Agatha Christie como síntoma (III)
Sesenta y seis novelas y catorce colecciones de relatos cortos dedicadas todas esas letras a presentar aventuras de intriga -con mayor o menor gracia literaria- convirtieron en superventas cualquier edición en la que apareciera su nombre y como es lógico la industria del cine y la televisión aprovechó a conciencia las piezas fruto de la fecunda pluma de Agatha Christie llegando a fecha de hoy a 159 créditos en imdb contando algún futurible espantoso, varios productos interesantes y algunos verdaderamente sobrantes y estaba el otro día meditando sobre la circunstancia y me pareció que en relación a Agatha y sus versiones, adaptaciones y traiciones, el cine y la televisión han dado muestras de un devenir cuando menos interesante sobre el que podemos detenernos en cuatro recientes muestras.
Ahí va la tercera:
Ordeal by Innocence (Inocencia trágica) es la penúltima intromisión de la ¿afamada guionista? Sarah Phelps en el mundo inventado por Agatha Christie precisamente en una pieza que ya había recibido dos versiones poco afortunadas, una para el cine y otra para la televisión, ésta con la inesperada aparición de Miss Marple en una trama que jamás contó con la entrañable anciana, bien que manteniendo en buena parte el curso de la novela.
Quizás por esos antecedentes Sarah se atrevió a meter mano de forma inmisericorde en la trama añadiendo conceptos absolutamente inusuales e impensables en toda la obra literaria de Agatha Christie cuales son los abusos tanto hetero como homosexuales en un "agiornamento" bastante arriesgado que pretende mostrar una familia burguesa con varios esqueletos en los armarios y algún que otro cadáver que va apareciendo provocando el incremento de la intriga que sigue en parte el discurso de la novela original con las citadas alteraciones y otras más que culminan en un desenlace muy diferente al que habremos podido leer en la novela y un final que recuerda a una famosa película (dirigida por un argentino en 2009) que sufrió un refrito estadounidense en 2015 como muchos absolutamente innecesario, cuya existencia es signo de los tiempos que corren.
Las modificaciones debidas al ingenio de la guionista de alguna forma pretenden dar a la trama una pátina cercana a los noticieros amarillos de esta época, pero ¡ay! descuidan unas relaciones interpersonales o más bien las alteran dejando de camino una lógica sentimental que ya no tiene lugar, reduciendo en definitiva la riqueza de unos motivos criminales que así, más simples, pierden fuerza narrativa.
A lo que vamos: tres horas de metraje ha necesitado la Phelps para explicar lo que otros ya habían contado en la mitad de tiempo, pero tiene a su favor, una vez más, la comparecencia del aparato de la BBC que no suele escatimar gastos en ninguno de los conceptos, aunque para ellos resulte fácil largarse a la campiña inglesa, alquilar unas semanas una villa de buen ver situada en un paraje envidiable, cabe un lago, y, sin necesidad de cambiar mucho el mobiliario, proceder al rodaje. Vestir los personajes y redondearlo todo con atrezzo de primera calidad son marca de la casa, lo mismo que la composición del elenco, habitualmente con mayoría de solvencia contrastada más la comparecencia de alguna figura destacada.
La ventaja de lo que venimos a conocer con el adjetivo de "coral" es que las actuaciones son fragmentadas a causa de la aglomeración de personajes que pueblan la magnífica villa más los que entran y salen de continuo, con lo que los intérpretes pueden lucirse sin tener que sostener el tipo durante largas escenas. De hecho, esta circunstancia la podemos constatar en casi todas las versiones filmadas de las novelas de Agatha Christie, salvo las protagonizadas por sus detectives preferidos que, lógicamente, tienen su parte del león en los guiones.
En este caso, la diversificación de los personajes como elementos de interés beneficia a todos los intérpretes, encabezados por Bill Nighy, Mathew Goode y Anna Chancellor y no perjudica la narración, bien orquestada por la directora Sandra Goldbacher que sabe mantener la acción a un ritmo correcto durante los tres episodios y demuestra conocer su oficio tanto en lo que hace a la muy correcta dirección de intérpretes como a los movimientos de cámara dentro de la mansión, usando la steady con mucho criterio y ligereza y sin abusar, perceptible únicamente en el recuerdo de las imágenes y secuencias vistas, lo que dice mucho en su favor, pues dedica su apreciable labor a contar la historia con la cámara de la forma más eficaz y sencilla.
Probablemente el formato impone la aparición de momentos que causan una morosidad indeseable que en otras manos hubiesen desaparecido bajo el imperio de las tijeras, pero hay que tener en cuenta que es un producto televisivo y la posibilidad de mantener audiencia durante tres episodios es un factor a priori nada desdeñable para la BBC aunque apostaría un café y un donut a que Sandra estaría encantada de pasarla por moviola y presentarla en salas de cine, porque aún sintiendo que algunas modificaciones del original chirrían, es una buena pieza para llevarse al talego: es de esas ocasiones en las que el guión se ve superado claramente por el resto de los elementos.
Veremos, a fin de año, o a primeros del que viene, si Poirot resiste el embate de la Phelps con la ayuda de Malkovich.
De momento, esta mini serie puede recomendarse, con reservas.
Interesantísimas estas crónicas, amigo Josep. Como no sé nada de las últimas producciones basadas en las obras de la dama del crimen me vienen la mar de bien. Solo pequé con “Asesinato en el Orient Express” y creo que te conté el motivo de dicho pecado: domingo por la tarde, bola de rastrojos por las calles, niños llorando a lo lejos, perros aullando, etc. La desesperación. Echas un vistazo a la cartelera y te deprimes más, pero al final apuestas por una historia de Agatha Christie. Sales del cine por la puerta trasera. Grillos a lo lejos. Veinte euros menos en el bolsillo y la lengua reseca por el exceso de sal en las palomitas, más la indignación por haber sido estafado, tanto en el precio de la entrada, como por la película, las palomitas y la pequeña botella de agua (2.50 €). Deberían hacer una película de todo esto, ¿no crees amigo mío? Se podría introducir en la trama un montón de asesinatos y descubrir que la asesina es esa chica adolescente con la cara llena de acné que vende con desgana palomitas envenenadas que saltan alegremente dentro de la palomitera. Ya sabemos que el “veneno” era el crimen favorito de Agatha.
ResponEliminaPor cierto, ¿has visto “La casa torcida” (2017), de Gilles Paquet-Brenner, con Max Irons, Glenn Close y Terence Stamp? Yo no.
Un fuerte abrazo, amigo Josep.
Si Agatha aún estuviese entre nosotros, amigo Francisco, a buen seguro que tu descripcion de una tarde de cine le inspiraría como poco una buena novela corta en la que, posiblemente, la dispensadora de palomitas, como apuntas, sería la asesina, aunque quizás el invisible acomodador sería cómplice, al practicar la desaparición de esos espectadores recalcitrantes.
EliminaEsta serie, a pesar de los cambios buscando o pretendiendo una actualización, se deja ver y por lo menos no acabas de verla con mal humor, aunque la verdad es que a mí me gusta más el desenlace de la novela.
A tu pregunta, te respondo: aguarda unas horas....
Un abrazo.
Quiero verla y si la pones bien, ya voy con otro ánimo.
ResponEliminaMás besos
Si no has leído la novela ni has visto el episodio en el que "entrometieron" a Miss Marple, Milady, creo que, por sus buenas interpretaciones y su magnífica ambientación de la época, te va a satisfacer, aunque algún aspecto no acabe de encajar con lo usual en la Christie. Yo de tí, la vería.
EliminaBesos.
No la he visto. Y al contrario que a Abril, aunque la pones ¿bien? (mmm... no sé)... tengo otras cosas pendientes para ver que en principio me interesan más.
ResponEliminaEso de "actualizar" tramas o personajes añadiendo conceptos como los que mencionas me suele fastidiar bastante. Pero bueno, si funciona... el problema es que no suele hacerlo (estoy pensando más en cambios en personajes de tebeos, Josep (se vuelven a "recontar" historias que modifican a los personaje... es algo que se hace muy a menudo y la mayoría de las veces...a peor).
Precisamente lo que apuntas es otro de los síntomas que alrededor de las piezas de Agatha se pueden observar, David: como tú, no rechazo a priori actualizaciones, pero la verdsad es que la experiencia suele ser mala y ello debería ser motivo de preocupación, me parece...
EliminaUn abrazo.