Carregant el Bloc...

dilluns, 20 d’abril del 2009

Títeres descabezados




En el estado actual de la cinematografía las técnicas tienen una importancia excesiva; técnicas de todo tipo, empezando por la que parece principal: la mercadotecnia, el mal llamado arte de vender, más bien de colocar un producto muy por encima de sus calidades intrínsecas, otorgándole mediante prácticas publicitarias, un lugar inmerecido en lo que podríamos denominar escalafón cinéfilo.


Antes lo llamaban charlatanería, indicando por las malas la falta de confianza en la veracidad de las rimbombantes afirmaciones alabando la bondad de un producto que, a la postre, resultaba un saldo de escaso valor.

Hay también otras técnicas que, como la gracia de vender, rinden en ocasiones mal tributo a su definición original y que en lugar de coadyuvar a la perfección sintética de una película, acaban por erigirse en protagonistas, cuando su papel nunca debe ser tal.

El señor Frank Miller ha conocido las mieles de la fama gracias a sus tebeos o historias gráficas que han alcanzado gran renombre entre los aficionados al género. Ha intervenido también como guionista en varios productos al uso y tuvo la fortuna que los amiguetes Robert Rodriguez y Quentin Tarantino, admiradores de su obra gráfica, le permitieran en 2005 aparecer en los títulos de crédito de Sin City como co-director de la misma.

El año siguiente, la exacerbante
300, gozó también de gran repercusión, y seguramente el Sr. Miller se creyó que había dado con la piedra filosofal. Y no.

Si el Sr. Miller hubiera nacido en España, seguramente conocería el proverbio que dice: "Zapatero, a tus zapatos".

Pero como nació en Maryland, ignora tan buen consejo.

Y dejando de lado cualquier medida de prudencia y humildad, creyó que, ya que sabía escribir y dibujar tebeos, también podía dirigir una película.
Por un motivo que se me escapa, decidió estrenarse como director adaptando al cine un clásico de los tebeos, un personaje fruto de la mente y talento de Will Eisner (que debe estar removiéndose en su todavía caliente tumba) y a tal fin, decidió que él era la persona indicada para trasladar The Spirit a la pantalla grande.

Alumno aventajado de los amiguitos Rodríguez-Tarantino, a buen seguro que Miller tomó debida nota de todo lo que aquel par idearon y llevaron a cabo en Sin City: todos los trucajes infográficos, pantallas verdes, luces negras,ordenadores, etcétera, fueron minuciosamente apuntados en la libreta roja de Miller para luego, poseedor de los más recónditos secretos de la técnica, librarse de esos tipos que entiende de cine y dirigir él mismo el cotarro: mandar, mandar a todos lo que tienen que hacer, es muy fácil.

Sobre todo, cuando tienes las ideas claras.


Lo malo es que las ideas de Miller carecen de fundamento cinematográfico.

Resulta curioso comprobar, gracias al pastiche conseguido por Miller, que no es cierto el rumor extendido en la cinefilia, según el cual poseer un extraordinario storyboard facilita mucho el rodaje. Esa idea mítica acaba en mera leyenda urbana, tan descabellada como la fauna subterránea de Nueva York, poblada por cocodrilos albinos, según sus adeptos.


Claro que la idea a los cinéfilos nunca nos ha parecido descabellada, porque siempre pensamos en Hitchcock y sus famosos storyboard, olvidando que, cuando empezaba a rodar, los dejaba a un lado y, como mucho, se los mostraba a sus ayudantes para que entendieran lo que el Maestro tenía en su cabeza bien ordenado desde hacía semanas.


Reconozco que yo mismo, en mi adolescencia ávida de tebeos y ya envenenado por el cine, siempre pensé que los dibujantes de historias gráficas eran lo más parecido a un cineasta.

Pero no. Resulta que no es así. Craso error.


Que lo cometa este comentarista, carece de importancia, pues, simple espectador -sufrido espectador demasiada veces, ya-, el fallo no importuna a nadie.

El error de Miller, visto el resultado, ha sido clamoroso, esperpéntico, infame, indigno de la idea que pretendía servir, convirtiendo la historieta gráfica en una colección de títeres descabezados, risibles en sus caracteres, rodeados por anacronismos ridículos a cual más.

Es una pena que la por otra parte espléndida voz de
Gabriel Macht (quizás rebajada de tono digitalmente) acabe por resultar odiosa a causa del pésimo uso de la técnica de "voz en off" que lastra miserablemente toda la película, acabando por desear el espectador que alguien le amordace, ya que está visto que a tiros no hay quien le haga callar.

Las irrisorias líneas de diálogo que
Samuel L. Jackson tiene como el patético Octopus, villano de pega, dan escalofríos al recordar los muchos personajes que han recibido espaldarazo gracias a Samuel, vendido para la ocasión por un plato de lentejas: Samuel, nene: ¿de veras te hace tanta falta el dinero?

La trama es inverosímil y falsa, con una invención relativa a "la capa de Jasón" que es el atribulado nombre que se le da al Vellocino de Oro, reinventando la mitología griega, seguramente buscando una pátina de clasicismo erudito que acaba por poner de los nervios a cualquiera que haya leído un poco antes de asistir a la proyección del engendro. Si incluso se permiten un chiste estúpido relativo a la forma de nombrar al héroe de héroes, Hércules o Heracles, acepciones válidas ambas, dependiendo del idioma, todo lo cual viene a demostrar la certeza de otra leyenda urbana (de raíz europea) cual es la absoluta ignorancia estadounidense popular, cuestión dudosa, por descontado.


Pero no hay duda que el guión de esta infame película va dirigido al espectador más ignorante, ávido de sensaciones epatantes fruto de la idiotización hipnótica pendiente de la última técnica infográfica, ausente el talento y el aliento de unos personajes que, nunca como hasta ahora, quedan reducidos a meros clichés unidimensionales.


Haber leído que "nuestra" Paz Vega finalmente consigue la fama hollywoodiense gracias a su intervención en The Spirit (Magazine Extra de Navidad de La Vanguardia, 14/12/2008), donde se codea con estrellas como Eva Mendes y Scarlett Johansson es una sinécdoque tergiversadora de la realidad, porque el petardo es digno de una traca húmeda.

El uso que Miller hace de la técnica digital es de aprendiz de primer año; las secuencias son reiterativas, aburridas, sin ton ni son; los efectos que deslumbraron en Sin City ya no impresionan a nadie, lógicamente, porque carecen de motivación.

Y los elementos del atrezzo no contribuyen precisamente a mejorar la situación, ya que vemos al héroe trasladarse dando saltos y tumbos por los tejados, en una época en la que ya existen automóviles -aunque modelos antiguos- dando como resultado que llega tarde. Existe una amalgama de anacronismos en el atrezzo que produce desorbitamientos oculares, incrédulo el espectador al ver en acción armas modernísimas con coches antiguos y ¡un avión perteneciente a los años 30 del siglo pasado! con modernísimos helicópteros provistos de misiles.

Una locura sin sentido. Miller ni siquiera es capaz de mantener una lógica interna en el relato que se le va de las manos constantemente.
Si la nula capacidad como director cinematográfico de Miller resulta evidente, ya clama al cielo su ignorancia más supina en lo que hace a los actores que, pobrecitos, no hacen más que muecas de aficionado de tres al cuarto, probablemente incapaces de entender lo que se espera de ellos.

Leer que Miller pretendía con The Spirit rendir sentido homenaje a Will Eisner, resulta chusco, por no decir insultante. Habrá pagado muy bien sus buenos derechos, porque sino no entiendo cómo los herederos de Eisner no se han querellado por la atrocidad.


Sólo de pensar que se nos amenaza con dos secuelas de Sin City dirigidas por el propio Miller, ya se me ponen los pelos de punta.


Trailer:





26 comentaris :

  1. Suscribo la crítica totalmente. Mucha pirotecnia, mucho ruido, mucho efecto digital (innecesario, utilizado como fin y no como medio), y pocas nueces. Otra estafa destinada a esos que se hacen p... mentales en cuanto ven algo animado por ordenador. Si este es el futuro del cine, apañados vamos.
    Saludos.

    ResponElimina
  2. Esperemos que ése no sea el futuro, 39escalones, sino una moda pasajera que acabe con el hartazgo del público, aunque dudo que sea pronto, porque el nivel de exigencia del espectador medio está con el listón muy bajo últimamente. Aun así, The Spirit sobresale por lo mala que llega a ser y creo que sus recaudaciones no han sido como para tirar cohetes...
    Saludos.

    ResponElimina
  3. Uf!...Vale, de acuerdo que no he visto "The Spirit" y te concedo que pueda ser un bodrio. También te digo que de "300" solo he podido resistir veinte minutos....¡valeeee!, pero del Sr. Frank Miller no hay que hablar tan a la ligera. El tebeo o el cómic suele juzgarse como subproducto al que en el mejor de los casos se le suele aceptar como arte menor. A los artistas que se dedican a esta expresión no se les "respeta" tanto como a un pintor, director de cine, o músico. Si encima uno, como Frank Miller, da marcha a obras de su propia pluma, todos los cinéfilos no ponemos en garra para despellejarlo.
    Creo sinceramente que todo experimento en el mundo del arte debe ser respetado. ¿No hubo quien puso el grito en el cielo cuando el advenimiento del cine hablado?¿y aquellos que se rasgaban las vestiduras con las pelis en color, a las que tachaban de espectáculo sin arte?...Los efectos especiales por ordenador es algo con lo que el cine va a tener que convivir y eso es algo evidente. Para muestra ahí tenemos las maravillosas producciones de Pixar.
    En fin, para no liarme y poner las cosas en su sitio, creo que no debemos de ser tan duros con algunos directores que quieren hacer espectáculo y no les sale todo lo bien que quisieran.
    Un abrazote

    ResponElimina
  4. Vayamos por partes, Antonio:

    Por lo que cuentas, me temo que tampoco te va a gustar The Spirit, con lo que a la película se refiere es tema cerrado.

    Respecto a los tebeos y al Sr. Miller, hay que separar, forzosamente, ambos conceptos.

    Yo no he dicho en mi comentario (aunque pueda pensarlo) que el género del tebeo, historieta gráfica o cómic, sea un género menor en comparación con otras artes, incluido, por supuesto, el Cine.

    Y no lo he dicho, aunque lo pienso, porque el comentario se ciñe, única y exclusivamente, a la película, vehículo cinematográfico (en teoría) destinado a representar lo creado por Eisner.

    Por otra parte, clamas contra quienes se escandalicen por el uso de las modernas técnicas infográficas, trayendo a colación ejemplos un tanto lejanos como el advenimiento del sonoro o el cine en color: no es el caso, ya que, como sin duda habrás leído, menciono la muy superior Sin City, adaptación de una historieta del propio Miller.

    Aun así, permíteme insisitir que, para mí, lo importante no es la forma, sino el fondo. La forma debe ser bella o por lo menos adecuada, pero siempre en función del fondo.

    Sacar a colación a Pixar para defender el engendro perpetrado por Miller es un error que pagarías muy caro si, confiando en los óptimos resultados obtenidos por la factoría de animación, albergaras semejantes esperanzas en Miller. No lo hagas.

    El principal problema de Miller lo he resumido con el famoso proverbio, pero te lo repito de otro modo: Miller no tiene, al momento, ni idea de cine.

    Podrás ser un excelente historietista, pero nada más. Ni nada menos, si te apetece, pero "y punto".

    Si el Sr. Miller se ha creído que es una especie de artista renacentista como Leonardo o Miguel Angel, capaces de pintar y esculpir a la perfección, será que no ha tomado su dosis de humildad.

    Seguramente la causa del estropicio proviene del engreimiento de Miller, que se ha creído que, con asistir al rodaje de Sin City, ya había aprendido bastante.

    Y no: la película tiene efectos especiales que aburren a los cinco minutos y su caligrafía cinematográfica es paupérrima.

    Y no lo digo a la ligera: cuando hago una crítica de una mala película (como esta) no siento la menor compasión por el director, al fin y al cabo responsable directo del resultado; habrás leído mis alabanzas en diversas "ópera prima" cuando el resultado es convincente; pero cuando la cagan, Antonio, la cagan. Y no tiene otro nombre ni excusa.

    Cuando un -supuesto- director pretende dar espectáculo y no lo consigue, en muchas ocasiones, y la presente es un ejemplo diáfano, es porque se ha creído con unas capacidades que no tiene.

    A los engreídos hay que darles palos sin contemplaciones.

    Que se vaya el Sr. Miller a su casa a seguir haciendo historietas, o que se ponga las pilas y busque quien le ayude en sus secuelas, o la cosa puede acabar en bancarrota.

    Claro que también podría ir a una academia para aprender el oficio, por lo menos.

    Ahora solo falta que veas la película y me salgas con que te ha encantado, para agarrar el primer avión y ponerme a discutir contigo debajo de una palmera y con una botella de ron por en medio... :-)

    Un abrazo.

    ResponElimina
  5. Vi "Sin City" y tenía su momento "Oh!", pero mucho aburrimiento también. Al comic lo que es del comic. Por lo demás, en este internet de nuestros pecados, si quieres ver chicos ligeros de ropa hay lugares mejores que "300" o "The spirit".

    ResponElimina
  6. Totalmente de acuerdo contigo Josep y como dijeron en un comentario anterior, esta película tiene demasiadas cosas.

    Se puede decir que está sobrecargado de efectos, y en una manera que no la hace atractiva sino que todo lo contrario.

    Espero que tampoco este sea el futuro del cine, pero también creo que todavía quedan directores con buen gusto y cada tanto saldrán películas decentes.

    Un saludo Josep

    ResponElimina
  7. A mí Sin City me entretuvo bastante, Allau, y me pareció un buen experimento técnico acompañado de buenos elementos humanos: los actores eficaces, muy en su papel, especialmente Willis y Rourke, y las chicas espléndidas... :-)

    Lo malo de la técnica es cuando como en The Spirit, queda como único reclamo...

    Saludos.

    ResponElimina
  8. Cierto, Diego: una sobrecarga de efectos que acaba cansando.
    Lo malo de la técnica es que la puede usar -mal- cualquiera y luego queda en nada.
    Yo también espero que el público en general acabe aburriéndose y se produzca un filtraje, porque de lo contrario habrá un declive imparable.

    Saludos.

    ResponElimina
  9. Creo que no he visto ninguna de las películas a las que aludes, Josep, pero debo decir que, cuando veo una película, cualquiera, agradezco que no tenga efectos especiales, o los mínimos, y que se ciña a algo que me pueda creer o, que en su metáfora o cienciaficción albergue lo creible o aplicable a lo que fue, es, pudo o puede ser.
    Por lo demás, poco puedo añadir por desconocimiento y falta de información.

    Un abrazo, amigo.

    P.D.: ya conseguí lo que deseaba en el tema de los vídeos gracias a tí y a JMiur :).

    ResponElimina
  10. Alberto Q.
    www.lacoctelera.com/traslaspuertas

    Muy mala. Mala de solemnidad. Un bodrio...

    SIN CITY parece una obra maestra a su lado. Creo que Frank Miller ha destrozado un personaje clave del mundo del comic. Una pena.

    Saludos!!!

    ResponElimina
  11. Entre el artículo y la respuesta que le das a otro de los comentaristas, no me queda nada sobre lo que disentir contigo. Nada.

    ResponElimina
  12. A pesar, claro, de que esta película ni la he visto, ni jamás se me hubiera ocurrido verla.

    ResponElimina
  13. La tengo b*j*da (alimañas de la SGA€ alejaos de mí) y me temo lo peor. Comento después del visionado.

    Por cierto, hello again!

    ResponElimina
  14. Desde luego, Susy, no gustando de los efectos especiales, mejor ignorar las que se mencionan; mensaje, en ellas, casi que ninguno: puro espectáculo visual una y debacle generalizado la que motiva el comentario.

    Me alegro que consiguieras lo que pretendías: espero verlo pronto.

    Un abrazo.

    ResponElimina
  15. Ya recuerdo haber leído tu reseña, Alberto y puedo decir que, pese a tu advertencia, se me puede aplicar aquello de "la curiosidad mató al gato"... :-)

    Sí que es una pena y un desperdicio, sí...

    Saludos.

    ResponElimina
  16. Me alegra que coincidamos, Raúl, en los motivos de mi alegato. yo tampoco hubiera dado un paso por verla, pero me la pusieron tan cerca, que mi curiosidad pudo más que mi prudencia: y es bueno sacar la bilis... :-)

    Saludos.

    ResponElimina
  17. Ben retrobat, Joan!

    Tus temores, me temo (valga la rebuznancia) son fundados: aun así, espero tu opinión después de la experiencia, que confío no sea demasiado traumática... :-)

    Saludos.

    ResponElimina
  18. No la he visto (sólo los cinco primeros minutos, que ya de por sí son un bodrio de consideración), pero me apetece cada vez más, para poder desgajarla a gusto en mi sección "Ed Wood". Frank Miller ha sido un referente del cómic que pasará a la historia sin duda ninguna, pero el cine y el cómic, y lo digo por enésima vez, son formas de arte distintos, con códigos distintos, y no se pueden entremezclar alegremente, porque si no te sale "Watchmen".

    Y lo de Sam L. Jackson es de traca, de verdad. Empieza a parecer el Nicolas Cage negro: tiene el mismo olfato para elegir proyectos.

    ResponElimina
  19. Pues debo avisarte, Marcbranches, que lo que hs visto es casi lo mejor: me la tragué entera porque uno tiene espíritu de sacrificio y porque me apetecía soltar luego la parrafada, ya que la cosa lo merece, ya lo verás...

    Bien hallado lo del Samuelito: debe ser un virus que anda por jolivud.... :-)

    Saludos,

    ResponElimina
  20. Querido josep, he vuelto ! jaja , veo que me falta por leer muchas nuevas entradas ! En cuanto a la pelicula, un embole total, la corte porque ni siquiera se dejaba ver, salvo eva mendez :P, creo que la frase que comentaron mas arriba "mucho ruido y pocas nueces la define perfectamente"

    Mantis.

    ResponElimina
  21. Bienhallado, Mantis: pasa, pasa y mira lo que quieras...

    Lo malo, en ésta, es que para ver a Eva tienes que tragarte todo... ;-)

    Saludos.

    ResponElimina
  22. A mí Spirit me pareció una película malísima. Y aún así la quise salvar después de verla por el "afecto" que le debo al autor, pero no era posible. Todo lo que apuntas y más que podría apuntar sería poco.Fui a verla al cine con mi hijo (eso no ha vuelto a ocurrir) mientras mi mujer se fue a ver la de Bolt. Esa la vi al día siguiente y casi me pareció una obra maestra. Dicho lo cual...
    En tu respuesta a Anro:
    Yo no he dicho en mi comentario (aunque pueda pensarlo) que el género del tebeo, historieta gráfica o cómic, sea un género menor en comparación con otras artes, incluido, por supuesto, el Cine.
    No es el género del tebeo. Es el "medio" del tebeo, historieta gráfica o cómic... De la misma forma que no es el género del cine (que engloba a muchos otros) sino el medio cinematográfico.

    Y no lo he dicho, aunque lo pienso... Piiiiiiii
    Mal hecho. No deberías pensarlo. Juzga las obras según lo que te den en cada medio. Coincido contigo en que esta película es mala, pero te puedo asegurar que Frank Miller tiene una serie de obras en cómic-tebeo (llámalo como quieras, pero "en el medio") que tienen más calidad que muchas películas infumables (y no hablo de la suya).
    La música no es un arte más válido que el dibujo, la escultura, el teatro, el cine o el cómic. No pongo a ninguno por encima de otro (aunque el cine puede englobar a muchos de estos (je,je))

    ResponElimina
  23. Quería decir que Bolt me pareció una obra maestra en comparación, claro. No es ninguna maravilla, aclaro.

    ResponElimina
  24. Ese es un tema peliagudo, David, en el que no vamos a concordar mucho, porque para mí el tebeo, la historieta gráfica o el comic, si quieres, es un arte menor, porque no alcanza la belleza del cine ni de la literatura en toda su complejidad y esplendor, pero esa es una sensación u opinión mía que va muy contra corriente y que requiere un texto más prolijo al que le voy dando vueltas de vez en cuando, porque no se trata únicamente de esto: creo que hay cierta confusión que tiende a la mezcolanza revolviendo las aguas culturales para ganancia de algunos pescadores.

    Y no quiero polemizar tan seriamente entre otras cosas porque carezco de la preparación necesaria para ello, pero aun así, mi opinión, como cualquier otra, vale como expresión de un gusto.

    Así que, de momento, quede como está el tema de los tebeos, historietas gráficas o como quieran llmarlos.

    Saludos.

    ResponElimina
  25. Disiento, Josep. Y no sabes cuánto... Y por mucho que trabajes en un post tratando de convencerme de tus ideas, no lo vas a conseguir. No es tan contracorriente, es como piensa mi padre también. Tiene dibujos, es más sencillo y "simple" que la literatura. Es para críos. Y no es eso, claro.
    Arte menor es el de todas esas películas malas (y tebeos malos) que tenemos que soportar. Pero si de crío has leído unos tebeos cuyos contenidos eran bastante simples y su realización mala y los comparabas con lo que te ofrecían las viejas pelis de Hollywood, pues bueno, entiendo de dónde pueden venir esas equivocadas (sin comillas) ideas.
    Habrá que hacer porque cambies... a ver si poco a poco (ja,ja).
    Un saludo.

    ResponElimina
  26. Lo imagino, David: por eso ésa entradilla lleva tiempo dando vueltas y puede que no aparezca: son posturas demasiado encontradas y mi pragmatismo me aconseja dejar el tema aparcado sine die.... ;-)

    Saludos.

    ResponElimina

Los comentarios son lo mejor del blog. ¡Gracias de antemano por tu colaboración!
(Comentarios publicitarios son borrados sin dudarlo.)

Print Friendly and PDF
Aunque el artículo sea antiguo, puedes dejar tu opinión: se reciben y se leen todas.