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divendres, 23 d’agost del 2019

Verano del 69 (y V)



Otro que no estuvo en el concierto agosteño de marras fue un cantante que brilló con luz propia a finales de los sesenta y principios de los setenta principalmente con grandes éxitos que todavía suenan de vez en cuando en nuevas versiones.

Me refiero a Harry Nilsson, cuya espléndida voz de tenor todos los cinéfilos hemos escuchado en varias películas, la primera de ellas Midnight Cowboy con su versión de Everybody's Talki'n, composición de Fred Neil de la que Nilsson había hecho una muy buena adaptación, usada por Schlesinger para explicar el tipo de banda sonora que quería para la película.

Nilsson, que también era un buen compositor, presentó a Schlesinger la balada I Guess the Lord Must Be in New York City, pero el director acabó por usar, como todos sabemos, la canción de Fred Neil.

Todo esto ocurría en torno a la película, estrenada en 1969, como ya comentamos hace doce años aquí y como es natural, el bueno de Harry Nilsson no se iba a guardar simplemente su trabajo.

Sacó un Lp y lo tituló Harry

Sirva como cierre a estas notas musicales del verano de hace medio siglo ese disco que en agosto de 1969 apareció en las tiendas para recordar a todos que también en el 69 había otra música interesante aparte del rock y que una bonita voz y unas bellas canciones sirven perfectamente para amenizar una velada y proporcionar tema de conversación.

Así que tomen sus bebidas favoritas, algo para picar e inviten a sus amigos, que música de fondo no les va a faltar:





Y recuerden que esto sonaba hace cincuenta años justos.


12 comentaris :

  1. Esa música me hace soñar...¡Una delicia!

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  2. Mi querido Josep, ay, Harry Nilsson y su maravillosa Everybody’s Talki’n y la no menos genial Midnight Cowboy: un retrato de una gran ciudad que también puede considerarse una especie de western tardío. Tras el realismo agridulce de la radiografía urbana se oculta el melancólico canto del cisne del ideal norteamericano del solitario héroe de la pradera: la calle 42.

    Si me lo permites me gustaría dejarte aquí unas palabras que escribí hace ya unos años. El texto se titula “La banda sonora de una vida”.

    - ¡Camarero! ¿Tú que pides, amigo Josep?

    Verás; sabemos que la memoria humana es inventiva y que vivimos sumidos en un inmenso olvido, y que no queremos saberlo. Que a veces tenemos la sensación de que el pasado no existe y que la memoria hace su versión actual de los recuerdos. Que la vida, también, verdaderamente consiste en un delicado equilibrio entre olvidar y recordar y que todos estamos hechos de frágil y engañosa memoria, de irreparable olvido. "Hay en mí más recuerdos que en mil años de vida", dijo Baudelaire. Pero la memoria, para mí, es el esfuerzo de reconquista personal, para asegurarme que he existido; que no hay que olvidar el pasado para que no nos invente el presente o el futuro.

    Es evidente que uno no va por ahí recordando el pasado, así sin más. Marcel Proust inicia su largo trayecto a través de la memoria activada por el sabor de una magdalena mojada en el té. También es cierto que la impronta de un olor abre las puertas del palacio de la memoria, y como bien dice Serrat en la canción que hemos escuchado; un tema musical, que de repente suena en la radio o, en cualquier lugar que tenga hilo musical, basta para que nos sumerja en un recuerdo que teníamos olvidado y todo parece cobrar sentido, muchas de las veces doloroso, pero con sentido. La memoria siempre trabaja con el presente.
    Hay que reconocer (muy pocos están dispuestos a ello) que incluso la música más hortera, puede cobrar una importancia significativa en muchos de nuestros momentos pretéritos y convertirse en la banda sonora de nuestra vida. Te lo cuento. Las canciones de Peret; Una lágrima cayó en la arena, me traslada de inmediato a la niñez de aquel verano, ya irrecuperable, donde solíamos ir con otras familias al campo. Me lleva a la canícula, a los tábanos cerca del río, a los gritos alegres de los niños, a las discusiones por parte de los adultos, algo achispados por el vino peleón, al olor a leña y al sofrito de la paella, al radiocasete a todo volumen desde el Renault 6 de mi padre con las puertas abiertas, y a la brisa fresca y clara del estío que se expandía a lo largo y ancho del tiempo.

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  3. Al primer beso entre pinares que, mareado de inocencia y miedo, volvía trastabillando, junto a la tribu y a la fogata, muy sonrojado. También sonaba Gavilán o paloma, de Pablo Abraira. Cuando escucho esta canción siento todavía el húmedo beso en la mejilla de aquella niña que no volví a ver nunca más desde aquel corto y cálido verano. Gracias, amigo Faulkner.

    Las canciones de Manolo Escobar me trasladan a otros veranos en la playa de Comarruga (Tarragona); al olor a Nivea sobre la piel joven y tostada por el sol; al de la lona del salvavidas, a brea, a sal, a cañaveral, y a sandía fresca hacia la media tarde. Me traslada junto a mi prima de París con el pelo a lo garçon de la cual yo estaba enamorado perdidamente. Una vez nos escapamos cogidos de la mano corriendo por la orilla de la playa. Nos atraparon muy rápido y nos reprendieron al son de Un rayo de sol de Los Diablos.
    Karina y sus canciones, sobre todo El baúl de los recuerdos, Las flechas del amor y Romeo y Julieta las escuchábamos por la radio a la hora de comer. Luego yo me iba al colegio muy triste. Caminaba por las calles con esas canciones dentro de mi cabeza, con dirección al matadero. La música es muy molesta y cuando se te mete dentro ya no hay quien te la saque. Pues bien, cuando escucho a Karina no me produce alegría, sino todo lo contrario, me produce tristeza, porque me trasladan precisamente a esos momentos tan oscuros como fueron esos trayectos de casa al colegio.

    Son muchos los ejemplos. A mí ni me gustaban ni me disgustaban todas aquellas canciones, simplemente estaban allí como podrían haber estado otras; todo depende de las circunstancias. En mi época reinaba una dictadura, la censura y el gusto musical de mis padres. Ojalá que a ellos les hubiesen gustado las canciones de Bob Dylan, John Lennon, Frank Sinatra, Eric Clapton, etc., pero no fue así. La banda sonora de nuestra vida no la elegimos nosotros.

    No es que todo tiempo pasado sea mejor, como cantaba Karina, sino que fue mejor para uno visto en términos absolutos, todas las épocas se equivalen más o menos y son sumamente lamentables. La pura nostalgia de la pura nada.

    En La mujer de al lado de François Truffaut, la bella Fanny Ardant dice: "Solo las canciones tontas dicen la verdad". Parece ser que todo gana cuando se ha perdido; todo mejora en cuanto ya no es... y según Rilke la música nos inventa un pasado que no conocíamos... tal vez. Sin embargo, hoy recuerdo perfectamente que cantábamos juntos mi madre y yo la hermosa canción Gren, Gren Grass Of Home de Tom Jones cuando la ponían por la radio, allí, en aquella reducida cocina, mientras fregaba los platos con aquel viejo delantal, ella, todavía tan joven y ya con tantos sueños rotos.

    Un fuerte abrazo, amigo Josep. Por cierto, ¿pedimos otra ronda?

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    1. Una más, amigo Paco, y ¡camarero, traiga también unas bravas y unos choricillos, haga el favor!

      Porque si una cosas tiene la buena música es que, como el buen cine, despierta lugares residentes en la memoria de cada cual, para unos alegres y para otros no tanto, aunque también, como apuntas, alguna pieza menor o declaradamente mala también se halla anclada a nuestro interior más íntimo.

      Esas músicas de hace cincuenta años ¿son antiguas?¿son viejas? ¿lo son los recuerdos a ellas ligados?

      No deben serlo, porque en ocasiones han nacido espontáneamente, surgiendo del marasmo de vivencias y ¡camarero ¿no tendrá unos calamares?! siempre es un placer compartirlos con los amigos y me siento honrado de servir de disparadero.

      Un fuerte abrazo.

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  4. ¡Ay Harry Nilsson...! Qué recuerdos...

    El tema que nos dejas "The puppy song" junto con otros, su versión de Over The Rainbow y "Remember" están incluidos en la banda sonora de You've Got Mail y es uno de los aciertos (encantos, diría yo) de la comedia, aunque no sea de tu agrado.

    ¡Harry Nilsson !...¿Cómo olvidar éste tema ?

    Y por supuesto, "Midnight Cowboy" y su "Everybody's Talkin" está instalada en nuestra memoria como otros de los hit de nuestra lista Top de las bandas sonoras a reseñar.

    ¡Vamos a por un refresco y brindemos, sire!

    Besos. Milady

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    1. Brindemos, Milady, pero que sea con un buen Ribera joven y fresquito, porque la ocasión lo merece y la música no puede ser más agradable.
      Besos.

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  5. Posdata:

    No sé si va bien el enlace. Le dejo de nuevo por si las fys...

    https://youtu.be/G-ZDKirjQgM

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  6. Los paseos del despistado cowboy (Jon Voight) por Nueva York con el fondo musical de "Everybody´s talkin" y ese imapagable diálogo cuando se dirige a una prostituta: ""- Perdone, señora. Es la primera vez que vengo a Nueva York y me gustaría ver la Estatua de la Libertad.
    -¡Está en el Central Park dándose una ducha… si se da prisa la pillará antes de que se vista!” Tuve presente este tema de Nilsson y me lo ponía cuando me encargaron la portada de la novela de James L.Herlihy.
    John Lennon dijo que la música que oyes entre los 15 y los 25 años es la que te gustará siempre, la música de tu vida. No sé que opinarás.
    Saludos, Josep!
    Borgo.

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    1. La banda sonora de Midnight Cowboy es muy propia de la época, impagable contribución de gentes foráneas de la industria del cine con unos temas que por su propio valor, incrementado por las imágenes, ha quedado en eterno para algunos.

      No, Borgo, no estoy de acuerdo con Lennon en absoluto: cierto que sigo escuchando esas músicas del 69 y me siguen gustando, pero no más ni menos que las que siguieron hasta formar un catálogo muy ecléctico: samba brasileira (Baden Powel y Vinicious), jazz desde el dixie hasta el bebop, luego clásica (empezando por la Pastoral gracias a Disney) y también la ópera, son músicas que han ido llegando con los lustros y son parte de mi vida, así que, no, Lennon se equivocaba en esto, como se equivocó emparejándose con la maldita Yoko Ono que tiene un sitio en todas las plantas del infierno dantesco aguardándola.

      Un abrazo.

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  7. Solo un apunte. Woodstock quedó muy marcado por las ausencias. Que fueron muchas y de gran peso.La lista es larga. De ahí que el éxito fuese aún más sorpresivo. Un abrazo

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    1. Tampoco cabían todos los que estaban pululando, desde luego, y algunas ausencias, como la de Dylan, viviendo en la granja de al lado, más que notoria. No obstante, mucho peso pesado sí hubo y algunos, por desgracia, prestos a desaparecer el año siguiente...
      Un abrazo.

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