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dimarts, 6 de novembre del 2012

Caído del cielo






Siempre me ha parecido curioso y estrafalario basar la promoción de algún evento en la protohistoria, en el pasado pluscuamperfecto que en buena lógica nada tiene a ver con la actualidad porque resulta diáfano que lo único perceptible tras el paso de los años, que es la experiencia, no se da en elementos jóvenes: si acaso las ganas de innovar, de modernizar, de remozar, de romper con ése pasado que los charlatanes de la postmoderna mercadotecnia se empeñan en utilizar como pasaportes a un éxito seguro, abanderados como se presentan en unas ínfulas a todas luces inapropiadas.

Siempre que he podido he asistido a una proyección de la última aventura de James Bond, ese agente del gobierno de su majestad la reina británica que, mira por donde, de momento es más longeva; curioso; todos sabemos -o deberíamos saber- que James Bond es el hijo literario predilecto de Ian Fleming -que seguramente jamás imaginó el éxito popular de su saga- y hemos recibido en las últimas semanas decenas o centenas de reclamos publicitarios en los que de alguna forma se glosa el cincuenta aniversario de la aparición como fenómeno cinematográfico del super agente, del espía con licencia para matar, como acredita su escueto -y famosísimo- número: 007

Siempre he pensado que la saga de Bond es en sí misma un subgénero: las diferentes películas se parecen bastante -por no decir mucho- entre ellas y se acerca muchísimo al efecto placebo que la repetición de algunos actos procura a la mente relajada que huye de las preguntas como de la peste: en la misma forma en que la reiteración produce en la infancia el sentimiento de conocer y entrega una apariencia de tranquilidad, las películas de Bond, que se pueden resumir en tres tópicos, suelen afrontarse con la esperanza de recibir una ración de lo mismo: con modos nuevos, rostros cambiantes, pero lo mismo al fin: y sobre todo, sin complicaciones: los experimentos, con gaseosa, por favor.

Porque se empieza aficionándose uno a las cañas de cerveza más que a un buen martini y acaba por presentar a un villano en una paupérrima imitación de la gloriosa entrada en escena de Violet Venable.

Porque claro, si es que Sam Mendes en definitiva viene del teatro y estaría encantado de poder dirigir Suddenly, Last Summer, pero ¡ay! se le adelantó un tal Mankiewicz a la hora de llevarla al cine (como ya sabemos) y claro, mejorarla va a resultar imposible. Así que Mendes se contenta con buscar la posibilidad de rodar esa estupenda escena aunque en vez de contar con un guión escrito por el mismísimo Tennessee Williams y la gloriosa complicidad de Monty y Kate, se tiene que contentar con los pobres diálogos del sobrevalorado John Logan pronunciados por Daniel Craig y Javier Bardem, una lucha, dice alguna revistilla de cine, de galanes del cine más actual, poderío sexy masculino a tope. Con una escenita que casi parece homofóbica por lo pacata y mal resuelta, sin un miligramo de picardía o ironía, condimentos absolutamente ausentes de la trama de la última película de la saga Bond, titulada SKYFALL que literalmente sería Caído del Cielo, pero como esa expresión está casi que asimilada a la de bendición divina -o maldición, si lo que cae son meteoritos o sapos- pues los distribuidores, en un alarde de vagancia, han dejado el título sin traducir.



Que ya podrían haber dejado toda la película sin traducir, porque el doblaje, una vez más, resulta adormecedor.

Durante los meses previos se han ido produciendo toda clase de noticias dirigidas a mantener entre los aficionados las ganas de asistir al estreno del nuevo episodio de la saga y la verdad es que ya se olía la chamusquina cuando salía Mendes y aseguraba que iba a dar un vuelco al personaje, que le iba a proporcionar mayor profundidad y enjundia personal, que si esto, que si lo otro. ¿Nadie le dijo a Mendes que el espectador de Bond no busca filosofía barata? Tortas bien dadas, apuestas ganadas, martinis, chicas guapas, villanos feos, chicas guapas, escenarios exóticos, chicas guapas y M y Q con cara de pocos amigos pero en el fondo encantados de la vida. Y chicas guapas. Sin más. Ya vale.

Mendes se complica la vida y se mete él solito en un atolladero del que tarda en salir dos horas y veinte minutos, una eternidad, porque las escenas de acción no acaban de funcionar como debieran y además se perciben huecos en el guión: oiga, que hemos admitido a Bond haciendo cosas más que inverosímiles, pero no nos deje con cara de atontados porque vemos al malo bajar de un andrajoso ascensor y jamás veremos las estancias superiores: porque imitar a Guillermo Tell situándose en pleno siglo XXI justo en las antípodas de Sam Peckinpah, para quien ha visto casi toda la saga en el cine viene a ser como una afrenta personal: ¿es la película de Bond un producto para niños de pecho? Tetas, culos y tiros impactantes es lo esperado. No es tan difícil.

Rellenar los huecos producidos por la alarmante carencia de ideas con una serie de "homenajes" a la saga es bordear peligrosamente la sensación que no hay ideas nuevas y desde luego que las que vemos en pantalla pasan por descabelladas y risibles en un atentado ilógico y lastimosamente nada paródico: ¿ustedes se creerán que un ferrocarril metropolitano se puede caer por un agujero y seguir circulando como si fuera una serpiente en un piso inferior? Señor Mendes: en la saga Bond, nos quedamos sin resuello, pasmados y ojipláticos, pero no somos tontos y esperamos una lógica en todo.

No quiero desvelar aspectos ¿importantes? de la trama, aunque me tengo que controlar para no soltar spoilers como espumarajos rabiosos, pero no puedo menos que alzar mi voz quejándome de la estulticia con que se nos presenta el uso de la informática, tanto por los malos como por los buenos, como si todos los espectadores fuésemos el propio Ian Fleming, que falleció en 1964 cuando el ordenador personal no era más que un sueño de mentes privilegiadas: señor Mendes, ¿puedo hacerle una pregunta? ¿Si usted fuera a dirigir una escena de esgrima, querría que su actor supiera empuñar y mover con elegancia el florete o el sable, o la espada? Entonces, ¿cómo no se le ocurrió que le dieran unas clases de mecanografía a Ben Whishaw? Era lo mínimo, ya que tenemos que escuchar las acostumbradas sandeces: a la que un personaje agarra un ordenador, parece que pertenezca a otro planeta más avanzado; luego ves el monitor y te entran unas ganas de carcajearte....

En definitiva: si les sobran unos euros y disponen de dos horas y media puede resultar una experiencia sentarse en la sala de cine para ver al último Bond: pero si esperan ver una película de acción bien contada, si esperan ser sorprendidos por escenas de increíble dinamismo, si desean ver a Bond abrazado a una maciza belleza, olvídense de este producto protagonizado por el intérprete más retaco de todos cuantos han sido Bond. Y el más feo también.

¡Ah! Y las chicas, flacuchas: las más feas de cuantas recuerdo.


Tráiler



Otrosí: Si les gusta esa caracterización (el malo no tiene nada de asiático) puede que les guste la forma de trabajar de Bardem, de la que, de nuevo, en España apreciamos sólo la mitad: su voz quedó en los estudios londinenses, supongo.













12 comentaris :

  1. Reconozco que no he leído más que el último párrafo de tu texto, porque me han hablado muy muy bien de ella y de inmediato he sospechado que ibas a discrepar. No porque discrepes, sino porque quiero verla -y decepcionarme, seguramente, por mis propios medios-.
    Dos cosas: a mí sí me gusta Daniel Craig. Me parece el Bond más Fleming -literariamente hablando- de todos hasta ahora, y "Casino Royale" me parece, junto a las tres primeras de la serie con Connery, lo mejor de la saga. Esa aproximación de Craig al Bond literario, por otro lado, dota al personaje de otros matices que la saga siempre obvió y que enriquecían al personaje, lo alejaban del mero escaparatismo del lujo capitalista.
    La segunda es justamente eso: la saga Bond no es más que la apoteosis de todas las cosas que criticamos día a día: el consumismo, el lujo por el lujo, el machismo exacerbado, la violencia gratuita, la banalización de la muerte, el éxito por el éxito, el racismo económico, el imperialismo wasp y un montón de cosas más. Independientemente de que te lo pases más o menos bien con una película de estas, creo que ni personaje ni entornos constituyen una propuesta demasiado edificante. No creo que promueva valores especialmente positivos ni que sus puntos de vista sean encomiables. Pero, supongo, que a la gente le gusta porque, más o menos en secreto, es lo que envidian y lo que desean.
    Un abrazo.

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    1. Espero con atención, alfredo, conocer tus impresiones.

      Coincido en parte con lo que dices respecto a la saga, pero con una salvedad: para mí -y supongo que para muchos otros- una película de Bond es como un tebeo para adultos: el mensaje nada subliminal que conllevan esas aventuras no me afecta en absoluto, y lo que quiero ver es una cinta de tiros y tetas sin más, bien rodada y que me presente escenas increíbles pero dentro de una lógica argumental.

      Ni siquiera espero que haya una gran interpretación, porque los personajes son maniqueos al límite y sin matices. Me da igual. No es que lo envidie ni lo desee: es que, para romper la rutina, ya que no me gusta el fútbol, de vez en cuando conviene un poco de desatino para recargar pilas. Pero que sea divertido, eso sí...

      Un abrazo.

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  2. Como decirlo sin resultar oportunista... Con lo de la conmemoración del 50 aniversario de la saga, me están dando mucho la lata. Y es que a mí me gusta recordar más las pelis de Bond que volverlas a ver. No he sido yo mucho de Bond, fíjate. Salvo ciertos títulos, en especial de Connery (me encanta Goldfinger, curiosamente denostada por muchos), suelo aburrirme bastante con sus peripecias.
    En cuanto a Craig, a mí, como le ocurre a Alfredo, me parece de lo más creíble.
    En lo tocante a Skyfall, creo que me esperaré a verla cuando la den con motivo del próximo aniversario.

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    1. Te veo pletórico de sensatez, Raúl, y no sé si alegrarme o no.

      A mí es que Craig no me acaba de convencer, quizás porque resulta demasiado humano; por preferir, prefiero a Timothy Dalton...

      Un abrazo.

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  3. Casi estoy por suscribir el comentario de Alfredo (yo sí la he visto éste fin de semana)Bond es todo eso que uno odia y más.. claro que, no nos engañemos si vas al cine esperas ver ese personaje que ya se ha instalado en la memoria colectiva, un tipo machista, elegante, impecable y lujoso con señoras estupenda, que No flacuchas, que se rinden a sus encantos porque sí, porque yo lo valgo o porque te quiero robar el microfilm despues de un buen revolcón.
    Craig es creible en cuanto tiene ojeras, se despeina metafóricamente porque con ese pelo tan corto.. y da golpes y le disparan y además ES feo, matón y duro, de ahí lo de la cerveza, ni siquiera el esmoquin le sienta como a Connery o Brosman y las chicas..bueno es lo que hay, extrañas criaturas que apenas llenan un biquini.
    De Judi Dench no dices rian de rian..

    El doblaje no me gustó nada. Es cierto que si hemos de admirar a Bardem deberiamos verlo en v.o.s.e. Por cierto ¡ qué peluca tan horrorosa y qué puesta en escena tan teatral pero en el peor sentido ( ahí te doy la razón ).
    Se me hizo larga, muy larga.
    ¡ah pero me gusta el tema de Adele !

    Besos.

    P.D. Esperaba tu entrada y por supuesto con la etiqueta correspondiente. ..(se que disfrutas despotricando) y creo que he ido al cine precisamente por eso :-P

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    1. Ya digo, Milady, que Craig no me acaba de convencer: dudo que sea el más próximo al original porque Fleming quedó encantadísimo con Connery (al extremo que en una de sus últimas novelas, a modo de homenaje, hace constar que los padres de Bond eran escoceses: ya ves de donde sale el homenaje en la película y a quien se refiere) y además tiene la desfachatez de aparecer con barba ¡gris! de un día, con lo cual da una imagen demasiado provecta para su oficio.

      Claro que igual ha tomado nota de su mentor Harrison Ford (mentor en la paparruchada que ya sabes) y piensa quedarse de Bond hasta los restos o hasta que le den puerta.

      De Judy no digo nada por no levantar la liebre....

      El tema musical no me gustó nada, lo siento. De hecho, Adele no me acaba de convencer como compositora.

      Besos.

      p.d.: no es cierto que disfrute despotricando, aunque sí lo es que no me importa ni temo hacerlo en casos como el presente. Pero a fuer de sincero, ahora que no nos oyen, te diré que dudé un poco más de lo normal para enfocar las líneas, pero antes que camuflar lo que siento prefiero callar. Tú ya sabías que iría a verla, Milady, porque te consta que no puedo resistir según qué anzuelos... ;-)

      Más Besos.

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  4. Espero no molestar a los incondicionales. Ninguna película Bond me ha entretenido, no hablo ya de entusiasmo. Me aburre la fórmula soberanamente. Con lo que si me lo paso bien es con los trailers y la iconografía.
    Por ejemplo, con este último me troncho de risa. En serio. A ver, que "se ha perdido el disco duro que contenía las identidades de todos los agentes infiltrados en todas las organizaciones terroristas del planeta". Es tan delirante y chapucero que me encanta. Parece una parodia humorística pero va muy en serio.
    Y luego eso de "¿cuanto sabe del miedo? todo y más" Bravo,me dan ganas de aplaudir cuando deje de reir.
    ¿y esto otro? "no es una máquina de matar, es una declaración de principios" Ese es nuestro hombre.
    Pero cuidadin que llega lo mejor "Todos necesitamos un hobby, el mio es resucitar" Este trailer merece un premio. O varios.
    La filosofía barata a la que aludes canta bastante. Solo hay que ver su presentación en la penumbra y a Bardem haciendo de jockey rubio explosionando un edificio para darse cuenta de que estos han visto demasiadas veces "el caballero oscuro" y la han asimilado mal.
    Y te digo todo esto sin haberla visto, igualme equivoco.Muy razonada e interesante tu crónica, aunque hay un detalle que no entiendo y me gustaría me aclarases si me haces el favor: Si según tu visión esto es un festín desenfadado de tópicos, martinis, chicas guapas,persecuciones y lugares exóticos con malos de carton piedra, teoricamente no debiera molestar que Mendes se complique un poco la vida y la historia tenga más calado ¿no?. Aunque creo que me das la respuesta al final: Aburrimiento y folosofía barata. Si me equivoco házmelo saber.
    Me despido con otro latiguillo sacado del maravilloso trailer. Me parece que paso de esta película ya que como dice el propio Bond "no estoy para coñas". Saludos.

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    1. La película, Víctor, es lenta, aburrida e ilógica: si nunca te ha gustado Bond, te libras del sentimiendo de engaño que acude porque Mendes intenta darle una seriedad y fracasa en el empeño: no hace ninguna falta, porque todos los fans sabemos que es un tebeo par adultos, caramba, que nadie se lo puede tomar en serio como ejemplo de nada bueno.

      Lo malo de esta película es que las tías no están buenas, los tiros carecen de fuerza, ritmo y espectacularidad y lo que es peor, no hay novedad alguna: todo suena a mil veces visto y aquella escena que siempre se recuerda por imposible aquí no está.

      Para los aficionados a la saga un desengaño y para los otros simplemente aburrida.

      Un abrazo.

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  5. Qise decir Jocker no jockey. Saludos.

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  6. Mira que enlazar a las chicas Bond con la wikipedia. Alguna otra página con más fotos seguro que hay por la red.
    mmmm... no la he visto, no me interesa...pero la entrada me ha hecho gracia.
    Nunca he sido muy de Bond. Y a pesar de que había oído que con Daniel Craig (cómo te pasas con el pobre; retaco y feo; pues si él ha triunfado...) que la primera de su etapa estaba bien... no he visto ninguna.
    Mi hijo vio hace unos meses un trozo de una de las de Roger Moore y pensaba que era una parodia de las de James Bond... hasta que le dije que no, que era una de James Bond... esas pelis han envejecido cosa mala, me parece.
    Buenas noches.

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    1. Era para no ensañarme demasiado, David... :-)

      Celebro que la entrada te haya gustado. La época de Roger Moore es seguramente la que tiene un tono más autoparódico: Moore se lo tomaba bastante a coña y disponiendo de más aptitudes para la comedia, en sus películas hay más humor e ironía. Esta noche precisamente en la sexta ofrecían Octopusy. He visto un trozo y no me ha parecido envejecida.

      Un abrazo.

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