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divendres, 20 de març del 2009

ESD 11 Four O'Clock





Cuando inicié, hace unos meses, esta sección de Escenas Sin Diálogos, destinada a recordar momentos puramente visuales que cuentan unas emociones sin el concurso de palabras - o en cualquier caso, con las menos posibles - no aquilaté la dificultad de la iniciativa, ya que, pendiendo de un hilo, está siempre la oportunidad de hallar en la red el vídeo adecuado.

Tampoco pensé que algún día acabaría apareciendo en la sección algún fragmento de una obra destinada desde un principio para la televisión.

Son muchas y variadas las voces que se alzan en la bloguería defendiendo a capa y espada que en la televisión actual se encuentran tesoros que no hallamos en la gran pantalla tan a menudo como quisiéramos.

En ocasiones, olvidamos que la televisión hace años ya que demostró su capacidad de ofrecer productos dignos; seguramente porque, perteneciendo a la memoria colectiva, se dan por supuesto en su existencia, del mismo modo que, para algunos, desde siempre ha existido internet. Pero no.

Uno de los más grandes genios cinematográficos nunca tuvo reparo alguno en trabajar para la televisión: bien sea por llenar el bolsillo, bien por experimentar con libertad, Alfred Hitchcock nos dejó gran cantidad de pequeñas piezas televisivas, pequeñas sólo en su formato, que hicieron las delicias de los espectadores de mediados del siglo pasado y que, bien miradas, algunas incluso podrían estrenarse en los cines actuales sin merma de interés, por su desconocimiento del público actual.

Viene toda la parrafada a cuento como introducción a una escena que me ha parecido encaja a la perfección en la sección.


Sin embargo, debo hacer dos advertencias:

1ª.- Que en la escena hay una voz en off totalmente innecesaria, seguramente insertada por orden de los productores televisivos, incapaces de respetar la inteligencia de los televidentes: con verla sin sonido, asunto zanjado. (Estoy seguro que así lo hubiera preferido Hitchcock)


2ª.- Que la escena es la que cierra un episodio televisivo que en 1957 inauguró una serie de la NBC, por lo que constituye un "spoiler" en toda regla.

Esto carece de importancia si uno no pretende ver el episodio entero, pero puede fastidiar a quien, entendiendo más o menos el inglés, quiera verlo, porque voy a insertar las partes que he hallado en youtube.


El episodio se titula Four O'Clock aunque de forma sorprendente en el video aparece titulado como "Pris au Piège" y puedo contar una sinopsis sin desvelar nada: Paul (E.G. Marshall) es un relojero celoso de su mujer que, como venganza contra ella y su ¿amante? prepara una bomba de relojería que explotará a las cuatro en punto....

El episodio televisivo dirigido por Hitchcock dura aproximadamente una hora.

Dado que hoy (si nada falla) es viernes, el lector puede decidir si a lo largo del fin de semana dispone de tiempo para verlo entero o si va directamente a la escena que corresponde a esta sección, que es la incluida en la última parte.

Ustedes deciden...


Four O'Clock, de Alfred Hitchcock:

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Parte 1 de 6
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Parte 2 de 6 ver/ocultar


Parte 3 de 6 ver/ocultar


Parte 4 de 6 ver/ocultar


Parte 5 de 6 ver/ocultar


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Parte 6 de 6, cuyo inicio ha originado este comentario:


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Espero que les haya gustado.....

8 comentaris :

  1. Entero, enterito, of course. Magnífica serie, sí señor. Cuando se utiliza la misma palabra, serie, para referirse a esto y a "Hospital central" por citar uno de esos culebrones en los que los focos de los estudios se reflejan continuamente en el careto de los "intérpretes", me da pampurrias...
    Aquellos eran otros tiempos, otros genios, y una cantera casi inagotable de buenos profesionales y directores como Lumet, Mulligan y tantos otros.
    Excelente recuperación.
    Saludos.

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  2. Sabía positivamente que la historia me sonaba. Estaba seguro de que la había visto, y obviamente conocía el final, pero no lograba acordarme si existía otra película con ese mismo argumento. Cuando al final se relacionan los títulos de crédito caí en la cuenta por fin de que lo que recordaba era el relato en sí. Lo había leído. El autor, Cornell Woolrich es un fenomenal escritor, que por cierto utilizó Hitchcock nuevamente en "La Ventana Indiscreta" , Truffaut en "La novia vestía de negro" y "La Sirena del Missisipi", Robert Siodmak en "The Phamton Lady" y Jean Delannoy en Obsesión...entre muchos otros.
    Te recomiendo, si no lo conoces, leerlo. Sus relatos tienen el mismo gancho qaue las pelis de Hitchcock.
    En otro orden de cosas he tenido que volver a usar el Tubo para ver todos los episodios de Four O'clock. Pero creo que eso ocurre en este ordenador portatil que estoy usando ahora. Sí, va a ser eso, porque en mi ordenador propio no me ocurre. Sí, definitivamente es eso.
    Un abrazote y pásate un buen fin de semana. Creo que veré la peli "The Visitor"

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  3. Recuerdo perfectamente el episodio. De hecho, creo que fue a partir de estos capítulos, cuando en mi tierna adolescencia descubrí al genio. Qué maestría.

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  4. Soy de las que opinan que las series de la televisión norteamericana actual es de una calidad impresionante, a años luz de las nuestras, pero es que Hitchcock son palabras mayores, con sólo un decorado y un personaje sabe perfectamente crear la tensión necesaria, in crescendo. De sus episodios recuerdo el de Cordero al matadero, que influyó en ¿Qué he hecho yo para merecer esto?, y el que se homenajeaba en Four rooms.

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  5. No sé porqué, 39escalones, pero ya me suponía que te ibas a decantar por verlo entero... :-)

    Comprendo tu enojo por la excesiva "democratización" del término "serie", pero es lo que hay.... por desgracia.

    Desde luego, en aquella época la TV fue una escuela de prácticas para muy buenos profesionales que luego tuvieron y aprovecharon sus oportunidades en el cine, sí...

    Saludos.

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  6. Conozco alguna pieza corta de Woolrich, Antonio, recopilada en una antología de cuentos de intriga norteamericanos, si no recuerdo mal.

    Lo de los videos, supongo que será por la falta del añadido de flash player o quizás la versión de java que tengas instalada...

    Un abrazo.

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  7. Ya veo, Raúl, que tu cinefilia galopante se forjó cuando TVE todavía tenía algún que otro programa en su parrilla con interés para los cinéfilos.

    Ese y varios telefilmes de Hitchcock se pudieron disfrutar entonces.

    La maestría del Sir reluce allí donde pone su ojo cinematográfico, genial.

    Saludos.

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  8. Cierto, Alicia, cierto: hay una diferencia abismal entre la televisión -usualmente emisiones por cable- estadounidense y lo que se nos ofrece en nuestros aparatos.

    Y cierto también que, aun así, concitar a Hitchcock es ponerse a jugar en otra galaxia: en este episodio, como apuntas, con un decorado y un actor amordazado, crea tensión de forma admirable: una nueva lección de cinematografía, demostrando que el talento no depende ni del medio ni de los medios...

    Saludos.

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