Monadas
A mediados el pasado siglo el cine funcionaba a base de decisiones tomadas por los productores, aquellos señores que tenían la responsabilidad de conseguir beneficios para las productoras cinematográficas: directores, guionistas, actores, en muchas ocasiones realizaban su trabajo bajo contrato de exclusividad y tenían poca voz a la hora de elegir o, por lo menos, debían transigir de vez en cuando y pechar con algún producto por debajo de sus posibilidades. También ocurría que la esquiva inspiración no comparecía, quedando en buena pieza lo que podía suponerse, por los componentes (casi que ingredientes) de un rodaje, que acabaría siendo casi una obra maestra.
En 1952, la Twentieth Century-Fox albergaba en sus filas grandes atesoradores de talento.
El productor Sol C. Siegel decidió que el grandísimo cineasta Howard Hawks , con el apoyo de un guión escrito al alimón nada más y nada menos que por Ben Hetcht , Charles Lederer y I.A.L. Diamond, sobre una historia ideada por Harry Segall , era una baza segura para obtener un éxito.
Si a ello le añadimos que tenía a su disposición a Cary Grant y a Ginger Rogers como pareja protagonista más la concurrencia de secundarios como el gran Charles Coburn y la espléndida Marilyn Monroe, era evidente que el resultado final debía ser, cuando menos, bueno.
Con estos elementos se produjo el rodaje de una película conocida entre nosotros como Me Siento Rejuvenecer (Monkey Business, 1952) , con la que se pretendía, entre otras cosas, lanzar al estrellato a Marilyn Monroe, presentándola en la muy buena compañía de Cary Grant.
Barnaby Fulton (Cary Grant) es un químico que trabaja para unos laboratorios dedicados a explotar comercialmente nuevas patentes. De lo que sea: tanto da que sean medias para las mujeres como píldoras o brebajes. Barnaby es el prototípico científico serio, concentrado y despistado que sólo vive para su trabajo bajo la atenta mirada de su esposa Edwina (Ginger Rogers).
Hace días que está enfrascado en una fórmula de su invención que, supuestamente, servirá para retrasar el envejecimiento, pero las pruebas que realizan con monos en el laboratorio, no acaban de resultar.
El director de la empresa, Oliver Oxley (Charles Coburn) le apremia a que finalice sus experimentos para sacar al mercado del supuesto revolucionario producto, mientras se distrae contemplando las vertiginosas curvas de su secretaria particular, la señorita Lois Laurel (Marilyn Monroe), secretamente admiradora del Dr. Barnaby Fulton.
De forma casual, al margen de las disquisiciones del científico, la fórmula aparecerá en el lugar menos previsto, y será el propio Barnaby quien, como conejillo de indias, catará en su propia persona los resultados de su invento.
El problema viene cuando la fórmula se convierte en fabuloso elixir que no tan sólo funciona contra el envejecimiento, sino que convierte a Barnaby en una especie de adolescente, sin las molestias físicas de un cuarentón, pero con la misma mentalidad que un adolescente: el científico se convierte en un juguetón y travieso adulto, con un comportamiento alocadamente compulsivo.
Hawks y el terceto guionista entran a saco de forma irreverente contra uno de los mitos imposibles, el de la eterna juventud: iniciándose con unas imágenes burlonas en las que los simios del laboratorio tienen parte principal, vienen a señalar que esa quimera es "cosa de monos", apuntando a la principal diferencia entre humanos y primates: el cerebro.
Mediante algunos apuntes sarcásticos aunque de tono forzosamente menor, al tratarse de una comedia dirigida a todos los públicos, mientras se presentan encadenadas una serie de escenas hilarantes, esperpénticas y casi surrealistas, no dejan de burlarse del anhelo de mantenerse joven y guapo, cuya pretensión, más medio siglo después, parece haberse incrementado notablemente, sobre todo entre el grupo de gente ligada a la industria del cine. En un momento dado, el Dr. Barnaby, habiendo comprobado los efectos de su fórmula, la destruye, deseando olvidarla, asegurando que no desea volver a la juventud, prefiriendo envejecer normalmente, aceptándose a sí mismo como es, aunque todavía deberá enfrentarse al entusiasmo de su jefe el Sr. Oxley y sus socios.
Una duración óptima de poco más de hora y media permite a Hawks despacharse a gusto pero con una cierta benevolencia: la crítica es clara, pero poco mordaz; los intérpretes aprovechan varias escenas para dedicarse a hacer "monadas", exagerando ese retorno a la juventud que apenas durará unas horas, y el resultado queda como una comedia que en un primer visionado resulta divertida pero que, revisada, no resiste el paso del tiempo, quizá por su condición de producto apto para todos los públicos. Sin que se la pueda catalogar más allá de notable, seguramente, en manos de algún cineasta con un poco más de ironía y, porque no decirlo, "mala leche", hubiera salido un producto más redondo.
Aún así, una película bien construida, con buen ritmo, del tipo que añoramos cuando abandonamos cualquier sala de cine hoy.
Ver Trailer :
Otra joya del gran Hawks, el mayor director todoterreno de todos los tiempos, pero, como bien dices, no se siente, precisamente, que haya rejuvenecido, sino más bien todo lo contrario.
ResponEliminaSaludos.
Alfredo ha sido un pelín exagerado al tacharla de "joya". Lo que ocurre es que tipos como éste, hacían buenas incluso aquellas producciones desmadejadas y famélicas que les tocaban hacer por contrato.
ResponEliminaSea como sea, y como hace un mundo que no la veo, el recuerdo que tengo de esta peli, es de lo más difuso.
Hay que reconocer que no todos los talentos de los años dorados de Hollywood hacían cosas talentosas. Había muchos intereses comerciales por medio y el público tampoco quería complicarse la vida.
ResponEliminaHawks, hizo algunas obras maestras, e hizo cosas mediocres. Lo que ocurre es que los que vemos el cine bajo otro prisma siempre encontramos cosas positivas en la forma y estilo de estas pelis a las que pesa un pelín el polvo del tiempo.
Una buena alternativa para no ver todo el metraje es seleccionar escenas punteras, tal como el modelo con el que ilustras el post.
Un abrazote
No es la mejor película de Hawks, ni mucho menos, pero es muy agradable de ver, aunque sólo sea por ese Cary Grant despistado a quien la voz en off del comienzo le dice por donde ha de ir, y por sus escenas con Marilyn
ResponEliminaNo ha envejecido muy bien, 39escalones, porque resulta un tanto "ingenua" en su planteamiento, con un humor muy blanco, y ya estamos acostumbrados a comedias bastante más afiladas, dejando al margen claro, las meramente descerebradas.
ResponEliminaSaludos.
Yo no diría, Raúl, que exagere mucho: en todo caso, es una joya de oro viejo con algún brillantito empañado por el tiempo. cuando se estrenó el humor del respetable era otro y las "monadas" de esos célebres actores de la época partieron muchos pechos de risa.
ResponEliminaEstá claro que esa gente eran capaces de levantar cualquier idea luminosa de cualquier productor.
La habré visto tres o cuatro veces y, pasada la sorpresa inicial, quedan detalles aún memorables.
Saludos.
Estás en lo cierto, Antonio, al señalar que los ojos que miran descubren cosas interesantes (siempre que las haya, claro) y, que te voy a decir a tí: Hawks siempre es Hawks y la forma de narrar siempre es admirable por su eficacia.
ResponEliminaUn abrazo.
Tienes una memoria, Alicia, que me asombra... ¿o es que la has visto hace poco? La voz en off pertenece al propio Hawks, y ese inicio me intriga un poco, porque precisamente, se dirige al actor por su nombre, lo cual viene a ser una transgresión de "la cuarta pared" que parece apuntar a una farsa entre amigos.
ResponEliminaMe hubiera encantado ver más películas de Cary con Marilyn, desde luego que sí...
Saludos.
De esta peli, compa Josep, lo único que me constaba era el título: apenas tenía referencias de ella, y, desde luego, no la he visto -y, tras tu reseña, habrá que pensarse seriamente qué hacer al respecto, teniendo en cuenta el ingente volumen de "material pendiente"...-.
ResponEliminaUn fuerte abrazo.
Ya habrás deducido, amigo Manuel, que no se trata de una obra maestra; sin embargo, producto más que digno para su época (gloriosa, como sabes), por lo que, aunque no vaya a los primeros lugares de esa lista de pendientes, no dudaría yo en apuntarla, más que nada como recordatorio.
ResponEliminaUn abrazo.
Yo no la he revisado, que la vi por primera vez hace unos años, pero me defraudó un poco y como dice Alfredo, parece que no ha envejecido muy bien... casi diría que no llega más allá de bien (y no de notable)...lo que pasa es que la ve(mo)s con buenos ojos por todos los que trabajan en ella (y tú porque la viste probablemente de niño y te gustó).
ResponEliminaUn saludito.
No, David: yo nunca escribo de memoria, entre otras causas, porque no me fío... :-)
ResponEliminaSupongo que algún día la ví en la tele, pero la tengo en la colección de la Monroe que se publicó hace un tiempo.
Con todos sus defectos, sólo por ver cómo actúa el elenco ya vale la pena, más allá de un mero aprobado.
Un abrazo.