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diumenge, 18 de març del 2018

Joan Chamorro: Amor al Jazz






Esta versión del clásico Undecided sin duda abrirá el apetito del aficionado al jazz que guste escuchar el sonido de una banda consistente, con empaque, provista de solistas capaces de improvisar y acometer sus particulares diabluras sobre una composición sólida, lo que podríamos denominar una Big Band.

La sorpresa viene cuando además del oído ejercitamos la vista y nos damos cuenta que, aparte de los dos corpulentos músicos que flanquean una niña impensable en tal situación, únicamente el que lleva sombrero, en tareas de director requiriendo caña, el resto son apenas adolescentes de ambos sexos, con clara mayoría de chicas.

El vídeo que encabeza se grabó en el Palau de la Música de Barcelona el día de San Andrés del año 2011 en el marco del 43º Fetival de Jazz de Barcelona y la que toca es la Jazz Band de Sant Andreu y su director, Joan Chamorro, un músico de largo recorrido y extensa experiencia, probablemente debería pasar a la Historia del Jazz por el amor que siente a esa música y por cómo ha sabido transmitir esa pasión a una serie de jovencísimas personas que se han reconocido libremente en la misma pasión y han podido crecer personal y artísticamente gracias a las buenas ideas y convicciones jazzísticas de Joan Chamorro, gran músico y enorme pedagogo.

¿Creen que exagero? Pueden acudir a youtube y leer los comentarios que dejan los aficionados al jazz de todas partes del mundo, algunos incluso asegurando que a Joan Chamorro deberían darle el premio Nobel por su revolución pedagógica musical que ha conseguido en doce años procurarnos grandes momentos de jazz de toda clase, desde el añejo dixie hasta el bebop, del contagioso swing a la hermosa bossa brasileira, siempre valiéndose de composiciones potentes.

Habrán visto la pequeñaja tocando la trompeta entre los dos colosos: pues bien, la niña ha crecido y no sólo en tamaño: también se va superando con la trompeta; sigue siendo una niña, pero Elsa Armengou tiene un sonido propio que en 2017 le permite afrontar otro clásico como es What's New

Vamos a situarnos un poco, porque podría dejarme en el tintero información que doy por sabida: en Barcelona hay un barrio, Sant Andreu, y en él hay una Escuela Municipal de Música y dentro de ella hay una sección en la que Joan Chamorro se dedica a impartir su magisterio: hay que suponer que consiguió en su día permiso para enseñar música a su modo y manera, muy diferente de lo habitual, y habría que dar las gracias a quien le apoyó en sus inicios porque las lisonjas, ahora, caen por su peso: a nadie, en su sano juicio, se le ocurriría criticar el método de Joan Chamorro, vistos y escuchados los resultados.

En el excelente documental Kids and Music patrocinado por TV3 y emitido en su Canal 33 se pueden hallar varias de las muchas claves de una formación jazzística que ha conseguido atraer la atención internacional y sorprender incluso a músicos que en sus países también practican la enseñanza del Jazz incluso en las universidades.

El secreto, para mí, reside en el amor al Jazz de Joan Chamorro y su forma de trasladarlo a unos infantes que deciden dejar de lado otras ocupaciones más "divertidas" para trabajar su instrumento favorito en la seguridad que acabarán por dominarlo y obtendrán placer al tocarlo junto a sus colegas de la Jazz Band, produciendo música y conectando con el buen humor que transmiten a sus oyentes, felices de la ocasión.

En esa joven orquesta se entra a los seis años y se sale a los veinte. Como es natural, hay varios miembros que son hermanos, primos, parientes, amigos todos.

Alba Armengou también toca la trompeta y además posee una delicada voz que sabe aplicar a todo un clásico de Antonio Carlos Jobim, Triste en una versión de jazz suave.

Con el transcurso de los años, todos esos músicos van alcanzando la mayoría de edad de forma inexorable y Joan Chamorro, en una decisión que le honra, se cuida de procurarles una buena despedida, grabando un disco en el que cada uno tiene su lucimiento personal con el acompañamiento de otros y todos juntos suelen acudir a la sala con más solera de Barcelona, la Jamboree, donde el aficionado puede disfrutar de unos jóvenes que están prontos a dejar el nido y volar por sí solos.

Por ejemplo, podemos ver una de las piezas con la que se presentaba la cantante, saxofonista y violinista Èlia Bastida, nada menos que una pieza de Canonball Adderley,Wabash

Lo mejor del trabajo de Chamorro es que ha conseguido que todos los miembros de la Jazz Band sepan liderar en una pieza y en la siguiente colaborar con todas sus fuerzas: así, podemos ver a la excelente bajista y cantante Magalí Datzira interpretar de forma muy personal el clásico Nature Boy y colaborar de forma espléndida con el disco presentación del trompetista Joan Marc Sauqué en otro clásico con el que todos pueden lucirse a fondo, Tenderly

Además de ser un adalid del Jazz en Barcelona consiguiendo que unos jóvenes normales y corrientes (no son cracks, asegura Chamorro: ¿cómo me iban a tocar veinte cracks para formar una Big Band?) que se aficionan y entregan al Jazz, Chamorro se cuida de recuperar composiciones que casi han caído en el olvido incluso en sus propios países de origen, presos como están todos los mercados musicales de unas compañías discográficas que van a lo que van: dejaremos para cerrar esta sucinta nota en este bloc una versión del clásico brasileiro compuesto por Alfredo da Rocha Viana Filho (Pixinguinha)con letra de João de Barro, en la jovencísima voz de Rita Payés, que nos asombra con Carinhoso, muy bien acompañada a la guitarra por Elisabeth Roma, al bajo por Joan Chamorro y a la batería por un sorprendido Jo Krause.

No hay más que ver la cara de Joan Chamorro para comprender que el hombre sí puede alcanzar la felicidad.





15 comentaris :

  1. ¡Pero qué ricura de niña! ¡Y cómo toca la trompera! Ya sabes que siempre quise ser director de cine, pero se truncó por una larga historia que algún día te contaré, mi querido Josep. Pero antes, mucho antes de querer ser director, quise ser trompetista de jazz. De niño escuchaba jazz, sin saber todavía qué era la música de jazz, a través de la vieja ventana de la cocina. Un vecino siempre la ponía, y la brisa de la tarde, transportaba la intensidad dramática de la trompeta de Satchmo, la suave poética de Chet, el refinamiento de Bobby Hackett, la fiesta loca del Be Bop de Dizzy Gillespie y el aire cálido de su “A Night in Tunisia”, la intelectualidad de Miles Davis, etc. Pedí que me compraran una trompeta. Y ya sabes lo que ocurre cuando un crío pide a sus padres una trompeta, pero yo quería ir en serio, de verdad, mi querido Josep. Tampoco pude llegar a ser un músico de jazz. Luego vendría las noches en las salas de jazz de Barcelona. La atmósfera cargada de humo y alcohol. Sueños y soledad. Y hasta aquí quería llegar, amigo mío. Hoy, me contento (no hay otra) con mi colección de jazz, mi equipo de música y una posición cómoda para escuchar esa maravillosa historia que va, desde el ragtime, pasando por el jazz tradicional y acabando en John Coltrane, “A Love Supreme”, sobre todo, para rememorar momentos históricos de esta música sublime.

    El otro día, sin ir más lejos, me puse a recordar lo que le ocurrió a Louis Armstrong en 1951, en el Basin Street de Nueva York con un público compuesto por apenas una docena de personas, sea lo más doloroso que puede sucederle a un artista consagrado. Pero el músico de jazz, se llame Armstrong, Charlie Parker o John Coltrane, está acostumbrado a esos desaires. El que ama su música los considera un problema menor y puede concentrarse, por ejemplo, en esa docena de personas que ha acudido a verlo y escucharlo a pesar de la tormenta de nieve. Louis contaba que esa noche se lo pasó en grande. Una vez el famoso Eddi Condon, vista la poca cantidad de público (una pareja), se dirigió a ella saludando: "Señora y señor, buenas noches." A esas noches vacías estaban acostumbrados los pianistas que se exhiben en solitario: John Lewis, Hank Jares, Barry Harris y Tommy Flanagan que confesaron haber tocado en bares vacíos.

    El famoso trío de Bill Evans, con Scott LaFaro y Paul Motian, llegó a tocar en el Village Vanguard neoyorquino ante una audiencia de cinco personas. Las grabaciones del ciclo de conciertos de Evans en ese local han sido muchas veces reeditadas y se consideran fundamentales en la historia del trío de piano. Otros casos pueden ser más penosos, dada la desproporción: cuando la que actúa es una big band de quince músicos y el público es de cuatro o seis personas, la balanza se inclina totalmente del lado de la música, dejando el de los aplausos en situación esquelética.

    Woody Herman confesó que, en una ocasión, el público parecía tan triste e incómodo por ser tan escaso, que su trombonista Bill Harris quiso organizar una colecta para indemnizarlo. Una vez, en Amsterdan, el gran saxofonista tenor Ben Webster, viendo que su nombre no había atraído ni siquiera a una persona, salió a la calle con su saxo y se puso a tocar para los transeúntes; algunas personas respondieron al reclamo entrando en el local. Y, sobre la fatídica noche de 1951, Armstrong solo recordaba que había tocado como nunca.

    En fin, no aburro más con el tema. “Ahora es más tarde; aquello era entonces”, dijo una vez Lester Young.

    Un fuerte abrazo, amigo Josep

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    1. Por cierto, ¡Felicidades!

      Más abrazos

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    2. Muchas gracias, Paco.
      Esa niña ha ido creciendo y cada vez toca mejor y lo cierto es que los tiempos han cambiado una barbaridad, porque, por lo menos en lo que a la banda dirigida por Chamorro se refiere, tienen éxito allá por donde van y ahora mismo creo que están en Suecia en unos bolos y en todas partes la gente se queda maravillada del jazz que estos jóvenes hacen sonar.
      Si en tu niñez hubiesen existido maestros como Chamorro, seguro que ahora mismo tocarías la trompeta como los mismísimos arcángeles...
      Un abrazo.

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  2. Estupenda entrada que revisaré para disfrutarla con calma.
    Me paso ante todo antes de que termine el día para felicitarte, mi querido amigo.
    Un brindis por ti y por nosotros que te hemos conocido.;)

    Besos. Milady

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    1. Muchas gracias, Milady: brindemos por todos nosotros y que sea con un caldo de tu tierra.
      Creo que te vas a quedar enganchada, querida, con esa banda juvenil porque suena de maravilla y te acompañará con una selección de temas que quita el hipo.
      Besos.

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  3. He preferido escucharlo todo antes de comentar. Me parece una iniciativa prodigiosa en muchos sentidos. Y lo mejor de todo es que el resultado está ahí para que no quede sólo en las buenas intenciones. La ejecución de las versiones de esos clásicos que has puesto no es fruto de la casualidad. Hay un compromiso muy serio y una dedicación q solo se puede explicar con el título de la entrada.
    Soberbias versiones...lastima que este ejemplo no cunda como merece. En vez de subvencionar ocurrencias cuyo interés me parece muy discutible...se debiera apoyar de alguna forma iniciativas como esta en cada ciudad...
    Todo un ejemplo a seguir de resultados a golpe de click. Muy bien x ti c difundirlo. Un abrazo

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    1. Me alegro que te haya gustado, Víctor: coincido contigo, por supuesto, en que iniciativas de esta clase deberían recibir apoyo institucional; diría que en este aspecto en BCN estamos de suerte y desde luego, tal como se ve en el documental (que a pesar del título en inglés está en bilingüe castellano-catalán, tal como suele ocurrir) es una idea aplicable a cualquier rincón del mundo y sorprende el amor al jazz que desarrollan esos jóvenes y cuánto llegan a disfrutarlo cuando, además, lo comparten con gozosos oyentes.
      Esas cosas, cuando uno las descubre, lo menos que puede hacer es hablar de ellas a los amigos... y a tutti cuanti.... :-)
      Un abrazo.

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  4. Tengo lista larga de cosas para ver, pero con lo que cuentas, me has picado la curiosidad y si saco tiempo, me veo el documental.
    Eso sí, has metido casi más (o tantos vídeos) como Abril (los dos que he puesto suenan muy bien, eso es verdad).
    Y escuchando y leyendo, pues coincido con vosotros, claro.

    Un abrazo.

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    1. El documental es casi de una hora, pero vale la pena: muy bien hecho y muy interesante lo que cuenta. Esa Jazz Band de barrio está consiguiendo un nombre por ahí fuera: en dos semanas ya han hecho actuaciones en Suecia y Suiza y donde van, les piden que vuelvan.
      Un abrazo.

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  5. Con esta explicación tan completa he quedado encantado. quiero ver esta película. Por cierto, hablando de música y cine, te invito a pasar por la sección MÚSICA de tigrero ¿te parece? Saludos desde Venezuela

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    1. Bienvenido, Alí Reyes. Tratándose de música y de Venezuela, no puedo resistirme. Precisamente mientras andaba dando vueltas a Chamorro jamás perdí la memoria del maestro José Antonio Abreu, tristemente fallecido hace unos días, al que ya nos referimos en referencia a gustavo Dudamel, hace años, cuando les descubrimos de casualidad.
      Un abrazo.

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  6. No me canso de ver este video. Tendré que buscar esa película y pronto porque tengo que escribir acerca de ella. Gracias Josep por ese dato

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    1. No hay porqué e las gracias, Alí: me alegra que te haya interesado.

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  7. Bueno Josep. No se hable más. La próxima entrada de tigrero está referida a este documental y la fuente principal es tu blog

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    1. Pues me alegro que te haya convencido de su fuerza musical, Alí. Para tu casa me iré en breve, porque seguro que a tus lectores interesará la experiencia.
      Un abrazo.

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