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diumenge, 13 de setembre del 2020

Una mujer de bandera y un panoli





En estos tiempos que corren apresurados por la denominada "corrección política" que cada día que pasa se parece más a una imposición populachera, interesada y estúpida, alguna voces claman por el reconocimiento de la mujer en todo ámbito y casi siempre admiten que ahora están mejor que antes, que antes la mujer estaba muy mal observada y peor representada -hablando en términos meramente cinematográficos- y que ahora, por fin, podemos disfrutar de las heroínas que aparecen en películas de acción de todo tipo: no quiero citarlas por no darles pábulo, así que usen su imaginación, si no les importa.

Nada más lejos de la realidad: en el cine clásico se encuentran personajes femeninos fuertes, inteligentes, dominantes y en muchas ocasiones aplicando sus virtudes y sus defectos sobre personajes masculinos que con menos recursos de todo tipo ceden y claudican ante una mujer ampliamente poderosa en todos los sentidos y sin ninguna necesidad de adoptar características heroicas propias de superdotadas fantásticas.

Estos personajes femeninos del añorado cine de mediados el siglo pasado ofrecieron espléndidas oportunidades de lucimiento a algunas actrices que todos tenemos en la memoria quizás con la excepción de la gran Barbara Stanwyck porque ella ¡ay! cuando alcanzó la fatídica edad del medio siglo se dispuso a seguir trabajando en la televisión y lo hizo hasta cuatro años antes de fallecer a los 82 años, así que son varias las generaciones que la han visto en la tele muy bien dispuesta a seguir dando guerra.

Hal B. Wallis fue uno de esos productores que encontramos en los títulos de crédito de muchísimas películas, algunas de clamoroso éxito popular y crítico y habiendo dejado la Warner constituyó su propia productora y a finales de los cuarenta del siglo pasado se topó con una historia escrita por Marty Holland, compró los derechos y encargó a Ketti Frings que escribiera un guión para luego encomendar la dirección a Robert Siodmack quien ya disponía de una buena fama consolidada en sus intervenciones en películas del llamado cine negro, del cual ya hemos comentado tres películas, Phantom Lady (1944), The Killers (1946) y Criss Cross (1949) y se da la circunstancia que en dos de ellas ya comparecen personajes femeninos muy bien aprovechados en su día por Ava Gardner e Yvonne de Carlo, así que Wallis supo que tenía entre las manos una oportunidad y la confió también a Barbara Stanwyck, sabedor que el personaje ganaría enteros con la presencia de Barbara. En toda película con mujer importante hace falta proveer la presencia masculina que encaje bien los meneos que le van a proporcionar y ésa fue la suerte de Wendell Corey que no acostumbraba a ocuparse de protagonistas siendo esta película la ocasión en que brilló a mayor altura.

La película, titulada The file on Thelma Jordon (1949) (El caso Thelma Jordon [al parecer no estrenada] en España) nos cuenta las aventuras y desventuras de Cleve Marshall, asistente del fiscal de distrito que ya de buen inicio nos cuenta sus pocas ganas de volver al hogar donde le espera su esposa, su hijo y también sus suegros que en maldita la hora han decidido darles una visita: el pobre Cleve no soporta a su familia política y decide quedarse en el despacho de su jefe dándole a la botella de whiskey confiando que su tardanza en regresar a casa le ahorre el encuentro con su entrometido suegro, cuando se presenta una atractiva mujer que pretendía informar al fiscal acerca de intentos de robo en casa de su acaudalada tía donde ella reside temporalmente: Cleve insiste en que ambos vayan a tomar una copa mientras le cuenta ella los percances y de ahí a un súbito encaprichamiento y más tarde a una pasión enamorada no hay más que unos pasos que Siodmack nos cuenta con la acostumbrada precisión sirviéndose de planos medios y cortos que enfatizan la seducción y el embeleso y no exactamente a partes iguales, lo que produce cierta comezón en el espectador que pronto se barrunta que esto no va a terminar como parecía.

En una de las citas ocultas que los amantes tienen, noche cerrada, alguien le descerraja un tiro a la tía opulenta y de inmediato Thelma pide socorro a Cleve que no puede evitar que la policía acabe por detenerla y tras diversas peripecias sea él quien acabe por ejercer la acusación pública contra su amada como supuesta asesina de su tía.

El guión muy bien escrito y bien dialogado por Ketti Frings únicamente falla en su conclusión, seguramente impuesta no ya por Wallis sino por la "imperiosa necesidad" de una enseñanza moral ajustada a los cánones de la época, pero por lo demás la trama se sigue con intensidad y atención porque a pesar de los indicios que figuran en el relato la forma de dirigir de Siodmack nos lleva a conocer cómo son los personajes o cómo quieren que sean conocidos o cómo desean que finalicen los actos que van encaminados a satisfacer sus deseos, algunos más ocultos que otros, pero sin necesidad de trampearnos en momento alguno: Siodmack no nos oculta nada, no nos induce a creer lo que no es: las cartas sobre la mesa y el juego funciona con la celeridad ajustada a un ritmo que no decae porque no hay tiempos muertos ni escenas sobrantes: puede que la intervención de Wallis -que jugaba con su dinero- ayudara pero todos sabemos ya que Siodmack, precisamente, de las carencias sacaba oro puro como todos los grandes directores de la época y esta historia de deseos cruzados le venía como anillo al dedo.

Igualmente se encuentra Barbara Stanwyck con un personaje que parece escrito para su particular lucimiento: ésa es una mujer que sabe lo que quiere y que en algún momento parece zozobrar en su férrea voluntad y determinación, quizás más por cansancio de una vida demasiado provista de vericuetos, una montaña rusa que produce satisfacciones y vértigos. Una mujer fuerte, segura, que no depende de nadie y particularmente provista del encanto suficiente para manejar a los hombres a su antojo sin que lo perciban, una sibila a carta cabal, desprovista de escrúpulos, una prestidigitadora emocional consumada que necesita una contraparte, un especímen del sexo masculino que se halle en la situación buscada, forzada o casual que le disponga a ser la víctima propiciatoria y a su plena satisfacción, mal le parta un rayo.

Hemos visto esos dos ejemplares en muchas películas, pero no nos cansamos cuando lucen así.

No hay que buscar en este cine negro flechas que señalen más allá de la mera condición humana y ello no es desde luego ninguna merma: que no se apunte a problemas sociales de índole general no implica que con la presentación de una historia criminal se abandone todo al servicio de una intriga porque en esta película de presupuesto ajustado se reflejan los problemas que la soledad matrimonial y la ambición desmesurada pueden comportar cuando se encuentran y se enredan de forma incontrolable y uno por momentos no está del todo seguro si está viendo un encantamiento de un colibrí o de una víbora, pero la condición humana está ahí en la pantalla y resulta verídica, creíble, perfectamente mostrada por dos intérpretes que a las órdenes de Siodmack ejecutan un trabajo admirable, natural, desprovisto de aspavientos y tics.

Aparte de una conclusión en exceso moralizante cabría imputar como defecto la falta de un elenco de secundarios más eficaz, siendo todos ellos muy flojos, lo que resta puntos al conjunto, perjudicando la excelente labor de Siodmack y de la Stanwyck y Corey, pero a pesar de ello esta película puede recomendarse sin dudarlo un instante como perteneciente al selectísimo grupo de grandes productos de la serie B ejecutada con poco dinero y mucho talento.


Vídeo de la película en castellano:











7 comentaris :

  1. Coincido que me parece molesto, notablemente molesto, lo de la corrección política. Me parece una forma de censura, que ha tenido argumentos como que los comics fomentan la violencia y la homosexualidad, lo que llevó a la creación de un código de comics. Y a hasta sucesos como quemas de historietas.
    También me parece la imposición de un sentido común, que está mal visto cuestionar.

    Es interesante la mención a esas películas, cuyo argumentos encuentro interesantes. Hay algo que me gusta del policial negro, como también me gusta el policial de enigma. Tal vez tenga algo que ver las mujeres fatales. muy independientes, como se reclama.

    Parece que tengo una película para ver. Vien por ver algo por youtube.

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    1. No sabía, Demiurgo, que también a los cómics les andaban maleando con tales sandeces: tengo edad bastante para recordar censuras cerriles y ridículas y pensé que toda desparecería y veo que incluso se ha incrementado adoptando figuras realmente hipócritas. Lo único bueno de la censura de antaño fue que obligó a los guionistas a trabajar finamente la ironía y las alegorías pero era una censura oficial y el ciudadano espectador bien se la tomaba a risa y entendía los dobles sentidos.
      Esas mujeres fatales, esas féminas tan fuertes e independientes no necesitaban que las defendiera nadie: se bastaban ellas solitas. En esta película hay un ejemplo perfecto: vale la pena aprovechar que, de momento, está ahí disponible.
      Un abrazo.

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    2. La vi. Notable película, con giros argumentales. El encantamiento de un colibrí o de una vibora, eso podría resumir la película.

      En cuanto a los comics, el código se terminó por una desobediencia de Stan Lee, famoso guionista. Insistió en hacer una historia de Spiderman contra la droga, cuando el código prohibía toda mención. A partir de eso se reformó tanto, que quedó anulado.

      Lo que no quiere decir que no haya censura. Hubo una eliminación de una tapa de Spiderwoman, hecha por Milo Manara, un artista dibujando a bellas y provocativas mujeres. para evitar suceptibilidades. Hay una cierta cuestión, pensamiento absurdo de no "sexualizar" personajes femeninos.

      Gracias por la recomendación, incluir la película en la entrada-

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    3. Me alegro que te haya gustado y haberte sido útil la recomendación.
      Conozco a Stan Lee (yo leía spiderman a primeros de los ochenta) y también al tal Milo, pero no tenía idea de tales cuestiones, absurdas ambas.
      Un abrazo.

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  2. Hola Josep, interesante reseña. Y el comentario del Demiurgo me empuja aún más a verla.
    Voy a ver si la consigo en el original subtitulada. Sino la veo en castellano

    Abrazos campeón!

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    Respostes
    1. ¡Ep! Algo ha pasado con blogger, porque ya respondí y ahora veo que no aparece. Mal por no comprobarlo. Las novedades blogueriles siempre han traído pegas.
      Te decía, Frodo, que no dejes de verla de una forma u otra, porque no suele aparecer por los televisores, ignoro porqué.
      Un abrazo.

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