El Mapa del Tesoro
Antes que nada, queridos lectores, deberíamos hacer un círculo.
Un círculo formado por todos nosotros, cinéfilos en pena, con las manos entrelazadas a modo de una güija, para así, comunicados nuestros espíritus, poder alcanzar la sabiduría que nos permitiera siquiera suponer las oscuras razones por las que en España, esa piel de toro vieja y apolillada, resulta imposible ver en los cines películas que en nuestro propio país han sido galardonadas en certámenes oficiales dedicados, es un suponer, al Cine.
La descabellada lista de despropósitos de los exhibidores patrios no empieza ni acaba con el próximo estreno de la última película de Eastwood postergada hasta después de la multimediática ceremonia de la academia de cine de los U.S.A.: empieza y no acaba con el ostensible y ostentoso desprecio manifestado hacia cualquier cinematografía que no sea la estadounidense y, por cuota de pantalla, la española, merecimientos aparte.
Hemos de ser los cinéfilos quienes divulguemos, con nuestros propios medios, obras que pueden resultar interesantes en mayor o menor grado, ante el clarísimo hurto que se nos practica de forma ya consuetudinaria, dejándonos sin la libertad de escoger por nosotros mismos.
Quiero agradecer a compañeros en la bloguería como 39escalones constituirse en ejemplo irreductible de las ganas de compartir sensaciones producidas por películas desconocidas por no exhibidas.
Algunas serán obras maestras y algunas otras, meros divertimentos que, comparadas con la inundación de cine "made in u.s.a.", resisten el embate muy dignamente.
Y tal y como dice el tópico, mejor dar trigo que predicar:
Kim Ji-Woon es un director de cine perteneciente a la "nueva hornada" de cineastas surgidos en Corea del Sur en los últimos años; se inició en 1998, pero este comentarista no ha visto ninguna de sus seis películas anteriores, por lo que carezco de información (y prejuicios) previos a la visualización de su última película, por la que recibió en el Festival Internacional de Cinema de Catalunya, celebrado en la vecina localidad de Sitges (El Garraf) en octubre de 2008, el galardón al mejor Director por Joheunnom nabbeunnom isanghannom, 2008 , cuyo título en inglés es The Good The Bad The Weird y que, si por casualidad algún día se llega a exhibir en los cines de España, puede llegar a tener el título de El Bueno, El Malo, El Raro (a menos que intervenga el sobrinito o cuñado de alguien y tenga una de sus espeluznantes ideas)
Está claro que los coreanos, asiáticos ellos, no hacen como los españoles: ellos sí ven todo el cine que quieren; como está claro también que Kim Ji-Woon ha degustado una y otra vez los spaghetti-western que el llorado Sergio Leone rodó en las tierras de Almería (España) justo cuando Kim Ji-Woon nacía y era un bebé en la entonces paupérrima Corea, recién salida de una guerra que convirtió aquel país oriental en un sangriento tablero de ajedrez.
Recordando Kim Ji-Woon sus tiempos de adolescencia, cuando debió ver en el cine esas películas del mítico oeste reconvertido por Leone, decidió rendir homenaje a ese subgénero inicial que ha devenido a la primera fila y, con una forma de rodar tanto técnica como estilísticamente muy alejada, con la ayuda de su compañero Kim Min-suk, presenta con modos nuevos y en orientales tierras lejanas una historia que desde el primer momento hace repicar esa campanilla cinéfila que despierta recuerdos de antaño.
El Bueno, El Malo, El Raro no es lo que denominamos "remake", porque la historia es original; pero la construcción de la trama, esos tres personajes solitarios en su empeño, sus virtudes y defectos, indefectiblemente nos recordarán los prototípicos creados por Leone.
La definición, suponiendo que ésta sea necesaria, que no lo es, sería que Kim Ji-Woon ha querido rendir homenaje al maestro Leone: yo diría que lo ha conseguido, a su modo y manera.
Que una película actual contenga guiños a obras anteriores no es ninguna novedad, pues desde siempre disponemos de ejemplos de autores que en sus obras han querido homenajear a quienes de un modo u otro consideran sus maestros.
Kim ji-Woon, con un arranque excepcional, dinámico, pone las cartas sobre la mesa: un trío poderoso boca arriba y un par de cartas boca abajo que descubrirá cuando le convenga.
Este es un western que en vez de transcurrir por los desiertos de Almería se desarrolla por los desiertos de Manchuria en la época en que los japoneses todavía tenían la tendencia de incrementar sus posesiones manu militari. Una tierra de nadie en la que los facinerosos campan a sus anchas, armados hasta los dientes, donde los cazadores de recompensas se baten el cuero a tiros con los malhechores; una época lejana, en los albores del siglo pasado, cuando las correrías se hacían a caballo o en motocicleta, cuando el tren era asaltado con frecuencia.
Hay un mcguffin principal: un mapa que señala un punto de la enorme y vasta Manchuria: lo que señala, nadie lo sabe. Pero todos matarán por conseguirlo y poseerlo.
Y hay también dos motivos que moverán a dos de los personajes: a Park Do-Woon (El Bueno) (Jung Woo-sung) le motiva conseguir la captura de cualquier delincuente, pues su oficio es el de caza recompensas: el premio que conseguirá si captura, vivo o muerto, a Park Chang-yi (El Malo) (Byung-hung Lee) es suficiente como para emprender camino en su busca, aunque no desdeñará considerar la entrega de Kang-ho Song (El Raro) (Yoon Tae-goo, al que ya vimos en Host ),ladrón de trenes también buscado y perseguido por la Justicia. Y persiste otro motivo, más personal: El Malo pretende erigirse en el más famoso bandido de toda Manchuria (y parte del extranjero) pero en su interior se siente humillado por haber sido derrotado, años atrás, por el famoso y desconocido Cortador de Manos, terrible villano, a quien nadie que siga vivo recuerda.
Kim Ji-Woon demuestra conocer los más recónditos secretos de la cinematografía aplicada al cine de acción: los movimientos de cámara vertiginosos, con estética muy moderna, los increíbles traveling fruto de la aplicación de medios informáticos, el uso de la steedy-cam, no representan ninguna dificultad para el director coreano. En concreto, el uso de la cámara en mano es sobresaliente, ya que, contra lo que ocurre en la mareante última versión de las andanzas del Sr. Bourne, esa cámara subjetiva sigue perfectamente a los personajes en medio del fragor de las peleas y de sus andanzas persecutorias sin causar dolor de cabeza a nadie.
La técnica cinematográfica aplicada por Kim Ji-Woon es para este comentarista novedosa en su vertiente del género western por antonomasia, pero no me atrevo a criticarla en demasía porque acabaría semejando un "outsider", un purista snob, ya que sensaciones parecidas me reportaron en su día las películas de Leone, con esos planos intensos, detenidos, esos zoom ya anticuados, y luego han surgido como espuma críticos que deben saber mucho y en su sapiencia han elevado al italiano a la cúspide: quien sabe lo que dirá la crítica dentro de diez años de este western oriental: uno ya no sabe a qué atenerse y quizás sí sea mejor renovarse que morir.
La película es sobre todo muy honrada: pretende únicamente entretener y puedo asegurar que lo consigue. La música rememora el antecedente y ayuda a disponer el ánimo para la acción y los intérpretes ofrecen una corporeidad encomiable, ya que desde luego sus caracteres no están delineados con profundidad, diría que concienzuda y concisamente asépticos, carentes de muchas emociones, salvo el rey de la función, que es El Raro.
Es cierto que una visión detenida hallará algún que otro error de bulto y lo peor es su metraje, para mi gusto excesivo, ya que dos horas y cuarto de acción acaba agotando y cansando un poco. Pero como dice un amigo mío, amante del cine de acción sin más, ya que pagas tu entrada, por lo menos que dure un buen rato. Cine pues de entretenimiento, para pasar el rato, como tantas otras que hemos visto el pasado año simplemente porque eran producciones estadounidenses, resultando atroces en mi opinión, no resistiendo la comparación con este digno producto proveniente de lugar tan alejado como Corea.
Así que ya lo saben: si buscan un producto entretenido, acción a raudales y espectáculo visual bien concebido y desarrollado, atrévanse a dejar atrás todos sus prejuicios y vean una historia de western en plena estepa manchuriana.
Ver tráiler
Conozco la película gracias al Reducto Cinéfilo de Iván, otro abnegado adalid de la recuperación de cine desapercibido, pero, lógicamente, no he podido verla (en ciudades grandes como ZGZ hay cine que, directamente, no existe, como tampoco existen salas de reestrenos, cines en versión original ni otros que no programen el cine anunciado en T.V. o directamente en los telediarios). Las imágenes son impactantes y, como bien dices, no tiene nada que envidiar (incluso podría gustar mucho este tipo de cine a espectadores acostumbrados a la pirotecnia hollywoodiense) al cine de explosiones y acción americano. Pero el público odia esforzarse, no aplica a su ocio el nivel de exigencia que aplica a cualquier otro aspecto de sus vidas...
ResponEliminaLos cinéfilos de verdad compartimos una misma preocupación: que esta vida meteórica, ese interés por lo inmediato y también por el olvido inmediato pase de largo del cine. El cine ha de ser memoria, recuerdo, pausa. Hay demasiadas películas que tienen forma de cine pero que no lo son.
Saludos y gracias.
Pues me enlazo a las manos de cualquiera para conjurar y hacer fuerza en lo que dices y suscribo sin excepción.
ResponEliminaDesde luego, Josep, cada vez que te leo me quedo pasmada, y no es un decir, por el trabajo que te tomas en darnos a conocer cine y lo cuidadoso que eres con el tema. Te lo digo de veras, es que me paso por aquí para que mi desconocimiento habitual vaya menguando en la medida de lo posible, siendo una cinéfila empedernida.
El cine oriental, en general, por ejemplo, me fascina, salvo las de peleas y artes marciales así que, por la parte que me toca voy a interesarme en particular por las que aludes.
Me alegro te guste la mariposilla que se me ha ocurrido poner en los comentarios ¿a que se parece un poco a todos nosotros jajajaja????. Desde luego, entre blogger y google nos están haciendo la pascua eh?.
Un beso, amigo.
Je, brutal Josep. Muuy buena reseña, se nota que has disfrutado y que conectaste muy bien con el espíritu del film.
ResponEliminaEspero tu entusiasmo continúe, y que siempre que tengas a tu alcance una peli surcoreana le hinques el diente. Tus lectores quedaremos agradecidos.
Gran abrazo.
Reconozco mi incultura en este caso y confieso que no conocía el filme. Gracias por seguir compartiendo contenidos de filmes "desapercibidos" Josep... (porque merecen la pena seguro).
ResponEliminaSaludos
Mucho me temo, 39escalones, que esta película se puede ver al mismo tiempo en Zaragoza, Barcelona y Cervera de Pisuerga, por poner solo tres ejemplos: o sea, que en pantalla grande, como no sea la del salón de casa, nanay. De ahí la queja inicial: los que acudieron a Sitges y para de contar, por ahora; y no parece que la cosa lleve arreglo...
ResponEliminaNo es desde luego una obra maestra, pero sí un entretenimiento más que digno: acción de la buena, sin dudarlo.
Saludos.
Me alegra mucho, Susy, que encuentres interesantes mis comentarios. Lo poco que conozco del cine proviene de las muchas horas viendo películas.
ResponEliminaEl cine oriental, asiático por más señas, es también para mí un gran desconocido, pero en mi afán de verlas todas, descubro piezas interesantes como esta, y me parece obligado darlas a conocer a mis amables lectores.
Lo de blogger es un problemón: incluso yo tengo problemas para responder a tus elogios, tan inmerecidos como bien recibidos.
Besos.
Aciertas Faraway cuando dices que la he disfrutado:hasta ahora he tenido la suerte que casi todas las películas surcoreanas me han gustado bastante.
ResponEliminaNo siendo un experto en el tema como tú, procuro seguir tus sabias indicaciones y de momento, me alegro de hacerlo.
Gracias debo dar a mis lectores por dedicarme parte de su inestimable tiempo, un retorno siempre satisfactorio.
un abrazo.
No seas tan modesto, Alberto: no es incultura: es que el cine es tan grande que necesitaríamos más de una vida para poder abarcarlo mínimamente.
ResponEliminaEl día que desees un poquito de acción bien desarrollada, no dudes en buscar esta película que, como he dicho, será difícil hallarla en nuestras carteleras.
Saludos.
Como siempre, compa Josep, magistral: transmites entusiasmo; la crítica que no lo hace (en positivo o en negativo), mal negocio, amigo, mal negocio... Sobre la peli en cuestión, pues me temo que tardaré en verla, si es que algún día llego a hacerlo. Y sobre los insondables misterios (¿o quizá no tanto...?) de la distribución cinematográfica en nuestro país, me temo también que son tantas ya las toneladas de cibertinta vertidas (y tan amargas), que ya me siento tentado de ir desistiendo...
ResponEliminaUn fuerte abrazo.
Es una suerte, Manuel, tener amigos como tú: después de un duro día, que a uno le lisonjeen de esa forma es lo que ahora se llama "subidón"...
ResponEliminaNo será fácil que la veas, seguro; pero ya me vale con que te acuerdes de ella el día que tengas ganas de "marcha a tope" y no acabes de decidirte.
De lo otro, ya sabes que es un tema recurrente, pero no por ello debemos dejarlo de lado ¿no te parece?
Igual algún dia alguien se da por enterado y le pone remedio...
Un abrazo.
Yo no la conocía, pero resulta, por un lado, tan apetecible después de leer tu reseña; y por otro, tan exótico el conocer que alguien, en la otra punta de este pequeño, estrecho y aburrido 8a veces) mundo le hace un homenaje al sin par Leone, que he de hacer por conseguir verla. Al precio que sea.
ResponEliminaSupongo que te gustará, Raúl, comprobar que el mundo cinéfilo es una taza de té que puede ser tan apetitoso servido por un italiano como por un coreano, cada cual con un sabor distinto, pero siempre interesante.
ResponEliminaEso sí, para verla, de momento, deberás comprar alfalfa....
Saludos.