Agatha Christie como síntoma (II)
Sesenta y seis novelas y catorce colecciones de relatos cortos dedicadas todas esas letras a presentar aventuras de intriga -con mayor o menor gracia literaria- convirtieron en superventas cualquier edición en la que apareciera su nombre y como es lógico la industria del cine y la televisión aprovechó a conciencia las piezas fruto de la fecunda pluma de Agatha Christie llegando a fecha de hoy a 159 créditos en imdb contando algún futurible espantoso, varios productos interesantes y algunos verdaderamente sobrantes y estaba el otro día meditando sobre la circunstancia y me pareció que en relación a Agatha y sus versiones, adaptaciones y traiciones, el cine y la televisión han dado muestras de un devenir cuando menos interesante sobre el que podemos detenernos en cuatro recientes muestras.
Ahí va la segunda:
Murder on the Orient Express (2017) (Asesinato en el Orient Express) es una gota más que va colmando el vaso contenedor de las decisiones erróneas tomadas por el antaño inteligente Kenneth Branagh que por contra cabe suponer se está enriqueciendo, ya que resulta dudoso que no perciba su declive artístico, por mucho que se empeñe en disimularlo.
Ver a Kenneth disfrazado -que no caracterizado, que es otro nivel más alto- de Hercule Poirot con esos bigotes diabólicos que cualquiera sabe el bueno de Poirot deploraría y aborrecería en parte iguales ya deja al espectador patidifuso y desconcertado: ¿esto que es?¿una farsa?¿un choteo?.
Por suerte, el guión mantiene la estructura original, archisabida, porque, amigos, compañeros, queridas lectoras, no hace ninguna falta recordar que antes ya David Suchet (en 2010) y Albert Finney (en 1974) [nos olvidamos caritativamente de Alfred Molina en 2001] lo resolvieron luciéndose y que incluso desde 2006 hay un video juego basado en la trama.
Pero, Kenneth, vamos a ver: ¿es que se te ha secado el cerebro? ¿Poirot? Sólo te faltaba que a finales de este año 2018 aparezca John Malkovich en la tele con la serie The ABC Murders
En esta última versión perpetrada por Kenneth hallaremos otro de los síntomas que adolecen la pantalla de cine de este siglo: hay una infantilización que desprecia cualquier tipo de inteligencia residente en el espectador al que se le da todo mascadito, no vaya a confundirse, y, especialmente, hay que dar espectáculo visual: mucho movimiento de cámaras, ruidos, acción física, trompazos, peleas.
Todo lo contrario al prototipo Poirot, célebre por sus "células grises" como llama a su tejido neuronal que sobrepuebla su cerebro, siempre trabajando, siempre atento al detalle insignificante, en esta ocasión a merced de un complot ejecutado con maestría por nada menos que doce decididas personas que no contaban con la presencia del belga impertinente y maniático, en esta aventura imprevista encerrado en un habitáculo tan reducido como pueda ser un vagón del famoso tren Orient Express que cursa su camino entre Estambul y Calais, atravesando Europa.
Branagh, con la complicidad del guionista Michael Green, presenta un Poirot desconocido para todos los que como quien suscribe han acabado seducidos por los modos y maneras del gran David Suchet que exprime el personaje ideado por Agatha Christie de un modo ejemplar. Naturalmente tiene Kenneth derecho a interpretarlo a su modo y manera, pero lo que no debería es tomárselo a cachondeo ofreciendo una interpretación risible, facilona, impropia de un tipo que ha sido capaz de grandes trabajos. Me temo que le está pasando lo que a Anthony Hopkins, que fue pisar suelo americano y olvidarse que es un buen actor, dedicándose a hacer el vago cobrando mucho por ello.
Por si destrozar un arquetipo no fuera suficiente, Branagh se olvida del carácter claustrofóbico que ya existe en la novela constriñendo al detective con todos los sospechosos en un reducto mínimo y por contra, se dedica a buscar la mínima ocasión para dar aire a la narración obteniendo justo lo que menos le conviene.
Para acabar de rematar la faena, Kenneth se olvida de dirigir a los intérpretes a sus órdenes -naturalmente a él, juan palomo, tampoco hay quien le ayude- y el elenco repleto de nombres famosos parece una olla de grillos en un concierto disonante en el que cada quien va por su cuenta y riesgo, lo que no acaba de convenir a una comunidad criminal decidida y ajustada en sus acciones para que todo vaya milimétricamente dispuesto.
Una versión totalmente innecesaria atendidos los excelentes precedentes: la falta de originalidad, otro síntoma decadente del cine actual, nos lleva, desafortunadamente, a otro refrito próximo: de nuevo el bigotudo esperpéntico resolverá el crimen de Muerte en el Nilo, como si no conociéramos ya trama y resultado. Puestos a elegir una nueva de Poirot, ¿qué tal, Kenneth, si te ocupas de alguna que NO se haya hecho en cine? No sé, por ser un poco menos cansino, vaya.
Bueno, Ben Afflec, Kenneth Branagh, Johnny Depp, etc., entrarían muy bien en el gran carrusel siniestro de la imaginación de la gran dama, pero como secundarios en el ángulo oscuro de esas mansiones que intentan competir con el gótico. Describes a la perfección a ese Poirot caracterizado por el, enigmáticamente ido, Kenneth. En ese filme vemos dentro de un túnel a los pasajeros adoptando la efigie de la Santa Cena. No he querido perder el tiempo en dilucidar respecto a esa gilipollez. Y la película finaliza amenazando nuevas entregas. No creo que las haya, o eso pienso yo, porque ha sido un rotundo fracaso. Al viejo Kenneth solo le falta un casco vikingo con dos cuernos cuando hace su aparición, por primera vez, en esa película.
ResponEliminaLa gran dama tiene un personaje que me fascina, además de ser genial: Ariadne Oliver; parodia de sí misma. Novelista de novelas de misterio donde acuden a ella para ayudar en casos difíciles de solucionar. Alfred Hitchcock utilizaría un personaje similar en “Sospecha”. Ariadne interviene como personaje secundario en siete novelas de la gran dama y tiene un papel más predominante en “El templete de Nasse-Horse”.
De Agatha me gusta mucho esas novelas donde no intervienen ninguno de sus famosos personajes, incluyendo a Miss Marple, que son once en total. Ahí tenemos “Diez negritos” de cuya historia ha sido una constante en el cine, tanto de terror como en el psicothriller o en la ciencia ficción. Ahí tenemos “Pasajero a Frankfurt”, que anticipa las novelas de James Bond. “Destino desconocido”, “Inocencia trágica”, “Noche eterna”, “El misterio de Pale Horse”… todas estupendas.
Si no la conoces, amigo mío, te recomiendo su última novela, su testamento literario, que no fue “Telón”, la última aventura de Poirot, sino “La puerta del destino”; una obra absolutamente maravillosa. Una delicia volver con la adorable pareja Tommy y Tuppence. Comienza con un auténtico homenaje medio encubierto a los libros y a la literatura, a la lectura, al placer de la misma, a los tesoros y secretos que se pueden encontrar entre viejas páginas. Es interesante esa investigación hacia el pasado, un pasado lejano y todo por una frase escondida en un viejo libro.
Recuerdo que hace muchos años me compré su “Autobiografía” en la mítica Editorial Molino. Leí a la espera de que ella contara el motivo de aquella ausencia amnésica que tuvo en vilo a medio mundo. No decía nada al respecto. La encontraron en cierto hotel tocando el piano melancólicamente y sin acordarse de nada. Hubo muchas especulaciones y yo no me quedo con ninguna. Tengo la mía propia. En “Agatha” (1979), de Michael Apted, Dustin Hoffman, un reportero americano investiga el caso; pero por muy larga que tenía la nariz no cuela.
Un fuerte abrazo, amigo mío.
Cuanta razón tienes, apreciado Paco, al señalar que a Kenneth sólo le falta el casco cornamentado: me parto el pecho de risa: ojalá se me hubiera ocurrido, porque andaba buscándole un significado que tú me esclareces con una pincelada: no puede ser más grotesco, más alejado del remilgado personaje. Su única comparación le sitúa justo al lado del Sherlock "actualizado" por Robert Downey Jr que probablemente, por tu buen juicio y pasión holmesiana, te habrás ahorrado.
ResponEliminaEn esta ocasión -y apunta a que pronto aparecerá Muerte en el Nilo- la debacle es de las de campeonato y la Dama Agatha, como referencia, señala la decrepitud intelectual del cine, que confunde actualizaciones con meras indigencias mentales.
Un abrazo.
Aunque Suchet es mi favorito me gustaba Peter Ustinov en el papel de Poirot. Incluso el paródico James Coco de "Un cadáver a los postres" es más convincente que Brannagh al que se le fue la olla con su Frankenstein. Además, Pfeiffer actúa en el papel que en la anterior versión hizo Lauren Bacall y claro, no es lo mismo...
ResponEliminaSaludos!
Borgo.
Coincido en tus gustos, Borgo. No he querido entrar en comparaciones de elenco, uno por uno, por no hacer sangre. Es lo peor de haber visto la misma historia con otros profesionales...
EliminaUn abrazo.
He de confesar que "intenté" verla por Brannagh pero no pude con ella de puro aburrimiento. Conociendo la obra, el final y con el antecedente de la de Lumet y ese Albert Finney que no me convencía mucho, coincido con Miquel (aunque tampoco del todo) en un Poirot en la piel de Peter Ustinov, pero sí el resto del reparto...en fin, que no.
ResponEliminaSuscribo tu reseña...mucho ruido y pocas nueces Brannagh.
Besos. Milady
No me extraña, Milady: únicamente pensar que algún día "ajustaría cuentas" me sostuvo los párpados abiertos y la calma suficiente para no abandonar. Una pena, con ls posibilidades de una buena historia como esa....
EliminaBesos.
Este fin de semana me ha tocado currar en un stand y para cuando paso por aquí hay tres entradas más.. Bueno, esta no la he visto. Pero lo que apuntas de Kenneth... pues sí. Casi es lo que apuntaba un poco en aquella de Los amigos de Peter que no estaba nada mal (me da igual que cogiera el "modelo" de Kasdan, previamente de Sayles para la historia). Hollywood enriquece, pero te quita algo a cambio por lo visto.
ResponEliminaY es que hace poco vi un corto que me ha gustado basante
https://www.youtube.com/watch?v=gyz6p97McS8 ...y me pregunto, qué necesidad había de que el director de ese corto se fuera a hacer Thor Ragnarok... pues la misma que el inglés la de Thor... En fin..
Dinero, David: dinero: la necesidad o el ansia de dinero. Entendible en algunos casos pero no en otros.
EliminaMe ha gustado el corto. Gracias por el apunte.
Un abrazo.
Todo es un gran guiñol desde el comienzo. No creo q se aborde la adaptación en serio sino como un escaparate de estrellas q como bien dices van por libre y cada una tiene su particular momento de sobreactuación.
ResponEliminaLeí en alguna parte q esta fumada en 70mm y la verdad no se el motivo.
En realidad está película tal vez se acomode más al 1:85 Y olvidarse se planos picados imposibles. Y es q es verdad...la claustrofobia aquí brilla x su ausencia.
Queda un espectáculo de barraca y sobreactuado. Una lástima.
Pues sí: pero es que, además, van insisitiendo en filmar refritos cuando hay novelas todavía por filmar, con lo que se ahorrarían comparaciones que resultan odiosas por su propia incompetencia. En fin...
EliminaUn abrazo.