Cambio de ritmo
Alabama, 1950. Tyrone Purvis (Danny Glover ) es un negro que ha sido famoso pianista de blues y que, harto de pasearse por todos los garitos de los Estados Unidos, decidió aposentarse en un poblacho y regentar un bar donde ofrece consumiciones, pollo frito al estilo kentuky que prepara su esposa Delilah (Lisa Gay Hamilton ) y música de blues en vivo y en directo.
Frente a su local, otro, de igual condición, se abarrota cada noche al ofrecer mediante una máquina tocadiscos los éxitos comerciales del momento. La clientela, compuesta por los jóvenes negros de la comarca y los que están en una cercana base militar, prefieren los nuevos ritmos enlatados a los que con clasicismo añejo y gran calidad, se ofrecen en directo en el local de Tyrone, el Honeydripper bluesbar.
Tomando como título de su película el del bar, John Sayles, cineasta independiente, nuevo ejemplo de artista renacentista trasladado a nuestra época, construye en Honeydripper (Honeydripper, 2007) una elegía del nacimiento del rock & roll en los ambientes sureños y racistas de los Estados Unidos de mediados del siglo pasado.
Renacentista es un adjetivo que le viene ajustado a Sayles, ya que de nuevo, en una voluntad artística de ser el autor de su propia obra, trabaja sobre guión propio, se cuida del montaje y compone buena parte de la música que oiremos, ya que la historia, como no, es eminentemente musical.
Un musical donde los personajes no se ponen a bailar ni a cantar para expresar sus sentimientos; una película que inserta de forma natural la música, pues sus protagonistas son músicos. El tránsito del blues al rock & roll viene personificado por la figura del protagonista, un Tyrone Purvis (excelentísima composición de Danny Glover, que sabe interiorizar todos los aspectos de su personaje) que, habiendo sido famoso pianista de blues, se da cuenta que su tiempo ha pasado y que la fuerza de la modernidad, representada por el volumen sónico de los instrumentos electrificados, pide paso a gritos, y se aviene a contratar al famoso guitarrista "Guitar Sam" para conseguir una entrada en su local que le permita recaudar los fondos necesarios para saldar sus cuantiosas deudas y seguir adelante.
Esa es la anécdota superficial de la película.
Como siempre, John Sayles escribe un guión mucho más rico y complejo de lo que se precisa para relatar ese tránsito musical, ese nacimiento popular del rock & roll, tan deudor del blues. La apariencia no deja de ser una hermosa hipótesis de Sayles, muy bien filmada, con planificación clásica marca de la casa, pero cuidándose mucho en recrear el ambiente sudista de 1950, a través de una serie de personajes que, en pocas líneas, definen un ambiente social ya caduco, pero real en la época.
La llegada el joven músico Sonny (un emergente Gary Clark Jr. ) que se encuentra con Possum (Keb' Mo ) una especie de personaje fantasmal, personificación del guitarrista de blues, pone de manifiesto que el chico, recién llegado al pueblo, se ha equivocado del lado de la vía del tren: está en la zona de los blancos. Sonny lleva consigo un invento propio, una guitarra hecha con sus manos, sin agujero, que conecta a un elemental amplificador (de válvulas, claro) para difundir su música: un rock & roll puro y duro, un paso más allá en el ritmo del blues.
El joven Sonny, que se ofrecerá a Tyrone como músico, será rechazado y caerá en las redes del Sheriff (Stacy Keach ) quien lo alquila por horas al Juez del Condado por tres dólares al día, para recoger algodón en los sureños campos de Alabama.
Las diferencias entre blancos y negros, el desdén e indiferencia con que los blancos ven a los negros a su servicio, se harán patentes en la relación de Delilah con la señora de la casa en que sirve, una mujer alcoholizada, presa de los prejuicios sociales de la clase media sureña, que apenas sabe ni se preocupa en saber nada de su sirvienta y su familia.
Pero Sayles no se limita a mostrar las relaciones racistas de desprecio; también incide en los problemas que los negros se causan entre ellos mismos, los celos, las peleas, el intento de congregar fieles a una iglesia con métodos elitistas que comportan el desprecio a los supuestos "pecadores"; también el aprecio en la amistad y la fidelidad en la aventura de sobrevivir en tiempos y lugares aciagos.
La música brilla con fuerza en diversos momentos gracias a composiciones originales muy bien interpretadas por músicos concitados por Sayles a fin de retratar esos años en que el fin de una época musical da paso a otra, en medio de una sociedad que todavía no se ha alzado en defensa de sus propios derechos.
No se trata en absoluto de una película vindicativa de nada; no veremos ni un drama enérgico ni una tragedia profunda; pero Sayles sabe ofrecer un mosaico de personajes que viven de y por la música más cercana al pueblo, y al pueblo negro oprimido y maniatado por unas leyes y costumbres ya casi superadas, centrándose la narración en el cambio de actitud de los viejos nombres del blues frente al nuevo rock & roll, asumiendo que una época ha acabado y nace otra, reclamando, de forma bella y firme, que, de nuevo, la música estadounidense debe sus más profundas raíces a aquellos que llegaron forzados a servir, aunque luego su música fuera adoptada y fagocitada por la industria en manos de los blancos.
Película muy interesante, bien escrita y bien construida, indispensable su visión para el cinéfilo amante de la música y de las historias con doble fondo sin caer en maniqueísmos fáciles.
Trailer
Pues mira por donde esta peli no ha caído por estos lares ¿dónde la viste?. La fecha veo que es del año pasado. Desdeluego no solo me parece interesante sino esencial de ver. Hoy voy de rescate urgente de pelis y ésta va a ser una de ellas.
ResponEliminaA propósito, la de Peckinpah está impecable. Es la versión del director y lo más de lo más, espikeada en inglés con subtítulo. Oye, de verdad, una gozada.
Otro consejo tuyo del que he sacado enorme provecho: "Sweeney Todd" peli, que no pude ver en su día. Fué el regalo que le hice a mi hijo en su cumpleaños (con doble intención, claro)
Un abrazote.
Ya ha salido en dvd, Antonio, por lo que se puede hallar con bastante facilidad: yo la he visto en v.o.s.e. y, dede luego, para alguien aficionado a la buena música vale la pena.
ResponEliminaCelebro que te haya gustado Sweeney..
Un abrazo.
Nunca vi una película de John Sayles, pese a que varios me señalaron que es un error grave. ¿Debería comenzar con esta?
ResponEliminaBuena pregunta, Faraway: no sé qué decirte, a fuer de sincero, ya que mi experiencia se reduce a sólo dos películas de Sayles, la presente y Lone Star, de la cual ya dejé nota a finales de septiembre:
ResponEliminahttp://elblocdejosep.blogspot.com/2008/09/buscando-en-el-pasado.html
Para mí es mejor Lone Star, sin duda.
Pero si te gusta la música blues y el rock & roll, casi que podrías empezar con ésta y seguir, desde luego, con la anterior.
Creo que las dos te van a gustar; eso sí, procura verlas en v.o.s.e., lo cual no te será nada difícil....
Un abrazo.
Es una buena película, una de las mejores que he visto recientemente. Sayles no siempre acierta, pero siempre aporta cosas más que interesantes.
ResponEliminaSaludos.
Por lo menos, 39escalones, se puede afirmar que el cine de Sayles es un cine despojado de artificios y basado en historias propias, honesto. Que alcance o no un cierto nivel ya es otra cuestión, pero no hay duda de su interés, incluso estrictamente cinematográfico.
ResponEliminaSaludos.
Esta la vi con presentación y posterior debate con el mismo John Sayles.
ResponEliminaY me gustó, sí. Pero el "problema" que tengo con todas las de Sayles es que la primera que vi de él fue la de Lone Star y todas las que he visto después no me han gustado tanto como aquella.
Un amigo que ha visto todas las de él me dice que me gustará la de Matewan (pues si la pillo ya te diré).
Un saludito.
¿Donde la viste, con ése debate, David?
EliminaA mí me parece una película muy interesante, en una línea totalmente diferente a Lone Star que, ciertamente, es posiblemente la mejor que haya rodado Sayles, la más redonda.
La de Matewan no la he visto, pero sí Silver City, que no he comentado. Pero hay otras cinco por aquí, incluida ésta. Todas me han parecido notables.
Un abrazo.
La vi en el Cine-Club Fas (no te creas que voy mucho; más bien nada)... A veces traen a cineastas o a críticos para presentar las pelis o posterior debate. Suelen ser de por aquí, claro. Pero se enterarían de que Sayles venía o yo qué sé (dudo que viniera por Bilbo para esto, claro) y tuvimos la suerte de ver la peli con presentación y posterior debate.
ResponEliminaHe visto también la de Silver City, El secreto de la isla de las focas, las que ya has comentado por aquí y algunas otras más (Limbo y Sunshine State)... Son pelis majas, sí. pero la que más me gusta, con bastante diferencia, sigue siendo Lone Star.
Fue en septiembre del 2010: http://www.dipc10.eu/CMS-Contenidos/archivos/ElPaisAgenda27sept.pdf
ResponEliminaTe hubiera enlazado con el Cine Club Fas, pero todos eran avisos de que ese sitio podía dañar el ordenador. En fin... Una vez más, Felices Fiestas, lorito Pasa una feliz nochebuena.
Definitivamente afortunado, David. Y acertado al acudir al evento.
EliminaCuidadín con el condumio....