Teclas Huérfanas
Este curioso video que encabeza nos permite escuchar una versión al piano solo de la famosa canción "Tea For Two"; no se trata de una versión al piano de cuatro manos: es el arreglo creado por Art Tatum, que lo tocó, hace ya muchos años, en una demostración que el genio existe; no es un truco: esa velocidad y esas escalas diatónicas pertenecen a Tatum.
Hay una anécdota, contada por Chick Corea en un documental, según la cual, estando el gran pianista y cantante Fats Waller actuando en una sala, entró en ella Art Tatum, y Fats, al verle, dejó de tocar y dijo: yo soy un pianista de jazz, pero, ahora, dios está en la sala.
Art Tatum fue un pianista extraterrestre, y aquí tenemos otra prueba de ello; por suerte, quedan algunas grabaciones para comprobar que su apariencia era humana, aunque permítanme que dude la realidad de tal circunstancia.
Después de Tatum, las preferencias de este comentarista se inclinan por un pianista poco conocido: Nat King Cole; poco conocido como pianista, claro, pues como cantante, su éxito fue universal, ultrapasando el ámbito jazzístico; pese a triunfar cantando, Nat nos dejó retazos de su maestría al piano, por ejemplo, en otra versión de "Tea For Two" que demuestra la enorme pérdida para el piano de jazz que significó su éxito como cantante.
Había también otro pianista de jazz memorable, que, en alguna ocasión, hace años, coincidió con Nat: podemos verlos en esta grabación junto al gran Coleman Hawkins
El que tocaba el piano, era Oscar Peterson, recién fallecido el pasado 23 de diciembre; en la fotografía, podemos verlo cuando posó, en 2006, para el Festival de Montreux, donde actuó, lo que demuestra su pasión por el Jazz (dijo: en los conciertos, siempre hay un momento mágico, inesperado) y su extrema longevidad, venciendo a adversidades físicas como la pérdida de movilidad en su mano izquierda.
Peterson acuñó su estilo propio bebiendo las fuentes de quienes le precedieron, gozando de una técnica maravillosa, barroca, que le procuró fervientes admiradores y alguna que otra crítica, inconsistente a oídos de este comentarista, que ha disfrutado y piensa seguir disfrutando con fruición de las muchísimas grabaciones que por suerte Oscar Peterson deja como legado musical imperecedero.
Peterson fue, por suerte, un pianista muy trabajador, casi estajanovista: apoyado por el ubicuo Norman Granz, que merecería un post para él solo, Peterson empezó muy pronto a codearse con músicos del mejor Jazz Clásico: podemos verlo en acción en el año 1958, en un concierto de la JATP con unos compañeros de lujo.
Podemos también disfrutar de su música en su formación de trío con algún que otro invitado como Roy Eldridge en 1961, con su gran amigo Joe Pass en otro momento , y actuando en un festival en 1977 con Clark Terry y Dizzy Gillespie
Acompañado en muchas ocasiones por Niels H.O. Peddersen , podemos, en fin, verlo enfrentarse a otro olvidado genio, como Ben Webster :
El piano, en la sala, está solo, lloroso. Sus teclas han perdido la impronta de unos dedos mágicos...
Bonito texto. Es un placer leer sobre jazz, aunque sea en memoria de unas teclas que no sonarán igual.
ResponEliminaUn saludo.
Bien sabes, compa Josep, que no es la mía con el jazz una relación particularmente intensa (más bien al contrario), pero aún así, alguno de los nombres que con tan encendido cariño glosas, me suenan muy agradablemente. Concretamente, Oscar Peterson, de quien algún vinilo anda por ahí en mis estanterías (al igual que de Joe Pass, qué "peaso" guitarrista...), y que siempre me atrajo mucho por esa especial bonhomía que, con su físico tan apabullante (qué tío tan grandón...) desprendía. Descanse en paz, ciertamente, el viejo maestro...
ResponEliminaUn fuerte abrazo.
Gracias, Hatt, por el elogio.
ResponEliminaTenemos la suerte que esas teclas siguen sonando en nuestros discos.
Saludos.
Me parece que me engañas, Manuel, pues disponer de vinilos de Peterson y de Pass indica que, desde hace tiempo, escuchas jazz: hace años que no sale un vinilo, oiga.. :-)
ResponEliminaSea como sea, confío que las piezas hayan gustado...
Un abrazo.