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dilluns, 9 d’abril del 2012

Nostalgia mitómana



Treinta y un años tenía Marilyn Monroe y una aplastante fama mundial tras el éxito de varias películas con diferentes directores y actores de la primera fila que le proporcionaron a la bella satisfacciones y miedos a partes iguales cuando recibió la llamada del que por entonces era considerado uno de los mejores intérpretes de Shakespeare, un actor de contrastada cultura y solvencia, también director renombrado, a fin de reunirse con él para protagonizar una comedia y para ello tenía que trasladarse a la vieja Inglaterra y unirse a un elenco de británicos intérpretes, todos dominadores de la lengua con una dicción que la joven estrella envidiaba profundamente.

La situación no por envidiable dejaba de ser causa de preocupación para la joven estadounidense que se hallaba en el trance de digerir una gracia, un don, para el que no tenía explicación siendo como era muy consciente de tenerlo y de ser el motivo por el que todos aparentaban quererla mucho. Una especial virtud que le daba en pantalla una fuerza inusitada, algo que todos los espectadores admiraban y disfrutaban.

Uno de esos admiradores era el joven Colin Clark que gracias a los contactos de su muy influyente entorno familiar decidió aprovechar la oportunidad recibida de incorporarse al grupo de producción de la película que Laurence Olivier iba a rodar co-protagonizándola con Marilyn y se encontró nombrado por su pericia como tercer ayudante del director, o sea, el chico de los recados que se va a encargar de que todo vaya como la seda y muy especialmente que a Marilyn no le falte de nada. El sueño de cualquier espectador, vaya.

Aprovechar la experiencia vivida durante unos días de intenso rodaje para escribir años después dos libros fue una buena idea de Colin Clark cuando ya prácticamente no quedaba nadie vivo capaz de llevarle la contraria y evidentemente para él fue cuestión de mala suerte fallecer antes de comprobar cómo su historia era llevada al cine después que Adrian Hodges escribiera un guión refundiendo esas personalísimas memorias y les diera un título que no engaña a nadie: My week with Marilyn (Mi semana con Marilyn) es una película dirigida por Simon Curtis, su ópera prima en la pantalla grande después de veinte años de experiencia en la televisión como director y productor ejecutivo, faceta ésta que también aplica en la película, junto con otros cuantos más, todos, cabe imaginarse, al servicio de los hermanitos Weinstein, de nuevo un exceso de productores para un producto de apariencia nada complicada.

Esta es una sencilla película que pertenece al género cinéfilo por antonomasia, el del cine dentro del cine: se me ocurre que los Weinstein jugaron la baza por partida doble y así como en la otra el mcguffin se suponía era la propia esencia del cine, en ésta la excusa se centraba en la figura de uno de los mitos más perdurables, no en vano sigue habiendo una mercadotecnia que todavía usa y abusa de la imagen de Marilyn convertida en un icono de los mass-media.

La virtud de la pieza de Curtis es su falta de pretensiones evidente porque como hemos apuntado ya desde su mismo título se muestra una cierta lejanía con el personaje de Marilyn, una temporalidad conectada con la apreciación personal de un extraño, de un individuo afortunado que existió y del que casi nadie tuvo conocimiento hasta hace muy pocos años: nos mostrará lo que sucede durante unos días de 1957 durante el rodaje de El Príncipe y la corista.

Un retazo de la complicada vida de la Monroe en un momento en el que su fama era su beneficio y su maldición: una vez más, el mito de Midas tomaba cuerpo sobre la perfecta osamenta de la joven Marilyn y, como ella misma definió, lo único que conseguía era que la gente se alejara al ver a Norma Jeane. La impresionante fotogenia cinematográfica, ése cúmulo de microgestos que ella disponía de forma natural e inconsciente, a poco que se esforzaba ofrecía un resultado embriagador en la pantalla que se transmitía al patio de butacas de inmediato y lo malo era que todos, luego, esperaban ver lo mismo en la realidad y no. Esa constatación por parte de la propia Marilyn de un cierto descontrol en su virtud, en su don, le provocaba inseguridades que Olivier no alcanzaría a percibir hasta después del rodaje de su película al comprobar que, en sus escenas con ella, no dominaba como de costumbre. La inigualable y enorme técnica frente a la fuerza bruta.

Curtis se centra en ofrecernos a través de la mirada de Colin las dudas e inseguridades de la estrella americana y poco más ya que incluso el evidente estado de excitación del joven Colin aparece como enfriado, visto desde una distancia excesiva, quedándose la narración en un término medio que la perjudica y la sitúa en un terreno baldío de pasión y fuerza, con un tono más cercano al docu-drama que a la interpretación de unos hechos reales con una óptica esclarecedora, rechazando cualquier línea personal precisamente en un entorno en el que no faltan anécdotas en las que sustentar una trama más interesante, desde un retrato más cercano de las virtudes artísticas y conocidos vicios personales de Olivier en su decadente relación con su entonces esposa Vivien Leigh o la más borrascosa relación entre Marilyn y su esposo el gran dramaturgo Arthur Miller, unas parejas con oportunidades insospechadas para vestir una historia que acaba por ser inconsistente a pesar del encomiable trabajo realizado por sus protagonistas: Michelle Williams coincide en sus treinta y un años de edad con Marilyn y ofrece un trabajo excelente: pretender igualar en todo no es su intención y por lo tanto pretender hallar -el espectador- una copia idéntica es una utopía sin sentido: la Williams recrea muy bien la situación psicológica de la estrella, lo mismo que Eddie Redmayne ofrece un creíble retrato del joven Colin; por su parte, Kenneth Branagh no parece esforzarse demasiado en representar a Olivier, seguramente porque lleva años fijándose en él y lo cierto es que, como suele ser habitual, contando con reparto británico, nadie está fuera de lugar.

Una lástima que no se haya podido o querido profundizar siquiera un poco en algún aspecto más jugoso, quedando el conjunto como un amable retrato de las dudas y zozobras personales de la joven Marilyn, esas que, como todos sabemos, cinco años más tarde la llevarían a la despedida final.


Tráiler







17 comentaris :

  1. Muy tibia, en efecto. Da la impresión de que esta historia, más allá de adaptar unas memorias, seguramente ficticias (cuando ya todo el mundo ha palmado cualquiera es libre de inventarse lo que quiera), daría lugar para hacer ficción a gusto explotando los detalles a conciencia y hasta las últimas consecuencias. Joer, a veces parece que el cine se empeña en estropear historias por capricho, y cuando puede estropear una para bien y fantasear debidamente, no se atreven.
    Un abrazo

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    1. Tienes razón, Alfredo: no se han atrevido y mira que lo tenían a huevo, la excusa idónea para bucear en el pasado y tocar el presente, pero han preferido quedarse en un medio biopic que no lo es ni lo intenta y tampoco optan por una sana desmitificación. Sólo pensar en lo que hubiera hecho Wilder con un escenario así....

      Un abrazo.

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  2. No puedo estar más de acuerdo.
    Tu análisis de la película es tan "limpio" y certero como el mejor "trabajo" del más brillante observador y deductivo personaje de Sir Conan Doyle :-D
    Siendo una película amable, ligera de ver, de buena factura resulta "descafeinada".
    Michelle está muy bien en esa fragilidad ( creo que ya lo dije en mi casa ) pero no puedo ver al mito como señalas tú mismo, circunstancia que no se puede dar cuando Ella, Marilyn es leyenda e icono.
    Salvando esa premisa al menos
    las relaciones de ella con Miller( ahí habia tela que cortar), con Olivier y Vivian, desde el recibimiento, los ensayos.. hubieran sido muchisimo más jugosos, añadiendo "salsa picante" a ese rodaje!
    Nunca me hubiera imaginado que la anecdótica( y ¿dudosa?) semana de ese joven con Marilyn diera para tanto en su lugar.
    Lo dicho, se nos queda corta, sosita..aunque sea "bonita" de ver.

    Besos. Milady

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    1. Tú lo dices muy bien, querida Milady: ahí falta picante, por lo menos, para dar sustancia a un relato de unas relaciones que fueron realmente cualquier cosa menos plácidas y, evidentemente, el amigo Colin da la sensación que le pone mucha imaginación y deseos frustados a sus recuerdos, pero es que ni aún así acaba por despegar y alcanzar el nivel esperado...

      Besos y gracias por los halagos.

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  3. Poco puedo aportar sobre una película que no vi. Sin embargo, veo y leo que Marilyn fagocita casi todo el tema de las comparaciones. Y es verdad,había otros personajes de renombre sobre los que sacar brillo.
    No es mala idea esa de tratar sobre los Weinstein, sobre los que habría mucho que decir, y no todo bueno ni malo.Un saludo.

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    1. El encuentro de todas esas gentes, Víctor, daría para más de una película: centrarlo en la maravillosa Marilyn no es mala idea, pero, evidentemente, hay que dar a cada uno la fuerza que merece, como siempre, en cualquier comedia dramática que se precie, los secundarios son los que dan fuste al conjunto y aquí pasan de puntillas.

      Lo de esos hermanitos sí que daría, por lo menos, para un estudio jugoso, seguro...

      Un abrazo.

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  4. Los "halagos" (merecidos)no son ni mucho menos para darte coba que bien sabes que cuando no me gusta..¡ es que no me gusta y ni con toda tu retórica me convences ! :-P
    ¡Buenas e insomnes noches !

    Otro beso ( sonrio)

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  5. Pues, no, no y no. Marilyn es única y, a menos que resucite para ponerse a hacer películas de nuevo, no acepto copias ni sucedaneos. Me pondré de nuevo "El príncipe y la corista" y disfrutaré más.

    Además, la presencia en la nueva peli del insoporteibol Kenneth Branagh todavía me aleja más de un posible visionado. Gracias, en cualquier caso, por la información.

    Salucines

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    1. Te veo muy decidido, Fernando: de hecho, no se trata tanto de resucitar a Marilyn cuanto de intentar -que no conseguir- un tímido acercamiento a sus problemas identitarios y artísticos.

      También veo que Branagh no es de tu gusto, y ahí he de manifestar mi sorpresa, porque me gusta bastante y en esta película resulta muy efectivo...

      Un abrazo.

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  6. Poquito me gustan las películas sobre artistas de cualquier clase.amigo Josep.El otro día estuve viendo precisamente Vidas rebeldes.Magistral los tres actores en declive pero dandolo todo en la pantalla.Prefiero esas películas donde se inventan artistas y de esa manera se llega más al meollo de la cuestión.Basta recordar a la Norma Desmond de El crepúsculo de los dioses,que no es más que la Gloria Swanson.A su mayordomo que no es más que Erich Von Stroheim.Los ejemplos son múltiples.Marilyn dijo: "Hollywood es un lugar en el que te pagan mil dólares por un beso y cincuenta centavos por tu alma. Lo sé porque rechacé con bastante frecuencia la primera propuesta y acepté demasiadas veces la segunda." Esta esencia necesita otra película que no se hable de ella y nosotros,los cinéfilos locos,sabríamos que se está hablando de ella.

    Un saludo,amigo.

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    1. Totalmente de acuerdo contigo, Francisco: mi recuerdo de Vidas Rebeldes -que ya hace demasiado no he visto- queda patente precisamente en los gritos desolados de una excelsa Marilyn en el papel que más me impresiona de su breve carrera. Y no te falta un ápice de razón, amigo, cuando aseguras que, cualquier película ficticia versando sobre personaje semejante, automáticamente nos despertaría el recuerdo: pero claro, Wilder, murió....

      Un abrazo.

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  7. Fíjate tú qué curioso, compa Josep: con lo que me gusta a mí el subgénero este de cine dentro del cine (pelis como La noche americana, de Truffautt, o State and main, de Mamet, me encantan…), ésta no me ha llamado mayormente la atención, de forma que ni me la he planteado como opción para ir a verla —y no por falta de referencias positivas, ni sobre la peli en general, ni sobre el trabajo de la Williams en particular—. Ya le llegará el momento (o no…).

    Un fuerte abrazo y buena semana.

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    1. Ese subgénero, Manuel, es un guiño al que cuesta evadirse y me doy cuenta que en este caso concreto toda la mercadotecnia previa te habrá alertado de la flojedad del producto y la habrás aparcado: para una tarde sabatina, llegado el momento, puede que te interese y quizás mejor la ves en v.o.s.e., ya puestos...

      Un abrazo.

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  8. No la he visto.
    De acuerdo con el comentario de Paco Machuca, a mí tampoco me acaban de gustar los llamados biopics, aunque se me hace que esta peli que comentas no es puramente uno de ellos. No sé.

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    1. Esta película no la clasificaría como biopic, Raúl, porque se ocupa apenas de una semana y algo más de la vida de Marilyn, fijándose sin embargo de forma leve en su problema personal, pero lo hace con demasiada lejanía o prudencia, no sé, pero no acaba de cuajar, no...

      Un abrazo.

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  9. Hola, Josep. Yo no sé si voy a ver esta peli, la verdad, he leído atentamente todo, pero creo que ahora no es el momento para mí. Aún así, sigue siendo excelente leerte y entrar para saludar..

    Un abrazo fuerte..

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    1. Por suerte, Blanca, la podrás ver en cualquier otro momento que te apetezca, seguro, caso de llegar. Como sea, gracias por detenerte de visita y por dejar constancia de ello.

      Besos.

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