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dimecres, 7 de gener del 2009

El tercer hombre es Harry



After I killed him, I dropped the gun in the Thames, washed the residue off me hands in the bathroom of a Burger King, and walked home to await instructions.

Shortly thereafter the instructions came through - "Get the fuck out of London, you dumb fucks. Get to Bruges."

I didn't even know where Bruges fucking was.....

It's in Belgium.



Ha sido una inmejorable idea para empezar el año cinéfilo acudir al video-club (¿porqué le sigo llamando así, si solo alquilo dvd?) para conseguir ver una película sobre la cual las referencias eran buenas.

Una ópera prima, la de Martin McDonagh que, en un alarde de riesgo, actúa como Juan Palomo y se apresta a dirigir una película basada en ¡un guión propio!

Supongo que es evidente que la financiación la obtuvo porque, en 2006, consiguió el Oscar al mejor cortometraje por su excelente Six Shooter (si no la han visto, desoigan las advertencias del Rey del Pollo Frito.... ya saben...), cuya idea original también le pertenece.

Como decía, McDonagh emprende su carrera cinematográfica "en serio" con un largometraje que nos cuenta una historia escrita por él mismo. Un guión casi perfecto, sobresaliente entre el marasmo propio de la actualidad cinematográfica que invade las salas: una pequeña joya de orfebrería donde, vista la película, uno sigue recordando aquellos detalles que parecen inocuos pero que luego tendrán significado: las monedas..... las monedas.... son impo
rtantes.

No hay duda que McDonagh pertenece a nuestro ramo: quiero decir, a
l ramo de los cinéfilos, o, mejor, como dice el amigo Manuel, a los cinéfagos. Porque en su ópera prima, Escondidos en Brujas (In Bruges, 2008), da fe de su conocimiento de los clásicos del cine negro. Basándose en una trama muy bien pergeñada, con unos diálogos inteligentes y muy bien escritos (aunque llenos de tacos), nos presentará la odisea de dos hampones, asesinos a sueldo, que, como indican las primeras líneas transcritas del guión, se desplazan a la bella ciudad de Brujas por orden de su mandante, un tal Harry, el tercer hombre de la historia.

Este comentarista no tiene ninguna duda que la elección del nombre de Harry para ese tercer hombre es un claro homenaje a Orson Welles, siendo dicha sensación confirmada por la visión de la primera secuencia de Sed de Mal en un televisor en un momento de la película.

McDonagh sorprende pues, por el guión escrito (sería una injusticia que no fuera siquiera nominado para el Oscar), un artificio que funciona como un reloj, pero, además, sorprende por la forma en que, primerizo, transforma en imágenes esas ideas propias: unos estupendos encuadres en pantalla panorámica, fruto del trabajo de Eigil Bryld que se unen a un ritmo muy calculado en todo momento, gracias a la labor de montaje de Jon Gregory, con el fondo musical adecuadísimo en todo momento, obra del compositor Carter Burwell.

Ignoro si el Ayuntamiento de Brujas subvencionó el rodaje, pero de ser así, desde luego, su Alcalde tiene más.... "suerte" que el Sr. Hereu, porque el entorno medieval de Brujas deviene en condicionante del desarrollo de la trama, cuyos datos, aún habiendo transcurrido tantos meses de su estreno, guardaré para mi recuerdo, por si algún despistado -como yo- no la vio en el cine y aprovecha la lectura de estas líneas para decidirse, así que pueden leer tranquilos, que no voy a fastidiar a nadie. Ni siquiera ofreceré el maldito trailer: fíen se de mí, por una vez.

Sigue McDonagh una estructura clásica de presentación, nudo y desenlace: la condición de asesinos a sueldo de los protagonistas, un corpulento Ken (excelente Brendan Gleeson ) y un aniñado Ray (Colin Farrell ), son ya sobradamente conocidas por el cinéfilo que se apresta a contemplar ese retazo de vida: un par de ejecutores a sueldo, disímiles tanto física como psicológicamente, que, siguiendo órdenes de su jefe, se trasladan a la ciudad de Brujas.

La forma de enfrentarse a ese viaje es muy distinta en ambos: uno se encandila con la ciudad y su historia mientras el otro reniega de la estancia; ambos ignoran porqué están en Brujas, pero mientras uno disfruta, el otro no hace más que maldecir y lamentarse.

Poco a poco, en medio de apuntes de comedia negra, McDonagh, con su inteligente texto y su adecuadísima forma de llevarlo a la pantalla, nos va adentrando en la personalidad de cada uno de esa extraña pareja. La visión que, teóricamente, pueden tener unos asesinos a sueldo de la vida, nos será mostrada paulatinamente y sin fisuras pero con una complejidad que requiere la participación atenta del espectador; el remordimiento, la culpa, la fe en un Dios, la existencia de una vida en el más allá, el castigo y la expiación, lo debido y lo prohibido, las contradicciones internas, afloran en unas conversaciones y unos actos cotidianos, otorgando una trascendencia que uno no se espera.

En medio de un relato adornado con abundantes bromas macabras, con algún que otro personaje casi que esperpéntico, la aparición del tercer hombre, ese Harry (Ralph Fiennes , como siempre, perfecto), aportará un nuevo elemento ideológico, el respeto al honor debido, obligación interior que primará sobre todo, dominante.

Sorprende McDonagh por la facilidad con que usa los escenarios naturales de Brujas tanto como por la confección suave del tránsito de una comedia dramática con escenas de acción muy bien resueltas, en una trama que se va convirtiendo ante el espectador en un encaje de bolillos donde la escena aquella, que parecía innecesaria, se revela, minutos más tarde, en el prólogo de una poderosa secuencia; y no en una ocasión: es constante el giro de la historia, como si un agujero negro hiciera girar a todos los personajes a una velocidad con aceleración constante hasta que su enorme fuerza los integra, los absorbe, para conformar un todo espléndido.

No es, desde luego, una película al uso actual: no busque nadie una cinta de acción gratuita, espectacular, hueca, sin sentido. Los personajes existen: son hombres con una forma de ser y de pensar y lo que les ocurre pasa por su condición y voluntad: no hay nada gratuito en el guión de McDonagh, escrito bajo el imperio de una lógica aplastante, aún cuando tenga un par de detalles mejorables, discutibles, en cualquier caso.

El espectador atento se identifica fácilmente con esos tipos, turistas forzosos, que concitarán nuestro interés por sus avatares.

El terceto protagonista realiza un buen trabajo, siendo Colin Farrell quizá el más flojo, porque sus compañeros aprovechan al máximo unos personajes muy bien dibujados en las líneas de diálogo. Naturalmente, visión obligada en v.o.s.e., máxime cuando seguramente hay que acudir al dvd para poder disfrutar de una película que, perteneciendo al año pasado, sin duda es una de las mejores.

Lo bueno, aparte de lo expresado, es que de nuevo el cine europeo da muestra de una fuerza y vitalidad cinematográficas que los estadounidenses van dejando de lado en busca de éxitos comerciales y fáciles.

(Ya tiene delito que en el póster americano añadan debajo de Bruges [it's in Belgium] y que los imbéciles traductores al castellano, manteniendo esa inculta coletilla [está en Bélgica], añadan al título "Escondidos en", porque Brujas, esa Brujas de la película, no es una ciudad: es un cuento de hadas, un placer para los sentidos, un regalo nada casual...)

Lo peor, lo malo, es que Martin McDonagh en su primer largometraje se ha puesto un listón muy, muy alto.



10 comentaris :

  1. Alberto Q.
    www.lacoctelera.com/traslaspuertas

    Me alegra que le haya gustado, Josep.

    Para mí, de las mejores sorpresas del año sin duda.

    Saludos!!!

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  2. Una de las mejores películas del año pasado, sin duda. Tuve la suerte de verla en el cine (donde coincidí, curiosamente, con Jaume Figueres), y resultó una agradabilísima sorpresa. Es una película de género indefinido, a veces comedia negra, a veces melodrama, a veces un poco de todo, pero siempre bien hilvanada, dibujando una ciudad preciosa y perfilando de maravilla a sus personajes, con mención especial para Brendan Gleason, excepcional. Saludos.

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  3. Gracias, Alberto: a pesar de las buenas referencias, ha sido una muy agradable sorpresa: mejor de lo que esperaba, sin duda.
    Saludos.

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  4. Vaya, Marcbranches, ¿y no tomaste un cafelito con Jaume después? Cuenta, cuenta... no me digas que dejaste ir la ocasión de una buena conversación... :-)

    Desde luego, una de las mejores del año pasado. Gleason da un recital de matices y sabe aprovechar muy bien un personaje quizá escrito pensando en él, no en vano también protagoniza el cortometraje Six Shooter.

    Saludos.

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  5. ¡Me la perdí!...Cuando quise ir a verla la habían retirado de cartel.
    Así que fíandome de tu criterio y de
    Marcbranches voy a hacer uso de mis resortes y tal vez el fin de semana pueda verla.
    No me olvido de los reproches sobre ciertas continuaciones que ya están en marcha.
    Venga y no seas quejica.
    Un abrazote

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  6. Esta la tienes que ver, Antonio, ni que sea para comprobar que El Intercambio tiene un guión flojo... te vas a caer de culo cuando, vista, empieces a recordar detalles...

    ¿Reproches yo?¿En esta casa? ;->

    Un abrazo.

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  7. Ya tenía excelentes referencias de ella, compa Josep, pero, después de leer tu reseña (extraordinaria: informa y homenajea sin que se sepa dónde acaba una cosa y empìeza la otra; te estás depurando, maestro...), no me dejas alternativa: buscar, localizar, pillar, ver... y disfrutar. Lo de Colin Farrell supongo que se puede pasar por alto sin mayores daños...

    Un fuerte abrazo.

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  8. Me encantó, también me parece de lo mejor del año pasado. Una verdadera sorpresa de esas que te caen encima en el cine sin saber por qué y cuando no esperabas demasiado. Simplemente deliciosa.
    Saludos.

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  9. Gracias, Manuel, por esas lisonjeras palabras, abrumadoras: te diría que esta la pusieras delante en la lista de las pendientes, antes que nadie te la cuente; el guión me parece tan magnífico que podría sustentar una charla cinéfila más que interesante; tanto es así, que me parece que voy a verla otra vez cualquier día de estos y seguro que me compraré el dvd así que lo vea en venta.
    Un abrazo.

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  10. Aciertas, 39escalones, al definir la sorpresa que uno siente conforme va avanzando la película. Me sabe mal no haberla visto en el cine, porque, además, su espléndido formato panorámico es para disfrutarlo a lo grande. Sería fantástico una sorpresa así cada mes, aunque ya firmaría por media docena en este año que empieza...
    Saludos.

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