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dilluns, 13 de juny del 2011

Estoy preparado




Normalmente paso un buen rato eligiendo el título del comentario como representación de la idea que trato de plasmar blanco sobre negro: es un truco barato, supongo, pero me ayuda a meditar y definir el contenido y es lo primero que hago.

En esta ocasión y por prudencia primero procederé a vestirme de la forma más apropiada.



Porque me dispongo a explicar algún defectillo que, ignorante de mí, me ha parecido observar en lo que toda la crítica considera una obra maestra contemporánea, una pieza capital del arte comunicativo de este siglo que hace poco estrenamos y ya está repleto de grandísimos hitos jamás alcanzados por la humanidad.

Voy a referirme a la serie televisiva producida por el canal televisivo estadounidense HBO en cinco temporadas desde junio de 2002 hasta marzo de 2008, titulada The Wire (en España Bajo escucha) de la que no tenía ni idea hasta que documentándome para escribir sobre Luther supe de su existencia al leer inmejorables referencias.

Así que, ávido de buenas sensaciones, procedí a tragarme sus cinco temporadas una tras otra, capítulo a capítulo.

Y acabada que ha sido la ingente y laboriosa tarea hay dos cosas que tengo muy claras:

Nunca más enfrentaré la visión de una serie tan larga de ese modo, y

Tampoco me fiaré demasiado de los críticos televisivos, como no me fío de los de cine.

Aclaremos las cosas: The Wire es una serie que no está mal, pero desde luego en mi opinión está muy lejos de ser una obra maestra por distintos motivos y tan sólo una corriente espeluznante -por el significado que su propia existencia denota- de críticos temerosos de verse alejados del grupo de sabios o privilegiados conocedores de la verdad puede convertirla en una "pieza de culto".

Porque la serie pasó sin pena ni gloria por la audiencia generalista sin conseguir distinciones rimbombantes (ya sabemos que lo de los premios es una tangana amañada, pero...) y ha sido la crítica compuesta por "connaiseurs" de morro fino los que han ido elevando a un altar inexistente un producto para mí claramente sobrevalorado.

Han sido las ganas de decir lo que pienso y ofrecer la oportunidad de debatirlo las que me han movido a confeccionar este sencillo comentario que intentará detenerse en conceptos inéditos en la literatura que en la red puede leerse acerca de The Wire.

Cinco temporadas y sesenta capítulos dan para mucho. The Wire se focaliza en la ciudad independiente de Baltimore. Concretamente, en su barrio oeste y, por una temporada, en su muelle, uno de los más importantes del atlántico en los U.S.A.

Parece ser, por confesión propia, que el guionista, David Simon, pretende con su obra alcanzar la gloria de las tragedias griegas, las más clásicas y desnudas representaciones del ser humano con una potencia de lo abstracto pendiente de superar. Eso es una boutade el amigo Simon que se muestra pretencioso ante un crítico babeante.

Porque el foco de The Wire es tendencioso y mucho.

Los personajes que llenan la pantalla son, de forma étnica descriptiva, y de mayor número a menor, los siguientes: Negros, Polacos, Irlandeses, Griegos y un Italoamericano. De los Wasp hablamos de pasada.

Los negros, por ser mayoría, incluso podríamos diferenciarlos en tres clases: los afroamericanos, los negros y los negratas. Estos últimos son los más numerosos y son los que se instalan en las esquinas de los barrios desastrosos, verdaderos guetos, trapicheando con drogas. Los negros son los que proveen a los negratas de la droga a vender (por cuenta de ellos, claro) y se la compran a los griegos.

Los afroamericanos se dividen entre policías poco preparados pero honrados (aunque la única mujer resultará ser lesbiana), algún dirigente policial chapucero en sus trapicheos y mini corrupciones y unos políticos claramente corruptos.

Los polacos incluso son protagonistas de una temporada casi en exclusiva: la mayoría son borrachines corruptos, holgazanes que roban mercancías en favor de los Griegos, y hay un par de policías: uno espabilado y su yerno que a mitad deja de ser poli para pasar a maestro de niños negratas. No cuentan para nada, pero hacen bulto.

Los irlandeses son dos o tres: un poli borrachín que insiste en ser defensor de la ley pero se salta las normas a la torera mientras abandona su familia y casi que también malogra la nueva oportunidad que le da la única mujer policía blanca que aparece; y un jefazo del que se sabe muy poco salvo que va ascendiendo y que se va a tomar sus copas a un bar de gays: en un episodio así aparece, pero luego el valiente Simon no desarrolla el apunte y queda en agua de borrajas.

Esto me levantó las orejas y me hizo ver que el conjunto es marcadamente tendencioso: como es natural no conozco la ciudad de Baltimore (qué más quisiera) pero incluso para un profano está claro que la coincidencia con la realidad debe ser pura coincidencia, porque no puede ser tan desastrosa, ya que en ninguno de los sesenta episodios se ve más que maldad como si Baltimore fuera una ciudad maldita.

Hay una forma de presentar la trama que produce cansancio: los diálogos carecen de calidad literaria y están repletos de tacos: puede que en algunos ambientes digamos selectos (podríamos decir pijos) produzca asombro comprobar cómo las clases menos privilegiadas y con índices de escolarización deficientes se intercomunican con un vocabulario apenas compuesto de cien palabras mal pronunciadas, pero esto no es ninguna novedad, ni en los barrios de Baltimore ni en los de cualquier metrópolis, lo que demuestra que algunos nunca los han pisado; porque en The Wire la calidad de los diálogos es baja tanto si quienes los pronuncian son negratas o son gentes que se mueven en los salones propios de los conciliábulos políticos: es una masa informe que no ayuda a diferenciar y que si pretende uniformar efectivamente lo consigue pero a la baja. Pero no aparece ningún wasp en esa tesitura.

Dicho de otro modo: no hay que ser muy inteligente para entender todo lo que The Wire pretende comunicar. Pero creo que hay que mirar con calma qué es lo que no dice o qué es lo que enseña precisamente, como ensañándose.

Podríamos resumir telegráficamente: gracias a la mafia de los Griegos, que se vale de las maniobras den los muelles de los Polacos, ingentes cantidades de droga llegan a manos de los Negros que se valen de los Negratas para venderla en las esquinas de los barrios pobres donde los polis Afroamericanos intentan detener el tráfico alentados por un Irlandés borrachín que se enfrenta, día sí día también, a un Irlandés que aparenta ser gay una noche loca.

Pero aparte de algún secundario promotor inmobiliario que lava dinero negro (nunca tan bien dicho) y algún Abogado corrupto que se vale de los fallos del sistema no hay wasp a los que hincar el diente. Como si no hubiera ninguno en Baltimore, a la que repetidamente califican como ciudad negra, siendo así que hasta 1987 jamás hubo un alcalde negro en Baltimore y el primero que hubo fue sucedido por un irlandés que, como el italoamericano de la serie, acabó como gobernador del estado de Maryland.

Si uno se pone al día (muy por encima, claro) de la actualidad de la ciudad de Baltimore siguiendo la wiki, llega a la sensación incrementada que la tendenciosidad observada en The wire no se debe a ningún capricho y que hay un conservadurismo exacerbado en el conjunto, una tendencia maniquea lamentable que la aleja considerablemente del clasicismo que uno espera hallar en una obra maestra porque favorecer un lado en detrimento de otro, ser claramente partidario de una opción, aleja al artista del merecimiento de lo perenne permaneciendo como ejemplo de lo caduco. El olvido que de buena parte de la sociedad se observa en The Wire acaba, en mi opinión, perjudicando al conjunto.

La serie se desarrolla con una lentitud excesiva sin que los diferentes capítulos de cada temporada -comprensiva de una temática diferenciada- signifiquen siempre avances en el conjunto: al modo de las novelas por entregas de la época de Dickens, uno tiene la sensación que algunos capítulos se han pergeñado para rellenar unas horas de emisión, porque nada remarcable sucede ni por sí mismo ni como apunte necesario a una resolución que se sabe fija pues las fechas de emisión de los capítulos jamás se dejan a la suerte: están prefijado y todos lo saben.

Simon demuestra una clarísima falta de valor a la hora de enfrentar las distintas temáticas que pretende consolidar como base de lo que él denomina pomposamente su gran novela visual: el apunte del jefe de policía gay queda en nada, y la crítica al mundo del periodismo (nada que ver, a lo que parece, con el de España) se dulcifica absurdamente pues fijada la atención en un periodista que se inventa las noticias (caso real existente) al final acaba recibiendo el premio deseado y todo resulta de una tibieza extraordinaria: quien mucho abarca poco aprieta, dice el refranero español y parece ajustado como un guante a The Wire.

Punto y aparte merecen la dirección, la producción y la interpretación. En un lamentabilísimo formato tradicional 4:3, los diferentes directores de los sesenta episodios pasan de forma anodina y el trabajo correspondiente a decorados, iluminación y vestuario tampoco sobresale por motivo alguno.

En cuanto a los intérpretes, aparte los múltiples cameos organizados para sacar beneficio de popularidades que a mis ojos carecen de importancia, apenas sobresale el trabajo de Idris Elba por su complejidad (nada del otro mundo, a decir verdad) y la concurrencia de actores aficionados o meramente personajes del pequeño mundo criminal (alguien incluso alababa la labor de integración de ex delincuentes que al parecer posteriormente han reincidido) tampoco es un valor a tener en cuenta si consideramos el resultado final: sacar buen provecho de gentes no profesionales no está al alcance de cualquiera, por mucho que incauto y fatuo, se crea al nivel de grandes genios como De Sica.

En definitiva, si la cinefilia te ha llevado hasta este punto, déjame decirte que en mi opinión -nada modesta, a que vamos a engañarnos- no hallarás ninguna obra maestra en The Wire. Ni siquiera un fresco realista de la situación en los Estados Unidos, me temo. Mucho menos en el orbe, lo que la aleja años luz de la maestría. Pero administrada calmadamente puede llegar a entretener, aunque en algún momento, a menos que vaya muy errado, seguro que te tienta abandonarla a su destino, porque tu ánimo permanecerá frío. Muy frío.

Todavía no tengo título para este comentario, pero creo que estoy mentalmente preparado para recibir algún que otro palo....







19 comentaris :

  1. Bueno, bueno, bueno... O buena, buena buena, porque esto es precisamente lo que quería significar después de leerme tu excelente crítica.
    Yo no conozco la serie de la que estás hablando. Estoy -al respecto- tan desinformado que ni tan siquiera había oído hablar de ella. Pero te haga o no caso en cuanto a tus recomendaciones, lo que si que esc cierto es que con tus palabras puedo captar perfectamente las carencias de las que al parecer adolece, que si no te he leído mal, maman bastante de lo maniqueo y de lo en estos tiempos podríamos denominar folclórico.

    Raúl.
    El alma diusa.

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  2. Josep ha dicho.

    No he visto ni un sólo episodio de esta serie. Nada. No me gustan mucho las series televisivas...Pero no te voy a engañar... aunque valoro tu opinión (incluso cuando no coincido)... todos-TODOS mis amigos a los que aprecio y también valoro en criterios de cine y televisión que han visto la serie, no dejan de decirme lo maravillosa que es, que tengo que verla, que si me dejan los episodios, que envidian que no la haya visto por lo que voy a descubrir cuando llegue, etc, etc...
    No suelo ver series. Me acaban cansando porque las tramas se estiran y estiran y el chicle pierde sabor. Me dejaron "A dos metros bajo tierra" y no pasé de la segunda temporada. Me gustaba "Everwood", pero acabó siendo un culebrón y no pasé de la segunda temporada. Me dejaron "Deadwood". Estaba muy bien...Pero no pasé de la segunda temporada. Perdí interés.
    House...Dos temporadas.
    El ala oeste de la casa blanca. Dos temporadas.
    La única serie que me he visto completa en sus siete temporadas y que me gustó muchísimo (con capítulos peores y mejores, pero con una regularidad singular) fue "Malcolm in the middle" (la única serie que "casi" podía tratar de tú a tú a los Simpsons en sus mejores temporadas (ahora que los Simpsons se ha vuelto tan mala, casi valoro más la de Malcolm).
    Bueno, otras series que sí he visto y me chiflan son las de animación de Batman. Las series de dibujos de Bruce Timm me encantan.
    Disfruté con la primera temporada de "Kung Fu" (y tal vez pille la segunda).
    Esa de "Héroes" en imagen real me duró dos episodios (no llegué a más), pero me he visto las dos temporadas (y pienso ver la tercera, así que ha roto la maldición)...de Misfits. Es una tontería. Historias ya contadas y leídas en los tebeos mil veces, pero tiene gracia, entretiene, y está hecha sin pelas pero con ingenio.
    Dicho todo esto... ¿qué puedo decir de The Wire? Si cuando he leído referencias en los periódicos comparaban a los creadores con Tolstoi (menos mal que el tío decía que no, que eso era una gilipollez). Pero mis amigos insisten. Según ellos refleja la ciudad de Baltimore y habla de todo tipo de personajes... No sé. Ellos no opinarían como tú, eso seguro... Y no hacen más que decirme que es la mejor serie que se ha hecho. Que puede ser cierto...pero a mí, por mucho que me hayan gustado series de vez en cuando, siempre me quedo con las películas (el sabor del chicle). Pero a pesar de lo que aquí apuntas o de lo que ellos digan, hasta que no la vea (si es que la termino por ver)... no puedo decir nada.
    Un saludito.

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  3. Para no decir nada Davisito...jo ¡ cómo te explicas !..;-P
    Yo tampoco la he visto pero sí he leido y oido las buenas críticas,
    ¡las entusiastas críticas de una serie que apenas pillé cuando tenia el canal digital!.
    Yo sí soy de series pero de "buenas" series o lo que yo considero buenas series ( que esa es otra) Y me gustan porque si el tema me interesa veo crecer la historia los personajes y me mantiene interesada semana tras semana. Solo cuando se enredan y enredan y nos dán "gato por liebre" desisto.
    Total que tampoco me extiendo porque no puedo opinar sin conocer el material.
    Sé que el "verbo" de Holmes es magnífico y sus argumentos suelen ser convincentes y subjetivos como es lógico ( tampoco es dios pero ahí.. ahi..jeje ) por tanto lo único que me echa para atrás son los "60" capitulos de gentes chungas sin esperanza ni redención ...no sé si mi sensibilidad aguantaria tanto delito..:-)
    ( ¡ Qué mérito tienes, Holmes, haberte tragado tooooda las temporadas si te aburrian tanto
    El esfuerzo, eso sí ,bien a valido ésta crónica.

    Besos. Milady

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  4. Bueno,yo si que la he visto y soy una gran fan, la considero de lo mas realista con su retrato de la policía, los traficantes, el sistema educativo, los sindicatos y la prensa... y aunque te parezca mentira, lo es, muchos de los "actores" que salen han estado o están metidos en el "mundo" de Baltimore, algunos policían se interpretan a si mismos, y por ejemplo el afroamericano que hace de reverendo fue uno de los mayores traficantes de la ciudad (a lo Stringer Bell), así que Simon entrelaza todos esos testimonios y dentro de la ficción la reconvierte en algo que se siente verdadero. Recuerdas al sagento gordinflón aficionado al porno? Pues está basado en una persona real, que es así tal cual. Parece fantasía, lo se.
    Si te parece que hace un retrato algo racista, que si todos los traficantes son negros y tal en Baltimore, es que es así, los estereotipos son brutales, pero en una ciudad de mayoría negra es lo que hay...

    No se, sobre gustos colores, está claro, yo sigo pensando que es una de las mejores series de la televisión.

    Y no te preocupes que la armadura no te ha hecho falta conmigo, que no te voy a clavar ningún puñal, ja, ja.
    Eso si si te encuentras a algún "talibán de la crítica" igual si qe sales algo mal parado, ja,ja
    Saludos.

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  5. Jajaja, Josep, la coraza me hizo reir xDD.

    Te ha pasado como a mí, la tengo completa ni se sabe el tiempo. Empecé con mucho entusiasmo porque me habían dicho que era genial, vamos, lo que te diría cualquiera.

    Yo tengo muchos defectos, como todos, pero me tragué los 5 primeros capítulos de la 1ª temporada y no pude más. Creo que fijado el límite en series y lo que se esfuerzan con ella para luego caer. Me dicen todos que la última, la 5ª es la mejor. Paso, sinceramente, de que los guionistas, lo entiendo, tengan que entretenerte largas horas para que se les vaya la pinza y metan todo lo que les sale del parrux.

    Ni negros utilizados en todas, ni irlandeses, ni polacos, como si ponen al gitano Antón.

    Reconoceré una pequeña debilidad de la cual me he tragado todo. Los Soprano. ;-)

    Besos!

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  6. No me extraña, Raúl, porque yo he tenido conocimiento de ellas hace poco y ya se han cumplido los tres años de su desaparición.

    Quizá no tanto como folclórico, pero casi casi, Raúl, y visto de una forma aparentemente real pero alejada, como urdiendo una ficción mentirosa para tapar una verdad.

    Tiene momentos buenos, claro: con sesenta capítulos, como para no tenerlos. Pero requiere paciencia y tesón para verla.

    Un abrazo.

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  7. Esta serie, David, tiene la duración de las que se desarrollan en capítulos independientes, pero de hecho cada temporada es un macro capítulo dividio en doce, tres o diez partes.

    Con lo cual, por una parte te sientes enganchado a ver el siguiente capítulo para averiguar qué pasa, y por otro te vas cansando del truco del almendruco, porque no pasa nada hasta los últimos capítulos de la temporada donde todo se resuelve cagando leches.

    Yo dudo mucho que Baltimore realmente sea así, vistos los datos estadísticos que se pueden consultar mínimamente en la wiki.

    Lo que está claro es que hay una cierta coincidencia en los intereses políticos porque, mira por donde, la alcaldesa acabó enchironada, lo cual, desde nuestras latitudes, es ciencia ficción, con el aforamiento y todas las bagatelas.

    Como la tengo muy reciente podría estar dando detalles uno tras otro pero me falta tiempo: hay bastante a la vista, pero hay mucho más en la sombra y la forma de cargar el muerto a las minorías étnicas me parece maniquea.

    Recrearse en la choricería de los camellos y sus superiores inmediatos durante más de cuarenta episodios acaba aburriendo, porque el tema está muy sobado.

    No es que sea aburrida, pero por momentos es cansina. Quizá a base de un episodio a la semana resulte más tragable.

    Un abrazo.

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  8. Lisonjas como las tuyas, Milady, hacen que valga la pena el trabajo, aunque quizás no haya sido tan ímprobo, pero sí, desde luego, laborioso: no lo vuelvo a hacer, porque te empeñas, te empeñas, y acabas despeñándote... ;-)

    Defines muy bien, querida Irene A., con una frase, buena parte de la sensación que se obtiene: sin esperanza ni redención.

    Hay un cierto recreamiento en esos lugares sórdidos y lo peor es que no hay alternancia, ni momentos de humor, ni varapalos para los wasp, que permanecen incólumes, como ajenos a cualquier maldad en Baltimore, úncamente imputable a esas etnias citadas. Una fijación nada casual, en mi opinión.

    Besos.

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  9. Ya que has visto la serie, Marguis, recordarás cuando en un bar de gays aparece en la barra, solo, el Comandante Rawls, en la tercera temporada, considerada la mejor por muchos. Luego, se pierde esa línea, inexplicada.

    Y si haces memoria, seguro que estaremos de acuerdo en que el Comandante Burrell, que acaba renunciando, es filmado desde un ángulo que permite suponer no es muy alto o por lo menos bastante más bajito que Daniels, primero teniente y al fin coronel, ¿verdad? Si lo miras en su ficha de imdb, Burrell mide 1,88 y Daniels 1,93.

    Hay una evidente manipulación que en una película puede pasar inadvertida pero en una serie de sesenta capítulos se hace clara tarde o temprano.

    Es solo un ejemplo, pero me parece muestra de lo rudimentario que es el tratamiento en varias ocasiones.

    Otra: que las mujeres con más diálogo sean la blanca una asaltacamas roba-maridos y la negra una lesbiana infiel, no creo que sea para vindicar realidad alguna: seguro que hay decenas de mujeres policías en Baltimore dedicadas a su trabajo y con una conducta sexual menos llamativa.

    Además, desperdician caracteres que se elevan de la media, como por ejemplo el sobrino Sobotka que se va convirtiendo en hampón: acaba la segunda temporada y ¡zas! al paro.

    Lo de que responde a la realidad urbana de Baltimore déjame que lo dude, Marguis: lo que sí está claro es que la serie ha obtenido cierto renombre a partir de su defunción y que la audiencia no le ha dado tanto jabón como la crítica y eso siempre me da cierto repelús..

    Besos.

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  10. Me alegro mucho, Blanca, que mi coraza te haya solazado: otra utilidad que tiene... ;-)

    A mí las series "que siguen" no me gustan demasiado, es cierto, y ello puede haber afectado mi opinión: pero es que lo alargan como si fuera chicle.

    De verdad que si no hubiera leído por ahí lindezas del tipo "obra maestra" y "cumbre de la televisión mundial" ni me hubiera molestado en acabarla y desde luego en escribir nada al respecto.

    De los Soprano he visto en la tele episodios sueltos pero siempre me ha parecido mucho más compleja, rica y por supuesto mejor dialogada e interpretada.

    Besos.

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  11. No suelo ver series, y dudo que me enganche con esta. Y además, detesto profundamente las "temporadas".

    Por mi parte, puedes levantarte la visera del casco.

    Un abrazo, Josep

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  12. Con frecuencia tengo problemas para dejar mi comentario... Lo importante es decirte que te leo, te admiro e incluso me pierdo en los que te visitan y te dejan comentarios tan documentados y todos, sabéis tanto de cine...
    Apenas veo tv, por tanto tampoco conozco esta serie y después de conocer tu extensa opinión, ni lo intentaré.
    ¡Cuánto trabajo y esfuerzo ha de significar una documentación tan concienzuda!
    Procuraré ser discreta, hablar poco y leerte y a ver sí alguna vez consigo aprender algo.
    Un beso

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  13. Pues esa visera, Gourmet, casi que me proteje del sol, cada vez más agresivo, y la luna, cada día más huidiza... ;-)

    Yo tampoco soy muy de temporadas y menos cuando se contemplan como un único tema alargado en más de diez episodios...

    Un abrazo.

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  14. Los problemas que puedas tener, Camy, que sean de aspecto técnico, porque no quiero ni pensar que te arredras un milímetro a dejar constancia de tu opinión por lo que hayas podido leer antes.

    Procura ser tú misma, que es lo mejor que se puede esperar, y escribe lo que te dé la gana, hayas visto o no lo que da tema a la entradilla, excusa de conversación siempre amena cuanto más concurrida.

    Besos.

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  15. De aspecto técnico, por supuesto Josep. Siempre existe algo, naturalmente que me puede dejar cohibida, pero poco....
    Te seguiré leyendo y dejándote mis comentarios y alguna vez es posible que compartamos la misma película o yo la busque después de leerte como ya he hecho en más de una ocasión, mientras, mis preferencias sabes que van muy encaminadas al cine coreano que cada vez me descubre algo que me gusta.
    Un beso

    ResponElimina
  16. No sé si nunca es tarde, compa Josep; ni siquiera sé si es tarde. Pero aquí estamos, vaya... The wire, no te cortas un pelo, amigo, has ido a tocar el sancta sanctorum, la serie entre las series. No la he visto; tengo el pack de DVD de la primera temporada aún con los plásticos sin quitar, porque la curiosidad me pica, pero no termino de hacerme un hueco (que me cuesta buscar, la verdad sea dicha...). Me temo que con The wire, como con tantas y tantas series, se vive actualmente un fenómeno tendencioso, que es el de su sacralización en el contexto de un marasmo creativo bastante fuerte; yo dudo que haya tantas y tantas series de nivel excelso como se pregonan últimamente de forma generalizada, aunque sí que puedo conceder en que hay mucho y aceptable, inlcuso bueno, dentro del panorama actual. Lo dice un sopranista convicto y confeso, pero que, eso sí, ahí se quedó y no fue mucho más allá. Cuando vea ese primer paquete, llegado el día, ya te contaré...

    Un fuerte abrazo y buena semana.

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  17. Si llega el momento, Manuel, me encantará saber tu opinión. En realidad, supongo que te has percatado de mi poco velada crítica a los medios que, como tú remachas, tienden a sacralizar ahora las películas ahora las series, no habiendo para tanto.
    The Wire no es para mí una obra maestra ni mucho menos aunque he de confesar que me cuesta muchísimo adjetivar como tal a nada que no haya visto por lo menos tres veces y te aseguro que no será el caso de The Wire, porque bastante me ha costado tragarme la serie completa una vez como para repetir. Ni que fuera por falta de tiempo, vaya.
    Y por lo de tarde ni te preocupes, ya que, puestos, más tardón estoy yo contigo, aunque llevas una racha estajanovista de esas tuyas... ¡Y con esta calor!

    Un abrazo.

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  18. Pues es una pena que hayas escuchado tan buenas críticas antes de disponerte a verla, quizás tenías demasiadas expectativas.
    Ahora bien, tengo que destacar dos cosas:
    1. Doy por hecho que el 90% de aquellos a quienes no les gusta The Wire, la han visto doblada al español. Argumento: no puedes apreciarla ni opinar de forma objetiva a menos que la veas en versión original. ¿Te imaginas un licenciado en bellas artes poniéndose unas gafas de sol antes de apreciar un cuadro? El doblaje es una aberración, le ha hecho demasiado daño a nuestro país.
    2. Si te gusta la ficción te recomiendo ver cualquier otra serie, empezando por CSI, Navy o simplemente tómate un Reynol y vete a dormir.
    The Wire es una serie realista, lo mismo que ocurre en Baltimore ocurre en Madrid y en el resto del mundo: Lo que pasa en La Cañada Real y demás poblados gitanos es lo mismo que ocurre en Hamsterdam.
    The Wire es como la vida misma.

    "El mundo no es como lo esperábamos, es como nos lo temíamos."

    THE WIRE ES LA MEJOR SERIE DE LA HISTORIA y todo aquel que se atreve a juzgar a un actor, serie o película SIN VERLO EN VERSIÓN ORIGINAL es un IGNORANTE.

    Por cierto Josep, no pretendo darte "palos", aunque cierto es que te los has ganado:
    1. Dices que te cansa el truco del almendruco, ¿y a quién no?. El truco de enganchar al espectador se inventó al mismo tiempo que se escribieron las primeras novelas (si no estás de acuerdo es porque no has leído muchas, ¿ O ACASO INTENTARÍAS TÚ PRODUCIR UNA SERIE DESTRIPANDO EL FINAL EN EL PRIMER CAPÍTULO ?
    2. En cuanto a lo del escaso protagonismo femenino, te remito a la realidad Y MÁS AUN EN EL ÁMBITO POLICIAL Y MAFIOSO, ¿ ACASO LAS MUJERES TIENEN ALGÚN TIPO DE PROTAGONISMO EN UNA BANDA DE TRAFICANTES O EN LA CÚPULA DE UNA COMISARÍA DE POLICÍA ? Desgraciadamente sigue habiendo demasiado machismo, repito: nada más lejos de la realidad.
    3. ¿ Quién mucho abarca poco aprieta ? Fantástico refrán, pero me da la impresión de que el objetivo de Simon era la de abarcar y retratar todo lo que como periodista se ha cansado de ver en sus quince años de experiencia. Y además, ha apretado todo lo posible; si no te gustan los capítulos de una hora, simplemente no te los fumes ni te tragues una serie a regañadientes. Dices que Simon no tiene agallas cuando ha puesto en pelotas el sistema educativo, policial, político, social y electoral norteamericano. Agallas tienes tú también por escribir tantas sandeces.
    4. Tú clasificación de los afroamericanos no tiene desperdicio. Tampoco merece más comentarios.
    5. Cameos no he visto ninguno, ni sé quien es Idris ni me interesa. Solo sé que los interprétes amateur que sacan de las propias calles lo hacen mucho mejor que los actores profesionales. Simon no pretende darles fama ni sacarles de las calles, sino que quiere hacer su serie lo mejor posible ( quizás se aproveche de ellos, sinceramente no sé cuanto les paga).

    Diego

    ResponElimina
  19. Jaja despues de los palos no hay huevos eh josep

    ResponElimina

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