado cariño...

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  8. Ja,ja,ja... Qué graciosillo estás hoy.

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