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divendres, 30 de gener del 2009

Un Führer acabado



En la historia del cine el personaje de Adolf Hitler ocupa un relevante lugar al aparecer en muchísimas películas, la mayoría de género bélico.

Sin embargo, hasta hace bien poco, ese personaje histórico, tomado como personaje cinematográfico, destacaba en dos películas de corte claramente cómico-sarcástico: la primera, iniciado su rodaje poco antes de la infame Segunda Guerra Mundial, El Gran Dictador, obra de Chaplin, y la segunda, ya iniciada la contienda, To Be or Not To Be, del gran Lubitsch.

En la primera Chaplin aparecía por partida doble como émulo de Hitler, y en la segunda, la sombra ominosa de Hitler, el pánico que produce, está presente en todo el metraje, apareciendo al final, nuevamente ridiculizado por un sosias.

Tuvieron que ser los alemanes los que apretándose el cinto y agarrándose los machos, ofrecieran al mundo en general una visión cercana a la figura del que durante más de una década fuera su líder, su Führer.

Oliver Hirschbiegel se basa en un espléndido guión fruto del trabajo de Bernd Eichinger que dramatiza los recuerdos de Traudl Junge que fue secretaria personal de Adolf Hitler desde 1942.

La película se tituló aquí El Hundimiento (Der Untergang, 2004 ) y se limita a explicarnos los últimos días vividos en el bunker o refugio de Berlín donde se parapetó Hitler con toda su cohorte.

Hay que aclarar antes que nada que el resultado final no hubiera sido posible sin la concurrencia del actor suizo Bruno Ganz que, dando cuerpo y alma al Führer, realiza una sobrecogedora interpretación, memorable, soportando sobre sus robustos hombros el peso de casi todas las escenas.

Tomando -según opina un testigo presencial, Rochus Misch - la licencia artística de elevar la voz, la historia que Hirschbiegel nos ofrece ahonda en la compleja psicología de Hitler, capaz, como ya sabemos, de las mayores atrocidades.

Es imprescindible ver la película en v.o.s.e. para aquilatar debidamente la magistral lección de interpretación que Bruno Ganz ofrece: [ver :]


Muchos comentarios realizados en las fechas de su estreno evidenciaban un desagrado por la forma adoptada por Hirschbiegel: el tratamiento de la figura del Führer y de toda su cohorte huye de los estereotipos que usualmente los presentan como criminales, dejando de lado su condición humana, compleja, plena de sentimientos como la desazón, el miedo, pero también el fanatismo, el desprecio por los otros y la insana crueldad.

Muy al contrario de esa opinión extendida, este comentarista piensa que Hirschbiegel realiza un pormenorizado estudio de la psicología de todos esos mandatarios del III Reich que causaron tan grandes crímenes de lesa humanidad.

No eran simplemente seres monstruosos: eran hombres -y mujeres- que de forma consciente ostentaban una especie de condición de Mr. Jeckyll y Mr. Hyde: afables, hasta amables, cuando les convenía, no dudaban en afrontar la muerte de los enemigos de su voluntad como un paso para seguir adelante. El innegable carisma de Hitler arrastra a todos sus esbirros hasta el final: muchos se niegan a abandonarle en su empecinamiento loco de permanecer en el refugio situado debajo de la Cancillería, cuando el ejército ruso está rodeando la ciudad de Berlín y estrechando dia tras dia el cerco.

Con la inestimable colaboración de Ganz, veremos a un Hitler traicionado por algunos de sus colaboradores que sienten cercano su fin; el Führer se resiste a percibir su ocaso, el inexorable declive, el otro lado de la balanza que pesa contra las maldades cometidas en el desaforado orgullo de pretender poseer el mundo aniquilando a los pueblos. La indiferencia con que se toma el derecho a la vida de los demás, estableciendo un clasismo asesino, basado en frases rimbombantes que pretenden ser parte de la Historia, nos aterroriza, dejándonos estupefactos. Hitler se comporta como lo haría un emperador de Roma, eliminando vidas molestas a sus fines como quien aparta una mosca de su plato.

La humanidad de Hitler en esta película resulta atroz al evidenciar que cualquier persona puede albergar en su interior un demonio. No hay nada exculpatorio en el magnífico guión que no olvida retratarnos a los que secundaron y apoyaron el ascenso a la cima del poder en Alemania de Adolf Hitler, concurriendo en todos los que conviven en el refugio buena parte de la culpa de los genocidios perpetrados. Una insana devoción que, entremezclada con la consciencia de la culpa, hace que muchos opten por emular a su líder y se quiten la vida antes que caer en manos del ejército enemigo, una última cobardía para no tener que afrontar la responsabilidad de sus genocidas actos.

El tratamiento que Hirschbiegel da a la película en ningún momento estimula la simpatía hacia los personajes que veremos transitar por la pantalla: no llegamos nunca a identificarnos con ninguno, pues no hay héroes. El interés reside en esa virtud cinematográfica que nos convierte en "mirones" de unos hechos históricos pertenecientes al siglo pasado, gracias a la virtud del director que, con un tono aséptico, algo alejado, casi propio de un documental, nos informa de unos sucesos hasta ahora ausentes de la gran pantalla.

Una película para ver con calma, un apunte interesantísimo que nos obligará, pasados los 156 minutos de metraje, a reflexionar cómo fue posible que semejante caterva de individuos alcanzaran y se mantuvieran en el poder durante tantos años: el pueblo engañado por el carismático Führer, primero le aúpa a través de las urnas y luego le permite eliminar cualquier rastro de democracia entendida como participación del pueblo en su gobierno, para acabar siendo despreciado por su propio líder, que no tiene empacho alguno en manifestar el poco amor que siente por el pueblo llano, cuyas vidas y sufrimientos le importan un ardite.

Un buen aviso el que nos deja Hirschbiegel al poner de manifiesto el peligro latente en confiar en un alucinado egocéntrico con delirios de grandeza las facultades inherentes al máximo poder.

Hirschbiegel demuestra dominio del ritmo cinematográfico moviendo la cámara con soltura, aprovechando la contradicción entre el refugio y el mundo exterior para subrayar el alejamiento total y absoluto de la cúpula del III Reich con sus conciudadanos.

En definitiva, una dura diátriba la que se formuló hace poco en la cinematografía alemana, con un buen guión que no toma partido de forma evidente, dejándonos a nosotros, espectadores, sentir repulsión por ese Adolf Hitler que, ya para siempre, adopta los rasgos del gran Bruno Ganz.

Una muestra más de la calidad del cine europeo al construir un entretenimiento que, además, nos hace pensar.



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dimecres, 28 de gener del 2009

Una pérdida de tiempo



En el marasmo cinematográfico representado por las actuales carteleras se hace difícil, a primera vista, distinguir entre productos interesantes y meras películas que insisten en temas trillados sin ningún valor añadido.

En ocasiones, la presencia de algún intérprete estimado por el espectador incauto provoca la asistencia a una exhibición que acaba en memorable fiasco.

Creo que Edward Norton es uno de los mejores intérpretes masculinos de la actualidad: me gustó mucho su trabajo en El Velo Pintado, como ya dije aquí , pero después de haber visto sus dos últimas películas tengo la impresión que, o bien su agente artístico está de vacaciones, o el amigo Edward está perdiendo olfato.

Su última aventura cinematográfica, titulada en España Cuestión de Honor (Pride and Glory, 2008) viene a ser una muestra mas del "quiero y no puedo" que de forma incesante asola nuestras pantallas, usualmente en forma de "remakes" o "revisiones" de títulos añejos, bien tomando ideas prestadas de otros títulos. Tal parece que la pésima traducción del título al castellano ya debería haberme advertido: resulta imposible entender la correspondencia, incluso para IMDb: vean aquí el resultado de la búsqueda del título en castellano: no aparece.

Como tampoco aparece por ningún lado el supuesto talento de quienes intervienen en una cinta dirigida por Gavin O'Connor sobre un guión propio escrito al alimón con Joe Carnahan sobre una historia de Greg O'Connor (¿serán hermanos?) y Robert Hopes , todos ellos con algo de experiencia pero sin nada memorable a sus espaldas, que siguen, de momento, descargadas.

El coprotagonismo de Colin Farrell y el apoyo de actores como Jon Voight y Noah Emmerich tampoco dan para mucho más: el amigo Colin sigue demostrando una vez más sus limitaciones cuando no está bien dirigido, y los otros tampoco es que tengan nada entre manos con que lucirse.

Salvo alguna escena bien trabajada, la labor de O'Connor es anodina, tan inane como el guión que pretende y no consigue emocionarnos, implicarnos, en otro caso de corrupción policial, uno más, sin profundizar en absoluto en cuestión tan punzante como es el abuso de la autoridad delegada para beneficio propio, la adopción de prácticas gangsteriles por quienes deben combatir en beneficio de la sociedad tales métodos, y sin que ni siquiera el "malo de la película", un Colin Farrell asténico concite mayor repulsión en la adormecida audiencia que, conocedora de los intríngulis de la trama en los primeros minutos, tampoco siente inclinación alguna en favor del héroe representado por Edward Norton en un papel que le viene pequeño por sus facultades pero que, exento de garra, no alcanza a interesar.

Una película sobrante, un esfuerzo baldío, nada nuevo bajo el sol, ni por la forma de presentar la temática, ni por su contenido, falto de interés, con unos personajes apenas apuntados, una pérdida de tiempo, un examen no aprobado en una materia tan abierta y capaz de suscitar interés como es el mal uso de la delegación de poder y autoridad en quienes no son capaces de entender la diferencia entre la ética del bien y la del mal.

Un consejo: ahórrensela.




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dilluns, 26 de gener del 2009

ESD 8 The Great Dictator




El genial Chaplin, hace ya más de sesenta años, en su primera película dialogada, acude a su mímica para darnos a entender gráficamente el sentir del dictadorzuelo Astolfo Hynkel, trasunto cómico de Adolf Hitler:











Nota para los jóvenes: la vi en estreno en España en 1976.

Cosas de la censura....


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divendres, 23 de gener del 2009

Examen de Cinefilia (parte XIII)




Con esta cuesta de enero que padecemos, no tenía muchas ganas de someter a los amables lectores a una nueva prueba de su galopante cinefilia, pero me he dicho:

¡a las penas, puñaladas!

Así que, una vez más, y con el ánimo de ofrecer un pequeño rompecabezas que sirva para entretenerse un ratito haciendo memoria, hete aquí un nuevo escollo a superar para presumir de cinefilia ante las amistades.

La cuestión a averiguar hoy es tan archiconocida, tanto, que formularemos las cuestiones de forma un tanto diferente.

¿Preparados?

¡Vamos allá! Cojan papel y lápiz y apunten lo que se les ocurra y buena suerte.

¡Totalmente prohibido consultar en IMDb!

¡No me hagan trampas, que pierde la gracia!

Sólo hay una pregunta, así que no la repetiré.....

¿Cuál es el nexo coincidente en estos tres personajes?

1.- Luis Buñuel

2.- Alfred Hitchcock

3.- Alejandro Perla

Piensen, piensen...

¿Diga?

¡Quiero una pista!



¿Una pista? Bueno, vale, una muy buena: José Zorrilla (pueden ir al enlace, si lo desean, pero fíjense bien...)

¿Cómo lo tenemos? ¿Veo una mano levantada?

No, no: la solución no es que son hombres y nacidos en Europa...

Aquí está la solución: [ver :]

Efectivamente, el catalán universal, el incomparable Salvador Dalí que, aparte de ser pintor y dibujante excepcional, dotado de una mente revolucionaria, también intervino en nuestra materia, el cine:


Empezó, como es sabido, con su amigo Luis Buñuel, en 1929, con

Un chien andalou

[Parte 1:]


[Parte 2:]



Años más tarde, en 1945, ya pletórico de fama, diseñó unos oníricos escenarios para Hitchcock en Spellbound

[ver:]


En 1952 diseñó los escenarios para una versión que el director Alejandro Perla hizo del Don Juan Tenorio de José Zorrilla, que, casualmente, falleció tal dia como hoy, el 23 de enero, de 1893, ocurriendo el mismo dia 23 de enero, pero de 1989, hace hoy veinte años, el fallecimiento del gran Salvador Dalí, vivo siempre para nosotros, cinéfilos, en las escenas presentadas.







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dimecres, 21 de gener del 2009

MM 20 Some Like it Hot



Unos gángsters desalmados, unos músicos en franca huída para salvar el pellejo, una orquesta de señoritas, una belleza que toca el ukelele, un enredo colosal, inolvidable, como esta canción:

I Wanna Be Loved By You








Cualquier cinéfilo reconoce de inmediato la canción y la identifica sin dudarlo, ubicándola en la divertidísima película de Wilder.


La fascinante Marilyn Monroe con su recreación de este tema, a pesar de que su personaje en la película no deja de contener un homenaje personal al denominarse "Sugar Kane" Kowalczky, consigue que olvidemos a la verdadera creadora de un estilo:

Helen Kane [seguir leyendo:]
Famosa cantante en su época y ocasional actriz,Helen Kane, junto con Clara Bow, fue la inspiración para el personaje más sexy de los tebeos de principios del siglo pasado, la muñequita Betty Boop, que cantaba así: [ver:]


Fue Helen Kane quien lanzó a la fama la canción en 1928, insertando ese "Boop-boop-a-doop" en la letra, con tal éxito que recibió el cariñoso mote de "Boop-boop-a-doop-girl"

Pocos años antes de Some Like it Hot, Helen Kane canta de nuevo la canción doblando a Debby Reynolds, en la película Three Little Words (1950), en la que la Reynolds (en su tercera película) representa el personaje de Helen Kane:[ver:]


Resulta curioso comprobar que Debbie es doblada por una voz más atiplada que la suya, justamente cuando poco después, en 1952, alcanzó el estrellato como dobladora de una actriz con la voz demasiado atiplada.

(Supongo que ya saben a que me refiero....)

Curiosidades del cine...




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dilluns, 19 de gener del 2009

Monadas



A mediados el pasado siglo el cine funcionaba a base de decisiones tomadas por los productores, aquellos señores que tenían la responsabilidad de conseguir beneficios para las productoras cinematográficas: directores, guionistas, actores, en muchas ocasiones realizaban su trabajo bajo contrato de exclusividad y tenían poca voz a la hora de elegir o, por lo menos, debían transigir de vez en cuando y pechar con algún producto por debajo de sus posibilidades. También ocurría que la esquiva inspiración no comparecía, quedando en buena pieza lo que podía suponerse, por los componentes (casi que ingredientes) de un rodaje, que acabaría siendo casi una obra maestra.

En 1952, la Twentieth Century-Fox albergaba en sus filas grandes atesoradores de talento.

El productor Sol C. Siegel decidió que el grandísimo cineasta Howard Hawks , con el apoyo de un guión escrito al alimón nada más y nada menos que por Ben Hetcht , Charles Lederer y I.A.L. Diamond, sobre una historia ideada por Harry Segall , era una baza segura para obtener un éxito.

Si a ello le añadimos que tenía a su disposición a Cary Grant y a Ginger Rogers como pareja protagonista más la concurrencia de secundarios como el gran Charles Coburn y la espléndida Marilyn Monroe, era evidente que el resultado final debía ser, cuando menos, bueno.

Con estos elementos se produjo el rodaje de una película conocida entre nosotros como Me Siento Rejuvenecer (Monkey Business, 1952) , con la que se pretendía, entre otras cosas, lanzar al estrellato a Marilyn Monroe, presentándola en la muy buena compañía de Cary Grant.

Barnaby Fulton (Cary Grant) es un químico que trabaja para unos laboratorios dedicados a explotar comercialmente nuevas patentes. De lo que sea: tanto da que sean medias para las mujeres como píldoras o brebajes. Barnaby es el prototípico científico serio, concentrado y despistado que sólo vive para su trabajo bajo la atenta mirada de su esposa Edwina (Ginger Rogers).

Hace días que está enfrascado en una fórmula de su invención que, supuestamente, servirá para retrasar el envejecimiento, pero las pruebas que realizan con monos en el laboratorio, no acaban de resultar.

El director de la empresa, Oliver Oxley (Charles Coburn) le apremia a que finalice sus experimentos para sacar al mercado del supuesto revolucionario producto, mientras se distrae contemplando las vertiginosas curvas de su secretaria particular, la señorita Lois Laurel (Marilyn Monroe), secretamente admiradora del Dr. Barnaby Fulton.

De forma casual, al margen de las disquisiciones del científico, la fórmula aparecerá en el lugar menos previsto, y será el propio Barnaby quien, como conejillo de indias, catará en su propia persona los resultados de su invento.

El problema viene cuando la fórmula se convierte en fabuloso elixir que no tan sólo funciona contra el envejecimiento, sino que convierte a Barnaby en una especie de adolescente, sin las molestias físicas de un cuarentón, pero con la misma mentalidad que un adolescente: el científico se convierte en un juguetón y travieso adulto, con un comportamiento alocadamente compulsivo.

Hawks y el terceto guionista entran a saco de forma irreverente contra uno de los mitos imposibles, el de la eterna juventud: iniciándose con unas imágenes burlonas en las que los simios del laboratorio tienen parte principal, vienen a señalar que esa quimera es "cosa de monos", apuntando a la principal diferencia entre humanos y primates: el cerebro.

Mediante algunos apuntes sarcásticos aunque de tono forzosamente menor, al tratarse de una comedia dirigida a todos los públicos, mientras se presentan encadenadas una serie de escenas hilarantes, esperpénticas y casi surrealistas, no dejan de burlarse del anhelo de mantenerse joven y guapo, cuya pretensión, más medio siglo después, parece haberse incrementado notablemente, sobre todo entre el grupo de gente ligada a la industria del cine. En un momento dado, el Dr. Barnaby, habiendo comprobado los efectos de su fórmula, la destruye, deseando olvidarla, asegurando que no desea volver a la juventud, prefiriendo envejecer normalmente, aceptándose a sí mismo como es, aunque todavía deberá enfrentarse al entusiasmo de su jefe el Sr. Oxley y sus socios.

Una duración óptima de poco más de hora y media permite a Hawks despacharse a gusto pero con una cierta benevolencia: la crítica es clara, pero poco mordaz; los intérpretes aprovechan varias escenas para dedicarse a hacer "monadas", exagerando ese retorno a la juventud que apenas durará unas horas, y el resultado queda como una comedia que en un primer visionado resulta divertida pero que, revisada, no resiste el paso del tiempo, quizá por su condición de producto apto para todos los públicos. Sin que se la pueda catalogar más allá de notable, seguramente, en manos de algún cineasta con un poco más de ironía y, porque no decirlo, "mala leche", hubiera salido un producto más redondo.

Aún así, una película bien construida, con buen ritmo, del tipo que añoramos cuando abandonamos cualquier sala de cine hoy.

Ver Trailer :









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divendres, 16 de gener del 2009

Virguerías en internet


Hoy no va de cine, ni de música, ni de nada usual en este sitio....

Las nuevas tecnologías, unidas al talento, obran maravillas, algunas grandes, otras pequeñas.

Me chiflan las moderneces técnicas, lo reconozco...

Veamos lo que se puede hacer gracias a internet y a la buena mímica de unos payasos.

Aviso: el navegador no debe, repito, no debe, estar maximizado a pantalla entera (lo que se consigue usualmente pulsando F11: comprobarlo)

Quien los tenga, hágase el favor de conectar los altavoces, tomar paciencia, y





Dedicado a mi amigo Toni (¡monstruo!) que ha sido quien me lo ha pasado en uno de sus esperados, por divertidos, correos electrónicos.




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dimecres, 14 de gener del 2009

Descúbranse y soplen las velas


Quítense los sombreros en señal de respeto y cojan aire, porque estamos de cumpleaños.

Hace justo cincuenta años que un chico negro que vivía en Detroit, harto de trabajar en la fábrica de coches Ford, engatusó a sus parientes para que le prestaran unos cuantos dólares.

No muchos: ochocientos dólares de los de 1959, suficientes para iniciar una andadura como productor musical, fundando una compañía, la Tamla Records, al cabo de tres años fusionada con un nuevo proyecto del propio Berry Gordy que se llamó Motown (apócope de las palabras inglesas "motor" y"town", es decir, ciudad del motor), que, al inicio incluso publicó discos bajo sello de Tamla-Motown Records pero que pronto empezó a funcionar como Motown Records



Berry Gordy tenía -tiene, todavía- un oído finísimo para la música. Y un buen olfato para el negocio. Se dió cuenta que los negros estadounidenses apenas aparecían en las discográficas en el decenio de los 50 del siglo pasado, y pensó que sería una buena idea aprovechar ese hueco en el mercado, ofreciendo, además, oportunidad a los músicos negros de la época, todavía muy racista, como sabemos.

Sí, si: ya imagino que la historia les suena, porque éste es un bloc dedicado al cine con preferencia, y los amables lectores seguramente han visto o han tenido conocimiento de la película Dreamgirls de hace menos de tres años; cuando yo la ví, me recordó parte de la historia musical del siglo XX.

Dejémoslo sentado: el guión de Dreamgirls es una fantasía con algún dato real.

La cuestión es que el amigo Gordy, habiendo iniciado el negocio en 1959 con cuatro cuartos, gracias a su intuición y a su esfuerzo, ya al año siguiente siguiente obtuvo un clamoroso éxito:

Smokey Robinson & The Miracles - Shop Around (1960)[ver/escuchar]


Animado, siguió trabajando y obteniendo un número uno:

The Marvelettes - Please Mr. Postman (1961)[ver/escuchar]


A partir de ahí, la Motown aparece con fuerza y alcanza en la gloriosa década de los sesenta y primeros de los setenta un lugar de relevancia en la música, principalmente R&B, Soul y algo de pop, consiguiendo un sonido distinguible:

Martha & The Vandellas - Dancing in the Street (1964)[ver/escuchar]


The Temptations - My Girl (1965)[ver/escuchar]


El grupo The Temptations puede considerarse el máximo exponente del genuino "sonido Motown", los primeros que marcaron una época, apoyándose en las composiciones de Smokey Robinson, amigo de Gordy, compositor, músico y cantante, amén de socio en la productora discográfica: muchas de las canciones exitosas de la Motown se deben a su talento como compositor.

Four Tops - Baby I Need Your Lovin' (1966)[ver/escuchar]


The Temptations - Get Ready (1966)[ver/escuchar]


The Supremes - You Can't Harry Love (1966)[ver/escuchar]


En el grupo The Supremes estaba Diana Ross, una belleza que cautivó a Gordy, quien la lanzó al estrellato (casi como en Dreamgirls, porque aunque tuvieron una hija nunca se casaron) con relativa fortuna, ya que el disco de la Ross con mayor reconocimiento es el doble álbum de la película "The Lady sings", donde actuaba representando a Billie Holiday, cantando sus canciones (lo mejor de la película).

Pero Gordy, como se ha dicho, tenía buen oído musical y fichó a un jovencito invidente, que ya nunca más pasó desapercibido:

Stevie Wonder - I Was Made To Love Her! (1967)[ver/escuchar]


Otro cantante convertido en leyenda gracias a la Motown fue:

Marvin Gaye - Heard It Through The Grapevine (1968)[ver/escuchar]


Acabada la década de los sesenta, la música empezaba a cambiar, con otras formas y elementos mucho más tecnificados, derivando el gusto del oyente masivo al pop, rock y rock sinfonico, electrónico, etc. y la Motown con la pérdida del interés por el Soul y el R&B, fue cambiando de repertorio buscando su lugar:

The Temptations - Papa was a Rollin' Stone (1972)[ver/escuchar]


La sabiduría y experiencia de Gordy hicieron que fichara de inmediato a un grupito de chavales negros que en una grabación que le pasaron, imitaban a Jackson Brown: Gordy quedó prendado de la gracia del pequeñajo, la voz cantante:

The Jackson Five - Rocki'n Robin (1972)[ver/escuchar]


Naturalmente, ese solista empezó a crecer rápido, y pronto actuaba en solitario, con notable éxito:

Michael Jackson - Ben (1973) Album Got To Be There[ver/escuchar]


Gordy demostró tener poco talento para los negocios, porque, después del exitazo del tema anterior, Ben, por un quítame allá esos porcentajes, dejó que la familia Jackson se largara con viento fresco, perdiendo pingüe negocio en los años venideros.

La relación de la Motown con el cine ha sido frecuente y bastante afortunada, de la mano de los mejores escuderos de la productora a partir de finales de los setenta, abandonado ya el género original que le dió fuerza y vida en sus primeros años:

Stevie Wonder - I Just Called To say I Love You (Oscar mejor canción) (1984)[ver/escuchar]


Lionel Richie - Say You, Say Me (Oscar mejor canción) (1985) [ver/escuchar]


Como hemos visto muy someramente, pues la reseña no pretende ser más que un tímido homenaje a Berry Gordy como promotor de la Motown, muchas de las canciones que pertenecen al fondo musical de la Motown forman parte de nuestras vidas.

(p.d.: Gordy, con los años, además de convertirse en tacaño, perdió el olfato de negociante: en 1988 vendió los fondos de Motown a la MCA por 61 millones de dóĺares: no está mal para una empresa que empezó con 800 dólares. Pero luego, la MCA, al cabo de cinco años, en 1993, los vendió a la Polygram por 325 millones de dólares: ¿Cuánto valdrán hoy?)



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dilluns, 12 de gener del 2009

Tras las Puertas

El cinéfilo, periodista y bloguero Alberto Quintanilla realizó, hace tiempo, un cortometraje muy interesante, junto con un buen amigo suyo, Chema del Pozo, tristemente fallecido.

Tuve la suerte de poder ver ese corto en un alojamiento digamos que "provisional" hasta que, por fin, la aparición del portal Vimeo ha permitido al amigo Alberto ofrecerlo al público en unas condiciones no óptimas pero sí suficientes para aquilatar que, cuando habla de cine, lo hace con toda la pasión de que es capaz pero también con conocimiento y experiencia propios.

Ha sido tan amable Alberto que me ha otorgado permiso para colgar en este sitio enlace a su obra, que espero disfruten tanto como yo:

Tras las Puertas (vídeo de 600x491) [ver vídeo :]




Por si su pantalla no permite el tamaño, he aquí una versión más reducida, a tamaño inferior (vídeo de 400x327) [ver vídeo :]




Cualquier cuestión o pregunta que quieran hacer, después de leer la información al respecto que hallarán aquí, la pueden dirigir directamente al autor, Alberto Quintanilla, en su blog




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dissabte, 10 de gener del 2009

Aviso para cinéfilos despistados como yo mismo


El diario El Mundo, para celebrar su XX aniversario, ha decidido regalar con su edición dominical una película relacionada con el periodismo.

11/01/2009 Primera Plana

18/01/2009 Buenas Noches y Buena Suerte

25/01/2009 El Año que Vivimos Peligrosamente

01/02/2009 RKO 281

08/02/2009 Los Gritos del Silencio

15/02/2009, Historia de un Crimen

22/02/2009 El Americano Impasible

01/03/2009 El Cuarto Ángel

08/03/2009 La Dolce Vita

15/03/2009 Yo Creo en Ti

Me he enterado de casualidad por un anuncio en medio de un noticiero de la tele y me sabría mal que a alguno se le escapara la oportunidad de obtener gratis (comprando el diario, claro) cualquiera de esas películas.



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divendres, 9 de gener del 2009

ESD 7 From Here to Eternity





El Código Hays (Hays Code) constituyó una forma de censura que durante tres décadas se aplicaba a rajatabla en las producciones cinematográficas de los Estados Unidos.

Justamente las tres décadas más brillantes de la historia del cine.

Cuando el gran Fred Zinnemann emprendió la traslación a la pantalla de un libro de gran éxito que desarrollaba su trama en los días en que se produjo el ataque a Pearl Harbor, tuvo que enfrentarse a muchos problemas: unos fueron de casting (que luego han sido idealizados en otra gran película) y otros, los principales, de adecuación a la normativa para poder representar la tórrida relación que se establece entre el sargento de primera Warden y la esposa de su capitán, la señora Karen Holmes.

Ya sabemos que Zinneman era un director con recursos y de nuevo podemos comprobarlo con la siguiente escena, que parecerá timorata sólo a quienes ignoren lo que significaba el Código Hays:





Esas olas que inundan a los protagonistas, metáfora de su pasión, y su abrazo cálido y sensual casi desnudos, levantaron no pocas ampollas hace casi cincuenta y seis años.

El talento siempre ha podido con la estúpida censura que, con sus limitaciones, obligaba a cineasta y público a pensar y entender el significado de una escena casual o no, siempre sugerente...




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dimecres, 7 de gener del 2009

El tercer hombre es Harry



After I killed him, I dropped the gun in the Thames, washed the residue off me hands in the bathroom of a Burger King, and walked home to await instructions.

Shortly thereafter the instructions came through - "Get the fuck out of London, you dumb fucks. Get to Bruges."

I didn't even know where Bruges fucking was.....

It's in Belgium.



Ha sido una inmejorable idea para empezar el año cinéfilo acudir al video-club (¿porqué le sigo llamando así, si solo alquilo dvd?) para conseguir ver una película sobre la cual las referencias eran buenas.

Una ópera prima, la de Martin McDonagh que, en un alarde de riesgo, actúa como Juan Palomo y se apresta a dirigir una película basada en ¡un guión propio!

Supongo que es evidente que la financiación la obtuvo porque, en 2006, consiguió el Oscar al mejor cortometraje por su excelente Six Shooter (si no la han visto, desoigan las advertencias del Rey del Pollo Frito.... ya saben...), cuya idea original también le pertenece.

Como decía, McDonagh emprende su carrera cinematográfica "en serio" con un largometraje que nos cuenta una historia escrita por él mismo. Un guión casi perfecto, sobresaliente entre el marasmo propio de la actualidad cinematográfica que invade las salas: una pequeña joya de orfebrería donde, vista la película, uno sigue recordando aquellos detalles que parecen inocuos pero que luego tendrán significado: las monedas..... las monedas.... son impo
rtantes.

No hay duda que McDonagh pertenece a nuestro ramo: quiero decir, a
l ramo de los cinéfilos, o, mejor, como dice el amigo Manuel, a los cinéfagos. Porque en su ópera prima, Escondidos en Brujas (In Bruges, 2008), da fe de su conocimiento de los clásicos del cine negro. Basándose en una trama muy bien pergeñada, con unos diálogos inteligentes y muy bien escritos (aunque llenos de tacos), nos presentará la odisea de dos hampones, asesinos a sueldo, que, como indican las primeras líneas transcritas del guión, se desplazan a la bella ciudad de Brujas por orden de su mandante, un tal Harry, el tercer hombre de la historia.

Este comentarista no tiene ninguna duda que la elección del nombre de Harry para ese tercer hombre es un claro homenaje a Orson Welles, siendo dicha sensación confirmada por la visión de la primera secuencia de Sed de Mal en un televisor en un momento de la película.

McDonagh sorprende pues, por el guión escrito (sería una injusticia que no fuera siquiera nominado para el Oscar), un artificio que funciona como un reloj, pero, además, sorprende por la forma en que, primerizo, transforma en imágenes esas ideas propias: unos estupendos encuadres en pantalla panorámica, fruto del trabajo de Eigil Bryld que se unen a un ritmo muy calculado en todo momento, gracias a la labor de montaje de Jon Gregory, con el fondo musical adecuadísimo en todo momento, obra del compositor Carter Burwell.

Ignoro si el Ayuntamiento de Brujas subvencionó el rodaje, pero de ser así, desde luego, su Alcalde tiene más.... "suerte" que el Sr. Hereu, porque el entorno medieval de Brujas deviene en condicionante del desarrollo de la trama, cuyos datos, aún habiendo transcurrido tantos meses de su estreno, guardaré para mi recuerdo, por si algún despistado -como yo- no la vio en el cine y aprovecha la lectura de estas líneas para decidirse, así que pueden leer tranquilos, que no voy a fastidiar a nadie. Ni siquiera ofreceré el maldito trailer: fíen se de mí, por una vez.

Sigue McDonagh una estructura clásica de presentación, nudo y desenlace: la condición de asesinos a sueldo de los protagonistas, un corpulento Ken (excelente Brendan Gleeson ) y un aniñado Ray (Colin Farrell ), son ya sobradamente conocidas por el cinéfilo que se apresta a contemplar ese retazo de vida: un par de ejecutores a sueldo, disímiles tanto física como psicológicamente, que, siguiendo órdenes de su jefe, se trasladan a la ciudad de Brujas.

La forma de enfrentarse a ese viaje es muy distinta en ambos: uno se encandila con la ciudad y su historia mientras el otro reniega de la estancia; ambos ignoran porqué están en Brujas, pero mientras uno disfruta, el otro no hace más que maldecir y lamentarse.

Poco a poco, en medio de apuntes de comedia negra, McDonagh, con su inteligente texto y su adecuadísima forma de llevarlo a la pantalla, nos va adentrando en la personalidad de cada uno de esa extraña pareja. La visión que, teóricamente, pueden tener unos asesinos a sueldo de la vida, nos será mostrada paulatinamente y sin fisuras pero con una complejidad que requiere la participación atenta del espectador; el remordimiento, la culpa, la fe en un Dios, la existencia de una vida en el más allá, el castigo y la expiación, lo debido y lo prohibido, las contradicciones internas, afloran en unas conversaciones y unos actos cotidianos, otorgando una trascendencia que uno no se espera.

En medio de un relato adornado con abundantes bromas macabras, con algún que otro personaje casi que esperpéntico, la aparición del tercer hombre, ese Harry (Ralph Fiennes , como siempre, perfecto), aportará un nuevo elemento ideológico, el respeto al honor debido, obligación interior que primará sobre todo, dominante.

Sorprende McDonagh por la facilidad con que usa los escenarios naturales de Brujas tanto como por la confección suave del tránsito de una comedia dramática con escenas de acción muy bien resueltas, en una trama que se va convirtiendo ante el espectador en un encaje de bolillos donde la escena aquella, que parecía innecesaria, se revela, minutos más tarde, en el prólogo de una poderosa secuencia; y no en una ocasión: es constante el giro de la historia, como si un agujero negro hiciera girar a todos los personajes a una velocidad con aceleración constante hasta que su enorme fuerza los integra, los absorbe, para conformar un todo espléndido.

No es, desde luego, una película al uso actual: no busque nadie una cinta de acción gratuita, espectacular, hueca, sin sentido. Los personajes existen: son hombres con una forma de ser y de pensar y lo que les ocurre pasa por su condición y voluntad: no hay nada gratuito en el guión de McDonagh, escrito bajo el imperio de una lógica aplastante, aún cuando tenga un par de detalles mejorables, discutibles, en cualquier caso.

El espectador atento se identifica fácilmente con esos tipos, turistas forzosos, que concitarán nuestro interés por sus avatares.

El terceto protagonista realiza un buen trabajo, siendo Colin Farrell quizá el más flojo, porque sus compañeros aprovechan al máximo unos personajes muy bien dibujados en las líneas de diálogo. Naturalmente, visión obligada en v.o.s.e., máxime cuando seguramente hay que acudir al dvd para poder disfrutar de una película que, perteneciendo al año pasado, sin duda es una de las mejores.

Lo bueno, aparte de lo expresado, es que de nuevo el cine europeo da muestra de una fuerza y vitalidad cinematográficas que los estadounidenses van dejando de lado en busca de éxitos comerciales y fáciles.

(Ya tiene delito que en el póster americano añadan debajo de Bruges [it's in Belgium] y que los imbéciles traductores al castellano, manteniendo esa inculta coletilla [está en Bélgica], añadan al título "Escondidos en", porque Brujas, esa Brujas de la película, no es una ciudad: es un cuento de hadas, un placer para los sentidos, un regalo nada casual...)

Lo peor, lo malo, es que Martin McDonagh en su primer largometraje se ha puesto un listón muy, muy alto.



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dilluns, 5 de gener del 2009

Secundarios de Lujo (9)



Érase una vez un chico que, un buen día, decidió que iba a ser actor, en vez de llevar a la práctica sus estudios de ingeniero.

Cogió los bártulos, se largó del poblacho de Massachusetts donde había nacido y, tras diversas peripecias, incluyendo un forzoso alistamiento en una guerra mundial, se dirigió a Los Angeles, meca del cine.

Allí, después de haber intervenido en más de 130 películas, consiguió la solidez necesaria para ser reconocido con un premio que, por suerte para él, era la primera ocasión que se otorgaba:



Supongo que todos habrán reconocido al personaje y sabrán incluso el título de la película... ¿no?


Sigamos....[Sí/No]
Come and Get It, dirigida en 1936 por el gran Howard Hawks, constituyó para Walter Brennan el trampolín que le lanzó al estrellato: el reconocimiento recibido mediante la entrega del Oscar al Mejor Actor Secundario, en la primera convocatoria en que tuvo lugar, no deja de señalar a uno de los más grandes y reconocidos actores secundarios de la escuela estadounidense.

Un actor afortunadamente prolífico, pues a los 133 títulos sudados hasta obtener el Oscar le siguieron otros noventa y ocho caracteres beneficiados por su presencia y buen hacer, tanto en el cine como en la televisión, ya anciano, pues, habiendo nacido en 1894, su última representación ocurrió a título póstumo, en 1975.

Curiosamente, en las tres ocasiones en que consiguió el Oscar (y en la cuarta en que estuvo nominado), representaba personajes con edad superior a la propia; todos sabemos cómo era de anciano, pues lo hemos visto en infinidad de ocasiones, siempre que revisamos alguna gran película, de aquellas que pertenecen a esas décadas de oro del cine, en las que Walter Brennan reinó como actor de soporte imprescindible, siempre obteniendo el cariño de sus compañeros de reparto y la admiración de todos:

Como el alocado Juez Roy Bean, en The Westerner (1940):[ver]





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divendres, 2 de gener del 2009

MM 19 Bridget Jones: The Edge of Reason


En muchas ocasiones, lo mejor de una película son sus canciones: esto ocurrió en Bridget Jones Diary (2001) y volvió a ocurrir en su secuela, la lamentable e innecesaria Bridget Jones: The Edge of Reason (2004)

En esta secuela, los aficionados veteranos descubrimos una nueva versión de un clásico, Will you Still Love me Tomorrow, ejecutado por la prodigiosa voz de la hoy tan polémica cantante británica Amy Winehouse:




Sólo por esa versión, ya vale la pena aguantar el rollo.

Aprovechando la fecha, hagamos un poco de nostalgia musical (sobre todo, para los jóvenes fans de la Winehouse) y concitemos a los viejos carrozones que han sabido disfrutar durante más de cuarenta años de esa magnífica canción escrita al alimón por los entonces consortes Gerry Goffin y Carole King : fue su primer éxito, allá por el año 1960, en las voces de un grupo femenino de soul y R&B, las Shirelles (1960):

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La canción no tardó en pasar el charco, y la musa pop europea, la guapa cantante parisina Françoise Hardy también cantó el tema, en el "caliente" año 1968 :

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Dos años más tarde, la hoy injustamente olvidada Linda Rondstad, sacó en 1970 su álbum Silk Purse (¡maldita sea, este no lo tengo!) y también realizó su propia versión de la canción:

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Después de haberse divorciado los autores, la fantástica Carole King, la Reina del Pop, en su segundo álbum (Lp guardado como oro en paño por este comentarista) Tapestry la interpretó, para delicia de todos sus seguidores.

Veamos ahora una interpretación en directo, posterior, de la autora:

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La grandísima Roberta Flack no dudó en realizar su propia versión, que, de nuevo, alcanzó los primeros puestos en las listas de éxitos, justo un año después, en 1972:

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Si sería bueno el tema, que incluso Elton John, gran cantautor, después de padecer problemas de laringe muy serios, la interpretó en un concierto benéfico en 1987, permaneciendo esta grabación como única:

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Cinco años más tarde, otro grande, Bryan Ferry, rodó este romántico video clip con la colaboración de la playmate Anne Nicole Smith, en 1992:

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Cuando en 1995 los hermanos Gibb, conocidos como Bee Gees, recibieron la propuesta de participar en la producción del álbum Tapestry Revisited: A Tribute to Carole King (también guardado como oro en paño), tomaron ventaja sobre sus colegas y se decidieron por el mismo tema:

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Si es que cuando una obra es buena, y los versionadores son fantásticos, no hay miedo en disfrutarla una y otra vez. Lástima que no ocurra lo mismo con las películas: este año que empieza amenaza con varias versiones ("remakes") y ya veremos lo que pasará....

Por cierto: ¿cuál es su versión preferida?

A mí me sigue gustando la de Carole King, aunque no me pelearía con ninguna opinión distinta...




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