Carregant el Bloc...

dissabte, 30 de març del 2024

Una película contra corriente



En los U.S.A. durante el período de 1900 a 1920 seis estados abolieron la pena de muerte y tres más limitaron su uso; entre ellos, no está California; en el período de 1930 a 1940, se ejecutaron un promedio de 167 penas de muerte cada año. En 1953, un 70% de la población estadounidense se mostraba partidaria de la pena de muerte.

Stanley Kramer fue un cineasta a recuperar tanto en su vertiente de director cinematográfico como en su labor como productor de películas que demuestran su independencia de criterio y su valentía en sostenerlo sin considerar jamás si lo que hacía era "políticamente correcto" o no, en una época en la que esa expresión entrecomillada todavía no se había acuñado ni empleado con la profusión de este siglo que vivimos.

Edward Dmytryck fue un director que tuvo la desgracia de ser sujeto nombrado en las listas de "rojos y comunistas" lo que motivó su paso por la cárcel y su "arrepentimiento y delación de compañeros rojos" para obtener la libertad en una época triste en la que las libertades de pensamiento fueron casi que canceladas en los U.S.A. y Dmytryck se auto exilió en 1951 a Inglaterra, hasta que Stanley Kramer, que siempre hizo lo que consideró más oportuno, le rescató y se lo llevó a San Francisco, California, para que dirigiera una película que Kramer estaba decidido a producir.

Una película, The sniper (1952), basada en una historia del matrimonio formado por Edward y Edna Anhalt que tomó forma de guión cinematográfico escrito de forma más que notable por Harry Brown: un guión construído con una solidez impecable sin diálogos brillantes pero sin fisuras en el desarrollo de la trama: una base perfecta para que un director de probada calidad (recordemos su anterior Crossfire (1947) que comentamos aquí en 2012) construyera un guión técnico modélico aprovechando en beneficio del lenguaje cinematográfico la ausencia de diálogos innecesarios.

Bajo la apariencia de una película de cine policíaco -la policía se afana por detener a quien se dedica a matar mujeres con certeros disparos- Kramer y Dmytryck presentan un alegato que va contra corriente: va contra el 70% de los estadounidenses, porque nos muestran principalmente todo lo que concierne a un hombre que es consciente de su propia enfermedad mental que le impulsa a vengar afrentas desconocidas dando muerte a mujeres con las que apenas ha cruzado unas palabras en el mejor de los casos: una venganza que tiene como objetivo el género femenino.

Desde el inicio sabremos que Edward Miller (Arthur Franz en una sobria y eficaz actuación) sabe perfectamente lo que le pasa y busca auxilio, ayuda que le detenga y le haga deponer su actitud: cuando no puede contactar con el psiquiatra que le trató en la prisión donde estuvo, se auto lesiona esperando que le internen, pero los médicos de guardia, aún viendo que algo le pasa, no pueden retenerlo por carecer de medios: empieza un itinerario de tiros certeros y víctimas mortales.

Dmytryck se vale de su maestría en la planificación y la colaboración del excelente camarógrafo Burnett Guffey para darnos datos relativos a la historia íntima de Miller sin necesidad de palabra alguna y hace gala de economía visual para mostrar acciones mortales simplemente con un sonido y un cristal inesperadamente roto, manteniendo un ritmo implacable y creciente, sin pausa alguna, mientras se vale de toda clase de planos y travellings hasta finalizar con un impresionante y muy descriptivo primerísimo primer plano que viene a ser un aldabonazo que cierra la película.

Hay que considerar forzosamente el contexto en que la película se estrena en mayo de 1952 y que los escasos exteriores la ubican claramente en la ciudad californiana de San Francisco, precisamente como un antecedente a Dirty Harry (Harry el sucio, 1971), pero con notabilísimas diferencias, pues en The sniper hay una escena reveladora de las intenciones de Stanley Kramer quien claramente abogaba por una modificación de las leyes penales proponiendo una ampliación de medios psiquiátricos necesarios para solventar asuntos criminales derivados de enfermedades mentales: en un encuentro de lo que podríamos definir como "fuerzas vivas" de la sociedad sanfranciscana con el alcalde la ciudad, aquéllos exigen actividad policial y mano dura ejecutoria, mientras el psiquiatra forense les advierte que por la fuerza no se arreglan esas situaciones, que necesitan un tratamiento extensivo, ante lo que los próceres se lamentan de la posibilidad de ver aumentados los impuestos que pagan para sufragar los gastos precisos para mejorar la salud mental.

Ese y no otro es el centro de interés alrededor del que gravita la trama que nos ofrecen Kramer y Dmytryck, el primero por su valentía de producir semejante película contra la opinión popular y además valiéndose de un director maldito por rojo y traidor a los suyos y éste por ejercer su labor de director de forma admirable consiguiendo controlar el ritmo perfectamente al dosificar todos los elementos que nos llevan al punto final que entenderemos simplemente porque con todo lo que nos ha mostrado la cámara la conclusión no podría ser otra.

En menos de hora y media Dmytryck nos ha trasladado una trama que más allá de su formato genérico alberga posiciones claras que pueden dar lugar a debate y posiciones a favor o en contra, pero que difícilmente dejará indiferente a nadie y eso, precisamente eso, es lo que uno espera cuando se sienta a ver una película. Que no es poco.

Absolutamente imperdible.


9 comentaris :

  1. Despertaste mi curiosidad, con esa trama tan interesante, como la historia del director y el productor.
    Noto alguna similitud con Joker, en que se plantea el tema de la salud mental, como es desatendida.
    Saludos.

    ResponElimina
    Respostes
    1. Esta película, Demiurgo, es a la vez más sutil y más poderosa en su planteamiento que el Joker y no tan sólo porque se produjo y estrenó en una época en la que los pocos que coincidían con su planteamiento apenas disponían de medios para hacerse escuchar suponiendo que se atrevieran. Stanley Kramer tiene en su haber varias películas que se adelantan a su tiempo: por ejemplo, la famosa Adivina quien viene a cenar esta noche; Dmytryck, por su parte, es un director que domina el lenguaje cinematográfico siempre sin alharacas vanas.
      Un abrazo.

      Elimina
  2. Más que la propia película que, por lo que dices, ya es un ejemplo de cómo se manufactura el buen cine, lo que me llama la atención es la biografía tan singular del tandel productor director. Esto está como para agarrar palco.

    ResponElimina
  3. En otro orden Josep. Necesito un favor tuyo, y es que estoy trabajando en un concurso literario INTERACTIVO y necesito del poder de observación que tú tienes, es decir, no importa que no participes como cuentista, pero sí como opinador y votante. Voy a dejar por acá todala información posible:

    ResponElimina
    Respostes
    1. Te quiero invitar a particiár en un concurso de cuentos en tiempo real, es decir, en todo momento se sabrán las observaciones y opinión de cada uno de los miembros del jurado que, por cierto, son todos los participantes y los invitados al foro. Te garantizo que es una experiencia adictiva. Nunca me imaginé que los concursos de cuento generaran tanta adrenalina. Es algo así como "Las 24 horas de Le Mans" pero en literatura. Acá te dejo las bases y un enlace publicitario, y si no puedes enviar cuentos, sencillamente, tu intervención como opinador y votante sería lo más valioso que pudiésemos recibir de ti.

      Elimina
  4. Concurso de relatos FÁBULIS
    Cuentos con Historia


    El concurso de relatos FÁBULIS se basa en que los mismos concursantes pueden comentar los relatos presentados y luego votarlos en dos rondas sucesivas para declarar a los ganadores.
    El hecho de que los relatos sean expuestos a los comentarios de los participantes, genera un retorno de información que les permitirá a los autores mejorar sus habilidades literarias. Al comentar los relatos de los demás, se reconocerán errores ajenos lo que evitará que los cometamos nosotros mismos. Además, encontraremos múltiples ejemplos e ideas de cómo construir relatos mejores en el futuro.
    Esta es una experiencia interactiva que nada tiene que ver con los otros concursos, en donde el apreciado fruto de tu pluma es enviado a una caja negra de la que solo saldrá un ganador elegido por ignotos "comités de lectura" y jurados de sabios a los que solo les llega un puñado de relatos de una dudosa criba. Allí, el resto de los relatos quedan desaparecidos en el espacio sideral. Aquí, lo peor que un autor puede llevarse es una crítica mordaz, pero nunca se llevará la ignorancia.

    https://letralia.com/convocatorias/cuento/2024/02/23/concurso-fabulis-cuentos-con-historia/

    Y aquí te dejo el enlace del foro. Te ruego el favor personal de que te inscribas. Y luego búscate un avatar... digamos, algo así como "Pico de oro", por nombrar un seudónimo que vendría muy bien con el guacamayo de tu avatar y subes esa misma imagen y comentarás y votarás bajo ese seudónimo. Si tienes alguna duda escríbeme a alijrh@gmail.com

    El Foro de Fábulis https://fabulis.site/foro/

    ResponElimina
    Respostes
    1. Me miraré con calma tu propuesta, Alí, y ya te diré al respecto.
      Un abrazo.

      Elimina
  5. Estoy maravillado, porque después de varios meses con problemas, paree que al fin podré responder los comentarios. Ni me atrevo a cerrar la sesión.

    ResponElimina

Los comentarios son lo mejor del blog. ¡Gracias de antemano por tu colaboración!
(Comentarios publicitarios son borrados sin dudarlo.)

Print Friendly and PDF
Aunque el artículo sea antiguo, puedes dejar tu opinión: se reciben y se leen todas.