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divendres, 31 d’octubre del 2008

La Maldición del Remake



Hace tiempo me prestaron el dvd de La Leyenda del Zorro y nada más empezar a verla, me dio un ataque de pánico y la abandoné.

Haciendo un acopio de fuerzas y provisto de un bol de palomitas y un buen vaso de whisky de malta, decidí,antes de devolverla a su dueño, verla, jurándome a mí mismo que la aguantaría hasta el final, como quien hace un sacrificio.

He de decir que, acabada la tarea, el esfuerzo fue ímprobo: un verdadero suplicio, capaz de revolver las entrañas al más pintado: peor que una bota malaya, oiga...

Acordándome ahora de la experiencia vivida, ya que el director de ese "remake" fue el Sr. Martin Campbell, justamente el que se halla en la pretensión apuntada en la entrada inmediatamente anterior de este bloc, me ha parecido oportuno refrescar la memoria del "experimento" y ofrecerlo al amable lector, que a buen seguro sabrá perdonar con su indulgencia el poco interés que despierte en su ánimo aquel "remake" de hace ahora tres años, tomado siquiera como medicina preventiva del futuro nada halagüeño:

No deja de sorprenderme la amalgama de estupideces, tergiversaciones e infantilismo que rezuman por partes iguales de dicho trabajo, que me niego a calificar como de película: lo llamaré "la cosa".

Intentando ofrecer un comentario ajustado a lo visto y oído, siguiendo el orden impuesto por su autor, quisiera destacar el contenido político que contiene "la cosa", pro - yanqui sin pudor alguno, con gran sorpresa por mi parte, atendidas las supuestas ideas progresistas de su protagonista, Antonio Banderas , de las que ha hecho gala en diversas ocasiones.

Se inicia, como digo, "la cosa", mostrando unas elecciones en las que el pueblo californiano decide su unión a la Unión, valga la redundancia, referida a los Estados Unidos de América, con vítores y alabanzas porque al fin han conseguido alcanzar la "libertad".

Abramos un paréntesis: como que el dvd lo vi en mi ordenador, mientras oía una serie de sandeces aproveché para lanzar mi firefox en busca, google de por medio, de la "independencia de California", y hallé, como me temía, la corroboración de unos datos interesantes al respecto, que aclaran la situación y desmienten de forma irrefutable la presentación mendaraz de "la cosa"... que me niego a llamar película

Vea el interesado lo que hallé de California y su historia , y tome debida cuenta.

Mal empieza, pues, lo que mal termina, presentando a un público desinformado unas circunstancias demagógicas que ocultan hechos históricos o peor aún, que presenta como hechos históricos los que no son más que deformaciones de la realidad.

Ya sabemos que el cine y más el de aventuras, no tiene porqué ser real. Pero cuando se presentan hechos como históricos, cuando se usa como base de un argumento pobre en ideas el derecho de la autodeterminación de un pueblo, no hay que mentir.

Empieza, pues, mal, "la cosa".

Pero abandonemos el tema político -aunque sustente buena parte de la trama- y revisemos otros aspectos: el guión, sobre ser mendaz, es irrisorio, ya que pretende una mezcolanza entre cine destinado a infantes, donde casi nadie muere pese a las múltiples escenas de luchas y otorga una preponderancia a las acciones salvadoras de un niño metido a héroe ocasional, con una falta de lógica abrumadora que resta credibilidad a lo que vemos en la pantalla.

Los malos son de película de risa, de tan imbéciles como resultan, pese a pertenecer a una inclasificable Orden de los Caballeros de Aragón, algo así como templarios que, según nos cuentan, dominan todas las monarquías de Europa y van a hundir los U.S.A. a base del uso indiscriminado de un invento,la nitroglicerina, que obtienen a base de tratar pastillas de jabón, lo cual, sobre ser sumamente difícil, es una estupidez más de "la cosa", ya que, puestos a inventar -antes de tiempo y en los U.S.A.- la nitroglicerina, que, dicho sea sin retintín, se inventó en Italia (Europa) {también los guionistas hubieran podido indicar que el malo (francés) la traía inventada}, ¿me quiere explicar alguien porqué en vez de usar directamente glicerina, se complican la vida trayendo de contrabando toneladas de pastillas de jabón, para luego obtener de éstas la glicerina?

Claro que los malos son tontos pero eso sí: son muy trabajadores: en apenas dos días consiguen montar una vía férrea que ríete tú: con varias locomotoras a vapor, llegadas a la California pre-U.S.A. nadie sabe cómo, pero, total, a estas alturas de "la cosa", como que da igual, oiga.

Y tiene que ser el caballo del bueno el que salve a un pueblo entero, siguiendo las órdenes del crío repelente, al mover un cambio de agujas salvador de una hecatombe. De pena, vaya.

En "la cosa" el director, ése que ahora quiere remedar a Sir Alfred Hitchcock, sí, ése, como decía, mete de todo: explosiones, persecuciones a caballo de un tren, escenas del bueno encima del tren, escenas del bueno cayéndose -casi- del tren, la típica escena de encima del tren acercándose a un túnel, y unas peleas con una coreografía de espadachines de película de Cantinflas, y lo digo con todo el respeto que me merece Don Mario Moreno, escenas de esgrima que más que emoción lo que dan es grima, y me ha salido un pareado, sin haberlo pensado...




Qué lejos están aquellas magníficas escenas de tantas películas de capa y espada, reales, con unas buenas luchas con acero de por medio, como por ejemplo, la de Los Tres Mosqueteros de Richard Lester {según un amigo mío campeón de esgrima, de lo más veraces}, por no hablar, del duelo entre Tyrone Power y Basil Rathbone , inolvidable.

Por meter, hasta nos meten a los agentes de la famosísima Agencia Pinkerton, al parecer precursora de la T.I.A., que no hacen otra cosa que reclutar a la mujer del Zorro, Catherine Zeta-Jones, que se convierte de la noche a la mañana en algo así como una precursora de Mata-Hari pero con hijo repelente.

Total, más de dos horas de inaguantable sufrimiento: nunca ves la hora en que se acabará el desatino que constituye "la cosa".

Hacía tiempo que no veía algo semejante.

Sirva mi pobre experiencia de aviso para navegantes: por no servir, no sirve ni para que la vean los críos, pues pueden llegar a creerse que algo es cierto de la temática de fondo y eso sí que es peligroso.

Imagino que a los amigos mexicanos que la hayan visto les habrá sentado como una patada en las narices.

Por lo visto, la recaudación fue pobre. Me alegro. Es La Maldición del Zorro por haberse metido a perpetrar "remakes" innecesarios con nulo talento siquiera para copiar en color lo que otros ya hicieron magníficamente en blanco y negro.

Miedo me da la nueva aventurilla de Mr. Campbell...



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dimecres, 29 d’octubre del 2008

Se prepara otra



Definitivamente me declaro incapaz de entender el motivo de la pasada huelga de guionistas en Hollywood.

Que haga huelga un colectivo incapaz de pergeñar argumentos novedosos, basándose siempre, en un círculo vicioso como una pescadilla qu
e se muerde su podrida cola, en historias clásicas ya muy bien contadas, me resulta incomprensible.

Para muestra, la última noticia que he leído por ahí:

Están preparando un nuevo "remake".

Pero no un "remake" cualquiera, no.

Se prepara nada más y nada menos que una novísima versión de:








Cualquier día, a cualquier estúpido ejecutivo-tiburoncete de la industria hollywoodiense se le ocurre destruir las copias de un centenar de clásicos, para que los novísimos espectadores nunca sepan ni conozcan el sabor de una buena película y se tengan que conformar con los pasteleos del mega-estreno de la semana.

Leído en:
IMDB-NEWS

BLOODY-DISGUSTING

ACESHOWBIZ

Póngame una taza de tila, por favor; y un par de valerianas también, oiga....

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dilluns, 27 d’octubre del 2008

Cuatro Mujeres y un pirómano



Cuatro mujeres, dos hombres fuertes y dos peleles.

Ese podría ser más apropiadamente el título del c
omentario dedicado a una película rodada por el represaliado Martin Ritt que se basó en un estupendo guión realizado por el matrimonio compuesto por Harriet Frank Jr. e Irving Ravetch, pareja de excelentes escritores y guionistas que colaboraron con Ritt en diversas ocasiones.

En la presente, se inspiraron en una serie de relatos cortos del gran fabulador William Faulkner , profundo conocedor de los entresijos de la s
ociedad sureña y ribereña que se desarrolló alrededor del río Mississippi, retratando con gran acierto y vigorosa economía unas gentes que se debatían entre los aires aristocráticos de una clase decadente, los negociantes carentes de escrúpulos herederos de los esclavistas y aquellos desheredados a quienes la fortuna se les mostraba esquiva y luchaban por sobrevivir.

Ese trío, Director y Guionistas, acertaron de plen
o al titular su obra como El Largo y Cálido Verano (The Long, Hot Summer 1958) ya que la acción transcurre precisamente en esa época del año, mediado el siglo XX, cuando todavía los convencionalismos aprisionaban a las gentes a un pasado no tan remoto y sus reacciones y esperanzas de futuro se veían marcadas por unas costumbres casi ancestrales, próximas aún al feudalismo propio de los esclavistas.

Ben Quick (Paul Newman) es un apuesto joven que se ve forzado a cambiar de aires ante la acusación de pirómano que cae sobre él de forma ignominiosa; convertido en vagabundo forzado, es recogido al hacer auto-stop por la pizpireta y sexy Eula Varner (Lee Remick ) que viaja en el coche de su cuñada Clara Varner (Joanne Woodward), joven de semblante serio dotada de un carácter áspero e independiente, que deja a Ben en el pueblo más cercano.

Ben no tardará en darse cuenta que casi todos los establecimientos comerciales ostentan el nombre de Varner, omnipresente. Interesado en hallar trabajo como granjero, Ben es dirigido a la mansión de los Varner, dueños de una casi derruída granja que podrá alquilar para iniciar una nueva vida.

Mientras Ben se acerca andando por el enorme jardín hasta la mansión, la joven Clara, en compañía de su amiga Agnes Stewart (Sarah
Marshall) nos informa, por su conversación, del desespero de ambas jóvenes, con apenas 23 años, al no hallar en la sociedad en que viven un marido, siendo así que la mayoría de sus compañeras de colegio ya son madres. La conversación de ambas jóvenes es amenizada por los gritos más que alegres, exaltados, que profiere Eula, quien está en el piso superior con su marido, Jody Varner (Tony Franciosa), al que su sexy esposa trae de cabeza, loco de pasión amorosa.

Ben arreglará un trato de arrendamiento de la granja en condiciones un tanto draconianas impuesto por Jody, cuyo trato, al ser conocido por el recién llegado Will Varner (Orson Welles ), cacique de la ciudad, despertará las iras del pa
triarca acusando a su hijo de imbécil por haber alquilado su propiedad a un pirómano que tiene fama de arreglar sus desacuerdos con el fuego.

Will Varner es un tipo con pocos escrúpulos que, antes de ir a casa, de vuelta del hospital, ha ido a visitar a su amiguita Minnie Littlejohn (Angela Lansbury ), en cuyo porche suele tomarse cervezas frescas mientras ve pasearse a los aldeanos que le saludan, respetuosos y temerosos a un tiempo.

Will Varner es un hombre que se ha hecho a sí mis
mo; ha trabajado duro y ha sabido negociar sin escrúpulos ni concesiones éticas, llegando a magnate y levantando un imperio económico y de influencias que quiere dejar a sus nietos. A unos nietos que no tiene y que desea, pero que su hijo Jody no le da, mostrándose "también" incapaz de dejar embarazada a la voluptuosa Eula, y viendo como su hija Clara no hace más que perder el tiempo en visitas sociales, educadas y frías, al aristocrático joven Alan Stewart (Richard Anderson ) que se halla muy tranquilo bajo los ademanes ultra protectores de su madre, la muy remilgada Sra. Stewart (Mabel Albertson ).

Con un espectacular (y añorado) formato de CinemaScope, Martin Ritt nos presenta bajo el luminoso y poderoso sol sureño una trama compleja en diversas líneas que se van entrelazando constantemente como cabezas de una mitológica hidra venenosa que amenaza con romper la aparente placidez de la poderosa familia Varner. En seguida comprobaremos como hay un desapego total por la ética en los negocios que emprende el recién llegado Ben, impulsado por el magnate Will Varner, quien se refocila incluso en el d
esprecio que le causa la inutilidad de su hijo Jody frente a la astucia descarada de Ben, que no duda un instante para sacar provecho propio de las debilidades ajenas. Wil Varner se vé a sí mismo en Ben Quick, atrevido y arriesgado, consciente que nada tiene que perder y mucho que ganar. Son dos hombres de fuerte carácter y decisión, sin lastre moral ni otra convicción que no sea la obtención de una ganancia rápida y limpia de obstáculos.

Wil Varner tan sólo se muestra tierno y delicado cuando recuerda el amor por su fallecida esposa, y cederá en su decisión de mantenerse viudo cuando su querida Minnie saca las uñas de gatita para asegurar que solo seguirá con él mediante un matrimonio que ha ido arreglando lentamente, demostrando un poder inconcebible sobre el taimado y rufianesco Will Varner.

Puesto en el brete de casarse, primero Varner pretende que su hija Clara contraiga matrimonio, con el fin de darle nietos a los que ceder sus propiedades. Clara, que se enfrenta a su padre con un valor que le falta a Jody, absorbido su seso por la
sensual Eula, decide aclarar su situación con Alan, quien, influenciado por su madre, observa la relación con Clara como de amistad pero sin intención de emparentar con alguien poderoso económicamente pero con "falta de clase" como Will Varner. Éste, furioso, decide que Clara se casará con Ben Quick, el vagabundo pirómano, en quien ve su reflejo, la sangre semejante a la suya para proseguir los negocios Varner, pero Clara rechaza semejante imposición de su padre....

El texto pergeñado por el matrimonio Ravetch & Fr
ank, que se puede leer, por fin, aquí , es una delicia para los oídos: los personajes se van dibujando con trazos precisos y firmes, creciendo paulatinamente ante nosotros, afortunados espectadores, consiguiendo incluso despertar la simpatía por unos individuos de escasa y dudosa moralidad, incluyendo a la independiente y culta Clara, consciente, como no puede ser menos, de la clase de hombres con los que le ha tocado tratar en su aún joven vida, huérfana de una madre fallecida, con una amiga que sólo aspira en su futuro a convertirse en esposa y una cuñada con mentalidad de niña, en realidad una gatita en celo constante y perenne.

La riqueza de los matices que envuelve a todos los personajes y la aventura amorosa que les rodea se ve magnificada por unos intérpretes que,
con su espléndida actuación, consiguen interesarnos por sus vivencias particulares, olvidando el substrato escasamente moral que en definitiva les mueve.

No deja de ser curioso contrastar como el joven Paul Newman realiza una actuación soberbia componiendo perfectamente el personaje aventurero, arriesgado y libre de prejuicios de Ben Quick, cuando apenas un mes después afrontó pleno
de tics el personaje de Billy el Niño, como ya se relató aquí

Con toda seguridad influyó mucho en el trabajo de Newman la labor de director de Martin Ritt tanto como la presencia del genio Orson Welles, como siempre luciendo una falsa narizota, realizando un trabajo de actor fuera de órbita para recaudar fondos con los que afrontar su Sed de Mal, apenas acabado el rodaje de la presente.


Los dos actores llevan sobre sus hombros el peso de la historia con una naturalidad asombrosa, pero no hay que olvidar al resto del reparto, secundarios forzados que también se lucen en las escenas que se les confían, sobre todo la Woodward, afeada expresamente (cabe suponer) con un peinado horroroso, quizás para remarcar la fuerza de ánimo de Clara, mujer independiente avanzada a su tiempo.

Una historia muy bien contada e interpretada, donde las mujeres tienen un papel aparentemente secundario pero que en definitiva son quienes mueven los resortes de la acción impulsando a los varones en la dirección interesada.

Con una duración de casi dos horas, metraje poco habitual en la época, resulta una película todavía hoy muy interesante, imprescindible su visión para el cinéfilo convicto, que hará bien en procurarse su visión en v.o.s.e. y en pantalla cuanto más grande, mejor, para disfrutar de cine de verdad.



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divendres, 24 d’octubre del 2008

Proud Mary




En 1969, John Fogerty, uno de los hermanos que formaban la exitosa banda de pop-rock Creedence Clearwater Revival, tuvo la feliz idea de componer una canción que ha sobrepasado sus orígenes:

Credence Clearwater Revival





El grupito de melenudos con flequillos arreglados solían cantar unas canciones muy pegadizas en una época, finales de los sesenta y principios de los setenta del siglo pasado, sin comparación posible con muchas otras bandas de pop-rock de la época. música para guateques, bailable, eso sí, pero con poco nervio.

El tormentado Ike Turner, músico negro apasionado y prisionero de sus muchas pasiones, realizó una versión que tuvo un éxito fulgurante, apoyado por la vocalista de su grupo, su esposa Tina, que nunca cantó con más fuerza:

IKE & TINA TURNER





Años más tarde, muchos años más tarde, una guapa belleza, Beyoncé, con una coreografía mucho mejor, pero con menos voz y sentimiento, homenajea a la Turner:





Por si hay dudas, este comentarista sigue prefiriendo, con mucho, la versión de Ike & Tina Turner, mal les pese a los admiradores de los Creedence, que los hay, o a los seguidores de la actual y sexy imitadora.



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dimecres, 22 d’octubre del 2008

Los pelos de punta




Buscando documentales por ahí, me encuentro esto:






Si llego a ver esto en la tele, se me ponen a mí, cafeinómano confeso y convicto, los pelos de punta.

Cortometraje-expréss, grabado y producido en apenas dos días, consiguió el Gran Premio del Jurado en la 19 Semana del Cine de medina del Campo, edición de 2006.

Una buena idea, con bastante ironía, por suerte, irreal, de momento...

Enhorabuena a sus autores.



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dilluns, 20 d’octubre del 2008

Cambio de ritmo




Alabama, 1950. Tyrone Purvis (Danny Glover ) es un negro que ha sido famoso pianista de blues y que, harto de pasearse por todos los garitos de los Estados Unidos, decidió aposentarse en un poblacho y regentar un bar donde ofrece consumiciones, pollo frito al estilo kentuky que prepara su esposa Delilah (Lisa Gay Hamilton ) y música de blues en vivo y en directo.

Frente a su local, otro, de igual condición, se abarrota cada noche al ofrecer mediante una máquina tocadiscos los éxitos comerciales del momento. La clientela, compuesta por los jóvenes negros de la comarca y los que están en una cercana base militar, prefieren los nuevos ritmos enlatados a los que con clasicismo añejo y gran calidad, se ofrecen en directo en el local de Tyrone, el Honeydripper bluesbar.

Tomando como título de su película el del bar, John Sayles, cineasta independiente, nuevo ejemplo de artista renacentista trasladado a nuestra época, constr
uye en Honeydripper (Honeydripper, 2007) una elegía del nacimiento del rock & roll en los ambientes sureños y racistas de los Estados Unidos de mediados del siglo pasado.

Renacentista es un adjetivo que le viene ajustado a Sayles, ya que de nuevo, en una voluntad artística de ser el autor de su propia obra, trabaja sobre guión propio, se cuida del montaje y compone buena parte de la música que oiremos, ya que la historia, como no, es eminentemente musical.

Un musical donde los personajes no se ponen a bailar ni a cantar para expresar sus sentimientos; una película que inserta de forma natural la música, pues sus protagonistas son músicos. El tránsito del blues al rock & roll viene personificado por la figura del protagonista, un Tyrone Purvis (excelentísima composición de Danny Glover, que sabe interiorizar todos los aspectos de su personaje) que, habiendo sido famoso pianista de blues, se da cuenta que su tiempo ha pasado y que la fuerza de la modernidad, representada por el volumen sónico de los instrumentos electrificados, pide paso a gritos, y se aviene a contratar al famoso guitarrista "Guitar Sam" para conseguir una entrada en su local que le permita recaudar los fondos necesarios para saldar sus cuantiosas deudas y seguir adelante.

Esa es la anécdota superficial de la película.

Como siempre, John Sayles escribe un guión mucho más rico y complejo de lo que se precisa para relatar ese tránsito musical, ese nacimiento popular del rock & roll, tan deudor del blues. La apariencia no deja de ser una hermosa hipótesis de Sayles, muy bien filmada, con planificación clásica marca de la casa, pero cuidándose mucho en recrear el ambiente sudista de 1950, a través de una serie de personajes que, en pocas líneas, definen un ambiente social ya caduco, pero real en la época.

La llegada el joven músico Sonny (un emergente Gary Clark Jr. ) que se encuentra con Possum (Keb' Mo ) una especie de personaje fantasmal, personificación del guitarrista de blues, pone de manifiesto que el chico, recién llegado al pueblo, se ha equivocado del lado de la vía del tren: está en la zona de los blancos. Sonny lleva consigo un invento propio, una guitarra hecha con sus manos, sin agujero, que conecta a un elemental amplificador (de válvulas, claro) para difundir su música: un rock & roll puro y duro, un paso más allá en el ritmo del blues.

El joven Sonny, que se ofrecerá a Tyrone como músico, será rechazado y caerá en las redes del Sheriff (Stacy Keach ) quien lo alquila por horas al Juez del Condado por tres dólares al día, para recoger algodón en los sureños campos de Alabama.

Las diferencias entre blancos y negros, el desdén e indiferencia con que los blancos ven a los negros a su servicio, se harán patentes en la relación de Delilah con la señora de la casa en que sirve, una mujer alcoholizada, presa de los prejuicios sociales de la clase media sureña, que apenas sabe ni se preocupa en saber nada de su sirvienta y su familia.

Pero Sayles no se limita a mostrar las relaciones racistas de desprecio; también incide en los problemas que los negros se causan entre ellos mismos, los celos, las peleas, el intento de congregar fieles a una iglesia con métodos elitistas que comportan el desprecio a los supuestos "pecadores"; también el aprecio en la amistad y la fidelidad en la aventura de sobrevivir en tiempos y lugares aciagos.

La música brilla con fuerza en diversos momentos gracias a composiciones originales muy bien interpretadas por músicos concitados por Sayles a fin de retratar esos años en que el fin de una época musical da paso a otra, en medio de una sociedad que todavía no se ha alzado en defensa de sus propios derechos.

No se trata en absoluto de una película vindicativa de nada; no veremos ni un drama enérgico ni una tragedia profunda; pero Sayles sabe ofrecer un mosaico de personajes que viven de y por la música más cercana al pueblo, y al pueblo negro oprimido y maniatado por unas leyes y costumbres ya casi superadas, centrándose la narración en el cambio de actitud de los viejos nombres del blues frente al nuevo rock & roll, asumiendo que una época ha acabado y nace otra, reclamando, de forma bella y firme, que, de nuevo, la música estadounidense debe sus más profundas raíces a aquellos que llegaron forzados a servir, aunque luego su música fuera adoptada y fagocitada por la industria en manos de los blancos.

Película muy interesante, bien escrita y bien construida, indispensable su visión para el cinéfilo amante de la música y de las historias con doble fondo sin caer en maniqueísmos fáciles.

Trailer







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divendres, 17 d’octubre del 2008

ESD 3 High Noon (1952)





Will Kane es un hombre maduro, con una dura y larga vida recorrida hasta el día en que contrae matrimonio con la bellísima Amy Flower.

Como regalo de matrimonio recibe una mala noticia: un forajido que asoló durante tiempo al pueblo del que Will ha sido el sheriff y que consiguió mandar a la cárcel, viene, libre, a buscar venganza.

Will Kane pensaba dejar el mismo día el celibato y el cargo de sheriff, pero no quiere emprender una nueva vida huyendo de su pasado.

Nadie quiere ayudarle a recibir a su verdugo que llegará en el tren de las doce del mediodía.

Fred Zinnemann, otro director a rescatar de un injusto olvido, nos muestra sin palabras la tensión creciente acompasada por el discurrir amenazante de las agujas del reloj:





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dimecres, 15 d’octubre del 2008

MM 15 Pat Garret & Billy The Kid




En los inicios de los setenta del pasado siglo no faltaban las voces de quienes, como pájaros de mal agüero, anunciaban enfáticamente que el género del western estaba fenecido, apoyándose de forma errónea y errática en la existencia de lo que se conoció como spagetti western, siendo así que ahora Sergio Leone ha visto reconocida su obra.

Lo cierto es que en esa época, en los USA, pocos directores decidían afrontar el rodaje de un western.

Como siempre, tipos independientes y con carácter, como Sam Peckinpah, decidieron que la cosa no iba con ellos.

Peckinpah tocó a rebato ofreciendo su versión del mítico Billy el Niño y recabó la presencia del cantautor Bob Dylan por partida doble, como actor y compositor.

Dylan compuso una balada que sirve de apoyo a una de las mejores escenas de muerte de un personaje:


Knock, knock, knocking on Heaven's Door





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dilluns, 13 d’octubre del 2008

Secundarios de Lujo (4)







Nacido en Minnesota en 1913 como Byron Elsworth Barr y fallecido en New York en muy extrañas circunstancias en octubre de 1978 apenas transcurridos veintidos días desde su quinto y postrer matrimonio, el que conocemos con el nombre de Gig Young dejó tras de sí una fecunda carrera cinematográfica que inició en 1940 y terminó en 1978.

Especializado en papeles secundarios, su galanura y porte le permitieron alternar con grandes estrellas de la pantalla.

Su carrera empezó a consolidarse cuando, en 1948, intervino en

The Woman in White



Acto seguido, sin descanso, al modo habitual de la época, pasa sin transición a incorporar al magnífico mosquetero Portos en

The Three Musketeers (1948)



Coincidió en muchos grandes éxitos comerciales de la década de los cincuenta y sesenta, en amables comedias interpretadas por estrellas como Rock Hudson, Cary Grant y la ubicua Doris Day

Young at Heart (1954)



En 1963, tuvo la oportunidad de encabezar una comedia "de relleno", aportando elegancia al uniforme de la Marina

A Ticklish Affair (1963)



Curiosamente, fue en el desempeño de un personaje dramático donde el siempre eficaz Gig Young consiguió el Oscar al mejor actor secundario

They Shoot Horses, Don't They (1969)



Finiquitada que fue la época de las comedias amables, siguió trabajando en todo tipo de películas, incorporando a personajes cada vez más sombríos, acorde con un declive físico (problemas de alcoholemia) y profesional:

Bring Me the Head of Alfredo Garcia (1974)



Otro de esos actores que hemos visto en muchas películas, que siempre está ahí haciendo bien su trabajo, brillando en la comedia alocada y destacando en las oportunidades dramáticas, como era de esperar.


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dijous, 9 d’octubre del 2008

Feliz 90 cumpleaños, Maestro



Hoy, 9 de octubre, el gran pianista cubano Bebo Valdés cumple noventa años.















¡Felicidades, Maestro!



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dimecres, 8 d’octubre del 2008

Perplejo



A veces uno acaba de ver una película y se queda como pasmado, dubitativo, perplejo, en definitiva, sin acabar de decidir si le ha gustado o no.

Por fortuna no suele ocurrirme a menudo; en esta última ocasión, he quedado en una especie de trance indeciso hasta el punto que empiezo este comentario sin saber muy bien como acabará: al final, ¿recomendaré la película o por el contrario entrará a formar parte del grupo de las que no me han gustado?

Es tal mi confusión que confío en mis amables lectores para que con su sabio consejo y reconocida cinefilia me saquen de dudas, porque esto en un sin vivir.

A lo mejor exagero, pero, sea como sea, la circunstancia tiene un origen, y es la última película dirigida por el ya veterano Mike Nichols que en su corta filmografía (22 títulos en 41 años no es para tirar cohetes y menos visto el arranque) ha conseguido entretenerme e interesarme en varias ocasiones. Su última película, basada en un libro de George Crile guionizado por Aaron Sorkin , nos relata la verdadera historia de La Guerra de Charlie Wilson (Charlie Wilson's War, 2007 ) y ya desde el título y la visión de la propaganda que le ha precedido uno se queda, como vulgarmente se dice, con la mosca detrás de la oreja.

Desde el primer minuto, cuando ya Nichols ha enfatizado que nos va a contar una historia verdadera (¡horror! ¡otro biopic!) la impresión que uno tiene es que vamos a asistir a una serie de alabanzas que caerán sobre la figura del protagonista, a quien, en un desangelado hangar situado quien sabe donde, se le hace entrega de una condecoración ante un público congregado compuesto por pertenecientes a los servicios clandestinos.

Acto seguido, en un largo flashback que ocupará todo el metraje, vemos al recién galardonado, años atrás, disfrutando de una sauna colectiva en pelota picada en lo que parece ser una rememoración de una bacanal, sustituido el vino por whiskey y la fruta por cocaína, interrumpiendo Charlie Wilson (Tom Hanks) la cháchara de sus desnudas amiguitas para escuchar en la tele como el famosísimo Dan Rather suelta una perorata desde Afganistán, quedando el bueno de Charlie asombrado por lo que dice el periodista.

Porque Charlie es un congresista que representa al Partido Demócrata por Texas y se da la circunstancia que pertenece a una comisión en la que puede decidir incrementar las partidas de fondos opacos o reservados para actuaciones no públicas. Pronto Charlie trabará conocimiento con un espía cabreado, un tal Gust Avrakotos (Philip Seymour Hoffman ), con el que, a instancias de la sexta mujer más rica de Texas, Joanne Herring (Julia Roberts ), emprenderá una cruzada personal dedicada a incrementar las ayudas de los USA a los muhaidines afganos, con el afán de derrotar a "los rusos" y conseguir "liberar" Afganistán de la guerra que padece.

La presentación de los personajes por parte de Nichols es buena, dotados de diálogos en ocasiones ocurrentes sin llegar, desde luego, a brillantes; el trío protagonista realiza un buen trabajo interpretativo, sobre todo Hoffman, aunque Hanks resiste muy bien los embates y la Roberts demuestra que la cuarentena le sienta bien. Las escenas más lucidas son las que muestran la creciente complicidad entre el espía y el congresista, empeñados ambos en conseguir de cualquier forma y condición entregar a los muhaidines el armamento necesario para derrotar a "los rusos".

Pero la factura de la cinta no pasa de ser bastante llana y acomodaticia, como insulso y maniqueo es el modo en que se nos presenta ese fragmento de la historia reciente sobradamente conocido. La figura de ese congresista mujeriego que se reconoce a sí mismo como poco conveniente para una comisión de ética personal, empeñado en favorecer a un pueblo tan alejado aún con la intención de derrotar al archienemigo "los rusos", impulsado por una supuesta patricia texana que se mueve en ámbitos de derecha extrema con ideas religiosas ultraconservadoras pero llevando una vida díscola y fácil, aparentando un interés filantrópico, no se sostiene.

Tengo para mí, después de haber leído (con mi pobre conocimiento del inglés, eso sí) diversos comentarios escritos desde la óptica estadounidense, que esta película se puede interpretar -subjetivamente, por supuesto- de formas muy distintas.

La levedad de la argumentación ofrecida por Nichols, esa especie de loanza a las actividades políticas bajo manto oscuro con fines dignos, se me antoja que tiene un revés nada halagüeño para la clase política estadounidense. Si nos quedamos en la forma y en la superficie, vemos un grupo de individuos, tanto estadounidenses como israelíes y egipcios, que, en virtud de las maniobras del congresista y su amigo espía, acabarán con la supremacía de "los rusos" en Afganistán.

Pero si miramos la película con ojo crítico y desconfiado acerca de la naturaleza supuestamente filantrópica de las relaciones exteriores de los USA, comprobamos cómo es posible que un ministro egipcio prefiera mirar a una curvilínea estadounidense bailarina de la danza del vientre mientras su ayudante confabula para vender armas requisadas en contrabando internacional, y caeremos en la cuenta que por en medio de todo esto tiene que haber algo del preciado petróleo que permite a la filantrópica Sra. Herring vivir como una reina.

No hace falta profundizar mucho en la forma en que se desarrollan las actividades políticas de USA en los países con la bendición-maldición del petróleo para entender que tan simple no puede ser la historia de ese congresista casi alcoholizado, texano, que, sin pertenecer a la primera fila de los de su género, sin ser lo que se denomina taurinamente un "primer espada" de la dialéctica parlamentaria, consigue una millonada de dólares para unos fines supuestamente benéficos con la segunda y nada soterrada intención de que "los rusos" pierdan esa guerra, ni que sea como "vendetta" por lo que pasó en Vietnam.

Se nos hurta de forma descarada en la película el supuesto arduo y extraordinario esfuerzo llevado a cabo por Charlie para convencer a sus colegas congresistas de lo adecuado que representa incrementar la disposición de fondos reservados; ese trabajo, que de ser cierto podría sustentar el reconocimiento que se le otorga al inicio de la película, al margen de sus verdaderas intenciones, queda ignoto. No estamos ante una película como Tempestad en Washington en la que se nos muestra el interior del Senado; el tratamiento que Nichols da a la historia es el de una comedia, dramática, sí, pero comedia al fin y al cabo, no sé bien si para dejar en evidencia el fondo real de los intereses materiales que desprecian las vidas humanas o para edulcorarlo con el objetivo que nos traguemos esa píldora envenenada y acabemos por dar las gracias a las filantrópicas actividades de los USA a través de la CIA y semejantes en países independientes.

Llevo un buen rato escribiendo y todavía no sé si la película es una muestra de fina ironía que deja al descubierto la forma en que los USA intervienen allende sus fronteras para sus propios intereses o si, por el contrario, es una comedia bien interpretada (mejor en v.o.s.e., como siempre) que trata inútilmente de convencernos de las bondades de una política exterior agresiva y poco respetuosa con cualquier clase de derecho internacional, una apología pro-estadounidense que resulta fallida a ojos de este sufrido comentarista, que está, realmente, perplejo.

¿Ustedes que opinan?


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dilluns, 6 d’octubre del 2008

ESD 2 The Charge of The Light Brigade (1936)





El 25 de octubre de 1854 tuvo lugar un enfrentamiento bélico en la llamada Guerra de Crimea. Fue un fracaso para la caballería del Imperio Británico, como se puede leer aquí.

El suceso tuvo tal repercusión, que incluso originó un largo poema que fue reconvertido por Rudyard Kipling, quien le otorgó un sentido épico que pervive en la memoria cinéfila gracias a la mano esplendidamente cinematográfica de un director, Michael Curtiz, maestro en el cine de aventuras sin trampa ni cartón, cuando los efectos especiales consistían en que unos hombres se jugaban el físico al caerse de un caballo al galope.

Con la ayuda de la música del gran Max Steiner, la fotografía de Sol Polito y el ulterior montaje de George Amy, Michael Curtiz, hace una demostración de pulso cinematográfico pleno de nervio, tensión y fuerza:

The Charge of The Light Brigade (1936)




Una magnífica secuencia que ya ha cumplido más de setenta años.


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divendres, 3 d’octubre del 2008

Examen de Cinefilia (parte X)

¿Qué tal? Supongo que mis queridas y queridos examinandas y examinandos habrán pasado un buen verano y habrán por fin acabado sus exámenes de septiembre. Os habréis dado cuenta que ha habido una tregua el mes pasado, para no entorpecer a nadie en sus cavilaciones post-agosteñas y septembrinas.

Dejémonos de prefacios y vayamos a lo que interesa.

Seguimos con los exámenes ¿o pensabais q
ue ya os librabais? No, de momento.

Veamos. En esta ocasión, para celebrar que es la décima y por no reanudar la cuestión en plan duro, será muy facilito... o no...


Se trata, de nuevo, de averiguar la identidad de una persona de reconocido prestigio en la cinematografía mundial. Como siempre, ofreceré unas pistas consistentes en titulos de películas en las que la persona en cuestión ha intervenido de forma importante, enlazados, si youtube no falla, a videos aclaratorios... o no...

¿Preparados? Lo repito, por si acaso:
¡No vale mirar en IMDB! ¡Y no vale mirar en las descripciones de los videos, tampoco!




Pistas que otorgan calificación de cinefilia sobresaliente:


Kramer vs. Kramer



Ya veo que no hemos estudiado mucho este verano...






¿Diga? ¿Como? ¿Meryl Streep? No, no, no es tan fácil....

No, hombre, no: tampoco es Kevin Kline...

Pistas que permitirán presumir de una notable cinefilia:

L'enfant sauvage




Domicile conjugal











Lo siento, pero no: tampoco es François Truffaut; hay que esmerarse un poco más...

Pistas para un aprobadito justito, justito:

Le Genou de Claire





Billy Bathgate


¡Tiempo! ¡Se acabó! ¿Cómo ha ido? ¿Mal? ¿Difícil? ¿Cómo que era muy difícil?

Pistas de consolación, solo para darse cuenta de lo que no se ha visto hasta ahora, casi que la mitad de la obra de una persona nacida en Europa y que gozó (gozó, lo notan, gozó, en pasado...) de gran prestigio:

Days of Heaven






Si hasta aquí tampoco, vaya, vayan a IMDB y estudien un poquito más para la próxima... :-)



p.d.: Cuidadín con leer los comentarios, porque el amigo Manuel ha dado muestra de su reconocida cinefilia dando con la solución mientras se tomaba su café de la mañana. ¡Enhorabuena!



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dimecres, 1 d’octubre del 2008

MM 14 In & Out



Howard Brackett está a punto de casarse con su novia de siempre, Emily, cuando ve en la televisión como un antiguo alumno suyo, ahora actor de renombre, le dedica el Oscar, asegurando que su querido profesor es gay.

El revuelo que se organiza en la pequeña comunidad del medio oeste es considerable y parece que Howard no tiene muy clara su condición sexual.

Se apresta a comprobarlo mediante un test contenido en una cinta de magnetofón, y esto es lo que pasa:



Una de las escenas más memorables de una comedia amable que toca un tema delicado, con más éxito fuera que dentro de los timoratos U.S.A., con un trío protagonista que se luce sobremanera.



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