Los hombres que no tenían ideas nuevas
Ha sido un fenómeno literario -o quizás únicamente social y/o mercantil- la trilogía escrita por el escritor Stieg Larsson que, fallecido de un inesperado infarto, no llegó ni siquiera a imaginar el tremendo éxito de la llamada trilogía Millenium, publicada post-mortem en los años 2005, 2006 y 2007 y que ha originado dos traslaciones al cine: la primera en su Suecia nativa y la segunda en la industria hollywoodiense que parece haber enloquecido de pasión milenaria y ha encargado a David Fincher que dirija tres películas en las que se versionan a la pantalla las tres novelas.
He de reconocer que, a pesar de disponer del primer título de la saga, traducido en España como Los hombres que no amaban a las mujeres, aún no ha llegado el momento en que me sienta inclinado a dedicarle el largo tiempo que requiere la lectura de casi seiscientas páginas: soy un lector lento y me gusta repasar párrafos -siempre que me deleiten- y desde siempre he preferido las piezas más breves a las extensas y si además vienen acompañadas de mercadotecnia demasiado ruidosa me entra el pánico y la estantería se convierte casi que en lugar de archivo definitivo. No se trata de una mala excusa sino de la definición de una postura y bien que siento no poder dedicar ni una línea a la pieza original escrita.
Pero sí he visto recientemente la película dirigida por Fincher y vista que fue, decidí agenciarme el dvd de su homóloga sueca para no hacer el ridículo, porque una cosa es dedicar varios días a leer un tocho y otra desatender la posibilidad de comparar mediante un vistazo de dos horas y media. Un tiempo de metraje excesivo que comparten ambas películas, siendo la de Fincher incluso seis minutos más larga: si en 2009 algunos dijeron que el metraje era un defecto, habrá que buscar ahora críticas de la misma fuente para comparar.
Los guiones de ambas películas se parecen como gotas de lluvia, no en vano beben de la misma fuente literaria, casi que calcándola, es un suponer: por lo menos, el guión de la versión estadounidense es casi que un plagio de la versión sueca: Un periodista que acaba de recibir un rapapolvo judicial por haberse dedicado a investigar a un personaje público sin haber tomado las debidas precauciones documentales es contratado por un potentado que vive en una gélida isla con el objetivo de averiguar qué pasó a una sobrina suya décadas atrás; el periodista acabará por recabar la colaboración de una extraña joven, una inadaptada social que teóricamente es una hacker muy espabilada, consiguiendo resolver una intriga familiar que comportará también dilucidar sangrientos asesinatos de jóvenes mujeres a lo largo de muchos lustros.
La película de Fincher cuenta con unos intérpretes muy populares gracias a sus intervenciones en películas pertenecientes a la industria hollywoodiense, pero lo cierto es que no pueden causar envidia alguna -más allá de sus emolumentos- a quienes se ocuparon de trabajar a las órdenes del danés Niels Arden Oplev que ya en 2009, dos años antes que Fincher, dirigió la primera película basada en la primera novela.
La principal diferencia va a ser la económica, porque mientras que Arden se dedica a filmar con tonos principalmente gélidos las acciones de sus personajes, con un ajustado presupuesto de trece millones de dólares obtiene unas ventas de ciento cuatro millones, y el amigo Fincher, contando con un presupuesto de entre noventa y cien millones de dólares, hasta el momento, con una mejor publicidad y distribución, lleva recaudados únicamente ciento dos millones de dólares, o sea, que está francamente muy por debajo de las expectativas, de lo que me alegro muy sinceramente.
Porque estamos ante un caso que no sabría si adjetivarlo como de estupidez, de engreimiento, de soberbia, o, quizás más simple, de imposibilidad de trabajar en algo original. Que el admiradísimo Fincher -por algunos, no por mí: debo ser el único al que Zodiac le pareció un latazo con muchos metros a cortar- se dedique a copiar una película europea distribuida apenas dos años antes me parece una sinrazón como me pareció que en su momento Scorsese dedicara su tiempo, antes tan apreciado, a remedar con Infiltrados un reciente éxito de cine asiático, aunque he de admitir que, por lo menos, la película de Fincher está bien filmada, es bastante entretenida a pesar que le siguen sobrando metros y la de Scorsese era sensiblemente inferior a la original.
Porque Fincher prácticamente repite sin aportar nada nuevo, lo que ya muchos vieron hace dos años. No hay excusa para perpetrar un refrito semejante, para demostrar una falta de vergüenza artística tan grande; saber además que están rodando las otras dos películas, que aparecerán este año y el que viene, es una cuestión que, si lo cuentan antes, nadie lo hubiera tomado en serio. Máxime cuando, por lo menos, la primera película, la que dirigió Arden, no cede artísticamente en nada y, además, se hizo con muchísimo menos dinero: vaya castaña comercial ha resultado el reputadísimo Fincher, contando con que en los USA su película ha gozado de una distribución que la europea ni en sueños tuvo.
Si tomamos en consideración el mundo televisivo desde los países nórdicos otras han sido imitadas por los estadounidenses, como Forbrydelsen que originó The Killing y no es más que un ejemplo de una conducta cada vez más extendida en el mundo audiovisual estadounidense que intenta fagocitar cualquier idea válida sin importarle un ardite remachar un clavo que todavía está caliente por su último martillazo allende los mares.
Que luego pretendan colarnos semejante producto ya raya en insensatez y desmesurada soberbia como dando a entender que el paso por su tamiz particular, que el simple añadido de un supuesto marchamo de calidad -que no es tal, que el pescado está muy caro- que le otorga la firma de gentes populares y famosas gracias a la mercadotecnia es suficiente motivo para suponer que se crea un interés por un producto que, en realidad, demuestra que hay una alarmante falta de ideas en la industria audiovisual estadounidense, cada día que pasa más propicia a mirarse complaciente el ombligo y olvidando que un día fue crisol de gentes llegadas de la vieja Europa que aportaron cultura, ideas y ganas de avanzar, además de obtener beneficios.
Si David O. Selznick levantara cabeza, no dejaría títere con la suya puesta.
Yo decidí no ver la de Fincher y así seguiré. La curiosidad, no siempre mata al gato (por muy Fincher que sea).
ResponEliminaMuy acertada decisión la tuya, Sidhe. Mi excusa es que la anterior no la ví en su momento, un poco harto de tanta publicidad relativa a la novela. Pero realmente, lo de Fincher parece un ejercicio absolutamente innecesario.
EliminaBesos.
No la he visto. Ni la sueca, ni la norteamericana. Ni he leído la trilogía. Así que no puedo opinar ni sobre la peli ni sobre los libros. No sé qué tal están.
ResponEliminaHabía leído que la chica de la versión yanki era más el personaje de la novela, pero ni idea.
Sobre lo otro... Bueno... Ya sabes que el público yanki no acepta películas que no estén en inglés... no las doblan (excepto animes, me parece), y no les va leer subtítulos, así que sólo así puede entenderse el tema de hacer la "adaptación" a los USA.
Desconocía el baile de cifras (coste y recaudación), y si las "diferencias" entre ambas películas no son tantas como señalas exceptuando las de coste, distribución y demás...pues bueno...que cada uno saque sus conclusiones.
Un saludito.
Lo del doblaje al inglés he de buscarlo y entenderlo, porque supongo que para los británicos sí que habrá doblaje: ¿acaso tampoco?
EliminaComo fuere, les hubiera salido más barato pagar el doblaje, porque esa trilogía de Fincher lleva camino de ser un rotundo fracaso económico que se salvará por los pelos de la quiebra.
En el fondo, ninguna de las dos películas se muestra realmente acreedora de poco más que un aprobado.
Un abrazo.
Vaya, compa Josep, veo que no profesas la religión fincheriana, bastante extendida entre buena parte de la crítica. Si llegas a leer y oír lo que ha llegado yo a leer y oír sobre la adaptación de Fincher, te tienes que agarrar a la silla para no caerte de culo. Pero, bueno, ni es el primer caso ni, me temo, será el último... Yo no he visto la peli, no puedo, pues, juzgar con conocimiento de causa. Pero sí he leído la trilogía (que, como literatura de entretenimiento, funciona, y funciona bien; ya te puedo asegurar que, pese a lo voluminoso de los libros, se devoran en un plis-plas -eso sí, no les pidas excelencia literaria, que no es ésa la liga en la que juegan...-) y sí he visto las tres pelis suecas, a las que se les ha dado una cera crítica que tampoco termino de entender (cierto es que van decreciendo en calidad a medida que avanza la saga, pero tampoco están tan mal como lo que son, piezas de cine de entretenimiento más cercanas al formato televisivo que al cinematográfico: ágiles, directas y al grano). Apreciación, pues, positiva, teniendo claro, eso sí, que estamos ante lo que estamos: si alguien se acerca a las novelas de Larsson buscando algo literariamente muy elevado, pues eso, que va a ser que no...
ResponEliminaUn fuerte abrazo y buena semana.
Ya sabía, Manuel, que tú sí conocías las novelas y suponía que también las películas suecas. Como tú dices, las unas y las otras parecen ser productos de entretenimiento honrado sin más pretensiones.
EliminaPrecisamente por ello me sorprende ese afán del afamado Fincher en aprestarse a filmar la trilogía dándose unos aires de "qualité" que algunos han vociferado y ampliado de forma a mi entender insensata: sin poder decir que no me ha gustado, tampoco merece más líneas que la reflexión sobre la precariedad del interés en rodar una película ya vista apenas dos años antes.
Un abrazo.
Estoy totalmente de acuerdo contigo y con Manuel. La saga literaria para entretener y la "versión" americana absolutamente prescindible cuando la trilogia sueca estaba tan reciente.
ResponEliminaVa ser lo que dice David, los americanos solo "entienden" lo suyo.
El color, la frialdad de la pelicula sueca encaja perfectamente con la historia. Me dejó la impresión de que tras esos paisajes tan hermosos se esconde la maldad más atroz.
Están de moda los autores escandinavos, de ahí el éxito tambien de Hanning Mankell con su inspector Kurt Wallander que, si no recuerdo mal tambien ha aparecido en una serie de televisión protagonizado por Kenneth Branagh.
Pues eso, suspense y crimenes horrendos. Lo mejor, el perfil de los protagonistas.
Besos
De esas novelas nórdicas, Milady, sólo he leído la que ya comenté con ocasión de celebrar el visionado de La ragazza del lago, pero sí he visto entera la serie de Wallander con Branagh y he de confesar que me deprimió mucho y me hizo comprender porqué en esos paraisos blancos la gente tiene tanta afición a quitarse de enmedio...
EliminaVolviendo al tema, creo que Fincher ha equivocado el tiro y también creo que hay una cierta arrogancia en pretender mostrar algo original o novedoso o interesante tan poco tiempo después de haberse visto las películas suecas, salvo que, como apunta David, el foco se centre en el mercado usamericano, tan reacio a otro cine que no sea el suyo, y la propagación globalizadora sea una muestra más de una colonización que nos trae productos de poca calidad.
Besos.
He leído los tres volúmenes y me gustaron, especialmente la primera y la tercera. He visto ambas películas y considero mejor la de Fincher (lo siento), refleja de forma mucho más clara la trama de la novela y resulta bastante más atractiva por el ritmo de la acción............. Y encima me gusta a rabiar Daniel Craig........... Siempre voy con la verdad por delante soy una inculta peliculera.......... jajaja
ResponEliminaUn abrazo!!
Me llevas ventaja, Laura, como lectora, lo que me parece te marca al momento de apreciar una película en comparación con la otra: creo que la de Fincher, sin ser mala -la otra tampoco lo es- por cuestión de tiempo es innecesaria: no estamos ante versiones de Hamlet -para entendernos- y realizar una película de intriga con la misma solución que la anterior en dos años es un dislate artístico y espero que económicamente sea un fracaso como castigo a tanta arrogancia.
EliminaAún así, te agradezco que discrepes y muestres tus gustos y únicamente deploro esa humildad que te hace decir inexactitudes de tí misma.
Eso sí: Daniel Craig, en este caso, no supera en nada a Nivquist, salvo aspectos físicos que el tiempo suele mermar... :-)
Besos.
Querido, estoy totalmente de acuerdo con que era innecesaria una nueva película en un lapso de tiempo tan breve.
EliminaDiscrepo en que Craig no supera a Nivquist.... pero ahí reconozco mi parcialidad total y absoluta.
Es de sabios reconocer nuestras limitaciones y pese a ello... opinar en tu magnífico blog.
Besos!!
Con piropos como el que me dejas, Laura, seguro que dormiré mejor...
EliminaPor lo demás, comprendo que prefieras a Daniel, y te diré que, de las pocas que le he visto, es su mejor actuación, eso sí.
Besos.
Ante todo decirte que el título que has puesto al texto es genial.Lo dice todo.
ResponEliminaYa me gustaría a mi que Selznick y algún otro levantara la cabeza. Tengo muchos libros pendientes. No he leido esa trilogía. Y memos aun cuando vi la película sueca(solo he visto una). Me pareció muy mediocre. Un coctel mal agitado con abusos sexuales, corporaciones corruptas y parafernalia punky, para luego terminar con la clásica historia familiar con misterio y asesinato. Todo muy reconcentrado y nada novedoso. No me gustó.
¿Repetir plato? Tal vez como curiosidad simplemente.Aun así, no he visto la de Fincher. Todo apunta a que el motivo es poner a fabricar la máquina de royalties.
Ello deja en posición comprometida al director. Fincher me parece un buen director al que debieran sobrarle guiones propios sin necesidad de meterse en estas franquicias puramente comerciales.
No había necesidad de meterse en este lio, estoy de acuerdo.Sobre todo por que ha demostrado solvencia suficiente en otras ocasiones.
No soy un ferviente admirador suyo, pero me parece interesante,con películas menores y otras (como Zodiac) muy notables.
De veras te digo que estoy desde hace tiempo esperando una entrada tuya sobre ese film, aunque se que no te gusta nada. Estoy seguro que tienes tus razones y serán de peso. Fijaté que creo que eres un poco pícaro y has citado ese film precisamente sabiendo a lo que te exponías.
Volviendo al tema. Que tomo nota de que se trata de un encargo innecesario.O eso parece.Lo dicho,ay Selznick, Selznick,donde andas...
Ya veo, Víctor, que sabes leer entre líneas perfectamente y que no se te escapa detalle, lo que agradezco muchísimo.
EliminaMe ocurre como a tí: después de ver ambas películas de la primera novela, aún teniéndola, me parece que la dejaré aparcada, porque no contiene una trama que sea realmente interesante por su novedad y parece que tampoco su forma literaria es para tirar cohetes.
Creo que Fincher es un director sobrevalorado fruto de la necesidad de una generación de disponer de un maestro del cine: ésa es una teoría discutible, ciertamente, que no cabe en este medio discursivo tan frío y menos en un cajetín de comentarios, pero no deja de ser una reflexión que me hago en más de una ocasión.
No es que Zodiac no me guste nada, pero sí es cierto que le encontré algún que otro defectillo que me sigue impidiendo unirme al carro de las alabanzas y desde luego su metraje es el que me aleja de darle otra oportunidad: la falta de tiempo o la incapacidad de gestionarlo mejor, en su caso, son enemigos acérrimos de esa oportunidad, aunque he de confesarte, ahora que nadie nos ve, que la seguridad de levantar polémica no deja de ser un acicate...
Cuando veo películas como esta, es cuando creo que el productor de cine definitivamente es una especie extinta....
Un abrazo.
Y es que por no ser, no son ni originales encontrando filmografías nuevas donde copiar. Si en décadas anteriores se dedicaron a copiar de la francesa, o antes incluso de las orientales, ahora parece que la única cinematografía válida para surtirles (cual batea) de sus botines piratas, es la "escandinava".
ResponEliminaQué cansinos que acaban siendo. Oye.
Sí que aburren un poco, Raúl, sí: ellos mismos deberían limitar en el tiempo la posibilidad de perpetrar esos refritos, porque la sensación que permanece es de penuria total...
EliminaUn abrazo.
Te beberás los libros, no te creerás que eres capaz de leerte setecientas páginas en tres tardes, pero es así. Mucha paja, poca sustancia, lectura ultra-rápida garantizada. Exactamente igual de rápido que el olvido de su adaptación cinematográfica. De los libros, el primero es pasable, el segundo malo, el tercero penoso. Con las películas, más o menos lo mismo.
ResponEliminaUn abrazo
Leyéndote, Alfredo, y con la experiencia que ya llevo conmigo, me parece que pasaré de proseguir en la intentona, porque tengo cosas mejores a las que dedicar el tiempo, ese bien tan escaso...
EliminaUn abrazo.
Yo también creo que el cine de David Fincher está muy sobrevalorado. Un director efectista hasta la trampa más bellaca. De todos sus films, "El extraño caso de Benjamin Button" es el único que me ha interesado en bastantes aspectos. Por lo demás, no tengo mucho interés en seguirle la pista a este Milenio. Menos todavía, después de leer tu crónica.
ResponEliminaSalucines
La que citas, Fernando, la tengo pendiente desde hace mucho y me detiene tanto el metraje como el protagonista: ambos me dan miedo... ;-)
EliminaEste Milenio me ha dado la impresión que es fruto de mercadotecnia más que de otra cosa y que acabará mal: no sé cómo se les ha ocurrido iniciar otra trilogía, como si con una no hubiera bastante para agotar al personal...
Un abrazo.
Leída la trilogía y muy buenos ratos que me hizo pasar. De las pelis, sólo la primera sueca y no estaba mal, no señor. Paso totalmente de ver el resto y, por supuesto la de Fincher.
ResponEliminaSaludos!
En tu situación, Ethan, está claro que poco interés podrá despertarte esta repetición de lo ya conocido, por mucho que la firme Fincher y por mucho que quieran vender la moto de un remozamiento provisto de grnades medios: innecesaria es el adjetivo que mejor le cuadra a esta aventura mercadotécnica..
EliminaUn abrazo.
El éxito de la trilogía (literaria)no se debe a otra casa que al género negro y no por sus cualidades, que tiene pocas.He visto a la gente leer esta dichosa saga,tanto en el metro como en el autobús hasta la saciedad y me he fijado en el perfil de los lectores;¡sorpresa!la mayoría mujeres.No critico al pobre Larsson,que no sabía nada de todo lo que iba a ocurrir.Se fumaba tres paquetes de cigarrillos diarios y para descansar leía ciencia ficción,y después los herederos,me cachis.Por otra parte Zodiac es una película sobrevalorada,desde mi modesta opinión,y su director no me acaba de convencer,"convencer",me equivoco,es decir,de seducir,que és de lo que se trata,o,de lo que se debería tratar.
ResponEliminaUn saludo,amigo.
Me parece, querido Paco, que hay una especie de "boom" de un género negro que no se parece demasiado al que más me apetece leer y dentro de esa subespecialidad la rama nórdica ha entrado con una fuerza inesperada incluso en nuestra mediterránea tierra.
ResponEliminaA estas alturas ya sabrás cual ha sido el libro más exitoso en la pasada diada y tengo para mí que se trata de una moda implantada con éxito y que requerirá para su exterminio denodados esfuerzos literarios del paisanaje más cercano.
Que luego esas historias llegue al cine es un remate, pero que Fincher se ocupe de refreír la trilogia, me parece una insensatez y una muestra de orgullo desmedido: un poco de humildad no le iría nada mal.
Compruebo, amigo mío, que participamos en el poco aprecio hacia Zodiac y eso habrá que celebrarlo algún día con un brindis....
Un abrazo.