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dilluns, 30 d’agost del 2010

Despejando dudas



Antes de enfrentarnos a un nuevo curso hagamos limpieza de cajones y dejemos las cosas claras:





Este señor de la fotografía se llamaba Austin Cedric Gibbons y nació en Irlanda en 1893: sus padres se trasladaron a Nueva York (U.S.A.) cuando el crío tenía apenas unos meses y el padre se ganó la vida ejerciendo como Arquitecto en la gran urbe que se desarrollaba como cabe suponer a fines del siglo XIX.

El joven Cedric Gibbons cursó estudios de arte y se inició como asistente de Hugo Ballin en los inicios del cine, en la industria auspiciada por Thoms Alva Edison, el inventor de la bombilla, trabajando Gibbons en los estudios hasta que estos cerraron.

Cedric Gibbons destacó muy rápidamente por su enorme facilidad en diseñar cualquier cosa de las muchas que aparecen en una película y sobre todo, los sets de rodaje y escenarios, aunando perfectamente belleza, idoneidad y soluciones prácticas, al punto de hacerse imprescindible e indispensable, iniciando una colaboración con la MGM que alcanzó los treinta y dos años, en los que el talento de Gibbons le permitió obtener casi cuarenta nominaciones a los Oscar por sus trabajos que se alargaron hasta poco antes de su muerte, ocurrida en julio de 1960.

La lista de sus apariciones en los títulos de créditos es una exageración que corresponde a una cláusula de su contrato con la Metro según la cual constaría como Director Artístico en toda producción, cabe suponer que por dos motivos: primero, por ser el máximo responsable del departamento de direción artística y controlar teóricamente todos los trabajos; y segundo y más probable, porque percibiría un estipendio que incrementaría su salario sin sobrepasar límites salariales que ofrecieran al poderoso sindicato del cine ocasión de organizar algarabías.

Sea como sea, lo cierto es que su talento y capacidad de adaptarse a distintos requerimientos de películas absolutamente diferentes las unas de las otras sigue siendo notable.

Recordemos algunos ejemplos:


Un drama intenso: Gaslight 1944


Un musical exuberante de colorido : An American in Paris 1951


Una fantasía que recrea un clásico : Forbidden Planet 1956


Un drama social buceando en el mundo del boxeo Somebody up there likes me 1956


Gibbons tan sólo en una ocasión se sentó en la silla de director y lo hizo en 1934, dirigiendo la que muchos consideran mejor película de las aventuras del hombre mono; por lo menos, sí la más atrevida, ya que no perdió la ocasión de filmar a la protagonista femenida totalmente desnuda y moviéndose con gracia entre aguas, escena con alto contenido erótico que fue censurada en España y que ahora (y hace un mes también) podemos ver en Tarzan and his Mate 1934

Nunca sabremos si el cine perdió o ganó con su decisión de no volver a dirigir ninguna película, pero lo que está clarísimo es que su intervención en la historia del cine es más que sobresaliente, desde el ámbito en el que decidió asentarse.

Por cierto: la figurita del premio Oscar la diseñó Gibbons, que fue uno de los fundadores de la Academia de las Ciencias y las Artes Cinematográficas de Hollywood y se la llevó a casa en once ocasiones: tampoco había que abusar, claro, y dar juego a los demás....



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divendres, 27 d’agost del 2010

Examen de Cinefilia (parte XXXV)




Pues nada, que volvemos a estar a fines de mes como quien no quiere la cosa, y para celebrar que las vacaciones para la mayoría se han acabado o están prontas a acabarse, nada mejor que precalentar esas neuronas que están un pelín amodorradas.

Para que nadie sufra percance alguno, no sea que el esfuerzo súbito produzca efectos no deseados, he preparado un pequeño ejercicio de memoria cinéfila muy sencillito, verdaderamente fácil, del cual en este bloc ya se han dado muchas pistas para su resolución.

Se trata de averiguar, como en otras ocasiones, la identidad de una verdadera personalidad en esta afición nuestra del cine: una verdadera personalidad, esas gentes que, al caer en la cuenta, uno dice: ¡pues claro! ¡si estaba chupado!

¿Estamos a punto, pues?

Vamos allá: tomen lápiz y papel y apunten bien:

La personalidad en cuestión se inició en esto del cine trabajando en los estudios cinematográficos propiedad del famoso [+/-]





Y en sus primeras películas, trabajó muy cerca de otro pionero, al que sobrevivió por cuatro años, el reconocido [+/-]






Ya está.

¿Qué? ¿Cómo ha ido?




¿No? ¿Que faltan pistas?

¡Uy, es verdad!

En esta ocasión, he decidido facilitarlo tanto, que casi me olvido: siguiendo los "consejos del padrino", me ha parecido que, para facilitar las cosas, podría repetir un examen ya formulado, con lo que a las pistas ofrecidas, se pueden añadir las que se ofrecieron en el examen que puede verse aquí

Espero que ahora sí, ¿verdad?

Las respuestas pueden enviarse usando el siguiente formulario:






Por si todavía queda alguien que no lo haya podido averiguar, aquí va la pista super-requete-definitiva, que recomiendo no ver a menos que la desesperación haya llegado a límites insospechados: haga click el que se rinda aquí [+/-]


Y digo yo: ¿Ya te rendiste? ¿Tan pronto? ¿No quieres mirarlo bien?

Bueno, bueno, pues ya sabes, haz click aquí [+/-]


Pero, en serio, ¿Vas a rendirte? Mira bien las pistas, sobre todo la última, ese vídeo tan añejo, de veras, míralo....

¿No? Vale, vale, rendición aceptada: si haces click aquí [+/-]


Puedes ver una foto que enseña parte (faltan cinco) de la colección del personaje:





Y por si no hubiera bastante, ya que la rendición es total, ahí va una imagen de la personalidad con una de sus estatuillas, él, que la tuvo en sus manos primero que nadie:
Sí, me he rendido del todo [+/-]








Espero que haya resultado entretenido...




La amiga Marguis ha madrugado y ha enviado la respuesta correcta, con lo cual consigue la enhorabuena y mi agradecimiento por demostrar que, si bien no es fácil, tampoco es imposible...






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dilluns, 23 d’agost del 2010

Escuálida y frágil




Sentía curiosidad.

Iba a escribir "mucha" con el afán de llamar la atención, pero como ya sé que mentir acaba pasando factura tarde o temprano, mejor dejarlo así: curiosidad a secas.

¿Porqué? Pues porque supongo que cuando un guionista ha escrito un guión pensando en un actor como idóneo para el personaje protagonista y de repente ése actor pone pies en polvorosa y te encuentras con que el que va a ser director de la película viene y te dice que el protagonista lo vas a tener que reconvertir en la protagonista, como mínimo una noche de insomnio no te la quita nadie.

Y como que el guionista en cuestión es Kurt Wimmer que tuvo el acierto, a finales del siglo pasado, de remozar una historia conocida mejorándola, había una cierta esperanza, una deseada garantía de seriedad a la hora de escribir una trama sin demasiadas complicaciones.

No sé si habrá que achacar a Philip Noyce como director o a Lorenzo di Bonaventura como productor la total responsabilidad del desatino.

Yo me inclino por Noyce por dos razones:

Primera, porque como ya he dicho en otras ocasiones, el director me parece el máximo responsable, tanto si va bien como si va mal: en el cine no hay democracia que valga y el que manda, manda.

Segunda, porque el amigo Noyce fue el que mientras Wimmer rehacía las aventuras de Crown, él dirigía a la ahijada de Maximilian Schell en una truculenta historia en la que un veterano policía tullido era auxiliado por una joven y lozana Angelina Jolie que en muy poco tiempo alcanzaría una fama desproporcionada a sus méritos artísticos. Y puede que la señora Pitt se valiera de esa antigua amistad con Noyce para conseguir meterse con calzador en una película de espías cuyo protagonista iba a ser Tom Cruise.

Porque hace justo dos años que Cruise dejó el proyecto alegando que se parecía demasiado a la saga de Mision Imposible ( ¿mande? ¿lo cualo? ) y al saber la noticia de inmediato Angelina Jolie se postuló para interpretar a ese protagonista.

Con esa curiosidad el pasado viernes asistí al estreno de la película SALT y he de confesar que si entré en la sala con una pregunta en mente, salí de "mi cine" con bastantes más, al extremo que todavía no he conseguido aclarar ninguna de forma que pueda considerar satisfactoria ni para mí mismo ni mucho menos para cualquier otro al que pueda contárselo.

De una cosa sí que estoy casi seguro: el amigo Wimmer debió tener una intervención poco importante en el refrito al que me refería en párrafos anteriores, porque el guión es un absoluto desastre: una locura : un cúmulo de situaciones increíbles y de circunstancias inexplicadas e inexplicables.

A menos que su intención sea la de dejar en el más absoluto de los ridículos a los servicios secretos de seguridad e información de los Estados Unidos. La trama es tan risible que me recordó la surrealista situación verídica que ocurrió en la denominada Operación Garra de Águila (1980) , lo que se dice un verdadero fiasco, cuando ellos esperaban algo como esto que ocurrió cuatro años antes, en Entebbe, 1976


Por si alguien se siente con valor y le sobran unos euros para ir al cine, vamos a dejar ocultos algunos detalles reveladores del desastre de guión, que se podrán leer, claro, dándose por avisados, haciendo click aquí:[+/-]




El personaje de Salt es una agente de la CIA pero en realidad es un topo al servicio de espionaje ruso; ella y también su teórico oponente, el agente Ted Winter (Liev Schreiber), también agente ruso, como lo es otro militar de alto rango. Lo curioso es que Salt "traiciona" a los suyos y se convierte en fiel a los USA, pero no hay explicación alguna de tal cambio. Puede que sea porque le gustan las hamburguesas, yo qué sé. Ni yo, ni nadie. Porque no lo aclaran.

(Puede que sea un secreto que le contaron a la Jolie mientras se preparaba a fondo para representar el personaje)

Resulta que hay un agente ruso que se entrega y lo llevan a una sala en un centro de superinteligencia donde se reúnen los de la CIA (Salt y Winter) con los de una de esas agencias de siglas rarísimas, para interrogarle, en una sala de la máxima seguridad: el ruso, que se hace llamar Orlov (el apellido de Orlov debe ser para los guionistas estadounidenses algo así como una muletilla para cualquier personaje que sea ruso) es quien directamente descubre a Salt como topo infiltrado, y luego el tío se escapa porque resulta que en la puntera del zapato lleva un sable de aquí te espero y se carga dentro de un ascensor a dos polis tontos que le custodiaban. Y uno se pregunta: ¿Qué pasa? ¿Que no funcionaba el detector de metales?¿Que uno se entrega y no le revisan, esos de la CIA, no sea que lleve algún arma, o bomba, ni que sea fétida? Viendo esto no me extraña tanto lo del águila en el desierto...

Y luego resulta que una de las funciones de Salt consiste en cargarse al presidente ruso porque va a asistir al funeral del vicepresidente estadounidense que se ha muerto y eran muy amigos. Y claro, al matarlo en suelo USA, el pueblo ruso se va a mosquear un montón. Si es que Orlov es un ruso pero muy peliculero, porque es de esos que siempre están pensando en la gran Rusia que aparecerá cuando se rompan las relaciones con los USA. Y una vez más, los servicios de seguridad la cagan estrepitosamente porque ni son capaces de atrapar a Salt ni siquiera pueden preveer que ésta, saltando de un ferrocarril metropolitano en marcha que va a toda leche, consiga no tan sólo pasar en su caída entre dos columnas, sino además, caer de pie e ilesa.

Y luego penetrar en la basílica donde se celebra el funeral justo en el momento en que el presidente ruso está soltando su rollete de lo amigo que era del difunto y ¡tachán! con una simple carga petardil, Salt consigue provocar un hueco debajo del mandatario, que cae como cinco metros, y ella, aprovechando que aun sigue vivo, le pega un tiro.

Pero tranquilos, porque el tiro se lo pega con una bala especial que ha llenado con el veneno de una araña (se lo saca mediante una simple jeringa y sin matar a la araña ¡toma ya!) y así el presi ruso parece muerto, pero no, que luego aparece vivo, porque ella en definitiva es una buena chica y lo único que quería era evitar los atentados y salvar al mundo, siempre al servicio de su país de adopción, los USA.

¿Parece mentira, eh? Pues esto no es nada, porque al final la cosa desvaría mucho más: el presi de los USA acaba reunido en una sala fortificadísima rodeado de sus guardias de seguridad, que actúan como si fueran el famosísimo gabinete de crisis, con lo que los consejos son como pueden imaginarse. ¡Ay! Es recordarlo y casi sentir un vahído en el cerebro...



La elección de Angelina Jolie Voight como protagonista es una insensatez porque no da el pego en absoluto: por momentos, uno diría que está tan flaca que se partirá en trozos; físicamente no responde en absoluto al prototipo que cabe esperar cuando uno se dispone a contemplar una de estas películas en las que la acción prima: las heroínas deben ser mujeres recias aparte de guapas, capaces de endilgar unas buenas tortas y de recibir otras tantas, desplegando una actividad física considerable. Hay algún momento de persecución en que el personaje de Salt parece extenuada y la imagen que da es de debilidad con el resultado que las acciones subsiguientes quedan seriamente mermadas de verosimilitud y esto es lo mínimo que puede exigirse a una película de acción: que nos asombre, pero que tenga un punto de verosímil dentro de la lógica de la película.

Me refiero a una verosimilitud ficticia pero creíble; ver a Salt liarse a mamporros con su oponente Ted interpretado por Schreiber es increíble, porque él le pasa veinte centímetros y seguramente pesará más de treinta kilogramos más que ella, con lo que un tortazo bastaría para derribarla en el acto. Estos detalles, hay que cuidarlos: porque uno mira a la pantalla y no se cree nada.

El trabajo de Phillip Noyce como director falla pues en la vigilia del guión y también en el uso de los intérpretes a su servicio, pero remata la mala función desplegando una suerte de lugares comunes en la forma de rodar: persecuciones muy mal rodadas con un montaje lamentable, escenas de acción casi que borrosas (supongo que para disimular a la doble de Jolie) y falta de brío y ritmo en el conjunto, sin conseguir nunca que sintamos aprecio ni por la protagonista ni por ninguno de los personajes, dejándonos más preocupados por saber en qué parará todo el embrollo y cómo hará para salir (él, no la protagonista) indemne del follón que ha organizado.

El conjunto es un desastre y se tiene la sensación, a la vista de los comentarios que nutren las revistas del sector, que intentan convencerse a ellos mismos de la bondad de perpetrar una secuela: a ello apunta desde el inicio el título de la película -no nos has engañado, Noyce, esto de titular con el nombre ya lo hicieron en la saga Bourne- y se refuerza con las noticias que hablan de unas ganancia de 86 millones de dólares en las primeras semanas de exhibición.

Una más a añadir al misterio del cine actual que gana dinero con verdaderos bodrios y a pesar de ello parece pasar serias dificultades de supervivencia.

Créanme: vean el tráiler (que lo cuenta casi todo y más) y váyanse a la playa, que aun es tiempo...

Por cierto: En la exhibición, se han ahorrado diez minutos: no los busquen por debajo de la butaca, porque no están: hora y media justita.... y sobra...






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divendres, 20 d’agost del 2010

Dando el callo




A veces uno tiene la sensación que del conjunto de las opiniones vertidas en algo tan simple como este bloc de notas cinéfilas más que cinematográficas (y me pongo como ejemplo siguiendo la buena conseja que recomienda poner al burro delante para que no se espante), puede derivarse una mala impresión de intolerancia y exigencia de lo sublime, cuando ello no es cierto y la prueba está en el placer tranquilo que uno halla en muchas ocasiones en productos que no alcanzan a aparecer en este sitio más que nada porque su visionado, siendo agradable, no es inspirador de ideas que a priori pueda parecer dignas de los amables lectores que por aquí comparecen regalando su estimable tiempo de ocio.

Dicho de otro modo: a uno, aunque no lo parezca a veces, le gustan también esas películas que nunca tuvieron la pretensión de ser grandes obras maestras, ni maestras, ni siquiera grandes. Simplemente obras, entendidas en su esencia etimológica de fruto del trabajo; bien hecho, eso sí.

El trabajo de los que llamamos artesanos del cine, tipos como el recientemente fallecido Ronald Neame, cineasta que conoció muy a fondo todas las labores cinematográficas que dan su fruto en pantalla ya que desde muy joven se inició en el mundo del
cine británico y se ocupó de distintas labores -y todas importantes- antes de decidirse a tomar las riendas de director.

Sin destacar especialmente por su brillantez, podríamos decir que el trabajo cinematográfico de Neame fue sólido como resultado de su experiencia en todos los campos en que desarrolló su larga labor cinematográfica.

Una de sus películas más conocidas es la versión cinematográfica de una novela superventas que conoció su éxito a primeros de los setenta del siglo pasado: el ya conocido Frederick Forsyth (al que ya dedicamos un examen) supo obtener la atención del público con una aventura en torno a una supuesta organización formada por ex miembros de las tristemente famosas SS de la época nazi de los alemanes, y esa organización se llamaba Odessa y con ese título se presentó en España la película dirigida por Neame que en su versión original se titula The Odessa File (1974)

La película sigue con bastante fidelidad la trama narrada en la novela en la que vemos como un periodista independiente, Peter Miller (Jon Voight), descubre por casualidad el rastro de un famoso dirigente de las SS que cometió genocidio en el campo de Riga, un tal Eduard Roschman (Maximilian Schell) y se dedicará a investigar el paradero del criminal en una aventura que llevará al protagonista a recorrer parte del país incluso infiltrándose en la organización en busca de su objetivo.

La película, rodada en un fantástico (y muchas veces añorado) formato panorámico, permite a Ronald Neame demostrar que todavía se acordaba de usar una lente difícil y ya desde el inicio se aplica con fuerza en planos medios sin temor, encuadrando con soltura y moviendo la cámara con diligencia, manteniendo el ritmo de la narración sin dificultad, consiguiendo que las dos horas que dura la película pasen como si nada, en buena parte gracias al guión escrito por Kenneth Ross y George Markstein que con inteligente pragmatismo se dedican a conservar los elementos más cinematográficos de una novela de aventuras muy bien escrita, como las de hace cuarenta años, con un lenguaje oportuno y unas ideas muy claras, sabiendo captar la atención del lector aportando sucesos, actos y hechos y dejando que las elucubraciones las hiciera el propio lector.

Neame se aplica el cuento y presenta los hechos que narra la novela, dejando que sea el espectador el que se asombre y escandalice por lo que ve y oye en una economía de estilo cinematográfico austero y pragmático que va al grano y se deja de florituras.

La acción es iniciática aunque evidentemente no tanto como en la novela por la necesidad de recortar, pero yo, que leí la novela antes de ver la película, siempre he tenido a Odessa por un buen ejemplo de traslación de novela a película.

Ayuda el buen trabajo realizado por un protagonista entonces bastante famoso que carga sobre sus hombros el peso de todas las escenas y unos secundarios más que eficaces : Maximilian Schell, como es lógico, aprovecha sus escasos minutos de forma asombrosa dando un recital de categoría una vez más, y un casi oculto y disfrazado Derek Jacobi demuestra (en v.o, claro) su solvencia en apenas una escena.

No sé si ni la novela ni la película resultarán conocidas a los amables lectores que por su juventud hayan carecido de la oportunidad de la novedad, pero en cualquier caso, diría que ambas pertenecen a una clase de producto mezcla de entretenimiento y cultura que en más de una ocasión parecen en vías de extinción porque los sucedáneos que deberían sustituirles no alcanzan, en mi opinión, el mismo nivel de eficacia y dignidad de la obra simple pero bien hecha.

Vídeo



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dilluns, 16 d’agost del 2010

TC (10) Wild at Heart



Podría disimular, pero prefiero decir la verdad: la entrada de hoy aparece por pura chiripa.

Porque son unos títulos de crédito finales de una película que no he visto -y que sí, tengo en la lista de pendientes desde hace demasiado tiempo, ya- y han venido a parar a esta mini sección, como he dejado escrito, por pura casualidad, porque yo iba buscando algún vídeo original con el que recordar al Rey del Rock, aunque ya tuvo su momento en los inicios de este bloc de notas.

Precisamente, ha sido revisar la antigua entrada de 2007 y darme cuenta que el vídeo allí enlazado no funcionaba (ya está arreglado, de momento) y buscar una versión de la misma canción, y hete aquí que me aparece quien menos me esperaba canturreando el famosísimo tema (erróneamente) adjudicado a Elvis Presley:






Si es que el mundo es un pañuelo, oiga....


Addenda que me librará de todo mal [ver/ocultar]


Para evitarme maldiciones de fans, aquí dejo en cuatro partes un concierto de Elvis que tuvo lugar en 1970, cuando ya empezaba a ser dueño y esclavo del show de Las Vegas:

Parte 1

Parte 2

Parte 3

Parte 4







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divendres, 13 d’agost del 2010

Más que serpiente, víbora de verano





La expresión "serpiente de verano" que se suele emplear para designar aquellas noticias hinchadas en épocas estivales cuando parece que nada pasa y los periodistas buscan afanosamente algo que contar, puede que tenga su origen en la conocida película de Wilder El Gran Carnaval (Ace in the Hole) que ya comentamos en su día aquí ; en la película, Wilder se despacha a gusto contra la prensa amarilla, que, como todos sabemos, sigue igual de campante o quizás peor, si cabe.

En ocasiones, sin embargo, uno se entera de noticias casi de casualidad en estos días de calor en los que apenas se leen diarios y los noticieros se pillan al azar pues el cuerpo no está más que para descansar y la mente busca afanosamente el blanco tranquilizador.

La cosa es que oyendo sin escuchar apenas la radio pública mientras paseaba con mi perro Llamp hace dos días, me quedan como un taladro en el tímpano las palabras gripe A, vacunas, seis millones, destrucción.

Y me acuerdo que en octubre del año pasado ya hablamos de todo esto aquí, como resultado del descubrimiento de una monja valiente, Sor Teresa Forcades.

Y ahora resulta que la monja tenía razón, que no había para tanto y que han sobrado, dicen, seis millones de vacunas de la gripe A que no sirven para nada, porque el virus ese tan malo cada año va mutando.

Y la noticia la sueltan ahora, en agosto, de tapadillo, cuando casi todo el mundo está en la playa o en la montaña o en casa haciendo la siesta.

Porque en febrero, cuando ya el invierno estaba de capa caída, algunos mal informados y nada proclives a alabar al gobierno actual, dijeron que esas vacunas iban a reciclarse y parece, ahora, que se va a iniciar el proceso de destrucción que, además, representará, con toda seguridad, un nuevo costo añadido al garrafal error de creer a pies juntillas lo que dijeron los gerifaltes de la OMS, que, según las últimas noticias, tienen una forma de entender la ética muy peculiar.

Me parece que esas noticias de verano que surgen a media voz, podrían denominarse comúnmente como víboras de verano: ésta, por lo menos, seguro que representa una "mordida" para nuestros bolsillos.

A veces pienso que algunos supuestos administradores del erario público son como aquellas personas que se dan aires de generosidad y grandeza cuando invitan a una mariscada en un restaurante de lujo y a la hora de pagar sacan la tarjeta de crédito de la empresa donde trabajan, guardando la propia en el doble fondo de su bolsillo....



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dilluns, 9 d’agost del 2010

Bola de Cañón



Julian Edwin Adderley, conocido por su sobrenombre "Cannonball" Adderley, fue un músico de jazz estadounidense nacido en Florida en 1928 y fallecido a la temprana edad de cuarenta y seis años por causa de un infarto, el día 8 de agosto de 1975, truncándose una carrera que auguraba grandes éxitos y aportaciones a la música en general y al jazz más sólido en particular.


Me ha parecido de justicia recordarlo coincidiendo con el anniversario de su fallecimiento, porque seguramente, salvo las gentes más adictas al jazz, su existencia habrá pasado desapercibida pese a que sus interpretaciones con
el saxo alto merecen ser recordadas por sí mismas; ser coetáneo de gentes como Miles Davis y John Coltrane tiene esa desventaja, aunque ambos también le deben algo a Cannonball, no en vano siempre destacó por su interés en enseñar todo lo que sabía, ayudando a cualquier músico que se le acercara y tocando con multitud de ellos tanto en grabaciones como en directo: gentes como Wes Montgomery, Bill Evans, Ray Brown, Yusef Lateef, Joe Zawinul y un largo etcétera se llamaron sus amigos.

Su maestría le permitió acometer diversos registros siempre con excelentes resultados, tanto en el jazz más clásico, el hip hop, o las versiones de otros géneros; escuchemos, a modo de homenaje, algunos ejemplos:


Autumn Leaves


Dancing in the Dark


Love for Sale


Somethin' Else


One for Daddy-O


My Lady Sings


Limehouse Blues


Jive Samba


Corcovado


Grand Central


Stars Fell on Alabama




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divendres, 6 d’agost del 2010

Cosas que no entiendo




Ahora que el calor aprieta y las buenas gentes están de vacaciones y nadie dispone de tiempo para perder leyendo parrafadas innecesarias, aprovecharé para mostrar impúdicamente las carencias que oculto y que me hacen ser ignorante de muchas -demasiadas, quizás- cosas pertinentes en esto de la cinefilia.

Hay una cuestión que me reconcome y a la que no hallo solución:

¿Porqué algunas mujeres que aseguran trabajar en las películas que hoy se ven en las pantallas, ganan tanto dinero por su trabajo y las revistas y la tele insisten una y otra vez en lo guapas que son, y lo bien que actúan, si ni son tan guapas, ni actúan tan bien y ni siquiera saben bailar?

¿Qué dirían esos medios propagandísticos hoy viernes, si en el acostumbrado "espectacular estreno" se proyectara en pantalla unas escenas como las que siguen?


You'll Never Get Rich (1941) - So Near and Yet So Far



You'll Never Get Rich (1941) - Boogie Bacarole


¿A que era guapísima, seducía en pantalla y bailaba como los ángeles, mi Rita?


Y otra pregunta de más calado:

¿Porque Alfred no quiso volver a bailar con Margarita una sola vez y ninguna más?


You Were Never Lovelier (1942) - I'm Old Fashioned




Ya me gustaría tener respuesta, ya....




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dilluns, 2 d’agost del 2010

100 Flowers Hidden Deep



Hace ya tiempo que pudimos ver cuatro de los interesantes cortometrajes que componen la película Ten Minutes Older: The Trumpet, presentada hace ya ocho años, producción de la compañía británica Matador Pictures, que ofreció a diferentes cineastas el espacio de diez minutos para desarrollar cualquier idea que les interesara, consiguiendo un fresco cinematográfico de su época.

Veamos hoy el corto realizado por el director chino Chen Kaige sobre una idea de Zhang Tan, bastante inteligible, espero, aunque los subtítulos estén en inglés:









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