Microgestos
El otro día el amigo Marcbranches glosaba en un comentario las virtudes del actor Phillip Seymour Hoffman a lo largo de una carrera que, por la edad del actor, promete depararnos grandes momentos.
Este comentarista no pudo menos que estar de acuerdo con Marcbranches, cosa que, por suerte, no ocurre a menudo, y remarcó la facilidad de expresión interpretativa de Hoffman a base de los microgestos.
Requerido que fui a fin de ampliar el concepto, hete aquí que intentaré explicar lo que, por lo menos yo, entiendo por microgestos.
Los intérpretes profesionales se supone que han estudiado en alguna academia donde han aprendido la técnica interpretativa, bien sea por el método Stanislavski bien sea por cualquier otro. Y se supone que aprenden a expresar su arte condicionado a los diferentes espacios en los que se desarrolla.
No es lo mismo actuar en una sala de teatro que ante una cámara; en el teatro, hay espectadores en la primera fila, a escasos metros (a veces palmos) del intérprete, pero también hay espectadores que pueden estar a casi 50 metros de distancia, con el añadido de todos los elementos escénicos y el público mismo como añadido obstaculizador entre intérprete y receptor de su actuación. Y se interpreta para que todos, de la primera a la última fila, disfruten del espectáculo. Ello conlleva una dicción más lenta, tratando de vencer las leyes del sonido evitando que las palabras se atropellen con la distancia, y, además, el gesto debe ser ampuloso, muy marcado, para que se perciba bien en la distancia. No es lo mismo ver una pieza sentado en la primera fila que en la última. Pero todos pagan su entrada.
El buen intérprete de teatro debe ser capaz de llenar la sala con su gesto y su voz. La costumbre de estos tiempos de permitir que algunos actores de teatro se sirvan de micrófonos inalámbricos es una vergüenza consentida por un público que renuncia a sus derechos más elementales en favor de famosillos y populares de tres al cuarto que no sirven para nada: acabaremos permitiendo que incluso la ópera se cante en playback, al paso que vamos. Triste.
En la televisión, en el cine, el espectador, para el intérprete, es sustituido por la cámara. La actuación es distinta: debe serlo, ya que el medio es totalmente diferente; no hay continuidad temporal: en ocasiones, por motivos logísticos, se rueda una escena que en la historia ocupa un lugar o muy anterior o muy posterior a la que sigue en el orden del rodaje. Además, el intérprete no "siente" la respuesta del público con la inmediatez del directo escénico. No tiene lo que se define con la palabreja "feedback": no hay retorno emocional. Es más difícil mantener la psicología del personaje. Y la cámara-espectador está siempre en primera fila: es decir, que se deben eliminar los gestos ampulosos, la voz engolada y lenta, y el gesto corporal debe adecuarse a una corta distancia.
Todo esto, y más, lo explica de forma sobresaliente uno de los mejores actores de la actualidad, Michael Caine, en unos vídeos del que podemos ver el primero de seis:
Mirar, no parpadear, escuchar, forman parte de la actuación, y son quizás la parte más difícil; y hay que hacerlo con sencillez.
Caine nos cuenta una anécdota del gran George Cukor con Jack Lemmon: Cukor le pide a Lemmon que no sobreactúe: menos, le dice, menos, baja, y Lemmon le responde: ¡pero ahora no hago nada! ¡Lo tienes! le dice Cukor, que pasa por ser un gran director de actrices pero que ha conseguido nada más y nada menos que cuatro Oscar para cuatro actores protagonistas de sus películas.
El microgesto es pues la suma de movimientos mínimos de expresión que la cámara siempre recoge y el proyector amplifica en la gran pantalla. Un intérprete de cine no tiene porqué enfatizar de forma exagerada y gesticulante para dar vida a "su" personaje.
Casi todos los buenos intérpretes son capaces de expresarse a base de microgestos; pero algunos, si no tienen un buen director que les marque el camino, olvidan que están ante la cámara y sobreactúan, llevados por su divismo y retornando a los tiempos en que aprendían interpretación en su academia, olvidando que no están en un teatro. El espectador avisado se impresiona más por la labor contenida de aquellos que, casi siempre, aunque el director de la película no sea un buen director de intérpretes, que los hay, como por ejemplo Woody Allen, buen director y buen guionista pero pésimo actor y director de intérpretes, aquellos, digo, saben contenerse y ofrecer una naturalidad aplastante, lo más difícil para cualquier intérprete, que, cuando dan la última voz de ¡corten! del día, vuelve a ser otra persona hasta el día siguiente.
Veamos algunos ejemplos:
En Glengarry Glen Ross, veamos a un actor tan poco reconocido como Alec Baldwin luciéndose, aprovechando sus líneas y dando profundidad e intención a las mismas con una sobriedad y elegancia inusuales; aguantan el tipo, recibiendo el "chorreo" Ed Harris, Alan Arkin y el gran Jack Lemmon, sin desmelenarse nadie.
En la misma Glengarry Glen Ross, vemos al cada vez más divo Al Pacino gesticulando, mientras Kevin Spacey le da réplica aguantando el tipo con sobriedad.
El caso de Al Pacino es para mí paradigmático, como ya habrá notado el asiduo lector de este bloc; un buen actor al que la fama y el éxito le han llevado por un camino lleno de gestos excesivos y descontrolado, probablemente porque ningún director se atreve a corregirle dado el status de estrella que arrastra desde que triunfó en El Padrino, donde, dirigido por el gran Coppola, podemos verlo en sus inicios, demostrando que sí sabe interpretar interiorizando su miedo y su ira:
Si hay un actor vivo capaz de ser más histriónico que el gran Jack Nicholson este comentarista no sabe quien pueda ser. Pero cuando Jack se pone serio, con la idea de dejar en ridículo a alguna estrellita relumbrante, pasa lo que pasa en la película A few good men:
El gran Jack llenando la pantalla con su airada respuesta, sin moverse de una silla, sin alzar una mano, frente a un afectado Cruise que necesita gesticular y moverse como un pavo real para expresar la indignación que siente su personaje.
De vez en cuando, el afortunado espectador puede gozar de escenas en las que dos monstruos de la interpretación, con apenas unos movimientos, simplemente moviendo los menos músculos faciales, consiguen expresar una condición humana compleja donde las haya:
En Mystic River, Tim Robbins y Sean Penn nos dan una lección de interpretación: sentimientos profundos, amor, ira, miedo, expresados sin grandes aspavientos de forma magistral:
Me doy cuenta ahora que, pese a haber intentado un lenguaje políticamente correcto, no hablando de actores ni actrices, usando el genérico intérpretes, no he ofrecido ninguna actuación femenina de renombre, que las hay, tantas como masculinas.
Como muestra, una de las mejores actrices contemporáneas, Meryl Streep, demostrando cómo con gran economía de gestos se puede aflorar el sentimiento de un corazón roto en Los Puentes de Madison:
No me puedo olvidar de ofrecer una gran actuación de quien ha originado todo este tinglado -no, Marcbranches, tú no- el excelente Hoffman, aquí acompañado por el también muy buen actor John Hurt que, salvo excepciones (vease el truño de Indy 4) suele regalarnos con muy buenas interpretaciones.
En Owning Mahowny, Hoffman es un adicto al juego y Hurt el dueño del casino que, con mucha flema, sabe que acabará arruinando a su jugador "vip":
Y cerraremos este comentario con la explicación que, de modo cinematográfico, resume mucho mejor que mis pobres palabras el sentido de lo expresado.
En su película El viaje a ninguna parte, Fernando Fernán Gómez, uno de los mejores actores españoles, muestra perfectamente la diferencia de la gesticulación entre el teatro y el cine:
Espero que, por lo menos, te haya entretenido, Marcbranches.
¡Joder, Josep, me has dejado tieso con el tratado de interpretación¡
ResponEliminaEn serio, está cojonudamente explicado y maravillosamente ilustrado...todo un curro.
Estoy en total acuerdo contigo y cada vez estoy más convencido de que un actor tiene que demostrar su buen hacer en sus "microgestos", que en la mayoría de las ocasiones vienen provocados por una buena dirección. Si un director deja al actor a sus anchas ¡apaga y vámonos, porque el fulano se desmadra¡
Te voy a decir una cosa. Tuve una mínima experiencia teatral. En una función de aficionados interpretaba a Isaias Krapo, el personaje de la obra de Sastre "La Mordaza". Yo estaba muy ilusionado con el papel porque daba ocasión a un gran torrente de gesticulaciones dramáticas. El tipo que dirigía la obra me frenó, para mi disgusto, el primer día. Al final le dí la razón. El personaje resultó mucho más creíble y dramático bajo las pautas que me marcó el director.
That's the point¡ y donde se ponga un buen actor que se quite un histrión.
Un Abrazote.
P.D. Por favor, tradúceme la receta porque el traductor no funcionó.
Gracias.
Gracias, Antonio. Es bien cierto que, sin un director que sepa alejarse de la intensidad con que el actor siente "su" personaje, y conducirlo, alguno cae en lo fácil del histrionismo. Lo malo es que hay quien encima, les alaba.
ResponEliminaEvidentmente, haber pasado por un escenario, aún a modo de aficionado, facilita la visión del espectador.
Un abrazo.
Me ha encantado el post, Josep, y los videos que has puesto para ilustrarlo. Desde luego es muy distinta la técnica y la motivación de un actor de teatro a la de uno de cine, pero desde luego el teatro sigue siendo la mejor escuela de interpretación. Hablas de los actores de teatro que usan micrófono pero ¿qué me dices de los de cine a quien no hay quien entienda lo que dicen?
ResponEliminaJosep, enhorabuena por tu comentario -más bien tesis doctoral- he disfrutado viendo los videos, sí senyor, es toda una oda a la interpretación!
ResponEliminaun placer leerte!
A-co-jo-nan-te por dos cosas.
ResponElimina1. El breikindans. Ah, no... esto no es.
1. Acojonante por ser un post muy trabajado y con el que coincido.
2. Acojonante porqué justo ayer por la noche (lo juro) comenté con mi pareja exactamente lo mismo. Estoy viendo la 4ª temporada de "El ala oeste de la casa blanca" (toda una maravilla que nadie debería perderse, junto con "Los Soprano) y me fijé en el rictus de los actores. A excepción del presidente Barlett (interpretado por un gran Martin Sheen) que sí tiende a la sobreactuación, quizá por exigencias del guión, el resto se mueve entre la mueca o el hieratismo. Lo bueno es que no por eso pierde fuerza la actuación, más bien al contrario. Aprovecho para recomendarte la serie e incluir en la extensiva lista de este post a John Spencer.
PS: A aquellos que ya la hayan visto: nada de spoilers, por favor.
Saludos
Buenas. ¿Es este el teléfono de aludidos?
ResponElimina¿Hay alguien?
Bueno, yo voy a dejar mi mensaje. Supongo que tenías claro que había comprendido perfectamente el conceto de "microgesto" y lo único que pretendía era la provocación gratuita. Y a fe que lo he conseguido: pedazo de post, con varias de mis escenas preferidas incluidas en alarde youtubiano profundamente inquietante. Por desgracia para ambos, estamos bastante de acuerdo en todo, incluyendo el divismo de Pacino (aunque es un divismo que a mí muchas veces me divierte). De todas maneras, no hay que caer en el ataque discriminado al histrionismo en el cine, puesto que en ocasiones se hace imprescindible y refuerza tanto la actuación como la misma película. y mientras digo esto miro una foto de Daniel Day-Lewis. Saludos y felicidades.
P.S.: no puedo irme sin recomendar con la misma avidez que Joan la serie citada, y más concretamente las cinco primeras temporadas. Alicia dirá que soy un pesado con esta escena, pero cada vez que la veo me pone los pelos de punta, un monólogo colosal de Martin Sheen en una iglesia, creo que de la segunda temporada:
http://es.youtube.com/watch?v=FScv89J6rro
Imprescindible dominio del inglés, los latinajos están traducidos en el mismo idioma al lado. Por cierto, a mí no me parece que Sheen esté sobreactuado en la serie. Saludos.
So pena de ser reprendido por el autor del blog ya que sigo el comentario de Marcbranches y no el del post, diré que creo que ese monólogo viene precedido por "lo" -evito spoiler- de la Landingham, ¿verdad?
ResponEliminaEstá claro que no sobreactúa como Jim Carrey, pero a veces choca si pensamos que es el presidente americano. De todas maneras, es una joya.
Efectivamente, Joan, es un monólogo al rebufo del asunto de la secrearia de presidencia. No te quepa duda, por otra parte, que serás reprendido envidiosamente por el autor del blog, incapaz de aceptar el evidente eclipse que mi brillante retórica provoca. Saludos.
ResponEliminaMuchas gracias, Alicia; esa pregunta que me haces es explosiva. Jamás he podido comprender cómo es posible que, en una película, no sea capaz de entender a algunos intérpretes, máxime hablando en castellano, cuando, en ocasiones, casi entiendo con mi pobre conocimiento del inglés o el francés a algunos otros.
ResponEliminaLa explicación la ignoro, pero podría hacer cábalas y disquisiciones durante mucho rato, y mi indignación iría in crescendo. Cuando pienso que antes existía la claca pero también el derecho al pataleo, creo que no hemos avanzado como espectadores y que nos dan sopas con honda en demasiadas ocasiones.
Increible pero cierto. Me consuela, no obstante, comprobar como no soy el único que a veces se queda sin entender algunos diálogos.
Saludos.
Muchas gracias, Marchelo, por haber disfrutado con los videos, cuya elección me llenó de dudas.
ResponEliminaSaludos.
Gracias, Joan, por el buen humor y por el apunte de esa serie que tan sólo vi un dia en la tele, creo que en la "2", y que me pareció digna de seguir, pero que no sé si por inexperiencia o por designios de programación perdí su rastro. Precisamente uno de los intérpretes en que había pensado fue James Gandolfini, que siempre me ha parecido un buen actor.
ResponEliminaMe alegro que coincidiéramos en la temática; y me apunto en nombre de Spencer, que no recuerdo ahora mismo, para comprobarlo con calma.
Saludos.
¿Diga? ¿Aludidos? No: debe llamar al 555-55-55-55 el próximo día cinco a las cinco.... :-)
ResponEliminaEse anzuelo que me tendiste, Marcbranches, iba adornado con una carnada muy apetecible y no me pude resistir.
Me alegra que te hayan gustado los videos; y aunque también coincido contigo en que el histrionismo a veces es eficaz y hasta necesario, no te preocupes, porque me parece que no estamos de acuerdo respecto a la forma de trabajo de Daniel; tengo encima de la mesa el último dvd y, así que disponga de tiempo, la veo y ya cuento al respecto.
Como he dicho, esa serie la tengo que ver; son ya varios elogios creíbles que he leído y Martin me parece un actor algo limitado, pero muy sólido, ideal para la tele.
Saludos.
¡Pero bueno! ¿Esto que es? Me voy un momentín a por tabaco y se me descuadra el invento... :-)
ResponEliminaClaro que, bien mirado, por mí podeis seguir así unos días más: me ahorraré unos cuantos comentarios... :-)
Para abrillantar la retórica, nada como Mister Proper.... :-)
Saludos a ambos.
Qué repaso tan fenomenal, Josep. Fantásticas elecciones todas ellas.
ResponEliminaSaludos
Gran artículo! Toda la razón para Michael Caine. Yo, para saber si un actor es malo, siempre miro como "mira y parpadea". No falla casi nunca jeje.
ResponEliminaMe alegra que te hayan gustado los videos, 39escalones; ha sido más que nada un ejercicio de memoria y afortunada búsqueda y hallazgo.
ResponEliminaSaludos.
Bienvenido, j.d.
ResponEliminaSí que es un buen truco el que usas: el que sabe mantener la mirada, siempre logra fascinar a su interlocutor; diríamos que es la mirada de la serpiente..
Saludos.
Un article excel.lent...
ResponEliminafelicitats
Benvingut, "Verbal".
ResponEliminaCelebro que t'hagi agradat el comentari.
Torna quan vulguis, com a casa teva.
Salutacions
Nada, que es excelente esta entrada. Me llevó varios días terminarla, pero, eso, que me pareció impresionante.
ResponEliminaDe acuerdo en todo, y felicitaciones.
Glengary glenn ross es una película enorme!
Abrazo!
Muchas gracias, Faraway: favor que me haces. Cuando me acordé de Glengarry no tuve duda en que me iba a servir de buen ejemplo.
ResponEliminaUn abrazo.
¿ Te puedo hacer la 'ola' con dos años de retraso ? Pues me quito el sombrero ( si lo llevara puesto que no son horas..) ¡ Vaya entrada !
ResponEliminaNada, que no tengo palabras..ésta Meryl corta la respiración! es una escena que me deja un nudo en la garganta..y asi video tras video...
Muchos besos Sir Guy -Holmes.Milady-Irene A.
Me alegro muchísimo, querida Irene A. que esta entradilla te haya gustado: es una suerte que los vídeos se hayan mantenido porque verdaderamente es una buena colección que muestra sin lugar a dudas lo que es una buena interpretación en el cine, o, por lo menos, lo que yo entiendo como tal.
ResponEliminaQuizá así se entienda mejor que en ocasiones -demasiadas, por desgracia- me detenga a deplorar algunas malas actuaciones que se ven en la pantalla...
Besos, Milady.