El Bardo y Ken (2006)
Esta foto que aparece al lado es del facsímil de la primera edición en folio, datada en 1623, de una comedia pastoril que se supone fue escrita en 1599 por William Shakespeare, "El Bardo", cuyo título original es As You Like It, traducido al castellano habitualmente en la forma "Como Gusteis", aunque este comentarista no puede menos que mostrarse de acuerdo con Don Luis Astrana Marin, estudioso y traductor de la obra shakesperiana para la Editorial Aguilar (mi edición es la de 1991, Obras Completas, tomos I y II), prefiriendo A Vuestro Gusto como título.
La pieza, corta, apenas 50 páginas, a este comentarista no le ha parecido de fácil digestión: a la imbricada trama, que en poco espacio ofrece múltiples argumentos, se añadirá la riqueza del lenguaje del Bardo, repleta de simbolismos y de giros que fuerzan al lector y por ende, al espectador de teatro, a estar pendiente del rico verbo con un conocimiento previo básico de la mitología y de las ideas virgilianas que eran corrientes en la época en que la obra fue escrita.
Como este comentarista carece de fundamento y conocimientos necesarios para desmenuzar obra semejante -y tampoco el espacio lo permite- con la venia del amable lector trataré de aquilatar, somera y sencillamente, los aspectos más importantes que constituyen el eje de la acción:
Por una parte, se presenta el conflicto de poder entre los hermanos de noble casta, promovido por la costumbre de designar heredero al mayor en detrimento de los menores, uso consuetudinario que incluso en nuestro país aún no se ha erraicado totalmente, lo que, como es lógico, originaba celos, recelos y envidias que se resolvían de forma harto violenta; en la obra, Federico violentamente usurpa el lugar como Duque a su hermano mayor; también Oliverio conspirará para alejar de sí a su hermano pequeño, Orlando, que se queja de no recibir la educación que su clase noble requiere.
La hija de Federico, Celia, se ha criado como hermana menor de su prima Rosalinda, hija del derrocado Duque, que permanecerá en la corte para hacerle compañía, pues se aman profundamente, como hermanas.
Ambas observan una lucha a manos libres entre Orlando y el luchador favorito de Federico, Carlos, que a su vez ha sido incitado por Oliverio para que destroce a Orlando, pero éste logra vencerlo, aunque queda prendado de Rosalinda y ésta enamorada de él; al saber Federico que Orlando es el hijo menor de Sir Roland, le manifiesta su enojo y su poca simpatía por su familia.
Federico, desconfiado, ordenará el destierro de Rosalinda y su hija Celia decidirá no abandonar a su amada prima, huyendo ambas con sus riquezas y joyas, al bosque de Arden, conde se halla desterrado el Duque con sus cortesanos; Rosalinda se disfrazará de hombre, adoptando el nombre de Ganímedes, y Celia se hará pasar por su hermana, con el nombre de Aliena. ambas se harán acompañar del bufón de la corte, Touchstone.
A ese mismo bosque huirá también Orlando, acompañado de un viejo sirviente, al saber que su hermano pretende asesinarle.
A partir de este momento de la comedia, en opinión propia, decae ostensiblemente la fuerza de la obra, habiendo envejecido mal, ya que, en pleno bosque, se supone que los unos se encuentran con los otros sin reconocerse como propios y hablándose como extraños, aunque Rosalinda y Celia, ahora Ganímedes y Aliena, sí reconocen a Orlando, permitiendo que Rosalinda, personaje femenino realmente complejo, aborde al desventurado Orlando para incendiar aún más, si cabe, el amor que por ella misma siente.
Debemos detenernos en considerar que el Bardo usaba los apelativos de sus personajes con una intención clara: Ganímedes es nombre mitológico que representa el amor homosexual; Aliena, en latín, significaría "extraña"; y los diálogos entre ambas féminas tienen un contenido lírico apasionado que pueden suscitar dudas y debates en lo relativo a su afecto.
A la confusión sexual por el engaño del disfraz de Rosalinda como Ganímedes se añadirá que una pastorzuela, Febe, se enamorará de él/ella, abandonando a su fiel novio, hasta que Rosalinda/Ganímedes se lo quitará de la cabeza.
Por otra parte, Shakespeare nombra dos personajes distintos con el mismo nombre: Jaques: uno será un melancólico noble al servicio del Duque derrocado, y otro, el hermano de Oliverio y Orlando.
Oliverio, que se adentrará en el bosque, será salvado de una fiera por Orlando, reconciliándose ambos, y quedando enamorado Oliverio de Aliena/Celia, confabulándose ambas damas para buscar al Duque y ante él, casarse con sus amados, momento en el que sabremos, además, que Federico, que se había desplazado hasta el bosque de Arden con sus tropas para acabar con su hermano, habiendo caído de su caballo, topó con un clérigo y, como San Pablo, se convirtió en buena persona, arrepintiéndose de sus pecados, retirándose a la vida monacal y reintegrando al Duque sus posesiones.
El irlandés Kenneth Branagh decidió, hace un par de años, adaptar y llevar al cine esa comedia romántica y pastoril escrita por Shakespeare.
Titulada en inglés como la obra original, As You Like It, carece, de momento, de título en España, donde todavía no ha sido exhibida en salas, a pesar de que salió ya a la venta -no en España- el dvd, lo que hace sospechar que ése inclasificable retraso acabará en el más deplorable olvido.
Como es su costumbre, preserva casi en su total integridad el texto original, pero reinterpretando la historia al presentarla de modo distinto al habitual; conviene remarcar el concepto de habitualidad, ya que, en el caso de Shakespeare, como en el de otros clásicos de la época, apenas hay en el texto dramático apuntes que seguir respecto al escenario; al contrario de los dramaturgos posteriores, que construyen sus obras con indicaciones de salidas y entradas por el foro, de elementos físicos, que luego facilitarán la confección de guiones cinematográficos, en Shakespeare esos detalles son escasos, probablemente por representar sus obras en el mismo escenario, prestando El Bardo toda su atención al texto, ubérrimo de significados.
Véase el corte promocional:
Branagh se toma sus libertades: nos presenta la acción inicial de la usurpación como un ataque de los ninjas japoneses, ya que radica el escenario en el Japón, aunque sus personajes siguen siendo británicos, asentados en el lejano Oriente por negocios; pero incurre en cierta contradicción al mantener el topónimo de Arden para el bosque que acogerá a los desterrados; chirría ostensiblemente la escena de la lucha entre Orlando y Carlos, reconvertido éste en un luchador de sumo de apariencia amenazadora, que, de forma inverosímil, acabará derrotado.
Kenneth, que sin duda es uno de los mejores directores de actores de la actualidad, nuevamente toma riesgo al introducir unos personajes presentados por actores de raza negra (lo siento, pero odio el eufemismo "de color", pues de color somos todos, aunque seamos de diferentes tonalidades) y ello choca bastante; no porque el amor interracial sea una utopía o una imposibilidad, sino porque rompe de forma innecesaria y epatante (en el peor sentido de la expresión) con el entorno histórico en que se desarrolla la trama, que de actual no tiene nada; más lógico y aceptable sería que todos los intérpretes, sin excepción fueran de la misma raza, fueran éstos negros, orientales, árabes o de cualquier otra, pero representando una comunidad más creíble; si a esto añadimos que los actores elegidos son los que menos dan la talla en el resultado final, esa inserción acaba siendo un lastre para el resultado final.
El resto del elenco luce a gran altura, debiendo reconocer este comentarista que los americanos Kevin Kline y Bryce Dallas Howard nada tienen que envidiar a los británicos Alfred Molina, Brian Blessed o Romola Garai, todos ellos representando a la perfección sus papeles, con una gestualidad y una vocalización excelentes, una verdadera gozada.
Kevin Kline tiene la suerte de un papel agradecido:
En la obra original hay varias canciones, que han sido musicadas e interpretadas por Patrick Doyle, como se puede ver en la escena anterior, con una partitura ajustada a la temática y a la época que se representa.
La dirección de Branagh incide en el aspecto pastoril, arcádico, virgiliano, de la obra original, ofreciendo las distintas acciones en un bosque que parece encantado, cuidando muchísimo los detalles, la iluminación, los efectos; sin embargo, el contenido literario pesa en demasía y aunque las muy buenas interpretaciones permiten seguir con atención el discurso, las dobles lecturas que se hallan en el texto quedan difuminadas por el apremio de la acción cinematográfica, hueca, por fuerza, de credibilidad en las acciones que en el bosque ocurren, resultando imposible imaginar que los personajes no se reconozcan entre sí, esforzándose como está la mente del atento espectador en descifrar las mútiples claves y lecturas que los diálogos ofrecen, demérito que no cabe achacar a Branagh, sino al mismo Shakespeare; no en vano esta comedia ha recibido desde hace años críticas de diversos dramaturgos que la consideraban "obra menor" dentro del maravilloso mundo del Bardo.
Da la sensación que Branagh ha quedado a medio camino; quizás una adaptación menos clásica y más valiente hubiera otorgado mayor simplicidad a la comedia, quitándole parte de su universo pero haciéndola más cinematográfica, otorgándole un ritmo más vivo. Podríamos decir que la elección no fue afortunada, pero siempre cabe la posibilidad que Branagh se haya autoimpuesto la labor de completar la traslación de las obras de Shakespeare al cine, y no va a dejar ni una fuera de la pantalla, reconociendo este comentarista que confía que el pequeño tropezón no vaya a significar un alto en el camino iniciado años atrás por Branagh.
Como supongo que esperarías mi comentario, ahí voy.
ResponEliminaAntes que nada he de decir, Josep, que te envidio, ya que todavía no he podido ver la película.
Respecto a lo de incluir actores negros en adaptaciones shakespearianas, Branagh ya lo ha hecho anteriormente en Mucho ruido y pocas nueces o Trabajos de amor perdidos.
La idea de trasladar la historia a Japón me pareció estupenda.
Dado que Kenneth es el mejor adaptador de Shakespeare al cine en la actualidad, por mi puede seguir llevando obras suyas a la pantalla las veces que quiera.
Muchas gracias por poner el video de Kevin Kline
Ciertamente, Alicia, esperaba que te interesaría mi comentario, y estaba seguro de tu contribución. Coincidimos en lo de Branagh como mejor adaptador de Shakespeare, pero, en esta ocasión se ha quedado corto, y ahí le duele. si hubiera hecho una traslación al mundo nipón, con todas las consecuencias, atreviéndose a reinterpretar la obra, hubiera sido mucho mejor, no cabe duda.
ResponEliminaUn aspecto que no he relatado, es que el epílogo de la pieza lo presenta íntegramente pero con el personaje de Rosalinda reconvertido en la actriz Bryce: lo declama andando desde el bosque hasta su roulotte-camerino, viéndose los cámaras, camiones, y todo el personal del rodaje, con lo cual el cierre otorga al conjunto la idea de vuelta a la realidad después de haber asistido a una representación teatral, una vez finalizada ésta.
Ese último "atrevimiento" es eficaz, pero al tiempo demuestra que Branagh no acaba de atreverse con la obra entera, como sí lo hizo en Trabajos.... para mí mejor (me guardo el comentario para el futuro, pues todavía no la he leído)
Lo de los actores negros, salvo en Trabajos... no me ha gustado ninguno: Denzel está fuera de lugar, también (y también, valga la redundancia, me lo guardo en extenso para el futuro); de modo que espero, como tú, nuevas adaptaciones kennetianas de Shakespeare, y supongo que un buen Otelo caerá algún día, con un buen protagonista negro o quizás aún más real, morisco/árabe, acorde con el personaje. (Espero que Branagh repita actuación como Yago, aunque he de confesar que no he visto el Otelo de Parker, pendiente)
De nada por el video de Kline, que está magnífico, declamando como si fuera "british"; en you tube apenas hay videos de esta película...
Y para finalizar, un consejo: no esperes su estreno en España. Me da en la nariz que no se producirá.
Saludos.
Lo de Kevin Kline no es de extrañar, Josep, ya que es un experimentado actor teatral shakespeariano.
ResponEliminaPor lo que veo también te gusta Trabajos de amor perdidos, una película creo que infravalorada y que partía de una obra de las obras mas flojas de Shakespeare, a mi parecer.
Para mi la versión definitiva de Otelo sería la que mezclara el talento visual y la garra de la de Welles y el sentido del erotismo y el Yago de la de Parker; para mi es la mejor actuación shakespeariana de Branagh en el cine
Supe de la condición de Kline como actor teatral clásico al buscar datos para el comentario; de hecho, es uno de los actores que más me gusta, pues es muy versátil: sus trabajos en El Pez..., en Sueño de una Noche.. y en In & Out, así como en French Kiss, demuestran que sabe lo que se hace, sin aspavientos.
ResponEliminaTrabajos... me gusta mucho... ya lo verás....
Y ése Yago lo tengo que ver, lo tengo que ver... aunque esa mezcla o amalgama que tú deseas sea ya imposible...
Saludos.
Siento tener que decirte, Josep, que el amigo Branagh está dando palos de ciego en su afán por llevar a Shakespeare a la pantalla. Me decepcionó muchísimo con "Trabajos de Amor Perdidos", e incluso con esa obra, que me consta que admiras "Hamlet". Si te soy sincera a mí Shakespeare me gusta en teatro, a pesar de que el gran Welles estuvo insuperable en sus adaptaciones del Bardo.
ResponEliminaDe todas formas, has calado mi curiosidad y voy a ver la película que comentas. Desdeluego estoy segura que no la van a estrenar, pero en fin, para algo está la mula.
Un besito de Hildy
Josep, no eres politicamente correcto. A quien se le ocurre decir ¡negro!....Como te acostumbres cualquier día se te ocurrirá decir "negrata" o cosas peores.....¡Qué te puedo decir de mi amigo BRanagh?....Mi madre solía decir cuando le decepcionaba una persona que "le habían hechado la sal en la mollera"....Bueno, pues a mí me pasa lo que a Hildy (ya leí, ya , su comentario)el inglés me tiene que sacudir un bombazo shakesperiano para que me entusiasme.....¿Podrá ocurrir eso?
ResponEliminaMientras tanto caliento motores y para finales de mayo (si no me doy una vuelta por N.Y. cosa que queda pendiente en función de las perras que tengamos) iremos a nuestro flamante teatro para ver Macbeth, versión operística de Verdi. O sea que seguimos con el Bardo Inmortal.
Un abrazote y cuídate que hay mucha gripe por ahí, por ejemplo la mía.
Tengo la p. manía de no revisar lo que escribo hasta que no hay remedio.No te asustes del error. ¡Cómo c. se puede escribir echar con H¡......Y luego critica uno los mensajitos que dejan los adolescentes en los móviles.
ResponEliminaEn fin, errar (sin h) es de humanos (con h)
Un abrazote.
Veo, Hildy, que eres más radical que yo mismo; creo que las adaptaciones de Branagh son muy interesantes, aunque probablemente ésta que origina mi comentario sea la peor de todas; prefiero no extenderme ahora respecto a las demás, para guardarme la primigenia intención.
ResponEliminaTambién prefiero a Shakespeare en el teatro, como no: es su medio. Pero hay tan pocos intérpretes nacionales capaces de representarlo aquí y Londres (y el inglés, todo sea dicho) me caen tan lejos, que debo contentarme con el cine susbtitulado.
Recuerdo haber visto, hace años, una versión magnífica de Otelo en teatro, haciendo Yago el difunto José Mª Prada y Otelo el olvidado Carlos Ballesteros (era la entonces llamada Compañía Nacional de Teatro, muy buena, por cierto).
Otro día ví un Hamlet interpretado por el ultra-mediático (en aquellos momentos) Enric Majó y, francamente, estando en primera fila, a poco no se nos cae en el regazo con sus ademanes afeminados: un verdadero horror, de aquellos que antes levantaban pataleos históricos.
De modo que prefiero el cine.
Agradezco a tu curiosidad el reconocimiento a mi labor de comentarista.
Por cierto: dile a tu compañero de blog que te ayude a conseguir una identidad bloguera, pues eso de ser anónima no lo mereces...
¡Muac! Saludos.
Las prisas son malas consejeras, Antonio, y yo mismo he visto algún comentario con faltas, por la precipitaciòn: normal.
ResponEliminaVeo que haces buena pareja con Hildy: radicales sois...
Yo creo que Branagh ha hecho muy buenas adaptaciones, siendo ésta, de momento, la peor, por demasiado fiel; el teatro clásico tampoco es tan fácil en su traslación al cine.
No quiero extenderme, por razones obvias, pero ya verás que, según mi parecer, Kenneth ha logrado muy buenas adaptaciones de Shakespeare.
Macbeth no la conozco, pero tengo una grabación del Otello de Verdi que es magnífica.
Dependerá de la orquesta (y su director, claro) y de sus intérpretes. La ópera tampoco es fácil, ni en directo, ni en el cine. En una ocasión me apunté al pataleo, en el Liceo, a una soprano que hacía gorgoritos con la Carmen, evidentemente, partitura escrita para la tesitura de una mezzo-soprano (inolvidable la versión de Teresa Berganza con Claudio Abbado, un hito)
Un abrazo.
p.d.: ayuda a Hildy a dejar de ser anónima, hombre, que no cuesta nada... :-)
Pues yo desconocía la existencia de la película y de este material. así que muchas gracias por acercármelo.
ResponEliminaInteresante blog, volveré por aquí. Un saludo!!
Me alegro, Babel, de haberte sido útil en mi comentario.
ResponEliminaBienvenido; regresa cuando quieras.
Saludos.
Entre Alicia y tú me tenéis frito con Branagh. Y luego me vienes con de que "Kubrick es un buen director"... El "Otelo" de Parker, que habéis sacado por aquí a colación, me dejó algo frío, a pesar de su no muy soterrado erotismo. Eso sí, el Yago de Kenny es excelente. Ya dejé claro en su momento que la gran obra de Kenny ese su elefantiásico "Hamlet", aunque "Enrique V" y "Mucho ruido y pocas nueces" me parecen, cada una en su estilo, muy destacables. Podré vivir sin "As you like it". Saludos.
ResponEliminaSi estás frito de un lado, Marcbranches, date la vuelta, para el otro, porque sólo es el principio...
ResponEliminaEse Otelo aún no lo he visto, pero ya está en cartera; claro que podrás vivir sin ésta, pero siempre te quedará la duda, y eso reconcome....; tú mismo....
Ese apunte de Stanley me recuerda que te debo una respuesta... voy para allá...
Saludos.
Veo, una vez más, compa Josep, y una vez más me congratulo de ello, cómo disfrutas ante una entrega del binomio Shakespeare-Branahg. Lamentablemente, mi pobrísimo (y pobrísimo ya resulta un eufemismo chungo...) inglés no me da para embarcarme en empeño como el tuyo, pero igual cualquier día una pieza como ésta llega a doblarse y editarse por estos pagos. Quién sabe: con esas credenciales que expones, no cabe descartarlo...
ResponEliminaUn fuerte abrazo, compa, y feliz Semana (santa, o lo que sea...).
No te creas, amigo Manuel, que mi inglés sea mejor que el tuyo: la he visto en v.o.s.e. (no voy a presumir de lo que no tengo), con lo cual, fácil te será averiguar si te gusta o no; otra cuestión es que te interese adjuntarla a tu lista de pendientes.
ResponEliminaUn abrazo.