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dimecres, 6 de gener del 2010

Tres Reyes de Cine









Esta escena resume en buena parte la intención del gran John Ford cuando a principios de los sesenta se llevó a una pandilla de amigotes al archipiélago de Hawai y, simulando hallarse en la Polinesia, rodar otra de sus comedias en las que nada tiene que ver con la realidad y mucho con los sueños y deseos del cineasta.

Contando con una historia ideada por Edmund Beloin transformada en guión por el excelente Frank S. Nugent, habitual colaborador de Ford, éste se las arregla para presentar con tono desenfadado una trama sencilla pero efectiva en la que comparecen bastantes de las bases ideológicas del gran cineasta.

La película, prese
ntada en España como La Taberna del Irlandés (Donovan's Reef, 1963) es considerada de forma casi unánime por la crítica como una obra menor dentro de la cinematografía fordiana, lo cual viene a significar que, si se estrenara mañana, sería un éxito descomunal de taquilla, visto lo visto el pasado año 2009.

Hay un enorme parentesco entre esa Haleakaloha, isla polinésica fordiana y la aldea de Innisfree que ya comentamos por aquí hace bastante tiempo; un parentesco tan evidente que uno de los barcos que vemos lleva como nombre Innisfree y las referencias no son tan sólo constatables en detalles físicos cuanto en el ambiente idílico que se respira.

Los personajes de la historia tienen un pasado que condiciona su presente; sus vivencias, relatadas oportunamente, nos ayudarán a perfilar sus semblantes: en la forma de dibujarse los perfiles de cada cual se ve la mano de Nugent, tan dado a crear una historia vital de cada carácter que escribía, dosificando la información hasta completar un todo inteligible.

Ford se vale del excelente cámara William H. Clothier que recrea el paraíso terrenal en la isla supuestamente polinésica, lugar mágico donde las necesidades no parecen empañar la alegría de sus habitantes.

John Ford se ocupa también de la producción, por lo que la idea de unas vacaciones en compañía de unos amigos se erige en motivo básico de una película que desprende buen humor en todos sus fotogramas: buena parte del equipo que el año anterior trabajó en The Man Who Shot Liberty Valance se traslada a esa isla perdida en los mares del sur para divertirse de lo lindo con escenas que ya constan en la propia mitología fordiana de la vida en pantalla: peleas, amistades eternas, amores súbitos: tanto da que el protagonista, Donovan (John Wayne) pueda ser, por edad, el padre de su amada Amelia (Elizabeth Allen) y que el padre de ésta, Dr. William Dedham (Jack Warden) en la realidad sólo fuera nueve años mayor que su "hija", porque por en medio hay un tercero, un tal Gilhooley (Lee Marvin) que no duda en saltar de un barco en marcha para asistir, puntual, a la legendaria pelea a trompazo limpio con su íntimo amigo Donovan, justa celebración del cumpleaños de ambos.

Una pelea que todos los habitantes de la isla esperan, sin que nadie, ni los luchadores, sepan a ciencia cierta cómo empezó hace tantos años, cuando eran unos soldados de la infantería de marina.

Tanto da, porque las peleas, como dice un oficial australiano, vienen a ser como una "competición deportiva" y ningún hombre, salvo el Dr. y el cura, parece resistirse a ellas. Ya sabemos que las peleas de Ford suelen reforzar las amistades. Unas amistades que se confabularán para crear una ridícula estratagema que demostrará, una vez más, que todos somos iguales por encima de raza e ideología.

El socarrón de Ford se lo pasa de lo lindo con su troupe de amigos y se carcajea cuando le preguntan porqué en sus películas (en ésta y en The Quiet Man, desde luego) hay una escena en la que el hombre azota el trasero de su amada:

¿Es lo que hacen los franceses, no?
A los franceses les gusta el culo de las mujeres, creo.
Debe ser una influencia francesa en mi cine.

John Ford estaba ya bastante delicado de salud en el rodaje de esta película y Wayne supervisaba los copiones a diario, mientras un buen día Marvin, que empezaba a tener problemas con la bebida, se olvidó que estaba en Hawai por trabajo y agarró el primer avión al continente.

Sin embargo, la magia de Ford consigue que todos trabajen al unísono con una alegría desbordante, un estado de gracia permanente fruto del placer de representar a unos aventureros que conviven en un verdadero galimatías político: una isla con princesa tribal, regida por un gobernador francés, protegida por la marina australiana y dirigida en los negocios y en la salud por tres americanos que un buen día decidieron instalarse a vivir en su particular arcadia, repleta, eso sí, de comerciantes chinos que se desviven por rellenar una máquina tragaperras estropeada. ¿O no?

Y para rematar la jugada, una estirada dama bostoniana que dará un vuelco en su vida y en la de todos a su alcance. Conjugar todos esos elementos sin la maestría irónica de Ford hubiera conducido a una pieza sobrante, pero el resultado final es una explosión de optimismo que anima a pensar que, quizás, un mundo mejor es posible.

Aunque sea en la pantalla únicamente.

Imprescindible, de visión obligada en v.o.s.e., oportunísima en cualquier momento y sobre todo, en esas tardes frías y lluviosas de un invierno que puede ser interior: una píldora perfecta para levantar el ánimo.

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21 comentaris :

  1. “Es considerada de forma casi unánime por la crítica como una obra menor dentro de la cinematografía fordiana, lo cual viene a significar que, si se estrenara mañana, sería un éxito descomunal de taquilla, visto lo visto el pasado año 2009.”

    Totalmente de acuerdo contigo en esta afirmación, ya nos gustaría a muchos que nuestra cartelera estuviera plagada de “obras menores” como ésta.

    Estupendo artículo, leyéndote le entran a una ganas de volver a ver esta obra de camaradería y amistad a puñetazos jeje…
    Es curioso, nunca me había fijado en las referencias a “El Hombre Tranquilo”, y ahora que te leo se me descubren tan obvias, en mi próximo visionado de la película estaré atenta a los detalles.

    La elección de la escena, genial.

    Espero que los “otros” tres Reyes te hayan traído lo que querías, o, al menos, lo que más ilusión te hiciera.

    Un abrazo

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  2. Sí hace muchísimo tiempo que no veo esta peli y coincido con Vivian en que la elección de la escena viene totalmente al pelo. ¡Genial esa caída de tocas de la monja y el chaparrón encima del "rey de EEUU"!

    Por supuestísimo que todas estas "obras menores" le dan sopa con ondas a muchos de los productos que se presentan hoy en pantalla con todo lujo de publicidad.

    Has sido un niño muy malo, Josep, y ni siquiera te han dejado carbón, cosa que a mí sí me han puesto.
    Un abrazote.

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  3. Apropiadísima escena, Josep. A mi me parece un intento de repetir El hombre tranquilo, cambiando Irlanda por la Polinesia, y nunca he entendido ese gusto de Ford por las peleas como algo necesario para que los hombres sean amigos de verdad; pero soy mujer y no entiendo de esas cosas.

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  4. El Rey de los EEUU, jajajajaja, ostres, doncs són d'aquelles pelis que m'encantaria veure com tu dius, en tarda de pluja, crispetes en mà, un dissabte i gaudir-la com me la has fet gaudir tu amb un comentari i un trocet de video.... fantàstic Josep, com sempre un plaer llegir-te :)

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  5. Muchas gracias, Vivian, por tus amables lisonjas. Es verdad que ya firmaría con poder ver este año que empezamos diez películas en estreno de la altura de ésta, sí...

    Lo cierto es que las referencias son casi continuas, y Ford incluso las refuerza con una serie de detalles que hacen una revisión calmada un nuevo goce.

    Los reyes parece que pasan de mí: algo habré pedido que no les ha complacido...

    Besos.

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  6. Es de justicia reconocer, Antonio, que el socarrón de Ford se despacha muy a gusto en esta película con una serie de detalles que demuestran su picardía cinematográfica. El inicio de la pelea, por ejemplo, no tiene desperdicio, con ese hermano que atiza sin previo aviso..

    Ya tienes razón, ya: debo haber sido malo, porque ni carbón ni gasolina....

    Un abrazo.

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  7. No seas tan modesta, Alicia, porque sabes tan bien como yo que las peleas fordianas suelen tener ese aire de camaradería: viene a se como una forma ancestral de reafirmar una jerarquía en la que se supone que debe haber un vencedor, pero luego no gana nadie y todos acaban tan amigos: más bien una ruptura, diría yo, de un machismo puesto en la picota por Ford, una mítica costumbre irlandesa que no debe coincidir con la realidad.

    Saludos.

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  8. Cel·lebro, Cris, que t'hagi agradat el recordatori d'una d'aquestes pel·lícules que es poden gaudir en bona companyía: es un trunfo assegurat i ben acabada, de segur que l'humor de tots serà espléndid.

    Petons.

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  9. Obra menor que resulta mayor en comparación con el cine microscópico de hoy, en efecto.
    Da la impresión en cada fotograma que la gente se lo estaba pasando bomba durante la filmación, aunque yo, con mucho, prefiero "El hombre tranquilo".
    Saludos

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  10. "Menor", claro, "menor"... a pulso con Avatar, me la juego yo. Verbigracia.

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  11. Y estos reyes nunca traian carbón, solo cine del bueno.

    Una abraçada

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  12. Yo también prefiero El hombre Tranquilo, Alfredo, quizás la que más me gusta de Ford.

    Pero en ésta se repite la sensación que apuntas que, efectivamente, todos se lo pasaron de maravilla trabajando con Ford: de hecho, su última colaboración con Wayne (y Marvin), casi que una despedida en toda regla. Si Ford incluso se llevó su propio yate -que también aparece- para pescar un poco con los amigos entre rodaje y rodaje...

    Saludos.

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  13. Eso, Raúl, es jugar con ventaja... je,je..

    Es curiosa la coincidencia de tratamiento con ¡Hatari!, que un día habré que revisar, justo la anterior película de Wayne: acció y humor a raudales en una "obra menor" que tan sólo puede ser llamada así por la entidad de otras del mismo director.

    Saludos.

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  14. Bien visto, Alma: no se me ocurrió esa analogía, brillante. Gracias.

    Una abraçada.

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  15. Ford son palabras mayores. Esta película es desenfadada, desinhibida, violentamente amable, alcohólica y tabernera. Ford disfrutaba con su trabajo, y transmitía su pasión a todos aquellos que trabajaban con él, y esa pasión está en esta película ¿menor? No lo creo. No es "seria", evita cualquier duda que no se arregle a puñetazos, pero rara vez hemos visto a un Wayne tan suelto como en esta película (aparte de El hombre tranquilo, ¡qué genialidad!). Puñetazos redentores. Puñetazos como verdades, liberadores del karma existencial.

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  16. Pienso, GCPG, que en la película hay una especie de alter ego de Ford, que es el sargento de la policía local, que contempla las peleas con humor, desentendiéndose de ellas: en la primera, la de la celebración del cumpleaños, asegura no estar de servicio, y en la segunda, asegura no tener que intervenir por ser innecesario, aunque participe desde su rincón: el rincón de Ford, que observa esas acciones físicas que no albergan un deseo violento: es una competición deportiva, un atavismo varonil de establecer jerarquía sin llegar a mayores: apenas hay sangre derramada y todos acaban tan amigos.

    Esas peleas no son lo que aparentan a primera vista. Sí es evidente que, como dices, la pasión por el cine como diversión se contagia a todos, llegando al espectador como en pocas ocasiones sucede.

    Saludos.

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  17. Suscribo todo lo que se dice y añado que el buen rollo de ésta pelicula me acompañará siempre. El Hombre que mató a Liberty Valance, obra maestra asi como The Quiet man. Ford nos acostumbró muy mal porque puso el listón muy alto para los amantes del cine, asi que pocas peliculas llegan a
    emocionarnos ( al menos a mi ) y divertirnos como las suyas. Me resulta muy reconfortante encontrar blogs como éste que parece ser un " regalo " y no solo de navidad.
    Te sigo.
    Un saludo afectuoso

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  18. Siempre me encanta, Abril, hallar cómplices en la admiración que siento por John Ford: precisamente, las tres que mencionas ya las repasé y siempre pienso que es un atrevimiento dedicar una entrada a una película de Ford, porque parto de la base que todos las hemos visto y disfrutado, pero no puedo sustraerme al placer de revisarlas una y otra vez.

    Espero que por aquí puedas pasar algún rato agradable.

    Saludos.

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  19. Josep, hemos enlazado este artículo en nuestra última entrada. Si prefieres que no sea así, dínoslo y lo quitamos.

    Saludos

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  20. Disponer de un enlace de este bloc de notas a vuestra página, Gourmet, es un lujo que siempre agradeceré y que podéis aplicar siempre que os convenga, faltaría más, sin pedirlo, aunque agradezco el detalle de avisarme, porque está a la vista que blogger, contra lo previsto, no hace aparecer el enlace donde debiera, justo "at the bottom"
    Un abrazo.

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  21. Gracias. Cierto es que blogger no funciona como debiera, al revés: llena ese espacio a veces de enlaces que no tienen reciprocidad con el post.

    Saludos

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