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dilluns, 31 d’octubre del 2016

Por insistir que no quede, Don Juan




Si los otros dan la tabarra año tras año, no veo porqué no puedo también yo dar la brasa.

Me ahorro el texto que se puede leer en este enlace

A lo que vamos: ya que no resulta fácil en directo, veámoslo en diferido:






Para quienes piensen que la pieza sólo tiene un reducido interés local, aquí dejo un texto bilingüe







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diumenge, 16 d’octubre del 2016

Tomar riesgo




giphy.com


Ha sido una relativa sorpresa saber esta misma tarde que ha recibido el máximo galardón del Festival Internacional de Cine Fantástico de Sitges el primer largometraje dirigido al alimón por Dan Kwan y Daniel Scheinert que hasta ahora se habían ocupado de cortometrajes y vídeos musicales firmando en ocasiones con el genérico Daniels.

Parece que el éxito conseguido con sus cortos propició el deseo de abordar un largo -cosa habitual por otro lado- con la fortuna añadida de obtener financiación para el empeño a cuya suerte habría que añadir la decisión de intervenir como protagonistas de dos actores, Paul Dano y Daniel Radcliffe, ya veteranos a pesar de su juventud y gozando de un merecido prestigio no dudaron en cargar sobre sus hombros la representación de dos personajes absolutamente extraños y no tan sólo porque uno de ellos es un cadáver.

Precisamente el saber que hay un fiambre chupando pantalla es un detalle que al cinéfilo veterano puede tumbarle las ganas de ver la película si acaso padeció las tonterías de Este muerto está muy vivo y cabe proclamar de inmediato que no hay caso: la pieza dirigida por los Daniels sobre guión propio, salvo el co protagonismo de un muerto, no guarda parecido con la mencionada ni tampoco su intención es la de hacer reír al respetable aún cuando alguna carcajada -o muchas, depende- puede oírse en la oscuridad, si llega el caso.

Swiss Army Man (2016) que se ha proyectado en la Blanca Subur esta semana que acaba probablemente no verá alterado su título si llega a exhibirse en las pantallas españolas, aunque "El hombre navaja suiza" sonaría tan surrealista como merece la pieza: rechácese cualquier adjetivo que se proponga para definirla de otro modo; quede avisado el personal que se hallará ante una obra formalmente mejorable presentando una trama dotada de una fantasía que indudablemente le ha hecho merecedora de recibir el galardón sitgetano con toda justicia.

Ésta es una película que el cinéfilo debería ver ineludiblemente a pesar que es posible que, transcurrida la hora y media de metraje, apenas siete minutos antes del final, me maldiga los huesos por habérsela recomendado. Es lo que hay: un riesgo artístico tomado por la pareja de directores y también por la pareja de actores reclama a voces el riesgo del público que debe abandonar toda idea de comodidad: ésa no es una película comercial al uso: se la han jugado, oiga.

Esa pareja, los autodenominados Daniels, son jóvenes; no tienen miedo al fracaso porque confían en la brillantez de sus propuestas, sus ideas que rozan el surrealismo y se expresan principalmente de forma visual con una inventiva y atrevimiento que se encuentra a faltar en demasiadas ocasiones en otras películas. Diría que huyen de lo plácido y sus hallazgos sorprenden. Lástima que les falte experiencia al momento de construir el ritmo de la narración y que, seguramente ilusionados por lo bien que se les da mover la cámara, no advierten que la reiteración y la redundancia, aunque leves, son enemigas de la agilidad y para rematar la faena ofrecen un final realista que rompe la fábula de mala manera.

La otra pareja, Paul Dano y Daniel Radcliffe, merecen todos los aplausos: a Radcliffe ya le han señalado en Sitges por su representación de ese cadáver tan especial y se han olvidado un poco de Dano cayendo en la costumbre de apreciar los caracteres especiales y raros por encima de los más normales siendo así que estos calificativos únicamente son aproximados porque los personajes de ambos, complementarios, son lo mejor de la película y exigen de los actores un trabajo agotador tanto física como mentalmente porque el ridículo y la farsa están a un milímetro y ellos saben pasearse por ese precipicio saliendo airosos. Hay que tener valor para aceptar esos trabajos, porque ya no se trata de un vídeo más o menos gamberro: es un largometraje con una historia subyacente cuya pretensión no es, no puede ser, comunicar un único mensaje.

Habrá que estar atento a lo que puedan ofrecernos en el futuro esos Daniels. De momento, imperdible para el cinéfilo: dad un visionado a ésta, no sea que, en un par de años, se haya convertido en "una de culto" y no se haya visto.




plus: en este enlace de una pagina en inglés hay -aparte de mucha información- varios vídeos rodados por los Daniels que dan idea inmediata de sus capacidades.



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