La sociedad literaria y el pastel de piel de patata
Para cualquier letraherido (lletraferit, preciosa definición acuñada de origen en catalán) que además sienta pasión por el cine leer en las carteleras publicitarias título como el que encabeza es un reclamo que enciende automática e instantáneamente la curiosidad aún en el caso de quien, como el que suscribe, se halle en la ignorancia de no haber oído jamás mencionar una novela con título idéntico, así que quien ya se halle sobre aviso probablemente la natural prevención surtirá menos efecto y dejará paso a las ganas de acudir a la sala oscura para comprobar si el cine, esta vez, hace justicia al original literario.
En esta ocasión y contra mi natural deseo, dejaré de lado el original literario escrito por Mary Ann Shaffer, novela póstuma escrita en colaboración con su sobrina Annie Barrows. Novela en la que apenas iniciada se observa el amor por los libros vertido en forma epistolar, lo que recuerda inmediatamente la situación de Helen Hanff y su célebre 84 Charing Cross Road que ya comentamos hace once años
Las prisas vienen a cuento porque todos sabemos que algunas películas desaparecen de las carteleras como por ensalmo y la que ha dirigido Mike Newell basándose en guión pergeñado por Don Roos, Kevin Hood y Thomas Bezucha, titulada como la novela original The Guernsey Literary and Potato Peel Pie Society en otra época estaría meses en carteleras y ahora veremos lo que la aguantan, porque, permítaseme la digresión, la industria del cine lo está reconvirtiendo todo en productos de usar y tirar con caducidad instantánea y esta película, amigos, no encaja en la categoría de ninguna manera, porque es sensible e inteligente.
No hace mucho veía un vídeo una entrevista del maestro Kurosawa en el que, a preguntas de un reportero, inquiriendo qué debía hacer alguien para dirigir una película, le contestaba: agarra un lápiz y una hoja en blanco y escribe. Sin guión, no hay película. Para escribir, aconsejaba, primero debería haber leído mucho y variado. A menudo leemos en los papeles declaraciones de cineastas que aseguran haber leído poco y resulta cierto, según lo que muestran.
No es el caso de Mike Newell, desde luego; tampoco del trío de guionistas mencionado; desafiando el pánico que la literatura parece producir en algunos ciudadanos, nos presentan una historia que se inicia y gira alrededor del libro, bien como objeto amado, bien como motivo de encuentro de sensibilidades diversas, excusa de trabazones personales, querencias íntimas, sentidos vitales.
Los guionistas desarrollan muy bien una trama provista de diálogos certeros y actos significativos que dejan traslucir la compleja personalidad de una joven escritora, Juliet Ashton, que bajo el seudónimo de Izzy Bickerstaff ha conseguido obtener popularidad y solvencia económica en la Gran Bretaña que resurge de las cenizas de la Segunda Guerra Mundial y un buen día recibe una carta de un desconocido habitante de la isla de Guernsey, un tal Dawsey Adams, que posee un libro de Charles Lamb en cuya solapa pervive el nombre de su anterior propietaria - lectora, Juliet, solicitando el isleño auxilio para poder hallar, en esa posguerra, una librería de viejo donde comprar por correo más libros de Charles Lamb, pues él y los otros componentes de la "Sociedad literaria y el pastel de piel de patata" desearían leerlos y comentarlos. Imagina recibir carta semejante de alguien que tiene en su poder -y ha leído- un libro que un día tú disfrutaste.
Con semejante arranque Newell ya tiene a la platea enamorada (porque los otros ni siquiera han entrado) y siguiendo la robusta lógica del relato epistolar, evidentemente la protagonista se interrogará por la causa y origen de una sociedad literaria creada en plena ocupación germana (la isla de Guernsey, más cercana a Francia fue invadida fácilmente) y el porqué de tan excéntrico nombre y también, en época de cupones de comida, a qué rayos sabría un pastel de piel de manzana.
La bibliofilia de Juliet y su generosidad natural responderán con el envío a la isla de un viejo volumen de Cuentos de Shakespeare, de Lamb, recibido con alborozo en Guernsey más aún si cabe al conocer que su corresponsal, además, es autora de éxito y pretende viajar para saber su historia y conocerlos.
Más allá del amor a la literatura, naturalmente, el viaje de la joven Juliet -que recibirá y aceptará a pié de escalerilla del buque un anillo de compromiso matrimonial- significará una evolución personal que se reafirma como no puede ser menos en torno a su pasión por la letra y el ansia por averiguar ciertos hechos y circunstancias que los propiciaron en esa isla de menos de 80 kilómetros cuadrados hasta entonces desconocida, acontecimientos que nuestra protagonista -y nosotros con ella- irá conociendo paso a paso a través de conversaciones con los miembros de la sociedad literaria.
Newell se vale de la joven Lily James para conseguir que empaticemos de forma casi inmediata con la protagonista: la retrata con la cámara en primeros planos explorando a conciencia el buen trabajo de la actriz que sabe desarrollar su personaje modulando la voz y expresando con la mirada sentimientos de toda clase, muy bien acompañada, justo es remarcarlo, por un grupo más que sólido en el que disfrutamos de las apariciones de ilustres veteranos como Penelope Wilton y Tom Courtenay, así como Matthew Goode, Katherine Parkinson y Michiel Huisman, un grupo de lujo al servicio de un Newell inspirado que dirige a todos con solvencia en un ejercicio cinematográfico esmerado que durante algo más de dos horas nos tendrá apresada la atención mientras demuestra que una buena película sin acción trepidante también es capaz de suspender el ánimo mientras emociona y deleita.
Su cámara se mueve sigilosamente y con elegancia, emplazada casi siempre más baja que los ojos de los personajes, incluídos los dos niños comparecientes en un afán intencionado de favorecer las expresiones faciales contenidas al tiempo que otorgan importancia y consideración al detalle al mostrar siempre con cariño cualquier libro como apreciable posesión. La fotografía espléndida a cargo de Zac Nicholson resulta notable cuando debe ser, finalizada la visión de la película; y el trabajo de edición de Paul Tothill resulta asimismo encomiable, no en vano gracias a su agilidad con la tijera el ritmo impuesto por Newell se mantiene sin sobresaltos.
No tan sólo el apartado artístico es relevante y magnífico como es usual en el cine de época británico, tan detallista y minucioso; sin haber leído enteramente la novela, cabe suponer que la película, pese a algún pequeño cambio, no deja de contener en sí misma un alegato de reafirmación feminista de buena ley porque insertada la trama en una época pretérita en la que las mujeres sentían la presión social buscando la sumisión, esa Juliet gracias a su talento y esfuerzo propio se rebelará y alzará con su voluntad sin estridencias pero con firmeza y eficacia sin más demérito de quien por un momento pensó que podía decidir por ella, lo cual resulta reconfortante.
Podría escribir muchas letras más alrededor de esta película, pero no quisiera entrar en detalles que sin duda preferirán descubrir por sí mismos: hay que estar atento a los diálogos porque contienen frases sencillas pero potentes de significado, lo que no suele ocurrir muy a menudo últimamente. Baste asegurar que hasta la fecha es una de las mejores películas de este año que he visto (que me faltan algunas, desde luego) y que si la tienen al alcance no dejen de verla, porque es una delicia inusual y más si pueden gozarla en versión original pues el elenco lo amerita.
Absolutamente imperdible: es de esas que con el paso de los años crecen.
Había leído la novela -que me costó un poco pues no estoy muy habituado al género epistolar- y esta es una de las raras veces que me ha gustado más su adaptación al cine que el libro. He disfrutado de un rescatado Tom Courtenay, buenos diálogos y creo que de haberse acercado un poco más hacia la comedia podría haber sido una nueva versión de las comedias de la Ealing.
ResponEliminaSaludos!
Borgo.
Hola, Borgo: coincido contigo en reclamar atención sobre el bueno de Courtenay, que a su edad sigue ofreciendo trabajos encomiables, no siempre por cierto de carácter bonachón y agradable, lo que da fe de su versatilidad.
EliminaSupongo que trasladar una novela epistolar al cine forzosamente ha de significar un cambio enorme, pues el epistolar es un género que no puede mantener el ritmo com cualquier otro a causa de su formato episódico.
No habiendo leído todavía por entero ellibro, supongo que los guionistas no han alterado el fondo ni el género, aunque como bien dices quizás tomándose algunas libertades hubiesen conseguido un producto bastante diferente.
Un abrazo.
Lo voy a intentar argumentar, espero que no me quede largo.
ResponEliminaDe entrada decir que no se si soy letraherido o no, pero he ido a verla por tu sana recomendación, lo cual agradezco mucho.
Aunque ya te adelanto que a mi el título no me provoca interés alguno. Más bien,me da escalofrios preventivos. Me recuerda a los señores que saltan por la ventana, a los niños de pijamas de rayas y más concretamente a una novela titulada "la gente feliz lee y toma café" que no es precisamente de grato recuerdo. Aviso: su lectura no puede ser acompañada nunca de gominola o dulce alguno por cuanto el riesgo de subidón de azucar en el lector es alto.
Respecto de la película. He tenido una apreciación rápida y otra más reposada. La rápida, amigo Josep,me lleva a pensar que en esta amable y almibarada recreación britanica de amar en las acacias de los tiempos revueltos, solo faltan el cura bondadoso y el boticario amable que reparte consejos.
No puedo con la meliflua protagonista y su editor gay. Menos aun con la recreación de esa amable aldea de gente noble y bondadosa golpeada por la guerra
El personaje motor de la intriga interpretado por Jessica Brown Findlay, a mi parecer muy bien, es la cuerda de un secreto sobre el que no me voy a extender salvo para decir que con un guión más trabajado hubiera tenido interés, pero tal y como se presenta nos acerca a los aromas de la telenovela rosa.
En todo momento creí estar ante la representación filmica del catón. No falta ningún cliché, comenzando por la eterna historia de la prometida con anillo cuyo final es ese que todo el mundo sabe, y de la forma que todo el mundo conoce.
Me pareció tan exageradamente tópico todo el desarrollo amoroso y en general, que decidi que necesitaba darle una vuelta por mi parte.
Y llego a una conclusión. Está película no ha salido así. Esta deliberadamente hecha así. Se desea que sea así. Luego por tanto, puede ser hasta erroneo calificarla como caduco y edulcorado viaje al pasado sentimental, por cuanto ese es el deseo de quienes han confeccionado el film.
Es más, viendo que su director es Mike Newell, me atrevo a decir que estamos ante una película que reivindica cierto cine britanico de probada fiabilidad. Casi un film de autor que repite ciertas constantes.
Esta película en el fondo, no está lejos en su planteamiento de películas como cuatro bodas y un funeral o notting hill. Como en aquellas un reducido grupo de personas muy peculiares y unidos por vinculos muy fuertes han forjado una amistad casi al margen de la sociedad, que los tiene por extravagantes o raros. Y ese grupo a su vez es observado por un elemento extraño, ajeno al mismo. Y en un proceso progresivo el extranjero terminará integrandose en el grupo no solo por amor sino al reconocerse tan outsaider como ellos.
La pregunta es si ese paseo dulzón por el tópico exige esa puesta en escena y esa plasmación visual. Y ahí la respuesta es no. Por tanto,en mi opinión, el problema de la película no es ya que se apunte sin complejos a muchos tópicos que terminan con ese final de novela romántica rosa. La cuestión es que visualmente su puesta en escena y el tratamiento general resulta acartonado y escaso de inventiva cinematográfica. La réplica ante tanto moderno con cámara creyensose el último genio no puede ser un cine que confunde lo clásico con una bonita postal caduca.
Ideas de puesta en escena? Una excelente, cuando el prometido ajusta con fuerza el cinturón de seguridad del avión de la protagonista está diciendo absolutamente todo sobre la relación.
De todos modos ha sido un placer Josep. Valió la pena volver al cine. Un abrazo
Tratándose de argumentos, Víctor, no hay largura excesiva y menos en esta casa, ya sabes.
EliminaEs cierto que esta película en su superficie presenta un aspecto visto mil veces, entre otras cosas porque recrea una época con detalle y minuciosidad y esa época la hemos visto ya en varias ocasiones en pantalla y nos resulta conocida; su tratamiento, además, huye de la tragedia y se inclina por centrarse en los personajes y ahí es donde reside, para mí, la fuerza de la obra.
La relación amorosa de la protagonista (no conviene sacar a colación el original literario, pues el espectador no tiene porqué conocerlo) no es desde luego el eje de la narración sino un aspecto más de su personalidad y no hay que dejarse llevar por esa parte romántica, que está ahí, como tampoco sería correcto asegurar que la intriga relacionada con la desaparecida Elisabeth, que es la causante de la sociedad literaria y origen del interés y curiosidad subsecuentes de Juliet, pesa en la narración hasta el punto de erigirse en foco de atención.
Para mí, hay tres puntos de interés, bien tratados por Newell y los guionistas:
En primer lugar, la figura de Juliet, una mujer joven con talento para escribir que ama los libros, la literatura, al punto que conecta con gentes extrañas precisamente porque dejó su nombre y sus señas escritas en un libro que poseyó antaño, perdido, precisamente, a causa de la reciente contienda bélica: que un extraño conecte con ella a través del libro es un inicio para ella estimulante y más cuando coincidiendo con la búsqueda de ideas para un encargo diferente del humorístico que le ha dado fortuna, se encuentra con un grupo de gente cuyo nexo, una vez más, es el amor, o gusto, por la literatura.
La forma en que se crea la sociedad literaria, como excusa ipso facto de Elisabeth para evitar problemas con una patrulla alemana, revierte en un foco de resistencia a la ocupación y la desaparecida Elisabeth, sobra la que todos se resisten a hablar al principio, se nos va mostrando como una mujer a tener en cuenta, capaz de transitar por su vida encima de la contienda, engendrando una niña con un alemán y ayudando a un prisionero eslavo a fugarse: más antibelicista no se puede ser.
Para el general de los isleños, como tú apuntas, Victor, ese grupo es algo raro: lo son, ciertamente, a pesar suyo, cada quien con su historia y todos buscan y hallan consuelo en la literatura y fíjate, se organizan para debatir sobre sus lecturas que, menesterosos en época de precariedades, acaban siendo las mismas: son cuatro y usan un despertador para marcarse los tiempos de intervención.
No hay nada casual, como siempre, en esta película, Víctor: cuando el acaudalado americano prometido de Juliet le dice "me arrepiento de haberte dejado ir a esa isla" escuchamos su voz pero vemos a Juliet oirle asombrada y decidida a finiquitar la relación del todo: esa mujer de 1946 es de rompe y rasga y sabe lo que quiere y lo que quiere está relacionado con la literatura y su amigo y editor Sidney no le sirve para formar una familia: pero cuando le pregunta a Dawsey si es el padre de la pequeña hija de Elisabeth y él le dice que no, ella le pregunta:¿Porqué entonces ella te llama papá? Y él, responde llanamente: "A los cuatro años, una niña necesita alguien a quien llamar papá". Simplemente.
Con esos mimbres, Newell y los guionistas hubiesen podido urdir otra película, sin duda. Tengo para mí que el peso del libro y su éxito lo impediría, desde luego a nivel de producción. No me parece sin embargo que haya producido un producto empalagoso en absoluto y sí un alegato a las virtudes de la afición de leer que puede deparar conocimientos personales muy interesantes, al tiempo que nos retrata un grupo de féminas dotadas de más carácter que los personajes masculinos lo que para variar es de agradecer, en una cartelera provista de testosterona en exceso.
Como sea, tan sólo por el placer de poder debatir sobre ella, ya vale la pena.
Un abrazo.
Los Cuentos de Shakespeare de Lamb "con ilustraciones de Arthur Rackham".
ResponEliminaY hete aquí que ayer visitando los puestos de la Feria del libro antiguo veo una edición (en tapa blanda) por 5 euros en castellano. El jueves me haré con ella, porque ya había cogido el Camelot y El libro de Merlín en un tomo.
Dicho lo cual.
No he leído la novela, pero sí he visto la peli, que me la recomendó un vecino blogger de quien suelo fiarme.
Mmmm. Está bien, se ve con agrado. Peeeeeeero, prefiero la que comentaste hace 11 años (y esa "falsa" novela epistolar o correspondencia entre lectora y librero sí me encantó).
No me convence mucho que hay veces que nos cuentan una cosa en la peli y seguido sale el flashback que recrea la situación de lo que ocurrió (como la escena de la pelea; casi sobra...la acaba de contar Courtenay a la chica). Y así, hay varias escenas parecidas. Hubiera aligerado metraje (sí, nos habría privado tal vez de la "heroína" original; pero no sé...a veces evoca más una foto y palabras que nos hablan de esa persona, que visualizar lo que hizo...y más aún si me lo acaban de contar antes).
Tampoco me convenció ese final previsible a todas luces. Por Dios... lo de que las parejas vayan a encontrarse y corran uno hacia otro es tan típico ya de ese género de comedia romántica, que igual tenían que haberlo ideado de otra forma. No sé... Que ella apareciera poco después de que hubiera llegado el libro, que lo entregara en persona... No sé...
Pero a pesar de las pegas que le puedo poner...es verdad que está bien, que los personajes se hacen querer y están bien caracterizados y se ve con agrado. Me encantó cuando incluso el yanki se va cabreado y faltón después de que ella corta con él, pero vuelve para despedirse amablemente dándole un beso en la cabeza.
Dicho lo cual... Me quedo con New York y las vistas a Central Park antes que con un porquero pueblerino por muy lector que sea (jajaja). Joder la de librerías que encontraría por aquella época en New York (o en Londres...pero no me voy a la isla). Es que lo de que se quedara con el porquero se veía venir desde el principio. Es como "Sé a dónde voy" (y prefiero la peli de Powell; esa sí es más inventiva ya solo con sus maravillosos créditos). Es "casi" el mismo giro argumental de prometida a tío de pelas que acaba con un lugareño isleño más pobretón.
Ah! Si la peli tiene éxito (y aquí apunto que lo puede merecer más que otros éxitos que me han gustado aún menos que esta), imagino que el turismo a la isla subirá como la espuma. Y apunte "literario". No tenía ni idea de esa isla, pero está al lado de la de Sark, que es a la que iba Mervyn Peake con su familia. La vida era más barata y "salvaje" (sin electricidad) cuando las cosas no les iban bien por Londres.
Pero la peli está bien (igual esperaba más, que no repitiera "esquemas" de este tipo de pelis...pero claro, es que es del género que es).
En fin...voy a ver qué le ha parecido a Victor.
Gracias por la recomendación, lorito.
Un saludito.
PD: Jajaja..: Demasiada azúcar para Victor. Otra que le pondrán las amistades y se sumará al grupo de películas que tiene que soportar como Love actually y demás. Es lo que hay, Víctor. Acuérdate de Josep cuando toque.
Yo recomiendo que les contraprogrames con "La infancia de Iván" para que se nivele la cosa.
David: ¡Hala! ¡A dar envidia! Me alegro por tí de la casualidad.
EliminaLas comparaciones son odiosas, creo haberte leído alguna vez, jeje... pero es cierto que este libro de hace diez años recuerda al otro, por lo menos en su planteamiento y eje en torno al libro como objeto apreciado, contenedor de literatura amada.
El final en ese muelle es desde luego lo peor y un cierre que Newell hubiera debido reconsiderar y replantear, incluso simplemente con una mera elipsis y me sorprende, porque por otra parte sabe ofrecer detalles: esa vuelta a la mesa del prometido desdeñado, a pesar del beso en la cabeza, obedece, no lo olvides, a su querencia por la botella de champán que está en la cubitera y que se lleva rápidamente...
A mí los flashback de los hechos protagonizados por la ausente Elisabeth no me chirrían y me ayudan a entender el personaje en toda su extensión que forzosamente conocemos de oídas.
A estas alturas, David, bien lo sabes, esperar una regeneración formal de un género es ilusorio: por mi parte, me contento y mucho cuando la trama se ofrece con el ritmo adecuado, sin faltar a la lógica y cuando los intérpretes ofrecen un buen trabajo, como es el caso.
No repetiré, porque puedes leerlo, todo lo que ya he comentado en mi respuesta a Víctor: no me parece en absoluto empalagosa ni edulcorada en exceso y desde luego, si la comparo con lo que he visto de este mismo año (esperemos que suba el nivel en lo poco que queda) me sigue pareciendo digna de recomendar, porque, por lo menos, los diálogos son inteligentes, bien escritos y mejor pronunciados.
No me extrañaría nada que Guernsey, el año que viene, tuviera más turistas. Aunque no es que quepa mucha más gente en esa curiosa isla más cerca de Normandia que de otro lugar, una especie de feudo asociado a la corona británica...
Un abrazo.
http://www.bbc.co.uk/insideout/southwest/series3/sark.shtml
ResponEliminaNo es empalagosa, Josep. Pero sí "dulce". Lo cual a mí no me plantea ningún problema porque me gusta el dulce.
ResponEliminaConcides en lo del muelle y me alegro. Ahí hacía falta reescritura de guión a pesar de que siguiera las reglas del género.
Es una peli que no me importará revisar y que ganará en mi estima (al contrario que en la de Víctor, me da...aunque no sé ;-) )
Quizás, David, el adjetivo más apropiado sería el de "amable". De cualquier modo, fíjate que ya empiezo mi comentario advirtiendo que la película va dirigida a los que sienten algo especial por los libros, no en vano el libro origen fue escrito por una bibliotecaria y a semejanza del ilustre antecedente que todos conocemos, así que insisto en que en el fondo es el libro y la relación con el mismo el eje en torno al que se mueve el relato.
EliminaEstoy convencido que esta película, con el paso del tiempo, ganará puntos, inclusive en el más reacio Víctor.
Un abrazo.
Pues fíjate David que esta película, aún teniendo muchos ingredientes q la harían ideal para esas sesiones navideñas, le falta algo que tú apuntas. Y es que como me conozco a mis clásicos, se que a ellos la peli les gustaría más precisamente si la chica en vez de irse a ver la cría de cerdos en un pueblo, se hubiese ido a Manhattan o a Rodeo Drive y ligase con un editor que va a abrir unos grandes almacenes de libros, como en una película que anda x ahí.
ResponEliminaJosep,me encanta como defiendes tus argumentos.En algunas cosas hasta te doy la razón.
Eso si, vigila ese azúcar...
Un abrazo
Ja,ja... por el azúcar no te preocupes, Víctor, que lo mantengo a raya: ni siquiera en el cafelito lo uso...
EliminaYa sabes que no me disgusta en absoluto que te posiciones respecto a eta película del modo en que lo haces y si acaso lamento -pero poco, la verdad- que mi recomendación no haya sido satisfactoria del todo, pero por otro lado, la oportunidad de debatir educadamente respecto a una película es lo más parecido a lo que esos aldeanos isleños hacen con los pocos libros a su alcance.
Si lo piensas bien, los cinéfilos actuales venimos a ser isleños apetentes de sabores que la actualidad suele negarnos y el uso de clásicos para satisfacer apetencias hace que nuestro listón suba y suba.
Un abrazo.
Ahora que está Trump y demás...pero a mí me dices Manhattan en aquellos años y me voy de cabeza con el yanki (Y eso que soy heterosexual; pero por N.Y lo que haga falta).
ResponEliminaOye, David: que el amigo Donald no está en N.Y. , que está en Washington, en su casita banca, repartiendo chuches a los mentecatos disfrazados.... :-)
EliminaA ver David q en aquella época estaba Truman no? Te puede el vicio de la gran manzana. A que vas a ir...mira Lennon xd
ResponEliminaSí. Es verdad, el tipo de la bomba. Pero es que cuando el otro le dice lo de New York y pensar que se queda en esa isla. En fin.. no puedo, de verdad.
ResponEliminaVete con el yanki (aunque sea lo que apunta Josep; ya le dejas una vez estás establecida allí) Nota: Todo esto va en coña, claro. Nadie vaya a pensarse que abogo porque la gente se case por ir a New York. La vida en el campo es muy saludable, y más vale cerdo en mano, que Truman gobernando. Y aquí lo dejo, que desvarío.
No es ninguna broma...es lo que más o menos cuenta Brooklyn...ir o quedarse
ResponEliminaYo con Josep de Pé a Pá está vez y aplaudo hasta con las orejas.
ResponEliminaYo desde luego no podría defenderla mejor. Pero ¿ qué os pasa a los hombres cuando " os hacéis mayores? Se os olvida lo que es una pasión...¿ No distinguís
el verdadero amor?:P
Y ¿Quien te dice, David, que el porquero no se embarca con ella destino a Nueva York en un viajecito de novios?
Cuando ella convierta en libras el ėxito de su libro sobre el club y la isla..? Estoy que no salgo de mi asombro... qué poco romanticismo y cuando hago referencia a eso no solo se trata de amor amor...están los libros, la vida saludable, natural, la buena gente...
Está claro que yo he visto y leído otra peli..
Saludos cordiales, besos y abrazos.
Está claro, Milady, que las películas son como los cuadros: cada par de ojos los disfrutan con una sensibilidad propia y los que paladean con fruición, en ese preciso momento, son más felices que los que no sienten lo mismo. Esta película dispone de diversos elementos de interés, suficientes, ya lo sabes, como para satisfacer las ganas de disfrutar una buena pieza, bien escrita y con una protagonista encantadora.
EliminaPor cierto: los hombres nacidos el siglo pasado cuando nos hacemos "mayores" tendemos a quitar el freno a ciertas sensibilidades olvidando la educación que nos dieron: y lo digo yo, que soy de largo el "más mayor" y hasta unos pocos años no empecé a encontrarle el gusto al romanticismo y al melodrama.
Besos.
Me gusta mucho la explicación que nos dejas. Y lo de quitarse prejuicios y soltar el freno...¡bien! nunca es tarde...XD
EliminaY lo de disfrutar como lema... que son dos días y uno de ellos llueve
Besos. Milady
A ver...yo veo una escena en la q una chica llega a un pueblo y uno casi le abre la cabeza con una teja...
ResponEliminaY veo a una chica q acepta un anillo de un americano pero al parecer está enamorada platonicamente de un tipo al que ha renunciado x que es gay...pero en una escena el editor le dice siempre seré...tu padrino, y ella pone cara de decepción
A ver dónde se esconde la pasión...
Víctor: no digas eso, porque entonces sólo me queda indicarte que sí deberías darle otro vistazo a la película.... jajajaja....
EliminaEn el final,de la peli,los dos se buscan,claro que es amor,le pide matrimonio.Me agustado la peli,alo primero se me a echo un poco empalagosa,jajajaja asta que casi le abre los seson con los azulejos
EliminaCelebro que te haya gustado.
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EliminaYo es que soy urbanita perdido. Brooklyn, sí. Esa peli me gustó. Pero ya no me acuerdo ni del final. Que ella vuelve a irse para los USA después de volver al pueblo, creo. La tendría que volver a ver.
ResponEliminaAbril, ¿ella y el porquero en N.York? Pero si se les ve la mar de felices en el terrenito de la casa. No me da. A ella se le ve incómoda incluso en la fiesta del principio. Es una chica a la que no le van los eventos y prefiere las cosas "sencillas".
Y aclaro que lo de N.Y era una exageración por lo que me tiraba a mí. A mí la peli me gusta. Me parece bien que se quede con el pueblerino (era previsible, pero es lo que hay)... Estoy contigo y Josep de Pé a... no, a pá, no. Pero de Pé a ele?
Pues yo veo una joven que con sólo su mirada y el entusiasmo con que vive su aventura isleña, la búsqueda de motivación, la curiosidad y la entrega enamora al porquero, los vecinos, el de Nueva York y a los espectadores que no podemos dejar de mirarla e identificarnos con ella, Víctor.
ResponElimina¿ qué esto no es pasión..? Venga yaaa!!
Plas,plas,plas,plas....
EliminaCierto
EliminaYo también me considero urbanita David y pro Nueva York como turista, vivir allí ya me parece muy heavy.
ResponEliminaRecuerda que de primeras el empresario la deslumbra con su insistencia, pero efectivamente es de esa clase de chica que valora otras cosas, se la ve feliz con los del club y con la nobleza nada sofisticada del porquero, que x cierto está muy bien..;
Y ya sé que estamos exagerando..
Con un pisito en Manhattan...:P
Saluditos
Dime cuando te vayas a N.Y., que me iré a tu apartamento en Paris.
Elimina:-)
Pero solo si tu me dejas pasearme por tu playa favorita, cuando vuelva de N.Y., si vuelvo... ;D
Elimina¡Hecho! ;->
EliminaAyer me comentó un amigo librero que el libro es uno de los que más recomienda en su librería otro compañero (él no lo había leído) porque le gustaba muchísimo.
ResponEliminaNo me extraña nada, David. Lo que me extraña -y me avergüenza- es no haber tenido noticia hasta ahora...
EliminaMi querido Josep; ayer salí del cine con un buen sabor de boca. La película me contó una historia y después de salir de la sala, Cris y yo seguimos hablando de ella. Ya te digo; una historia, una época, otro tiempo donde se daban las grandes pasiones. Incluso quedé fascinado por ese editor, su manera de fumar y su despacho. Así dan ganas de escribir novelas a la velocidad de un Georges Simenon. Un contexto: la Segunda Guerra Mundial, y, algunas similitudes de esa gran novela que siempre ando recomendando de la maravillosa escritora Iréne Némirousky “Suite francesa”. Sencilla y emotiva, sin demasiadas complejidades porque hay silencios que no convienen sacar a la luz, y, lo más importante: ese gran cielo estrellado que aplasta a esos cuatro seres ahíto de cerdo y el curioso azar que les lleva a salvar sus pellejos a través de un prospecto que sale del bolsillo de un nazi. Se crea un club, una amistad y luego una pasión por la lectura mientras que el nazi duerme de aburrimiento. No diré más del argumento de la película porque es innecesario. Actuaciones soberbias por parte de Jessica Brown-Findlay, Glen Powell, Matthew Goode, Penelope Wilton, Tom Courtenay, y, sobre todo, la grandísima Bronagh Galladher, que a uno le quedan más ganas del personaje que interpreta la Galladher. Es todo un homenaje a la siniestra Mrs. Danvers, la ama de llaves de la mansión Manderley en “Rebeca”. Una película preciosa que contrasta entre el Londres bombardeado y los bellos paisajes de Guernsey Island. Por otra parte, me colmó se satisfacción ver la librería “Foyles” de Londres ubicada en Charin Croos Road. Cuando estuvimos en esa ciudad fuimos a visitarla. En esa misma calle se encontraba la librería 84 Charing Croos Road que ya no existe, pero estuvimos en el mismo número y nos quedamos allí un buen rato recordando la historia de Helenne Hanff. En ese mismo lugar donde estábamos llegaban sus cartas para luego ser leídas por el educado, refinado y culto librero Frank Doel. Eran otros tiempos donde la gente se escribían cartas y leían libros con pasión, en fin, de todo esto y mucho más, hablamos ayer Cris y yo al salir del cine en aquel café llamado Viena. También hablamos de los libros mencionados y los no mencionados. Nos reímos de los pocos espectadores que había en la sala y que se levantaron nada más empezar los títulos de crédito. Ahora los espectadores parecen tener mucha prisa en abandonar las salas. En otro tiempo los espectadores se quedaban sentados en sus butacas como hipnotizados todavía, como si no quisieran abandonar todavía el hechizo. Ayer, se perdieron la voz en off de los personajes leyendo obras de Oscar Wilde, Virginia Woolf entre otros y la campana sonando para marcar, no un tiempo límite, sino ilimitado para seguir leyendo, conversando, reflexionando y compartiendo lo que nos hace mejores.
ResponEliminaUn fuerte abrazo, amigo mío, y gracias por esta recomendación.
Gracias a tí, amigo Francisco, por tu comentario que redondea el conjunto en torno a una película que probablemente durará poco en pantallas: ya ves que, apenas a quince días de su estreno, hallaste pocos espectadores y la mayoría, como apuntas, largándose a toda prisa. Esa no es, desde luego, de usar y tirar, sino, como tú ejerciste muy bien, de paladear en una agradable conversación después, derivando a temas semejantes, dando vueltas, disfrutando. Me alegra mucho que hayáis gustado de ella.
EliminaUn abrazo.