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dimarts, 3 de març del 2020

Aguas oscuras: otro baño de realidad.




Mientras en España asistíamos al estreno de la oscarizada Spotlight, en enero de 2016, su protagonista Mark Ruffalo acababa de leer un artículo en el New York Times escrito por Nathaniel Rich con un título que evidentemente llama poderosamente la atención:"The Lawyer Who Became Dupont's Worst Nightmare" (El Abogado que devino la peor pesadilla para DuPont) y resulta lógico que inmediatamente Ruffalo hiciera lo posible para hacerse con los derechos cinematográficos de la historia.

Así, podríamos decir que mientras aquí estábamos viendo la denuncia de unos abusos sexuales a menores, al otro lado del charco ya preparaban la denuncia de un abuso empresarial de dimensiones inimaginables con unos resultados imprevisibles, no por ello menos graves.

Resulta que Mark Ruffalo aprovecha los dineros que gana con las películas infantiles para desarrollar su activismo social y en el artículo de Rich halló una historia muy poderosa que por su propio desarrollo natural se erige en un drama cívico:

Rob Bilott (Ruffalo) es un abogado que acaba de ser nombrado socio en Taft Stettinius & Hollister (Cincinnati, Ohio) uno de esos enormes bufetes estadounidenses que suelen tratar con las mayores empresas y fortunas cuando súbitamente recibe la visita de un modesto ganadero de Parkersburg, en Virginia Occidental, a poco más de tres horas de autopista que separan la ciudad moderna del campo agreste aunque pronto sabremos que en esa naturaleza en la que se crían las vacas que dan surtido a las hamburgueserías y steak house de la ciudad no todo es tan bucólico como pensábamos.

La inoportuna visita del ganadero que se expresa en un inglés casi ininteligible altera la buena jornada de Bilott que se lo quita de encima asegurando que él no va a denunciar a ninguna empresa por vertidos ilegales pues muy al contrario, ejerce su profesión asesorando a empresas en cuestiones ambientales y son sus clientes: que busque letrado en su pueblo, el que sea, para que le solucione el problema: Parkesburg, dice el rústico Wilbur Tennant (Bill Camp, en excelente composición del personaje) y señala con énfasis: vengo a verte recomendado por tu abuela, mi vecina.

Una abuela es una razón de peso y más si hace demasiado que no vas a verla, Bilott, así que allá se va y comprueba in situ que, efectivamente, el pobre Tennant ha perdido 190 vacas por causas muy raras y que el agua parece contaminada.

Los hechos narrados en el artículo de Rich son veraces y si acaso pecan de algo es de concreción por otra parte comprensible en un artículo periodístico que como en otras tantas ocasiones nos deja a los españoles boquiabiertos y llenos de envidia por el ejercicio de libertad y valor que rezuman.


Todo lo que podemos ver en la película Dark Waters (Aguas oscuras, 2019) promovida por Ruffalo de resultas de leer aquel artículo en 2016 y dirigida por Todd Haynes (del que ya comentamos su película Carol por aquí) con buen pulso es absolutamente verídico y seguramente los guionistas se hayan quedado cortos y dejado en el cajón algunos retazos no menos importantes y quizás también datos que apunten a ramificaciones o raíces inexploradas que nos podrían llevar a derroteros de mayor enjundia.

Me hallo frente a esta película (como igual ocurría en Spotlight y en tantas otras semejantes de formato) en la tesitura de abordarla principalmente en su vertiente de obra cinematográfica y como sucedió en la citada, su importancia cinematográfica referida al arte de hacer cine no alcanza el nivel que sería deseable porque a los hechos que relata por su importancia habría que ofrecerles un producto más pulido, mejor terminado, más atractivo.

Ello puede abrir -una vez más- el eterno debate relativo a si las películas deben resultar siempre atractivas o entretenidas o divertidas o llámelas usted como le plazca o si por el contrario cuando relatan asuntos serios deben ser de cualquier forma sin atender la posibilidad de llegar a aburrir al espectador y con ello perder su atención y con ello, advierto, lastrar la inteligibilidad del mensaje que se pretende comunicar.

¿Es aburrida Dark Waters? Ciertamente no: pero lo que cuenta en algo más de dos horas, con un guión que no ofrece momentos de descanso de la tensión, podría contarlo en hora y media y todos saldríamos ganando. Vale, pongamos hora y tres cuartos: no más. Hay escenas sobrantes que posiblemente obedezcan al colegueo, a la amistad, a la camaradería de unos intérpretes que sienten deben servirse de su popularidad laboral para ser activos en pro de la sociedad en la que viven y claro, hay que agradecerles el detalle dando minutillos de cámara. Y es un lastre.

Además, Dark Waters, que tiene a su favor un elenco entregado muy competente, contando en la cabeza también con Anne Hathaway y Tim Robbins, claramente juega en una liga mucho más ardua que Spotlight, porque su acusación se cierne sobre una poderosísima empresa química como la DuPont (con intereses en todo el mundo, incluída España) y claro, resulta más fácil y cómodo adherirse a una campaña contra la Iglesia Católica que contra una empresa que paga muchísimos sueldos a empleados y afines interesados y que sin pestañear llegó a afrontar una multa de 16,5 millones de dólares por sus travesuras medioambientales que el bueno de Bilott pudo poner de manifiesto. Así que en los recientes premios Oscar, nasti de plasti. Cosas veredes...

¿Debo recomendar su visionado? Ciertamente sí: no alcanzando la categoría de imperdible sí aconsejaría a cualquiera que pudiese verla que destinara dos horas de su tiempo a verla: entre otras razones, porque puede que mi displicencia sea exagerada e injusta; no aseguraría que si la veo dentro de un par de años no me guste más que ahora; desde luego, unas buenas tijeras la convierten en imperdible sin dudarlo.

En cualquier caso, no dejen de verla porque así percibirán una vez más que, por mucho que critiquemos al cine estadounidense por las infumables cosas infantiloides que nos llevan a estrenos cada semana, por su desmedido afán por imponernos sus malditas costumbres importadas de todo el mundo (porque propias, propias, tienen casi ninguna), por mucho que deploremos lo que ha perdido el cine estadounidense desde que fueron desapareciendo los grandes directores de origen europeo, ellos siguen erre que erre, dando caña al personal sin contemplaciones y señalando con el poderoso dedo de una cámara de cine los desatinos de una sociedad construída con un capitalismo exacerbado y lo hacen, mira, con más gracia que nadie.

Es cuando vemos películas como Dark Waters que nos damos cuenta que el cine como arte alcanza su mayoría de edad (de eso hace años ya por fortuna) y cumple con el propósito doble de informar -que es dar alimento al debate- y entretener, igual que sucede en muchas ocasiones con la literatura.

Claro que los estadounidenses en esto nos llevan a los españoles muchas ventajas, porque aquí el cine denuncia acaba siendo casposo y destinado a asuntos mal explicados no en vano tampoco hay muchos periodistas libres de escribir lo que les plazca (partiendo de la base que en los U.S.A. el libelo [la mendacidad informativa] se castiga muy duramente y no como aquí) y por si alguien busca un ejemplo, véase una información de hace año y medio en la que precisamente la condenada DuPont parece seguir haciendo de las suyas en territorio español.

¿Para cuándo la película, señores Almodóvar, Amenábar, Banderas, Bardem? Pues eso.


Tráiler




Otrosí primero: Un artículo en inglés que abunda sobre la seriedad del asunto y la campaña iniciada por Ruffalo.

Otrosí segundo: Un artículo (traducido al castellano) claramente antimilitarista que quizás interese.

¿Saben qué? Véanla.



12 comentaris :

  1. Interesantísima reseña sobre un desastre que pone los pelos de punta.
    No he visto la película. Creo que sí el trailer.

    No aprendemos, y esto sigue y sigue para bingo

    Este mundo, la sociedad, la humanidad...pero ¿qué está ocurriendo? Dan ganas de soltar alguna de las frases de Mafalda, del genial Quino : "Paren el mundo que yo me bajo". :(

    Besos. Milady

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    1. Estas películas son necesarias, imprescindibles, para que todos tomemos conciencia de los males que recibimos a cambio de algunas novedades industriales, Milady.
      Sin llegar a terrenos de la paranoia, es recomendable detenerse a considerar si algo se está haciendo mal y si los que lo hacen ganan demasiado dinero a causa de su conducta.
      Por lo tanto, no podemos dejar pasar como si nada películas que tratan de advertirnos de esos peligros, aunque no sean redondas del todo.
      Besos.

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  2. Me gustó esa película aunque me pareció con un estilo de telefilm que no deja mucha huella y con el vicio del cine actual: demasiado alargada. Hora y media es la duración ideal para estas producciones. Me gustó más "Eerin Brokovitch" (aquí sobre los desmanes de una compañía eléctrica) sobre todo por Albert Finney y si me permites un poco de autobombo fue mi primer papelito de doblaje para la versión catalana EN DvD (Pongo voz al salido de los archivos de la compañía de agua) El cine español estrenó una película denuncia "Redondela" sobre el escándalo del aceite que apenas tuvo repercusión.
    Saludos, Josep!
    Borgo.

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    1. Hola, Borgo: Coincido contigo: hora y media mejoraría el resultado final. Esas dos horas en ocasiones son necesarias y a veces son un lastre porque añaden escenas que carecen de interés.
      El cine español, lo mismo en denuncia que en otros géneros, precisa guiones mejor escritos, con más mordiente y mejor trabajados. Se fué Azcona y llegó el desierto.
      Voy a ver si pillo esa versión en català de la Erin; creo que hay uno de esos dvd en algún lugar accesible..
      Un abrazo.

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  3. "aprovecha los dineros que gana con las películas infantiles"
    Jajaja.. Esta línea es muy buena. Me gusta y casi coincido, pero entonces tendríamos que hablar de la infantilización del público que también va a verla.
    "el eterno debate"
    Sí. Forma y contenido. Lo de siempre. Yo creo que no lo hay. Si aquí el contenido o los hechos que cuentan (no he visto la peli, apuntada por tu recomendación) tiene más peso o fuerza que la forma o el estilo, pues pasa que tú le meterías tijera, que no te convence por esto o lo otro... Cuando una peli te llega y ya da igual que tenga más peso en un sentido u otro si luego la "disculpas" no hay más que decir. No hay pegas.
    Me parece genial que una peli denuncie, haga pensar, etc... Pero si no entretiene o...bueno, que me parece mejor que denuncien los afectados, se informe en los medios y se haga pagar a los culpables. Una peli no tiene por qué ser la encargada de hacer eso. ¡Ojo! Que también puede hacerlo. Y en ese sentido, si una peli o un telefil (como fue el caso de uno de Ken Loach) produce tal impacto que hasta cambia la legislación vigente...No voy a ser yo quien me ponga a decir si sobraban veinte minutos o no me gustaba el montaje o los diálogos...
    Un saludito.

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    1. En este caso en particular, David, la película llega después de muchos años de pleitos que probablemente eran conocidos por el público estadounidense que lea ciertos periódicos.
      Que Ruffalo viese la oportunidad de llevarlo al cine al leer el artículo de marras, escrito a modo de resumen de todo lo ocurrido, fue una circunstancia afortunada.
      El caso es muy grave, la conducta de la empresa DuPont parece que sigue sin haber cambiado mucho, pero sí han aparecido normas legislativas nuevas a resulta de los procesos y no de la película.
      Así que para mí, ésta debería procurar ser más atractiva porque teóricamente va dirigida a quien la pueda ver sin distinción de país de residencia: por ejemplo, yo había leído alguna cosa sobre los males del teflón, pero desconocía todo lo que cuenta la película.
      Yo creo que, desde la óptica del aficionado al cine, la forma cinematográfica está un poco al margen del mensaje que la película ofrecer y no es correcto imaginar que, ya que el tema se las trae, no hay que ser tiquismiquis con las formas.
      Un abrazo.

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  4. jopé, no sabía lo de Miquel en catalán en Erin...
    Lo que sí veo es que a él le pasa un poco lo que a ti. Le gustó, pero le pone pegas.

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    1. Sí, por aquí corre cada pájaro importante que se las tiene callandito...
      Le pone las mismas pegas, porque parece que ya nadie sabe usar la tijera....
      Un abrazo.

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  5. Buenas.
    Yo también pensé en Erin Brockovich, que he vuelto a ver ayer mismo y me gusta un montón.
    No voy a tener ocasión de oír a MIQUEL, ya lo siento, pero ese personaje siendo bastante repulsivo es clave en la historia.
    Estoy con David. El cine debe entrener y atraparte, si lo consigue no importa el metraje.
    También es verdad que hay historias que se pueden contar en menos tiempo.

    El cine denuncia, pero tengo mis dudas en eso de cambiar conductas. Empezando porque lo que hay que cambiar son las conciencias.
    Cuando hay prestigio y dinero de por medio, igual sí.

    Besos. Milady

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    1. En esta ocasión, Milady, las influencias de la DuPont para ningunear la película se unen a la falta de brío en la narración: lo que cuenta es terrible, es verídico y debería levantar conciencias.
      Cinematográficamente mejorable, no deja de ser una película denuncia que hay que ver para por lo menos tomar nota de los desatinos de las empresas.
      Claro que si el ciudadano no quiere atender, resulta arduo convencerlo de nada.
      Besos.

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  6. A mí me ha gustado (y a mi mujer también). Y síp, igual podría ser algo más ligera de metraje...algunas escenas se alargan un poco a veces, pero es una pega muy menor. Contenido y fonto interesante, y la forma también me funciona.
    Me encanta el personaje de Tim Robbins. Al principio parece un tipo que va a por la pelas y "desanima" al protagonista. Luego, en la escena en la que manda callar a los socios y le dice que los de DuPont se han pasado de la raya y que deberíamos ir a por ellos...parece más motivado por lo que han hecho que por el interés económico (cuando dice "¿Han leído el informe?") Pero es curioso como al final justo antes de que le dé el ataque al protagonista, le está diciendo que tiene que recortarle el sueldo (por eso no entendía lo de "¿nos podemos permitir la escuela?" unos momentos antes; Pensaba...pero ¿este tío no es socio de una firma de abogados de la pera?
    Lo que cuenta la peli, tela marinera. Y ver que al final desestiman a los científicos y quieren hacer que pelee cada individuo (para que desista por agotamiento). Es la hostia. Os envenenamos...ganamos millones, y no queremos que veáis nada y que recibáis ninguna compesación. Cuando salen los rótulos y dice que al final pagaron tantos millones, me puse a hacer la cuenta mental y seguro que alguien les dijo "con cada caso que perdamos (y ya van tres de tres), mala publicidad y si son 300 demandas... 3000 millones (si iban a 12 millones por damnificado). Así que encima les sale "barata" la cifra final, creo yo.
    Está bien ver también que tienen al gobierno cautivo y que las grandes empresas con mucho poder hacen las leyes a su antojo.
    Casi desearías que el actor retomara el papel de esas pelis de Disney-Marvel y machacara a toda esa industria y a todos sus ejecutivos.. .En fin..

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    1. Buenas, David:
      Tienes razón: al final piensas que eso La Masa lo arreglaría en un plis plás. La cosa es complicada en todos los aspectos y por ello en cierta forma es perdonable que la cinta se vaya extendiendo más de la cuenta; sin embargo, en estas ocasiones en las que el cine afortunadamente se sitúa en una función social importante, creo que el director debería saber usar la tijera; pero ya sabemos que precisamente el montaje no es uno de los puntos perfectos en el cine contemporáneo, acuciado por unas directrices productivas que se someten a una idea de mercado que a la postre tampoco funciona: la extendida convicción que el público desea películas de dos horas es un bulo más, porque lo que quiere el respetable es lo de siempre: buen cine a buen precio.
      El tema por otra parte es de absoluta actualidad: imagino que ya habrás dado vistazo al enlace referido a los tejemanejes de DuPont en España hace apenas dos años, así que estamos en la onda, que diría aquel, pero nadie dice ni pío.
      Un abrazo.

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