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dilluns, 26 de desembre del 2016

Contra viento y marea





Un poco a lo loco, parece.

La frenética carrera que los hermanos Howard han iniciado moviéndose de un pueblucho a otro en medio del oeste texano para atracar una sucesión de sucursales bancarias obteniendo botines rápidos y nada escandalosos, allá unos muchos miles, acullá unos pocos, pistola en ristre, torpe máscara y viejos coches robados que entierran en un hoyo una vez usados, despierta un recelo en su acabóse, por cómo se borra toda huella: un cementerio -literal- de desvencijados automóviles que desparecen de la faz de la tierra, tragados por el polvo en el patio trasero de un rancho que vio sus mejores momentos años ha.

Tanner Howard (Ben Foster)no acaba de comprender la manía de su hermano Toby (Chris Pine) por ocultar de inmediato los coches que usan en sus atracos ni tampoco qué es lo que va a pasar con todo ese dinero que, para borrar su rastro, cambian por fichas en el casino que hay en la reserva comanche de la región, vestigios de malos arreglos indígenas del pasado reciente. Fichas que recuperan en otros billetes, pasada la madrugada, nuevo día, nuevo banco a robar, hasta conseguir la meta.

Porque hay una meta: ergo, no tan a lo loco como parecía.

Esto se lo huele el viejo Marcus Hamilton (Jeff Bridges)advirtiendo que va a ser su último caso como servidor de la Ley en su calidad de Ranger de Texas: esos atracos van a acabar siendo predecibles, martillea una y otra vez los oídos de su compañero Alberto Parker (Gil Birmingham), del que se burla asegurando que le imita vistiendo camisa blanca como él, porque aspira a sentarse en su sillón así se retire, en unas semanas: Alberto, con ascendientes comanches, le llama cascarrabias mientras se pellizca la camisa blanca, uniforme oficial, con su chapa y todo.

Dos hermanos ladrones, atracadores de bancos, perseguidos por dos viejos colegas que disimulan el mucho aprecio que se tienen, no vayan a pasar por blandengues.



Cada uno de los cuatro tiene su personalidad definida en pinceladas que Taylor Sheridan va marcando conforme se desarrolla el guión; mejorando mucho su anterior trabajo, presenta una historia atemporal sin artificios ni trucos en la que la acción se desarrolla con fuerza y la trama avanza proporcionando nuevos datos que permitan entenderla.

David Mackenzie agarra el guión de Sheridan y escribe con la cámara una película del oeste, un western moderno provisto de todos los elementos del género, desde los horizontes interminables, la luz apisonadora, la sequedad del gesto y la mirada entrecerrada, prieta la mandíbula, unos tipos que no por no montar a caballo dejan de ser prototipos del lejano oeste.

El título original, Hell or High Water (2016) hace justicia a la trama y a la forma con que nos la cuentan. Estoy convencido que la decisión de traducirlo como Comanchería (por favor, traductor tontorrón, otra vez, mírate la película antes de meter la pata y también, porqué no, consulta antes porque disponemos de frases más que afortunadas) habrá causado decisiones que son de lamentar.

Porque Mackenzie, como buen europeo, dedica todos sus esfuerzos a retratar con sencillez y pulcritud una historia que se va desarrollando como quien dice ella sola, con naturalidad, provista de una fatalidad que el espectador ya sospechaba, hasta un desenlace apropiado: vista, el cinéfilo veterano inmediatamente aprecia el buen trabajo realizado por un director que sabe exprimir todos los elementos a su alcance, consiguiendo esa engañosa sensación de facilidad aparente: consigue de Giles Nuttgens el que debe ser su mejor trabajo hasta ahora como director de fotografía y en otro aspecto demuestra Mackenzie una finura espectacular, porque obtiene del cuarteto protagonista unas interpretaciones asombrosamente naturales, muy por encima, lo reconozco, de lo que me esperaba en mis más optimistas espectativas: Jeff Bridges aparca varios de sus manierismos marca de la casa e incluso Chris Pine demuestra saber hablar pausadamente y con intensidad.

La simplicidad habitual, ineludible, de las sinopsis que acompañan las promociones cinematográficas, reduce en cuatro líneas leídas mil veces, repletas de tópicos, una historia que como los westerns clásicos, se sirve del escenario, del ambiente, de los tipos, para presentar cuestiones de mayor calado, aquellas que mueven a la gente a tomar decisiones importantes: ésta no es una mera película de acción porque quienes se ven abocados a ella acuden con las alforjas bien llenas, sin que las motivaciones de unos y otros lleguen a influir en la caligrafía cinematográfica adoptada por Mackenzie, que opta por mantenerse como observador privilegiado de la naturaleza humana, sin entrar en valoraciones éticas de ninguna clase, incluso admitiendo una conclusión abierta.

Una trama más compleja de lo que a primera vista se advierte, bien ideada, bien presentada y bien interpretada deviene en una de las mejores películas de este año que vamos dejando atrás: por sacarle un aspecto mejorable, señalaría que los diálogos podrían afinarse para reflejar con más fuerza los caracteres y entonces nos hallaríamos, sin duda, ante una pieza de mayor calado, una rara avis en el siglo que vivimos.

Desde luego, recomendable a cualquier cinéfilo que se haya dejado engañar por el nefasto título y la haya obviado y también, claro, para quien le pasó inadvertida.


Tráiler


Cuidado: en los comentarios puede haber algún chivatazo no deseado por quien no haya visto la película.


12 comentaris :

  1. No mandas más que deberes, lorito. El documental de la entrada anterior y películas que se me acumulan. La apunto, y en cuanto la vea, vengo a decirte qué tal.
    Antes voy a ver un par de las que hablaste hace bastante más y que tenía en la lista: Nine y Ocho sentencias de muerte. Las veré primero ( a ver si puede ser esta semana; si no, ya, el año que viene ;-) ) y pasaré también a decirte qué me parecieron.
    El libro de Capra es muy muy entretenido. Y conozco a un par de bloggers que son bastante fans del libro (y del director, vale)... Otra cosa es cuánto tiene de real. Por lo visto, el primer borrador que escribió Capra debía ser un libro en el que se ponía a caldo y se imaginaba que le recordarían como un alcohólico acabado. Algún amigo leyó la autobiografía y le dijo que la cambiara y que la hiciera como una de esas pelis que hacía. Y eso es lo que es. Luego puede venir el crítico Joseph McBride y "desmontarte" la autobiografía de Capra en su libro (que aún no he leído; ya caerá). Pero da igual. Es como ese prólogo que firma John Ford en el que dice que Capra es el mejor director del mundo. Una cosa es quién lo firmó y otra quién o cómo se escribió.
    "Casi veinte años después, Frank Capra fue a ver a Ford a su casa para hablar del prólogo de su autobiografía, "The Name Above the Title", que Cliffton estaba escribiendo de tapadillo en nombre de Ford. Página 561 de Tras la pista de John Ford...de Joseph McBride.
    En fin...si lees la biografía de McBride sobre Ford también te quedas con una impresión del tipo que vaya... Pero más allá de cómo fueran realmente las vidas de estos dos directores, lo cierto es que los dos son ya clásicos y tienen muchas obras maestras en sus respectivas filmografías.
    Lo que sí me apetecería volver a ver es un documental sobre Capra, Frank Capra's American Dream narrado por Cassavetes (que curiosamente adoraba el cine de Capra; su director favorito; tiene una frase que me encanta.. algo en plan: "Quizás nunca existió el sueño americano, quizás solo existió la América de Capra). Aquí hay otro documental sobre Capra, que está subtitulado (igual lo veo antes que el de Parrondo) https://www.youtube.com/watch?v=WE7ZkW1MEU4 pero no es el que yo digo, que estaba francamente bien. No está por youtube. Si lo pillas por ahí, más que recomendable. Alucinas con las protestas y las pegas que pusieron a pelis como "Caballero sin espada" porque se atrevían a insinuar que un político podía ser corrupto (jaja)

    Un saludito.

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  2. Ah! Y ya sabes que igual el traductor no pudo hacer nada. Que sugirió los títulos que apuntas pero que alguien de arriba dijo: No, Comanchería. Y no hay más que discutir.
    Está claro que el título tenía que haber sido: Todos tenían bigotes.

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    1. Jajaja...tenian bigotes y mucho polvo. ;D

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    2. No pudo hacer nada, no pudo hacer nada.... ¡cuentos!
      Hay que plantarse, caramba. Si es que leí en una crónica que lo de Comanchería se debía al territorio, que si el condado, que si tal y cual: ¡pamplinas! ¿Tú sabes si el autor estuvo horas comiéndose el tarro para decidir un título? Y luego llega el listillo de turno y va y se lo cambia: claro, como no tiene lo que hay que tener para dirigir su propia película.....
      Muy poca vergüenza es lo que tienen, aparte de incultura....
      Un abrazo.

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  3. La he visto en vos y en casa para más detalles. Ya sé que lo suyo es la sala oscura pero..había interés y no defrauda.
    Es todo eso que dices aunque si la reviso.. lo mismo le encuentro más cosas.
    Yo es que soy muy fan de Jeff Bridges, me le creo siempre y ese chico,Ben Foster, me parece un tipo que no pasa desapercibido. Y el nuevo capitan Kirk tambien se gana el sueldo.
    Un western "moderno" pero con tintes clásicos.

    Estupenda reseña, por cierto.

    Besos. Milady

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    1. ¿Me dirás ahora, Milady, que me dejo cosas en el tintero?
      Si luego te quejas de que meto spoilers... ¡no te digo!
      Verla en v.o.s. es la única alternativa, Milady, porque últimamente los doblajes son de pena y te hurtan el buen trabajo de los actores. A mí Bridges en ocasiones me parece pasado de rosca, pero aquí me gustó y desde luego, nunca hubiera imaginado a Pine tan sujeto... :-)
      Besos.

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  4. Me encantó este thriller polvoriento y sudoroso de la América rural de Nuevo Méjico; de ese par de hermanos que, con el fin de saldar una deuda familiar con los bancos, se dedican a asaltar pequeñas agencias de una entidad bancaria muy concreta ante la atenta mirada de un obstinado y cascarrabias sheriff local que, a punto de jubilarse. De compacto guion y fuerza del personaje del policía creado por un impresionante Jeff Bridges aún en plena forma, así como los buenos trabajos de unos sorprendentes Chris Pine y Ben Foster, hacen que una vez salido del cine no dan ganas de gritar para que te devuelvan el dinero de la entrada y de las palomitas con exceso de sal y remojadas. Si a todo ello le suman un puntito de humor de lo más cínico, un inevitable toque de tragedia y la solidez de la crítica social y política que lleva implícita su argumento. Uno desea ver más películas de calidad y por este motivo caigo en la trampa para ratones en muchas de las películas que voy a ver creyendo que, al menos, no serán una soberana vergüenza.

    Un fuerte abrazo.

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    1. Dí que sí, Paco: ojalá este año que empezamos pudiéramos ver, cada mes, una del mismo calibre. Yo me daría por contento...
      Un abrazo.

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  5. Me ha gustado. Y no sé si porque ayer vi la de Rogue One, la he valorado incluso más de lo que debería (no creo). Me encanta que por una vez todos los personajes (ladrones, policías y ciudadanos) están de acuerdo en aquello que no recuerdo a quién leí: "En el antiguo Oeste, si antes alguien quería ser un ladrón, robaba bancos, en el nuevo Oeste, los funda".
    Un saludito.

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    1. Esa del Rogue me parece que no la veré, porque estoy recibiendo unas sensaciones, David, que me hacen temer lo peor. Evidentemente, tras lo declarado, entiendo que el nivel de ésta te haya parecido superior: la frase, desde luego, es muy afortunada (y verídica)
      Un abrazo.

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  6. A ver a ver que parece que me funciona lo del comentar....y me desdigo...en una primera impresión me gustó está peli y así lo dije...pero según han ido pasando los días la cosa ha cambiado y mucho, o el que he cambiado he sido yo....el caso es que ahora mismo y cuanto más lo pienso menos me gusta.
    Me parece rutinaria hasta decir basta...e incluso molesta por un presunto didactismo social que intenta en vano darle una mano de barniz a la cinta de esa américa profunda desarraigada y pobre que al parecer es la que al final termina tan quemada que vota lo que vota. Pero ese análisis social de un pais agrietado es en su descripción muy barato, de escasa profundidad y se queda a medio camino....por culpa de numerosos clichés entre los que se encuentra el personaje de Jeff Bridges, sobre el que habría mucho que hablar...toda la vida puteando al compañero con chistes racistas para luego dar la imagen de camarada y amigo que desea ser "él" quien vengue su muerte ejecutando al otro. Menuda pieza, necesitaría ese papel menos tópicos y mas intertexto, mayor sutilidad, Pasa igual con la pareja protagonista...ya se cuidan en el guión muy mucho de que el que interesa no se manche las manos de sangre...dejando al otro en una posición de sacrificio incluso más altruista y poco creible, cosa que no responde al carácter del tipo.
    Aun así, sigue siendo una película que me llama la atención por su falta de personalidad a la hora de filmar, sin apenas estilo visual.
    Y aun así el resultado nos lleva al principio...que esperaremos cando una película tan rutinaria nos hace pensar que la añoraremos ante lo que se avecina...así está el patio. Un abrazo

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    1. La añorarás, no te quepa duda, Víctor: claro que el remedio sigue estando en la estantería, con ilustres precedentes sensiblemente más dignos por no decir mejores.
      Los defectos que señalas están ahí, sin duda, pero aún así sigue siendo, para mí, de lo más aceptable. Desde luego, discutible, y, probablemente, así que la veamos dos veces más, aumente la sensación de que la idea se podía haber realizado con más fuerza y carácter, sí.
      Te veo muy optimista cuando reclamas estilo visual, que es lo más parecido a personalidad cinematográfica, a sello, a distingo, cuando es una característica desde hace años desaparecida; me contento con que ni siquiera lo intenten, como en este caso, tratando de ofrecer la trama con sencillez...
      Alternar clásicos y cine de este siglo sólo debe hacerse bajo prescripción.... jajaja...
      Un abrazo.

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