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divendres, 16 de juliol del 2010

Matar y morir por el arte





Una de las innegables virtudes que suelen tener las buenas películas es la posibilidad de acumular en su propuesta artística diversas interpretaciones, lo que comúnmente venimos en llamar lecturas para entendernos, significando que, sobre o bajo la apariencia de una trama subyace otra de calado distinto: naturalmente, el cineasta que se decide a rodar una película pensando desde el primer plano en ofrecer sus ideas bajo diferentes ángulos de visión del espectador, forzosamente contará con la inteligencia de aquel y además deberá ser lo bastante inteligente para resultar inteligible y diáfano en su mensaje so pena de ahuyentar a un público que consciente de no ser tonto, en ocasiones acaba por cansarse de las pretendidas claves culturales de algún artista que padece inusitada pedantería.

Por suerte Woody Allen aunque en ocasiones se pasa de la raya y acaba resultando un poco cargante con la retahíla de complejos que pueden sufrir sus habituales personajes, no siempre cae en el mismo defecto y suele presentar ideas interesantes bajo aspectos
atractivos.

Así lo hizo en 1994 cuando conjuntamente con Douglas McGrath escribieron el guión de una película que Woody dirigió, titulada Bullets Over Broadway, estrenada en España con el afortunado título de Balas sobre Broadway. (De vez en cuando, los traductores de títulos no la pifian)


La historia nos lleva a los felices años veinte y nos introduce en el ambiente más querido por Woody, el de los intelectuales que ya se mueven por el Village con más ideas que dinero y la consigna de triunfar en el arte por encima de cualquier otra consideración, en una pequeña comunidad bohemia idealizada por sus mismos componentes, uno de los cuales, David, se dedica a escribir piezas de teatro y clama al cielo por la libertad del artista que ha sido mancillada ya en dos ocasiones por los malditos actores y el rufianesco director en sendas dos primeras piezas suyas que han tenido la fortu
na de alcanzar el off-Broadway: enfurecido como ha quedado David, su representante Julian se las ve y se las desea para convencerle a fin que acepte la financiación que un gánster ha ofrecido siempre y cuando su querida Olive se estrene como intérprete teatral seria en la obra.

La ventaja del trato es que la financiación es amplia y que David podrá dirigir por sí mismo su pieza teatral consiguiendo la libertad soñada en el ejercicio de su arte: la desventaja tiene un nombre y ése es Olive, porque la nenita del gánster Nick Valenti tiene la voz horrible y su talento como artista se reduce a especialidades eróticas difíciles de explicar; además la vedette lleva guardaespaldas, un gorila que atiende al nombre de Cheech (sólo Cheech) que no la deja ni a sol ni sombra.

La suerte de David es que con el dinero de su socio mafioso puede convencer a la famosa Helen Sinclair (que por otra parte lleva una mala racha de fracasos seguidos) para que protagonice la comedia y además contará con el apoyo de la muy eficaz segunda dama Eden Brent y del galán senior Warner Purcell, al que únicamente deberá controlar e
n su dieta pues con los nervios tiende a engordarse mucho.

Todo pinta pues casi perfecto para David, hasta que Olive reclama más papel considerando que su participación es exigua y el gorila Cheech empieza a mostrarse amenazante por un lado y por otro lado crítico con la labor de David como escritor y le hace alguna que otra propuesta de su puño y letra.

Por si fuera poco, Helen se muestra muy seductora en su madurez para el joven David, que mantiene o mantenía, o sigue manteniendo, o no, una relación con la joven Ellen, convirtiéndose el joven autor y director en la presa codiciada por la araña Helen que teje su tela aprisionándole con el claro objetivo de servirse de él tanto sexual como intelectualmente para que le escriba sus diálogos como a ella le parece que lucirá mejor en escena.

Woody Allen por suerte no aparece en la película y puede dedicar todos sus esfuerzos a dirigir ese rodaje que se apunta difícil y cómodo a un tiempo: difícil, porque se cuida muy bien de toda la ambientación recreando la época sin estridencias dando muestra de un laborioso detallismo que se observa incluso en las distintas localizaciones que pueden verse aquí y de unos decorados y vestuario fruto del buen trabajo de Tom Warren, Susan Bode y Santo Loquasto por un lado y Jeffrey Kurland, por otro, que facilitan enormemente la autenticidad del aspecto externo de todo cuanto vemos en pantalla.

La comodidad la halla como casi siempre Allen en la pléyade de intérpretes que no dudan en comparecer en el set de rodaje cuando Woody dirige ofreciendo su arte de forma convincente, afortunados como son por trabajar sobre textos y diálogos que rezuman inteligencia, ese bien tan preciado como ausente en demasiadas películas: me ahorraré insertar enlaces de todos los que comparecen, que pueden verse aquí pero no puedo dejar de señalar expresamente el buenísimo trabajo interpretativo de Jennifer Tilly (hay que oírla en su propia voz) como la atontada Olive, ya que a Dianne Wiest ya le dieron el Oscar por su labor.

Allen dirige con fluidez aprovechando que tiene a Carlo Di Palma ocupándose de la fotografía que, sin ser especialmente bella resulta muy eficaz al retratar tanto los ambientes como los personajes que se mueven siempre en ambientes urbanos usualmente cerrados y nocturnos: la planificación de Allen pasa desapercibida por su transparencia y su buena letra aparece en las revisiones afortunadas comprobándose que existen elipsis económicas y que el discurso mantiene la apariencia de sencillez tan supuestamente fácil pero dotada de la energía suficiente para impulsar la trama a un ritmo constante, manteniendo en vilo al espectador que acabará sorprendido por el giro de los acontecimientos, sin que pueda imputarse
la sorpresa a un guión que resulte intrincado pero sí a que construye vigorosamente una trama que acabará tergiversando los estereotipos culturales bajo la apariencia de un enredo cómico de tiroteos imprevistos.

Porque el guión escrito por Allen y McGrath es una pequeña joya que vale la pena leer con detenimiento: manteniendo la apariencia de un endiablado enredo de intereses en el que cada personaje mantiene su postura en principio, poco a poco se van asenta
ndo las actitudes y limando asperezas: partiendo de un inicio en el que todos provocan interés, la trama va deshaciéndose paulatinamente de algunas líneas que aparecerán oportunamente cuando sean de interés para la narración principal, que no será otra que la consideración del arte como meta de la vida: el teatro tomado como ejemplo de arte vivo sufre en sus propias carnes modificaciones, alteraciones, problemas y obstáculos: el artista deberá decidir: deberá elegir entre el arte y él mismo: la asunción de la cualidad de artista más allá que la de mero artesano hacedor de algo parecido a arte pero que no llega a conmover: el arte como esencia inalcanzable residente sólo en los elegidos, esos que de forma innata lo contienen y lo conocen y defienden si es necesario matando y muriendo por él: porque el arte es un estadio superior y sólo algunos se muestran capaces de hacer lo necesario para eliminar los obstáculos que se le oponen, dándole la libertad necesaria para que florezca, estalle y sea apreciado y degustado por todos: un sacrificio vital, una entrega postrera sonriente, un último suspiro ofrecido al arte para rematar el broche final:

"Que diga que está embarazada"


p.d.: Ha sido casual que me detuviera en esta película de Allen coincidiendo con sus propias manifestaciones relativas al aprecio que siente por sus propias películas que, por lo que he leído a salto de mata por la red, mientras buscaba documentarme, más bien pretende remachar el clavo prendido en 1994: en lo que no entro es en la consideración de Allen como mero artesano por parte de algunos, pues para mí, tiene bien ganada su condición de autor.






18 comentaris :

  1. El aprecio que siente por unas y el poco aprecio por otras... En el libro de Eric Lax se explaya mucho más sobre ese punto y, especialmente, sobre esta película. A mí no me cabe ninguna duda de que Allen es el autor cinematográfico más importante desde los setenta. No sólo porque es capaz de decir con risas cosas muy serias haciéndolo muy bien, sino porque cuando se ha puesto a decirlas en serio lo ha hecho todavía mejor.
    Saludos.

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  2. Para mí de artesano no tiene nada. Claro autor (que además se ha ido haciendo a sí mismo).
    Esta película es maravillosa.
    Y esa frase final que has puesto de Cheech (sólo Cheech, como dices)... lo que me pude reir y admirando al mismo tiempo la habilidad de Woody (y su coguionista). Pues sí. Hay quienes están dispuestos a morir y matar por el arte. Yo, como el David de la película, no soy de esos.
    Buena reseña y coincido...pero más que una pequeña joya, una preciosa joya. Pero bueno, como yo de bisutería y joyas no tengo ni idea, lo dejaré en una gran y estupenda película.
    Un abrazote de los de ya sabes quién.

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  3. Curiosa mezcla de Allen, con elementos de La calle 42 o Cantando bajo la lluvia (por ejemplo), y con un personaje como el de Chazz Palminteri hecho a la medida para él: gangster con aficions literarias que no puede consentir que traicionen su obra.

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  4. Supongo, Alfredo, que las manifestaciones de Allen respecto a sus películas no pueden ser más subjetivas, con lo que aun respetándolas, habría que ponerlas en cuarentena: soy de los que piensan que la obra del artista, una vez dada a conocer, en parte pasa a dominio intelectual de todos y en ocasiones el propio autor carece de la lejanía suficiente para aquilatarla como es debido.

    Tengo que comprarme ese libro...

    Saludos.

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  5. Cierto, David: Allen tiene mucho de autodidacta y sin duda sus inicios como guionista marcan su obra posterior: él parece ser también un poco como el David de la obra: casi es un lugar común asegurar que Cusack es un alter ego del guionista-director de la propia película.

    Sí que es una gran película, sí...

    Un abrazo.

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  6. Supongo, Alicia, que Chazz se encontró com pez en el agua dando vida a ese hampón ilustrado porque hacía poco había estrenado su primera pieza en Broadway y tan sólo me falta saber si fue Woody quien aprovechó la circunstancia o fue una complicidad de ambos, pero está clarísimo que borda el papel y que, por lo menos para mí, es la clave en torno a la que Allen monta su historia.

    Saludos.

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  7. El libro de Lax es estupendo Josep ... Allen siempre me ha parecido un tipo muy inteligente que hace peliculas y les deja su sello aunque no aparezca ( que casi mejor, Match Point me parece genial )desde la música, a los tics a los diálogos abundantes e interesantes siempre te lleva a su terreno con 'su magia '.De ésta pelicula recuerdo cositas pero tendria que verla de nuevo. Lo que sí sé es que me gustó, pero re-visionarla no me vendria mal ( tú consigues que nos entre el apetito )..Otra vez esa mirada..Chazz Palminteri ese 'ganster'..Por otra parte :
    Nunca conoceriamos bien Nueva York sino fuera por la mirada de Woody.

    Un abrazo Sire !!

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  8. Los que traducen los títulos lo tenían claro en esta peli, querido Josep.
    Es curioso que para muchos esta peli de Allen está considerada una pieza menor.....pero sin embargo yo, coincidiendo contigo me parece una de sus obras más afortunadas.

    Tu análisis, claro y bien construido, como casi siempre, incluso me ha sabido a poco. Esta peli es un diamante del que hay que descubrir todos sus reflejos. Obviamente hay que verla, y no me cansaré de repetir en VO, sobre todo, y tú lo apuntas, para oir alpersonaje de Olive. Es genial en su acento original.
    Hay que señalar que a partir de "Balas sobre Broadway" comienza una cierta vacilación en el trabajo de Woody Allen, que nos ofrece una de cal y otra de arena....pero eso naturalmente no quita que Woody Allen sean, hoy por hoy, uno de los pocos realizadores inteligentes que tenemos a mano.
    Un abrazote.

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  9. Desde luego que la recreación de los ambientes neoyorquinos, aunque reinventados para la ocasión, es uno de los platos fuertes de Allen, enamorado de su ciudad: sólo con ver el trabajo de localizaciones, Milady, se observa que Woody conoce a pie de tierra esos lugares tan identitarios: seguro que le llevan a un restaurant que no conoce y se pone a tomar notas...

    Celebro mucho haberte abierto el apetito de volver a ver esta magnífica película, Milady April, porque pasarás de nuevo un rato agradable.

    Besos.

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  10. Ya sabes, Antonio, que en algún caso tan fácil cometieron un verdadero latrocinio esos tituladores que merecerían la visita a medianoche de un tipo como Cheech...

    Yo creo que esta pieza de Allen puede haber sido contemplada de formas muy distintas y quizás con desgana por algún sector crítico de la época: seguro que me he dejado cosas en el tintero, Antonio, pero no me lo achaques, que luego me salen comentarios kilométricos y me acusan de enrollarme demasiado.

    Lo que está claro es que Allen, guste o no, acierte o no, por lo menos es honrado con sus propuestas y no engaña a nadie: siempre se trabaja a fondo sus historias y no son precisamente pavesas que el viento se lleve.

    Un abrazo.

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  11. Tu reseña vuelve a ser excelente, Josep.
    Yo voy a tener también que acabar de leerme la biografía de Eric Lax; por ahí la tengo medio olvidada. No te la compres. Si me lo recuerdas, el primer día que nos vayamos a ver (que espero que llegue pronto) te la regalo, que tengo también una versión en catalán.

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  12. Muchas gracias por el elogio, Raúl, y aun más por la primicia, pues supongo que estarás manejando tu agenda para realizar una presentación por estos lares, de lo que me alegro: quedo pendiente de recibir más datos, colega.

    Un abrazo.

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  13. Vaya, dejé un comentario esta tarde y se ve que no ha salido.

    Comentaba que Allen es un director de masas. Es un director lo suficientemente inteligente para llegar a un público amplio y a la vez, conformar a las minorías "inteligentes", entre las cuales están los críticos que (¿por afán de notoriedad?) se ensañan con su obra, y recuerdan que tiempos pasados fueron mejores. Precisamente porque es un director (autor) inteligente, y cuanto mayor es su inteligencia, mayor es el rencor que por él se siente.

    Balas sobre Broadway (¿título menor? Desde luego que no) es un peliculón. Buena ambientación, portentosas interpretaciones, guión impecable, y la acostumbrada música que nos llega al alma, directamente. Y lo mejor de todo: Allen fiel a sí mismo en el arte de contar historias.

    Un abrazo, Josep

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  14. Blogger sigue haciendo de las suyas, Gourmet: Coincido en el aprecio a Allen, que en toda su prolífica carrera ha sabido llegar a toda clase de público, como dices: lo de los críticos ya es otra cuestión, pues esa inteligencia que tú les presupones no la veo yo tan clara...

    Respecto a la película, tacharla de obra menor en la filmografía de Allen es un error de concepto quizás provocado por su apariencia de cuento gansteril, mezcla de historias ya conocidas como Nacida ayer, de la cual es en buena parte deudora, pero eso ya son palabras que casi aparecen en la entradita y abandoné por no alargarme.

    Como sea, gran película, sin duda.

    Un abrazo.

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  15. Parafraseando algún título, incluso del propio Allen, "todos se pirran por trabajar por él", y además luego lo hacen estupendamente. Algo debe tener, si quieren llamarlo artesania, que le llamen como quieran.

    Una abraçada

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  16. Por eso entrecomillé lo de inteligentes, Josep. Apréciese la ironía. Sin embargo, no dejo de ver, entre las críticas, algunas de buen calibre, documentadas y con buen corazón. Precisamente, en este blog encontrarás algunas muy buenas.

    Un abrazo :)

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  17. Bueno, Alma, yo creo que todos se piran por trabajar con Allen, como tú dices, porque les da una cierta libertad y sobre todo, porque les da unos textos sobre los que trabajar una interpretación, y ése es un valor añadido y cada vez más escaso.

    Una abraçada.

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  18. Jajaja, Gourmet, ¡me has dejado de una pieza! Muchas gracias ;-)

    Ya aprecié la ironía, ya: me parece que un buen día habría que abrir un debate sobre la utilidad de según que medios críticos, aunque líbreme yo de meterme en ese berenjenal, pues no sabría como salirme del atolladero... :-)

    Un abrazo.

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