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divendres, 8 de novembre del 2019

Secretos de Estado




Si me hubiese dejado llevar por los prejuicios basados en la penúltima película de Gavin Hood que se estrenó hace cuatro años y que comentamos en su momento aquí probablemente hubiera rehusado ver su última película, Official Secrets (Secretos de Estado) que apareció en nuestras carteleras el pasado 25 de octubre y que seguramente desaparecerá rápidamente de las pantallas, así que lo primero que afirmaré es que no deberían perdérsela porque merece ser vista ya que se trata de una rareza, una pieza inusual que requiere atención a unos diálogos muy bien escritos y esa virtud por desgracia parece hallarse muy lejos del alcance comprensor de la mayoría de los espectadores que probablemente la hallarán falta de acción.


Porque en esta ocasión Hood dirige una película basada en una historia real, verídica, primero novelada por Marcia y Thomas Mitchell y luego trasladada a guión cinematográfico por Sara y Gregory Bernstein con la intervención (cabe que suponer puntual y encaminada a su trabajo en el guión cinematográfico) del propio director y parte con un condicionante que rompe la estrategia mercadotécnica empleada y sostenida por los de siempre, porque con toda seguridad habrá una parte de los potenciales espectadores que recuerden los sucesos que se presentan (no ha sido desde luego mi caso) y también habrá quien de forma insensata buscará datos en internet que le fastidiarán el placer mínimo de suspense que contiene la película.

No lo hagan y tampoco miren ningún tráiler en youtube: no vale la pena y cuentan demasiado.

La anterior incursión cinematográfica de Hood puede que pretendiera ser un apunte de crítica política pero quedaba en nada quizás a causa de un guión lamentable y en esta ocasión sus opciones gozan de una arquitectura robusta que señala los desmanes de una clase política y con una minuciosidad digna de encomio se dedica a tejer una red que atrapa la atención del espectador, bien mediante imágenes que explican muy bien los sentimientos de los personajes que veremos, bien en afilados diálogos muy bien escritos y mejor pronunciados :es obligatorio, casi, ver la película en su versión original, porque el elenco formado por un montón de británicos es un bombón tras otro: en ésta Hood, que también es actor, puede dirigir a placer a sus intérpretes y éstos le devuelven con creces la dedicación: no respondo, claro, de la versión doblada.

Los hechos que se nos presentan en un larguísimo flashback (vemos a la protagonista Katharine Gun interpretada por una sobresaliente Keira Knightley presentarse en sala judicial y recordar cómo llegó allí) nos remiten a un pasado relativamente cercano, cuando en el año 2003 los gobiernos de E.E.U.U., la Gran Bretaña y otros como España estaban mareando la perdiz buscando razones o excusas para iniciar una guerra invadiendo el Irak presidido por Saddam Husein y tuvieron la brillante idea de usar los servicios de información para forzar decisiones internacionales, de lo que tuvo conocimiento la señora Gun, que lo filtró a la prensa, infringiendo la ley de secretos oficiales.

Con estos mimbres se podría haber confeccionado un producto de acción más o menos ficticio que tomara una derivada particular cómoda para el sistema, pero el guión decide que contar dinámicamente los hechos tal y como ocurrieron puede tener su interés y su fuerza cinematográfica y efectivamente cambiar de género y optar por el cine político es un hallazgo impensable por lo desacostumbrado, pues no solemos ver en cine tramas tan bien urdidas como la presente sin precisar de discursos demagógicos, facilones y populistas: en todo momento la protagonista demuestra saber lo que se hace y porqué y su decisión se traslada en esperada simbiosis al grupo de periodistas del periódico The Observer que decide tomar la que en realidad es su única alternativa ética: investigar, escarbar, inquirir, molestar a quien convenga, indagar la verdad y soportar los embates, partiendo de unas suposiciones que por momentos parecen sostenerse con alfileres ante la dificultad de hallar pruebas fidedignas y lo hacen, tanto la denunciante inicial como el periódico, sabedores que el contrincante es el gobierno.

La trama se basa pues en la seriedad del planteamiento enfrentando intereses espurios y convicciones éticas con una novedad pues observamos en algunos funcionarios gubernamentales una cuidada ambigüedad en las expresiones que rezuma crítica contenida por el temor del poderoso y todo lo percibimos gracias a unos diálogos que nos llevan indefectiblemente a los tiempos clásicos del cine en que el espectador era tratado como ente inteligente capaz de captar ironías y soterradas afirmaciones, lo que por un tiempo apuntábamos como leer entre líneas, arte que va desapareciendo, cancelado por toscas presentaciones y diálogos repetitivos. En esta película el cinéfilo hallará la satisfacción de un mensaje expresado de forma rotunda y evidente con apenas más esfuerzo que el de escuchar y ver lo que ocurre con nuestros ojos, hasta alcanzar un final pletórico de significados.

Baste como muestra saber que la protagonista se apoya en su convicción que su trabajo lo realiza como servidora del pueblo británico pero no del gobierno británico (poniendo en solfa la cuestión ahora tan actual, una vez más, de la soberanía del pueblo por encima de los poderes del gobierno) porque, evidencia, los gobiernos cambian; y por otra parte, el director del periódico, sabedor del poder del sistema gubernamental (tanto económico como social) ante la noticia que tienen entre manos, decide actuar como periodista, asumiendo el riesgo que ofrecer la verdad comporte.

Muy por encima de algunas películas que en los últimos años se han señalado como muestras de cine denuncia, tengo para mí que gracias a su importante componente británico se erige en ejemplo de cine político de la mejor calidad, sin necesidad de armar mucho ruido ni exagerar sus componentes dramáticos -que los tiene- y sirviéndose de un lenguaje cinematográfico que se aplica con la misma fuerza expresiva en momentos de emoción e intriga como en la expresión de los pensamientos de los personajes, todos ellos personificados de forma excelente por unos intérpretes que dan todo por una causa que lo merece, sin importar la extensión del cometido ni el número de líneas de guión, todos ellos convincentes, probablemente agradeciendo la oportunidad de lucirse con unos buenos diálogos.

El buen oficio de Gavin Hood con la cámara sirve muy bien la historia y sabe mantener el ritmo perfectamente sin momentos faltos de energía, sin excesos visuales y alternando momentos íntimos con escenas de tensión emplazando la cámara muy bien, siempre permitiendo que los personajes se muevan en la pantalla con verismo, permitiendo que salgan de cuadro y regresen, rodando con fluidez y sin crear falsas expectativas que incrementen la tensión de forma artificial.

Insisto: vayan a verla pronto, porque durará poco en las salas de cine: será otra más de las injusticias de una industria exhibidora que nos malmete una y otra vez presentando estrenos prescindibles quitando películas buenas como ésta.





8 comentaris :

  1. El cine de investigación política no tiene acción, pero a veces le sobra suspenso...Así que te agradezco esta recomendación

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    1. Esta película choca con lo que más abunda en los estrenos y nos devuelve a un tipo de cine en el que las ideas priman sobre la acción. Seguro que te gustará cuando puedas verla.

      Un abrazo.

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  2. Me la apunto porque me interesa mucho. Como es habitual...siempre "de avanzadilla" mi estimado Holmes.;P

    Besos. Milady

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    1. No te creas, Milady: hay un par que se me han escapado de las carteleras cercanas y no sé cuando van a llegar al pueblo, así que pensando que a ésta le ocurrirá recibir trato semejante, casi a traspiés he decidido avisar, porque merece la pena.

      Muy curioso observar la carrera de la Keira que parece escoger con cuidado y atención los proyectos en que se mete, buscando satisfacción propia: en este caso, protagonista absoluta.

      Creo que te gustará: si puedes, en v.o.s.e., por supuesto, porque da gusto escuchar a tipos como Ralph Fiennes y Peter Guiness.

      Besos.

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  3. Bueno, me la anoto, pero también su penúltima película para constatar así todo lo que de Gavin Hood dices.
    Ya te debo varias, en algún momento empezaré a saldar las deudas una tras otra.

    Abrazos querido Josep!

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    1. Diría que te gustará más ésta que la anterior: de mis recomendaciones, fíate según tus gustos, amigo Frodo, y ya me irás contando tus pareceres conforme vayas tachando de esa lista...
      Un abrazo.

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  4. Digo lo mismo que Abril. Y añado que efectivamente el tema es muy jugoso. Y si hay seriedad en el planteamiento eso no abunda. A por ello.

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    1. El tema es jugoso y está muy bien tratado, Víctor, manteniendo un punto de intriga pero sin dejarse llevar por la acción vistosa pero hueca de contenido. Creo que te gustará.
      Un abrazo.

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