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dilluns, 31 de desembre del 2012

El Cuerpo




Está claro que ni los ejecutivos españoles de la distribuidora Sony (esos que se cuidan de quitar los vídeos de youtube, esos, sí) ni los ejecutivos de las cadenas de televisión Antena 3, TV3, Canal + España, ni los mandamases del ICO, ni de otros organismos públicos subvencionadores, ni siquiera tampoco Oriol Paulo ni su buena amiga y compañera de fatigas televisivas Lara Sendim ni ninguno de los ¡seis! productores ejecutivos, se preocuparon en absoluto cuando seguramente algún pepito grillo del último escalafón les advirtió que resultaba más original usar por ejemplo "Misterio en la morgue" que acudir a un título tan gastado como El cuerpo porque debieron pensar, ¡ay! que con su película alcanzarían el renombre necesario para hacer olvidar a los cinéfilos y también a la gente normal que ya existe una película titulada El cuerpo (1974) en la que participa Zeudi Araya Cristaldi (última esposa del productor Franco Cristaldi, en cuyo lecho sucedió nada menos que a Claudia Cardinale) y que, además, "El cuerpo" fue el apodo con que se conoció desde 1969 a la actriz Raquel Welch convertida en mito erótico en la década de los setenta, dándose la curiosidad que con el mismo apodo se conoció a una modelo australiana Elle Macpherson (lo cual da fe de la escasa originalidad de los periodistas de la prensa amarilla y del corazón) que hizo alguna incursión nefanda en el cine, sin mencionar que incluso nuestro afamado Antonio Banderas también protagonizó, ya en este siglo, una película con idéntico título.

Es decir, que ya desde el inicio, la originalidad no es una meta a conseguir por toda esa gente apiñada en torno a unas buenas fuentes de dinero y cabe suponer que hay un interés artístico en la propuesta más allá del negocio que algunos vean y una vez asimilada la creada por Oriol Paulo en este su primer largometraje que ví en estreno la semana pasada resulta evidente que Paulo, que se ha bregado como guionista de televisión, tiene más madera de cineasta que de guionista porque El cuerpo es una película en la que una muy buena idea acaba desarrollada a base de triquiñuelas produciendo en el espectador la sensación de engaño que rebaja ostensiblemente lo que hubiera podido ser un notable ejercicio de cine de intriga y con un poco de cuidado en la formulación de la propuesta incluso entrando de lleno en el cine negro, aquel que entorno a un hecho delictivo explora las miserias humanas de toda clase y condición.

Hallamos en El cuerpo una serie de elementos -no los citaré todos, porque desvelar una pizca de más sería lesivo en exceso- que aparecen en los grandes clásicos: una mujer adinerada y poderosa, consciente de su poder, contrae matrimonio con un hombre apuesto, más joven que ella, que acaba por enredarse con una jovencita y locamente enamorado en su infidelidad, decide, ya que firmó un contrato prenupcial que le dejaría sin nada en caso de divorcio, conseguir la ansiada libertad por el método rápido: lo malo es cuando el cadáver de la esposa, El cuerpo, desaparece de la morgue. Y entonces interviene un policía veterano, un viudo que no ha acabado de asimilar la pérdida de su esposa en un trágico accidente del que él sobrevivió, habiendo caído en manos de drogas oficiales y no tanto, que sospecha del marido joven y liberado descargando sobre el sospechoso su impotente ira.

Hay pues elementos de intriga pero también personales con detalles psicológicos de cada personaje que enriquecen la trama y nos alejan del mero ejercicio policial, presentados en forma de recuerdos de forma intermitente con alguna que otra imagen entremezclada que da la sensación de ser fruto de los desvaríos que causa la situación y el lugar, una morgue de la que el guardián nocturno huye despavorido ignorándose el porqué hasta la resolución de la trama, un poco precipitada y tramposilla cerrando un círculo que tiene más apariencia de óvalo que otra cosa, como si fuera fruto de nocturnas discusiones entre ambos dos guionistas que cuidan detalles insignificantes como una matrícula de coche pero pasan por encima de otras cuestiones que al fin y al cabo de todo uno percibe como forzadas y carentes, como mínimo de coherencia y explicación.

La forma de rodar de Paulo es práctica y efectiva sin alardes: sirve a la trama incluso en los momentos en que la irrealidad se hace patente y dosifica el ritmo y sitúa algún que otro momento de suspense (hubo algún grito femenino en la sala) adecuadamente en una mezcla de géneros que quizás por ello no acaba de cuajar con la fuerza que podría.

Otro elemento que juega en contra del conjunto es el ingeniero de sonido que se dedica a tapar los diálogos con la música, una composición por otra parte nada relevante, como queriendo disimular con la dificultad el hecho que, salvo José Coronado, Belén Rueda y Cristina Plazas a los intérpretes se les entiende con dificultad porque ya no es que no sepan declamar -que no saben- sino que por momentos tampoco se les entiende y desde luego con la tabarra musical omnipresente flaco favor se les hace. Aquello de que en el cine la música sirve para acentuar parece que algunos no lo estudiaron: tapar diálogos trae como resultado la conversión de la melodía en franca molestia.

En definitiva, una película española que podría pasar por ser de cualquier otra nacionalidad, muy en la línea del cine actual que tan sólo ocasionalmente cuida como se debe el guión literario; para ser una ópera prima no es nada desdeñable y esperemos que en la siguiente ocasión Oriol Paulo adopte la autoridad que debería acompañar siempre al director como máximo responsable y, ya que ha estado años escribiendo guiones, se ponga a retocar y mejorar lo que le presenten y, sobre todo, sobre todo, ejerza su responsabilidad con fuerza sobre esos técnicos de sonido que parecen poco atentos a su trabajo.


Ya que anda por en medio la distribuidora Sony, vamos a esconder un poco los vídeos que se pueden hallar haciendo click



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divendres, 28 de desembre del 2012

Examen de Cinefilia (Parte LXIII)




Hoy es una fecha señalada porque no tan sólo es el último viernes del mes; además es el último viernes del año así que no podemos dejar pasar las coincidencias en el calendario y para celebrarlo propondré un sencillo ejercicio de memoria que mientras distrae el ánimo sirva de motivo para que esa neurona cinéfila se agite buscando el camino correcto para poder señalar sin lugar a dudas la solución al siguiente interrogante:




¿Cómo se titula en castellano la película en la que si nada falla nos detendremos el próximo lunes, último de este año 2012 que todavía no ha acabado?

Para ayudar a resolver el acertijo y dado que algunos tiparracos con escaso sentido de la oportunidad se dedican a fastidiar la inserción de inocentes vídeos, acudiremos nuevamente a otros medios y fiándome de quien voluntariamente quiera concurrir, organicemos una vez más la dificultad en forma de anotaciones que cada quien se auto reconocerá:


Pista que merece una matrícula de honor

Pista que merece un sobresaliente

Pista que merece un notable alto

Pista que merece un notable

Pista que corresponde a un aprobado alto

Pista que no da para más que un aprobado justito

Pista que verá quien merezca un suspenso

Pista premio de consolación, que ya queda poco para el año que viene.

Seguro que ya no queda nadie sin saber a qué película me estoy refiriendo, ¿no?


¿Nooooo?


Por si acaso, y teniendo en cuenta el día en que estamos y la buena voluntad que nos embarga a todos después de ver por enésima algún clásico que me abstendré de mencionar, ofreceré una pista especial, apta únicamente para corazones robustos, aviso, no se me vaya a quejar nadie.

¿Vale? Ahí va.



¡Uy! ¡No! ¿En que estaría yo pensando?

Se ha escapado, eso no es, no es.....

A ver... ¡sí! Aquí está el enlace que muestra ...


Las respuestas que indiquen el título es mejor para todos que se remitan directamente a mi buzón y todo lo demás, incluyendo choteos, quejas, maldiciones y varios pueden ir directamente al cajón de los lamentos comentarios que está ahí abajo.

Y gracias anticipadas por participar.









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dilluns, 24 de desembre del 2012

Bon Nadal





Creo que podemos dar por cierto que el mundo no se ha acabado y también que una vez más, año tras año, vuelven los tópicos y las mismas injustas situaciones, quizás incrementadas por la desmesurada avaricia de los poderosos.

Esperemos que el consumo de estos días permita a muchos seguir adelante; no hay mal que por bien no venga, dicen, y puede que tengan razón.

Como sea, hoy acudo a la más rancia tradición para desearos que seais felices y buenos en estos días de reflexión, tranquilidad y jolgorio...



¡Bon Nadal!






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divendres, 21 de desembre del 2012

MM 74 Blind Date





A principios de los ochenta del siglo pasado apareció en el panorama musical un joven que tocaba la guitarra de un modo inusual, poco visto, llamando la atención de aficionados a la música.

Blake Edwards, que siempre tuvo buen gusto para elegir sus acompañantes musicales, no dudó ni un instante cuando tuvo la oportunidad de meter -con calzador fino, eso sí- al entonces emergente Stanley Jordan en su película Cita a ciegas, en original Blind Date que ya repasamos hace un tiempo aquí con un éxito de adhesiones inesperado.

Precisamente la escena en la que participa el afamado guitarrista se puede considerar el inicio de toda la locura que seguirá.

Veamos y escuchemos, si os parece, la escena que alberga la música que precede la tempestad:

Aviso: el vídeo, por problemas técnicos, tarda unos diez segundos en arrancar.









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dimarts, 18 de desembre del 2012

El Cascanueces





Tal dia como hoy dieciocho de diciembre pero del año 1892, se estrenaba en la Rusia de los zares y en la ciudad de San Petersburgo un ballet cuya música se encargó a Piotr Ilich Chaikovsky que falleció al año siguiente contando cincuenta y tres años de edad.

La partitura la escribió el músico basándose en un cuento infantil navideño ideado por Hoffman y adaptado por Dumas padre, una fantasía que ha permitido diferentes coreografías, incluso una destinada a ser representda por niñas y niños.

Así pues, hoy se cumplen los ciento veinte años del estreno de esa pieza ya clásica del ballet occidental, cuyas danzas puede que sean poco conocidas pero cuya música a buen seguro todos habrán disfrutado en más de una ocasión.

Gracias a youtube podemos ahora contemplar una versión del ballet presentado en su clasicismo más afortunado, en una grabación realizada en el londinense Convent Garden donde en 2001 se confabularon la orquesta Royal Opera House dirigida por Eugeny Svetlanov con el Royal Ballet ejecutando una coreografía de Peter Wright y fue una suerte que la BBC estuviera allí para recoger el estupendo espectáculo en vivo y en directo, sin trampa ni cartón.

Vean, si les place, El Cascanueces


Hay que reconocer que estos británicos, cuando se ponen a vestir un ballet, no se guardan nada en el armario....




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divendres, 14 de desembre del 2012

Shylock




Hace ya más de cuatro años nos detuvimos unos momentos a considerar el talento interpretativo que podemos disfrutar en pantalla, y lo hicimos fijándonos en dos formas muy distintas de afrontar el personaje de Shylock, creado por Shakespeare en su célebre pieza El mercader de Venecia.

En aquel momento fijamos la atención en la entonces reciente presentación que hiciera Al Pacino a las órdenes -es un decir- de Michael Radford, una versión que no colmó mis esperanzas de ver una buena traslación shakesperiana al cine y tuve la malévola idea de enlazar a modo de comparación -odiosa como todas- un corto fragmento de un programa televisivo en el que un tipo gordo y patoso que acostumbraba a ponerse narizotas falsas, sin más aditamento que una cámara fija y un enorme talento, arranca con el famoso monólogo de Shylock.

Hace cuatro años ya me avisaron que eso de meter a Orson Welles por en medio venía a ser como una jugada de ventajista, así que ahora, pasado tanto tiempo, me ha parecido que podríamos completar la experiencia dando un repasito a otras actuaciones, pero debo avisar al amable visitante que será preciso disponga de tiempo, porque los vídeos enganchan y no son breves:

Así, podemos dar un vistazo a una versión británica, de la compañía de televisión ATV que en 1973, con la producción de Jonathan Miller, célebre por sus trabajos en los escenarios londinenses, encargó a John Sichel el arduo y laborioso trabajo de dirigir una versión del clásico adaptada a los tiempos propios del siglo XIX, con lo cual se demuestra que ninguna novedad hay en algunas versiones modernizadoras de Shakespeare.

La producción, fantástica, se emitió el 10 de febrero de 1974 y según dicen es una de las mejores representaciones: Joan Plowright era Portia, Jeremy Brett era Bassanio y supongo que no hará falta decir quien era Shylock


Tenemos una version más moderna, de 1980, producida por la BBC con unos aires más respetuosos con el clasicismo, también producida por Jonathan Miller, en la que bajo la dirección de Jack Gold se ofrece una versión de la escena que no me acaba de convencer mucho: me parece que Warren Mitchell tiene que esforzarse en demasía para hacernos entender lo que siente su Shylock


Y por último, podemos disfrutar de algo que ya me gustaría poder ver en España:

Actores discutiendo el personaje de Shylock y la que a su parecer es la mejor forma de representar el carácter: los muy conocidos David Suchet y Patrick Stewart, gracias a sus trabajos televisivos como Hercules Poirot y Capitán Picard, también son grandes actores del teatro londinense e invitados por el director John Barton ofrecen un debate que gracias a su excelentísima forma de vocalizar incluso yo he podido entender y paladear y todavía me falta algún trozo para verlo todo:

Planteamiento e introducción

Práctica 1 - El famoso monólogo

Práctica 2 - Más escenas


Si todavía queda apetito, en youtube se pueden ver enteras las dos versiones de El mercader de Venecia, de 1974 y de 1980, y más fragmentos de ése programa de John Barton que me hace derramar lágrimas de envidia.












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dimarts, 11 de desembre del 2012

De bajada








Decir que es una novedad el uso reiterado por la industria cinematográfica de un mismo personaje que ha conseguido atraer en algún momento el favor del público espectador sería faltar a la verdad porque desde sus inicios la parte comercial de esa industria ha decidido que la rentabilidad de una película es un factor a tener en cuenta.

Quizás la diferencia la hallemos en que en los últimos años parece que dicha rentabilidad es el único factor a tener en cuenta, pasando de ser un elemento más a ostentar la consideración del único decisivo.

Así, quisiera señalar de entre muchas tres sagas que en este año que estamos acabando han ofrecido una nueva película basada en personajes ya conocidos en más de una ocasión por un público que se está acomodando y admite lo que desde mi punto de vista son tomaduras de pelo.

Empecemos por la que puede resultar más polémica: la última sesión del dúo Christopher Nolan / Christian Bale, The Dark Knight Rises (El caballero oscuro: La leyenda renace) es en mi opinión la más mala, la más maniquea, la más absurda, la que tiene el guión más risible de las tres que iniciaron su andadura en 2005; siempre se ha dicho que las películas de héroes precisan de un oponente a su altura, de un villano cuya derrota sirva para enaltecer las supuestas virtudes del protagonista. En este caso, el villano es un fortachón de tres al cuarto con muy malas pulgas pero que al Batman habitante en cualquier tebeo no le serviría ni para calentar los músculos.

Además, la absoluta falta de lógica en la trama, adornada con unos personajes cada vez más caricaturescos hace que incluso la presencia de una actriz como Marion Cotillard resulte dolorosa por la pérdida de tiempo que supone desperdiciar el talento en un personaje vacuo provisto de diálogos propios de una redacción de niños. Lo único potable (y es una filia personal) es la aparición de Catwoman, incorporada por Anne Hathaway, que precisamente está negociando ahora una nueva versión del personaje, esperemos que más apropiadamente presentado al disponer de más metraje.

Las disquisiciones pseudo-filosóficas de Nolan no ocultan, como tampoco lo hicieron antes, las carencias de fondo intelectual y el descuido del lado más tenebroso de ese caballero de negro que se mueve más por la venganza que por la justicia que en cualquier caso sería tomada por su mano, lo que a todas luces permitirá algún día que un cineasta pueda presentar al personaje con la ambivalencia moral que le corresponde, sin final feliz que le absuelva.

Curiosamente, los cinéfilos inscritos en imdb otorgan la siguiente puntuación:

Batman Begins / 2005 / 496.048 votos / 8,3
The Dark Knight / 2008 / 850.908 votos / 9,0
The Dark Knight Rises /2012 / 463.816 votos / 8,7

Tráiler

Otro personaje que también se ha ido desarrollando en este siglo que vivimos es el creado por el escritor Robert Ludlum (que falleció sin saber de su éxito cinematográfico), el agente ultra súper secreto Jason Bourne que en sus tres primeras apariciones fue interpretado por Matt Damon y que ha tenido en Tony Gilroy el hilo conductor, pues además de haberse ocupado de los guiones de las cuatro últimas películas basadas en los caracteres inventados por Ludlum, después de los mareos causados por Paul Greengrass en 2007 decidió que iba a dirigir la película titulada The Bourne Legacy (El legado de Bourne) en la que ni aparece Bourne ni tampoco Matt Damon y uno tiene siempre la sensación que el bueno de Damon se olió la tostada y decidió pasar el papelón a otro y así aterriza en la saga Jeremy Renner que viene a ser un sinónimo de Daniel Craig, recio, varonil y expresivo como un corcho y no tienen otra idea que darle como acompañante a Rachel Weisz que naturalmente se lo come con patatas a la primera mirada, planeando como está sobre toda la película la desgracia de contemplar a un tipo como Edward Norton que debe andar el pobre muy necesitado de buenos emolumentos porque lleva una racha que ya, ya, ya está bien, homme....

Otra película que pretende ser una nueva versión pero que no lo es, porque el personaje del título tan sólo aparece en una foto apenas treinta segundos, lo cual no deja de ser un engaño publicitario tan grande como el monte Sinaí: uno ya sabe a qué atenerse y es consciente que el producto se las trae, pero espera por lo menos que haya acción de la buena, que la adrenalina corra y el espinazo se tense, pero lo que encontramos es un galimatías sin orden ni concierto, con unas frases mal redactadas en unos diálogos que son lamentables al servicio de un guión descabezado de principio a fin, dejando los hechos y los actuantes total y absolutamente inconexos, apenas hilvanados con hilo de seda, frágil e invisible y además con mucha menos acción de la esperable en un producto que no puede aspirar a nada más que entretener un ratito, porque el amigo Gilroy ya se ha ocupado desde el primer momento de alejar cualquier cuestión moral en unos personajes que, de verdad de la buena, podrían revestir con un mínimo de cuidado cierta complejidad que les haría más atractivos: la existencia de las llamadas cloacas del estado, los experimentos científicos al margen de la moralidad y las motivaciones personales ni siquiera reciben un apunte, permaneciendo la impresión que, realmente, les importa todo un pimiento y que tan sólo pretenden ofrecer castañazos y ruido con los que adormecer neuronas y vaciar taleguillos. Y lo consiguen, aunque con verdaderos pestiños.

Las votaciones, en este caso, son:

El caso Bourne / 2002 / 228.772 votos / 7,9
El mito Bourne /2004 / 194.643 votos / 7,7
El ultimátum de Bourne /2007 / 266.878 votos / 8,1
El legado de Bourne /2012 / 61.519 votos / 6,8

Tráiler


Lo de las votaciones en imdb, con las que no suelo estar de acuerdo, no deja de ser una evidencia del gusto del espectador medio, con el que uno puede coincidir o no y a partir de los datos establecer la confianza en los criterios de la mayoría en justa correspondencia con los de cada cual y como que ahí entra el factor "gusto", tan subjetivo, podemos establecer calificativos sorprendentes.

Como sorprendente me ha resultado catar por mí mismo y en pantalla grande, que es donde hay que ver cine, aunque luego duela, la película que se supone cierra una saga que ha levantado pasiones: basada en las novelas románticas de ambientes vampirescos escritas por Stephenie Meyer (que ya tuvo un éxito colosal con las novelas) y guionizadas por la danzarina Melissa Rosenberg, la película titulada The Twilight Saga: Breaking Dawn - Part 2 (La saga crepúsculo: Amanecer - Parte 2) ha sido dirigida por Bill Condon y está consiguiendo unas recaudaciones asombrosas, quizás por el morbo añadido de los problemas matrimoniales de sus dos protagonistas, el pasmado Robert Pattinson y la guapa -pero menos- Kristen Stewart, arropados por un elenco de actrices y actores que componen una pandilla de vampiresas, vampiros y hombres lobo que al amigo Drácula - Christopher Lee - no le durarían ni lo que tarda el sol en penetrar en su lóbrega mansión, aunque todos estos viven cómodamente en una casa en medio de la campiña la mar de arregladita sin dar golpe ninguno, lo que no acabo de entender cómo no levanta sospechas en los vecinos.

Fue una experiencia casi soporífera pero me mantuve alerta por el sentimiento de camaradas que nos impregnó a los cuatro varones que estábamos en la platea el otro día, rodeados de cientos de féminas de toda edad y condición, algunas más maltrechas que las otras pero todas embobadas por una trama romanticona más que romántica, simple, increíble y tramposa, un verdadero fenómeno sociológico que gentes con estudios deberían examinar detenidamente no vaya a ser que la raza esté cambiando más de la cuenta y lo de ser vampiro u hombre lobo vaya a convertirse en una propuesta a considerar, sobre todo porque ninguno necesita comer y, manteniendo su cabeza unida al cuello, son inmortales, aunque no tengo muy claro que eso sea ninguna ventaja.

La propuesta me ha resultado risible en todos los aspectos porque el guión una vez más parece escrito en una noche de luna nueva sin disponer siquiera de la lumbre de un porro durante todo el proceso de redactado y la dirección de Condon es funcional y poca cosa más, pareciendo el conjunto un telefilme con algo de medios, tampoco se vayan a creer que muchos, y el grupo de intérpretes evidentemente el día que daban clases de expresión corporal se fueron todos juntos a la taberna, porque ni saben cómo colocarse ante la cámara ni se mueven con más gracias que un pasmarote: para un neófito como yo el conjunto resultó alucinante, eso sí: increíble por todos los lados, por mucho que en la sala sonara algún silbido, bastantes suspiros y muchos aplausos, como condimento inexcusable a una sesión difícil de olvidar.

En este caso, las votaciones de imdb son todavía más curiosas si nos atenemos a los buenísimos resultados económicos producidos por la saga:

Crepúsculo /2008 / 219.492 votos / 5,3
La saga Crepúsculo: Luna nueva / 2009 / 141.224 votos / 4,5
La saga Crepúsculo: Eclipse /2010 / 111.133 votos / 4,8
La saga Crepúsculo: Amanecer - Parte 1 /2011 / 104.324 votos /4,8
La saga Crepúsculo: Amanecer - Parte 2 /2012 / 55.475 votos / 5,9

Tráiler


Como vemos, tres sagas que se han desarrollado en diez años con características diferentes: tres, cuatro y cinco títulos con unos intervalos distintos en sus estrenos y casualmente -o no- la saga con menos títulos es la que mantiene la puntuación más elevada aunque en mi opinión excesiva: probablemente el fenómeno Crepúsculo habría que compararlo con otras sagas, como la de Harry Potter, pero esas han sido las tres últimas películas que he visto y me ha parecido que rematarlas juntas sería más interesante (aunque más laborioso, también) que por separado, porque lo cierto es que ninguna me ha gustado y lo peor es que uno acaba teniendo la sensación que ese trío es muy representativo de lo que podemos esperar de la industria de Hollywood en los próximos años, similar a un camino de bajada dantesco a poco que señalemos la existencia de otras sagas de calidades iguales o peores.







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divendres, 7 de desembre del 2012

ESD 36 The Purple Rose of Cairo





En el cine más moderno, tan alejado de los clásicos por la propia convicción de productores y directores que en algunos casos incluso se afanan de no haber leído casi nada y tampoco de haberse dedicado más que a visionar películas de serie zeta, resulta cada vez más difícil encontrar esos momentos en los que sin necesidad de diálogos el director sabe transmitir una idea.

A Woody Allen se le puede criticar -sobre todo ahora, provecto estajanovista- por muchas razones pero nadie en su sano juicio se atreverá jamás a denunciarle por mal gusto ni en sus lecturas, ni en sus músicas ni, por supuesto, en sus inspiraciones del cine clásico, pues el maestro siempre que ha sido realmente libre ha dado muestra de conocer el lenguaje visual, él precisamente, verborreico donde los haya por lo menos en pantalla.

Hace ya unos añitos, con su mejor musa (en mi opinión), nos dejó unos instantes que rebosan cine por todos los costados en una película que nunca importa revisar de nuevo:












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dilluns, 3 de desembre del 2012

Sherlock Jr.




Nos deteníamos la semana pasada en una última adaptación relativa al céĺebre detective Sherlock Holmes y como de pasada hacíamos referencia a la enorme cantidad de versiones que se pueden contabilizar en el cine, siendo bien cierto que desde sus inicios el séptimo arte se ha nutrido del personaje creado por Conan Doyle.

Con un poco de malicia aprovechamos la circunstancia para urdir un acertijo siguiendo el tema un poco de refilón sin conseguir despistar del todo a la mayoría que fijó acertadamente el foco en una película titulada en su versión original como Sherlock Jr. y en su traducción castellana como El moderno Sherlock Holmes rodada en 1924 bajo la dirección y protagonismo absoluto del genial Buster Keaton que a la sazón contaba veintinueve años de edad y ya era un experto cineasta y reconocido cómico, gozando del fervor popular.



Basándose en un guión escrito por Jean Havez y Joe Mitchell sobre una idea de Clyde Bruckman, Keaton desde el primer momento pone en solfa con suave ironía todas las situaciones: así, por ejemplo, leeremos un letrero indicando que el padre de la amada del protagonista no tiene nada que hacer y se ha buscado un ayudante....

Keaton es un proyeccionista que además se ocupa de barrer la sala del cine y está estudiando un manual para convertirse en detective, su anhelo, de ahí y en clave de burla el uso de Sherlock Jr como indicativo de la enorme diferencia entre el mito y la realidad detectivesca del héroe, hombre de buena voluntad y sencillo enamorado que sufrirá algún que otro percance en su aventura amorosa y detectivesca.

Con menos de cuarenta y cinco minutos de metraje y en el silencio adornado por una banda sonora añadida Keaton cuenta con claridad un montón de sucesos a cual más imaginativo en una apabullante demostración de poderío visual pletórico de ideas que rinden homenaje al propio medio en que se exhiben, el cine, presentando ficción dentro de la ficción aprovechando que los sueños sueños son y en el país de Morfeo todo es posible, consiguiendo levantar una sonrisa y sorprender al cinéfilo poco avisado que se hallará de bruces con ideas vistas varias veces, siempre bebiendo de esa fuente silente, de ese manantial de ideas que, a poco que nos detengamos a meditarlo, representa una labor titánica si atendemos a los medios técnicos disponibles en la época.

Podría extenderme sobre las virtudes exhibidas como cineasta por Keaton que ya en esos albores sabía como mantener el ritmo de la acción eliminando pasajes innecesarios y circunloquios visuales y elogiar la expresividad de la imagen correspondida por el sutil gesto interpretativo, pero en este caso me parece mejor, más lógico y aconsejable dejar que cada quien forme su opinión dando un vistazo a esta imperdible obra cinematográfica.

Que la disfruten:













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