Corazones de acero
Los cinéfilos veteranos crecieron en una época en la que en casi cada pueblo había por lo menos un cine y la diversión habitual consistía en llenar las salas las tardes dominicales en sesiones dobles:
¿Qué echan?
Hoy estupendo: una del oeste y una de guerra.
¡Cojonudo! A las cuatro, en la puerta del cine.
Ahora, en este siglo XXI, muchos cines han desaparecido, las sesiones se han reducido lo mismo que las pantallas y los géneros permanecen como adjetivos usados por gentes extrañas que se fijan en detalles que a casi nadie les importan un comino.
Siendo como es la guerra un acontecimiento económico de primera magnitud que comporta daños colaterales cifrados en la muerte de miles de personas -la mayoría de ellas sin posibilidad alguna de obtener beneficios derivados de la contienda- resulta natural que el cine, como las otras artes, le haya dedicado especial atención; a causa de su gravedad, podríamos decir que hay dos grandes formas de afrontar un relato bélico: en serio y en broma; y no se pueden mezclar.
Tomar el enfrentamiento guerrero en broma abarcaría desde la parodia hasta la cinta de acción maniquea, de buenos y malos, mero pretexto para ofrecer imágenes briosas buscando el impacto visual que entretenga.
Las películas bélicas serias acostumbran a contener mensajes pacifistas aunque algunas derivan en meros panfletos publicitarios que intentan justificar lo injustificable.
Quedarse a mitad de camino, en tierra de nadie, indefinido, no suele dar un buen resultado.
Si damos por sentado que Woody Allen es un autor cinematográfico porque dirige películas basadas en guiones propios, deberíamos aceptar que David Ayer es también un autor cinematográfico, pero esa línea argumental nos llevaría a unos derroteros que quizás devendrían en bizantinos.
David Ayer ha escrito nueve guiones y ha dirigido cinco películas basadas en los mismos y está preparando una nueva fechoría, pero no me vuelve a pillar desprevenido, porque me acordaré de su nombre: David Ayer ejerce de juan palomo en la recientemente multi estrenada Fury cuyo título ha sido adaptado -que no traducido- al castellano como Corazones de acero, por el mismo motivo desconocido de siempre, ya que dudo que el encargado lo haya hecho acordándose de la magnífica Furia de Fritz Lang porque cualquier parecido es pura imaginación lisérgica.
La furia del título original está escrita en trazo grueso en el cañón de un carro de combate Sherman del ejército estadounidense interviniente en campaña guerrera en territorio alemán en el año 1945, o sea, cuando ya las fuerzas germanas estaban acorraladas en su propia casa y como quien dice a un paso de la rendición absoluta, mermadas sus fuerzas y su ímpetu inicial.
Ese vehículo acorazado está comandado por un sargento con cuatro hombres, dos conductores y dos artilleros, conviviendo todos en el reducido ámbito de la máquina.
La situación de partida da campo para muchas líneas que podrían resultar interesantes en manos mucho más ágiles, imaginativas, creativas y cuidadosas que las de David Ayer que ya desde los primeros minutos cae en los estereotipos fáciles mezclando sin compasión ideas sensibleras con actos miserables procurando, eso sí, que las acciones de los malos sean, aparte de inverosímiles, más nefastas que ninguna: así, por ejemplo, resulta que los alemanes todavía pueden bombardear con artillería y obuses, pero cuando dan en el blanco lo hacen sobre sus propios conciudadanos, rizando el rizo del chiste que asegura que cuando en una mala película bélica alguien muestra la foto de su novia, está pronto a morir: cuando un alemán siquiera habla con un estadounidense, fijo que palma: ni te digo si, además, le hace una tortilla y le canta canciones al piano: ruina total.
La inanidad del guión es absoluta, oscilando entre frases sueltas que parecen provenir de alguna revista del Reader's Digest y cambios de actitud de los personajes que apuntan a problemas psicológicos graves, todo ello tratado con una superficialidad propia de un tebeo para críos: no cabe la posibilidad que la película de Ayer esté destinada a público infantil pues la poderosa MPAA la calificó como R, así que su destinatario se supone será adulto y sabrá soportar sin sobresaltos los pobres diálogos trufados de tacos, llenos de palabrotas y huecos de sentido y lógica.
La forma en que se desarrolla la trama es tan ligera que pretender sostener un alegato de cualquier clase sobre ella es pura entelequia: además, el guión de Ayer se queda a las puertas de todo: no toma partido ni presenta hechos correctamente, alejándose conforme avanza el tedioso metraje de la posibilidad de situarse en el grupo de películas serias sobre hechos bélicos.
Colocados pues en la tesitura de considerar el producto como un entretenimiento imaginativo, tampoco el resultado obtenido es satisfactorio: el ritmo se resiente por la construcción cinematográfica del camino que sigue el carro de combate en sus aventuras y el hecho que en dos ocasiones, al menos, sea solicitada su actividad como indispensable para una salvación de gentes anónimas, no salva el ridículo ostensible de comprobar que, de repente, las ametralladoras de cada bando disparan ráfagas de colores distintos, como si de láseres se tratara, lo que mueve a risa: uno espera ver aparecer algún Jedi de repente: nada peor que una trazadora insistente para señalar dónde se oculta el tirador; de pena.
Como añadido, los caracteres de los cinco tipos que viven en el Sherman se nos presentan de forma burda y sencilla: apenas sabemos nada de ellos más allá de cuatro frases cortas y rimbombantes que no alcanzan a crear la empatía suficiente para hacernos sufrir por su suerte, no en vano su vida está discurriendo en una guerra: de los otros, nada se sabe, apenas alcanzado a meros figurantes: la irrealidad de algunas acciones tampoco ayuda y la ausencia de unos villanos definidos y conocidos deja a los supuestos héroes muy solitarios.
David Ayer desprecia la posibilidad de recrearse en la estupenda maqueta interior que seguramente se hizo construir para rodar el habitáculo del Sherman, donde la llegada de un novato inexperto ofrece la oportunidad de mostrar, por ejemplo, problemas de convivencia en tan reducido espacio, por no hablar de sentimiento de claustrofobia y pánico, todo lo cual queda fuera de pantalla.
Es de advertir que el elenco obviamente se esfuerza sobremanera para otorgar credibilidad a unos personajes de poca enjundia, mal construidos: da la sensación que todos lamentan hallarse ante lo que hubiera podido ser una buena historia, conscientes de la pérdida de tiempo y esfuerzo.
Guerra sí, pero no honor ni gloria.
Como director David Ayer sabe emplazar la cámara diestramente pero resulta enfático en exceso y le falta ritmo a su caligrafía: entendiendo que es quien manda a todos, no en vano también ejerce como productor, habrá que darle la culpa del tono grisáceo azulado que impregna cada fotograma, seguramente buscando una seriedad que no alcanza, una frialdad que lo aleje del ya conocido Orange/Blue cayendo en el extremo opuesto seguramente sin la aquiescencia de Roman Vasyanov que no pierde detalle y enfoca de maravilla: desventajas del digital: llega uno, después, y lo repinta a su gusto. Mala suerte para los camarógrafos profesionales.
En resumen, más de dos horas difíciles de digerir por culpa de un guión que no merece la pantalla grande que han puesto a su disposición, porque ni alcanza a ser un drama, ni un alegato, ni un concierto pirotécnico, ni una colección de acciones que muevan la adrenalina y emocionen o asombren al espectador, atónito únicamente por el incremento exponencial de soldados alemanes que acaban muriendo, al punto que se hace difícil considerar la credibilidad del conjunto.
Tráiler
Estoy totalmente de acuerdo con tus opiniones aquí expuestas tan brillantemente, amigo Josep. La Segunda Guerra Mundial ya va quedando lejos; quiero decir, que los directores de ahora se recrean más en la estética del cómic o el visionado de películas más recientes sobre cualquier guerra o documental manipulado. Ya no tenemos a Samuel Fuller, por ejemplo, o un escritor de la talla de Sven Hassel para escribir un buen guion. Corazones de acero (estúpido título) que hace recordar a la película de Brian de Palma, Corazones de hierro (un filme estupendo con el sobrante de Michael J. Fox). Corazones de acero se ajusta más (a mi juicio) a Malditos bastardos, filme descerebrado que fue escrito a golpes de cachondeo, porros y fiestorras entre el director y sus actores. No podemos buscar un ajuste de cuentas con los nazis, ni tan siquiera una veracidad de la historia. Fíjate tú, mi querido amigo, cuando los cañones de los tanques empiezan a disparar, parece los rayos láser de Star Ward. El personaje principal, ese adolescente con cara de ángel se ajusta más a lo que es en verdad, un chico de nuestro tiempo, y no se entiende muy bien el cambio que da de sopetón, sin transición alguna. Aquí he podido ver algunos guiños a la película La cruz de hierra del viejo Sam Peckinpah, como por ejemplo, cuando las ruedas de hierro del tanque aplastan a un cadáver medio podrido en el barro. Esta escena es idéntica al filme de Sam, pero sin humor alguno. Luego me quedé con la fotografía de la película; siempre está muy nublado, nunca sabemos en qué momento estamos. Si añadimos la lluvia, la humedad y el barro, aquí tienes la atmósfera que quiere transmitirnos el director por no saber hacerlo a través de los personajes y la situación, por cierto, el mexicano parece un tipo de corte y pega. El mejor, sin duda alguna, es Jon Bernthal un estupendo actor que no acaba de descollar del todo. Fíjate en la película El lobo de Wall Street, está muy bien este tipo. En fin, que ya estamos en otros tiempos, amigo Josep, y cuando se toca la historia no estamos en la historia. Si no me crees habla con Sir Ridley Scott o con el señor Frank Miller. Desde la batalla de las Termópilas hasta los sempiternos nazis, las empresas de videojuegos están aseguradas. Ay, me pregunto cuánta gente ha leído esa maravilla de libro, Suite francesa de la Irène Némirovsky (por centrarnos en el rollo nazi) o Las memorias de Adriano, de Marguerite Yourcenar (lo digo por Scott y Miller).
ResponEliminaPerdona este pastelazo de comentario. Me temo que todavía me dura la resaca.
Un fuerte abrazo, amigo.
Nada que perdonar, querido Paco, faltaría más: en cualquier caso, agradecer tu intervención con la que obviamente estoy de acuerdo: fíjate que al ver la primera escena, con ese oficial montando (a caballo, naturalmente, que dirían los ingleses) en medio de los carros de combate (arma de caballería, por si las dudas), sentí un optimismo que duró apenas unos segundos, hasta que como tú apuntas claramente, hace su entrada el maldito bastardo. A partir de ahí, todo al carajo. Otra ocasión perdida: tanto dinero para nada...
EliminaUn abrazo.
El tema del cine bélico que ,como sabes, comentamos en el apartamento me queda cada vez más lejano..ya tiene que ser buena para que me apetezca "entrar" en la historia.
ResponEliminaHace apenas unos meses me vi unas cuántas, entre ellas algunas clásicas muy interesantes pero lo último que me gustó fueron dos series, una alemana :Unsere Mütter, unsere Väter (Hijos del tercer Reich) y Bands Of Brothers (Hermanos de sangre).
No he visto la que reseñas y me han quedado poquitas ganas aunque he leido criticas más favorables..no sé si tendrá algo que ver con Tank (El Tanque) pelicula de 1984 o nada que ver en absoluto, parece que sigue primando la brutalidad y el esperpento para susrayar el horror , la falacia del honor y la gloria de la guerra, que no tiene que ver con el heroísmo de sus protagonistas (y con ésto me refiero a los que de verdad participan del conflicto).
Otra cosa es que sí se pueda tratar con humor, humor negro y sarcásmo para hacerlo más digerible, pero claro con un guión inteligente. Ejemplos hay.
De todos modos pasa el testigo a gente más experta que yo en el tema.
Tú si que has pasado de las "mieles y la mágia " al lado oscuro de la luna, sire.;P
Besos. Milady
Tu experiencia, querida Milady, vale tanto como la de cualquiera: ya sabes que en esta casa no hay puertas y que rige el principio del gusto, que, evidentemente, es personal y subjetivo, aunque sí transferible por medio de consejos: no creo que te vaya a gustar, la verdad, este producto, que no pasará a la historia del cine. Supongo que se habrán inspirado en alguna que otra pieza anterior, pero el conjunto desmerece.
EliminaTomo nota de esa serie que enlazas: gracias por el dato, que desconocía.
Besos.
p.d.: para miel mágica la que descubrí ayer dando tumbos por el éter: creo que me valdrá para una entradilla... :-)
El único interés que tiene esta película es la logística que muestra de cómo ocurren las cosas dentro del tanque. Fuera del tanque, es burda, superficial, vulgar y terriblemente mediocre.
ResponElimina(Caramba con Paco... )
Un abrazo
Fíjate, Alfredo, que le voy dando vueltas a un detalle: de los cinco, sólo dos están totalmente a ciegas, apenas viendo el exterior por las mirillas telescópicas, o así me lo pareció, y habiendo ahí un tema complementario, pasan por encima sin resaltarlo.
EliminaÚltimamente los usamericanos se empeñan en que todos sus ¿héroes? se hacen cargo de salvar al mundo o cuando menos a un montón de gente: ya cansa, sobre todo cuando la única solución consiste en matar: cuando el protagonista orgullosamente asegura que ha matado alemanes en Africa, Italia y Francia y que está en Alemania para acabar con ellos y con ellos con la guerra, siento arcadas...
Un abrazo.
Pues no la he visto (y no tenía muchas ganas, y tal como la pones pues...). Solo una cosa
ResponElimina"superficialidad propia de un tebeo para críos"... ¿Por qué no "superficialidad propia de una mala película?
Hay muchos tebeos para críos que pueden ser superficiales, pero otros que no lo son en absoluto. Y siempre me ha molestado cuando en alguna reseña el crítico hablaba de que la película era mala "como de tebeo"... Y yo me decía "será como los que ha leído él"... No hagas tú lo mismo, lorito ;-)
Un abrazo.
Ja,ja... sabía que lo dirías: a punto estuve de señalar claramente las Hazañas Bélicas de mi infancia en la que los "malditos amarillos" eran los causantes de todo mal. Tebeos para críos, para gentes con poca o escasa preparación, sí. Historias maniqueas y simples. Que haya historias gráficas que se aparten del general no salva la gran mayoría: y para muestra, cualquier película de tíos -tías- en pijama de esas que recaudan millones en este siglo. Que también las veo, pero que no las critico a menos que pretendan auto otorgarse un nivel del que carecen en su mayoría.
EliminaUn abrazo.
Buf.. Tercera vez que escribo este mail.
EliminaDecía que a mí los de "Hazañas Bélicas" nunca me interesaron demasiado. Me atraían mucho los cómics de guerra de Harvey Kurtzman por cosas que había leído sobre ellos. Claro que pasarían años hasta que pudiera leerlos.
Pero mira, hace nada han editado una antología en castellano
http://gencomics.es/guerra-harvey-kurtzman/
Y aquí tienes una historia de muestra, que igual es hasta te parece mejor o menos superficial que la peli del tanque: http://makingcomics.tumblr.com/post/14791401543/harvey-kurtzman-big-if
Y lo otro, cuando toque entonces ;-)
comentario, no mail...
EliminaMejor esa historieta breve, David, sin duda. Las Hazañas Bélicas que yo leía no eran de ese estilo, desde luego. De hecho, de ese estilo lo son la minoría absoluta... :-)
EliminaLos problemas con comentarios en blogger quizás se puedan obviar controlando las galletitas o cookies tal como advertí el año pasado...
Un abrazo
Vaya....mi gozo en un pozo....la verdad es que me motivaba verla ya que vi "dueños de la calle" de Ayer y me pareciò bien, y me dije que igual merecia la pena quedarme con el nombre...pero si los caracteres son maniqueos y la historia patina mal vamos....Lo extraño es que suceda siendo èl el productor, lo que indica que es un proyecto personal....pero ya veo que ni asì....
ResponEliminahe visto el trailer....y....mmmmm....me da que a este gènero los videojuegos y su estètica le han influido bastante....me da rabia ya que la premisa me atraìa....por cierto el peinado del prota...no sè....un abrazo.
Lo cierto, Víctor, es que escrita por Ayer ví la de Training Day y no me gustó nada, así que en esta ocasión pequé por falta de información o más bien por pereza, por no consultar antes, y por curiosidad también, claro.
EliminaDesde luego, Ayer es el mandamás o por lo menos ostenta todos los cargos de influencia: que luego su estrella haya metido baza no digo que no, pero el palo se lo lleva el director, que para eso cobra.
Lo de los corte de pelo -el prota y otros también- es un tema en el que no me he metido por no querer estudiarlo a fondo, pero me temo que ahí han metido la gamba tanto como con las trazadoras de colores de las ráfagas ametralladoras.... y con la forma de luchar de los alemanes frente al carro de combate: cuando hice la mili, de infante, me dejaron bien claro que lo primero que se hacía con un carro del enemigo parado era intentar colar dentro cuantas más bombas de mano mejor: nada de asomarse para ver si hay gente dentro..... porque te disparan sin pensarlo dos veces....
Un abrazo.
Ayer vi Into the woods...Espero tu comentario por aquí para que hablemos de ella.
ResponEliminaComo decía el ex-honorable: ara no toca.
EliminaYo es que hace mucho que no me tomo enserio este tipo de películas americanas con la guerra como tema principal. Me parecen muy propagandistas, siempre son los buenos y los todo poderosos.
ResponEliminaSobre lo de "honor y gloria", poco puedo decir. Absurdo tomo. Como la película, según cuentas, que he estado dudando bastante en ver, y que creo que será que no.
Lo malo, Bea, es que la propaganda cada vez la hacen peor: antes muchas películas bélicas disponían de un mensaje casi subliminal pero estaban bien hechas. esta resulta demasiado evidente, casi ramplón y además no llega a emocionar nunca.
EliminaBesos.
Alguien me dijo que era "de las del tipo de Puente sobre el río Kwai", no se que me quiso decir con eso. Supongo que me lo dijo porque ambas siguen a un grupo de personas que tienen una misión u objetivo común en el marco de la guerra.
ResponEliminaAnte todo, bienvenida.
EliminaNo me parece, Valquiria, muy acertada esa referencia a la película de David Lean: por muchos años que viva David Ayer, jamás podrá llegar a filmar nada parecido, me temo.
Incluso las tramas carecen de semejanza alguna: en ésta es un grupo de cinco soldados dedicados a matar y en la otra.... bueno, en la otra hay tema personal tan amplio que no cabe en este reducido espacio, porque David Lean sí cuenta con personajes dotados de una psicología compleja: de la de Lean se podría debatir durante horas y de ésta, sin ser reiterativo, en media hora te sobra....
Besos.