Un viejo cascarrabias
La senectud es, según define la R.A.E., el período de la vida humana que sigue a la madurez.
En las civilizaciones antiguas, el anciano recibe tratamiento de honor por sus conocimientos y experiencia adquiridos a lo largo de una vida y se le trata con respeto.
No deja de ser una contradicción que en la época actual, cuando la longevidad es mayor, a los ancianos se les arrincone.
De hecho, cualquier mirada fría e imparcial podrá objetar incluso la definición inicial en según qué casos, ya que algunos individuos llegan a la senectud sin siquiera haber transitado mínimamente por un período de madurez, entendida ésta como situación con una cierta estabilidad emocional.
Es decir, que lo del respeto merecido para los ancianos, en según qué casos, pues mire usted, como que no se lo merecen.
Otro de los componentes de la senectud es la pérdida de facultades, el lento declive propio de la ancianidad, que producirá extrañeza en primer lugar a los más allegados al anciano, a quienes más le quieren, que deberán redefinir su relación, modificando las expectativas, holgándolas con cariño.
Claro que hay viejos que resultan inaguantables porque ellos mismos se lo han buscado, normalmente despues de muchos años de resultar desagradables.
Walt Kowalski es uno de esos viejos cascarrabias que resultan inaguantables para propios y extraños: para propios, porque, según queda claro en las primeras frases de la última película de Clint Eastwood Gran Torino, 2008, sus dos hijos, Mitch y Steve, sentados en el funeral de su madre, ni por un momento toman en serio la posibilidad de llevarse consigo a su padre, aún en el improbable y remoto momento en que él decidiera no vivir solo.
Porque solo se queda Walt después de fallecer su esposa, y esa soledad es tanto buscada como merecida.
Walt Kowalski es un tipo desagradable, huraño con todos, que no hace el más mínimo esfuerzo para ser querido: es un hombre anclado en la guerra de Corea, incapaz de adaptarse a la vida: un inadaptado que incluso mira con desprecio a su familia.
Walt además destila odio racista contra sus vecinos,en su mayoría Hmong, provenientes de Vietnam: les odia, sobre todo, por su incapacidad de abrirse, por su incapacidad de entender que esos "sucios amarillos" han llegado a su vecindario forzados a abandonar su país de origen porque, en un momento dado, se pusieron del lado de los U.S.A.
Y lo que más sorprenderá a Walt es que los hmong lleguen a tenerle respeto y gratitud: a él, que es un hijoputa que les odia a muerte, que mantiene su pedacito ridículo de césped como si fuera una isla estadounidense en medio del mar del japón.
Y ese respeto y esa gratitud persistente conseguirán que Walt empiece a cambiar de ideas.
El guión de Dave Johannson y Nick Schenk es pura anécdota y se cuenta en cuatro líneas de trazo grueso, las mismas que ellos han utilizado par delinear los personajes de esta película que retrata de forma muy simple esas aventuras y desventuras de un veterano de guerra ya anciano que mantiene unos ideales totalmente caducos, apreciados como modernos y ejemplares por un grupo de orientales que todavía no han sabido adaptarse a la vida occidental por completo, manteniendo una visión de la vida repleta de dominaciones, de relaciones entre dominantes y dominados, de algún modo continuando la existencia de señores y siervos, cada uno en su propia escala de valores.
Pero eso no son más que cábalas que uno se puede hacer después de ver la película, porque ni en el guión literario ni en el cinematográfico se atisba nada de lo dicho.
La historia es vulgar y carente de la fuerza esperable en una película de Eastwood; los personajes, incluído el protagonista, están burdamente perfilados; los intérpretes tampoco parecen capaces de sobrevenirse a la falta de diálogos interesantes, acabando algunos secundarios en meros remedos caricaturescos de película de serie Z.
Este comentarista ha quedado impresionado por algunas opiniones que aseguran que Eastwood se despide de su condición de intérprete con un gran trabajo: nada más lejos de la realidad; posiblemente Eastwood hubiera debido abandonar la interpretación hace cuatro años. Su representación de Walt Kowalski no tiene nada de sobresaliente, apenas notable, como de hecho, lo ha sido la mayor parte de la carrera de Eastwood como actor, éxitos comerciales y popularidades aparte.
La labor como director de Eastwood en Gran Torino demuestra que conoce el oficio, pero no alcanza momentos mágicos anteriores y carece de vigor en la puesta en escena; si digo que me gustó más su labor como director en El Intercambio, creo que ya lo he dicho todo, porque la elegancia clásica -y poco innovadora- no aparece por ningún lado y cuando acaba la película uno tiene la sensación de haber pasado un rato distraído ante una pantalla llena de imágenes perfectamente olvidables, que hubieran podido llevar la firma de cualquier otro, ya que carecen de estilo propio y condición distinguible.
Decididos a verla, sin dudarlo, mejor en v.o.s.e., porque se comprueba mejor la auténtica senectud de Eastwood.
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Atención: en los comentarios, puede haber "spoilers"
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Otras películas de Clint Eastwood en este bloc:
El Intercambio (2008)
Banderas de Nuestros Padres (2006)
Cartas desde Iwo Jima (2006)
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Uf, Josep, tarde o temprano teníamos que estar en desacuerdo... A mí me encantó la película, creo que la apuesta por la sencillez, por la simpleza visual y argumental es deliberada precisamente en contraposición al final, que no es el final de Walt, sino el final de Eastwood como actor y del perfil de esos personajes que ha interpretado durante décadas. En ese sentido, esta historia, mínima, pequeña, aparentemente intrascendente, alcanza las cotas míticas de "Sin perdón" (como historia, no como película). He leído críticas ciertamente tibias de trabajos de Eastwood como "Gran Torino", "El intercambio" o "Cartas de Iwo Jima", quizá con razón. Pero a Eastwood le exigimos mucho más que a otros.
ResponEliminaSaludos.
A mí me ocurrió un poco como a tí, Josep. Fuí muy entusiasmado porque el avance que había visto me daba muy buenas vibraciones.
ResponEliminaTambién estoy, en cierto modo de acuerdo con 39 Escalones, en que a Eastwood le exigimos demasiado.
Pero, salvo que en la vo, la cosa cambie, los personajes son extremadamente planos, especialmente el Tao, cuya interpretación es penosa.
Hay momentos buenos y momentos regulares...en definitiva, percibimos que algo no funciona en la historia.
Naturalmente que el buen pulso se nota, pero ¡claro, en la dirección hay todo un veterano, faltaría más!
No se, no se....tal vez una segunda visión más imparcial y tranquila, podría modificar un poco mi punto de vista, pero, tratándose de Eastwood, "El Gran Torino" se queda en simplemente en "El Torino"
Un abrazote
No coincido.
ResponEliminaSoy uno de los que cree que es un buen trabajo de Eastwood, tanto de actor como de director. Por supuesto, puede haber gente que no conecte con la historia porque puede parecer simple pero los diálogos y las situaciones a mí se me hicieron estupendas y son de lo mejor que hay en la cartelera.
Josep tampoco coincido cuando dices: "los personajes, incluído el protagonista, están burdamente perfilados". ¿Walt Kowalski no está suficientemente perfilado? En mi opinión SÍ.
Saludos cordiales!!
Apreciados amigos:
ResponEliminaYa sabía que mi comentario no iba a ser de gusto para todos.
Dejadme que os responda en conjunto, preavisando que se escapará algún que otro "spoiler" en mis argumentos, que no pretenden recabar ni concitar adhesión alguna, pero que, releído el comentario, pienso que sí debería haber incluído, así que ahora lo enmiendo:
De hecho, releyendo, compruebo que la mitad inicial del comentario seguramente la suscribiría cualquiera, tanto a favor como en contra.
Lo malo es que esa parte es todo lo que hay.
El personaje de Walt está dibujado toscamente, con trazo muy grueso, porque en él no hay nada sutil: el supuesto amor que sentía por su esposa fallecida apenas queda en un par de frases: ni siquiera un simple flashback para apoyar el recuerdo y la añoranza que refuercen el sentimiento de soledad que se supone siente el personaje.
Cuando decide ir a casa de los vecinos no es porque se sienta solo, si no porque se ha quedado sin cervezas para seguir bebiendo.
El personaje del joven sacerdote está falto de la fuerza necesaria y el actor que lo representa, aún adecuado en su bisoñez, tampoco ayuda demasiado a entender su difícil relación con Walt.
Ese Kowalski parece no pensar nada, salvo cuando se disputa las miradas con la anciana de la casa vecina, esa familia hmong un tanto caótica, ya que vemos celebraciones mal explicadas, como ese bautizo, que parece estar ahí sólo como contrapunto al funeral celebrado en casa de Walt, porque luego, ese recién nacido, desaparece junto con sus padres: un poco de galimatías que hay que aclarar, para acabar comprendiendo que no importa nada a la acción.
Resulta totalmente ilógico con la tipología del personaje huraño y cascarrabias la decisión final, más que sorprendente, espúrea: un tipo así, incapaz de amar a sus hijos y nietos, que se conduce con su familia de forma harto egoísta, jamás se suicidaría por favorecer a unos extraños; y para llegar a esa decisión, movido por la soledad, esa sensación de soledad no ha sido explicitada en la película de ninguna forma: no todos los viudos se suicidan, está claro.
No hay por tanto, lógica interna del personaje.
Pensar que ese Walt Kowalski es un sumum de diferentes personajes interpretados por Eastwood tampoco me parece acertado, ya que este Walt carece de motivación alguna, cuando por ejemplo, tanto el pistolero Munny como el entrenador Dunn guardan en su interior motivos que van mucho más allá de los simples dineros que podrán conseguir. Ni siquiera es Walt un tipo duro como Harry, ya que éste jamás optaría por entregar su vida sin llevarse por delante a unos cuantos.
Si el personaje de Walt es pobre, los asiáticos son paupérrimos, hasta llegar risibles en el grupo de primos que acosan a Thao para que se una a su pandilla: por momento, uno tiene la sensación de la típica película de pandilleros destinada a público adolescente.
Además de estar mal dibujados los hmong, tanto los buenos como los malos, los intérpretes carecen de fuerza para transmitir los supuestos sentimientos de miedo e ira que cabe entender de la historia.
Faltando un guión bien cuidado, los intérpretes tampoco están a la altura: si Clint hubiera podido contar con su amigo Hackman en el papel de Walt, habría ganado algunos enteros: Eastwood desde siempre ha sido un actor algo limitado en según que matices y nunca ha sido capaz de interiorizar sentimientos que no estén muy bien expresados en el guión, y aquí no hay ninguno.
Y los actores asiáticos parecen una troupe de aficionados. Seguramente los dineros de Clint no daban para más, y así ha quedado, porque, para buenos actores asiáticos, el grupo de Cartas desde Iwo Jima; ni punto de comparación.
Saludos.
a mi me ha parecido una gran pelicula al estilo eastwood, y una direccion digna de este tremendo actor y director, creo que a veces exigimos mas de las personas que nos muestran buenos trabajos, tal vez por eso, porque cada vez esperamos mucho mas, y no valoramos en su justa dimension cada trabajo en particular, no se deben hacer comparaciones, las comparaciones las considero odiosas, porque no hay dos cosas iguales para ser comparadas, todas tienen su parte de diferencia, cada trabajo hay que evaluarlo como lo que es, su esencia, no comparandolos con otros.
ResponEliminaYo no me atrevería a decir que Eastwood sea un director que haya creado un estilo, aún estimándolo mucho en varias de sus películas, que me parecen más que notables.
ResponEliminaY no creo exigir más de la cuenta, ni caer en falsas espectativas, pero lo cierto es que Gran Torino, si estuviera firmada por Perico de los Palotes, tal como es, no levantaría ni un tercio de la polvareda; claro que ésa es mi opinión, subjetiva, porque ya se sabe que, como dice el proverbio catalán: "Tants caps, tants barrets"
Saludos.
Todavía no la he visto, y de por ello te salvas.
ResponEliminaEl cine de Eastwood (como director, pues como actor estoy mucho más próximo a tus valoraciones sobre él) me parece muy bueno, sin matices, y obviando los fiascos que porcentualmente todos (hasta el gran Ford) han de tener, de ahí que las expectativas que tengo de la peli, sean altas.
Sin embargo, y como no es el único comentario (valiente) que habla mal de esta cinta, ya tengo la mosca detrás de la oreja.
Creo, Raúl, que cualquier buen director, como cualquier hijo de vecino, tiene el derecho a equivocarse y a no ser genial siempre.
ResponEliminaEs posible, por otro lado, que la vejez de Eastwood no se pueda comparar con la de Wilder, Wyler o Hitchcock, pero eso en ningún caso sería condenable. Añado que, en mi opinión, la comparación va en franco detrimento de Eastwood.
Calificas mi comentario de valiente, quizás porque es de los pocos que va contra corriente: conste que yo no he dicho que la película sea mala: a la vista está que no la meto en la sección "no m'ha agradat"; pero tampoco es para tirar cohetes y me reafirmo cuando digo que, si no estuviera firmada por Eastwood, ahora mismo nadie hablaría ni escribiría sobre ella.
Por último, déjame decir que, en buena lógica con el texto del comentario, aprecio la labor de Eastwood como director lo bastante como para saber perdonarle que, con los años, su virtud decaiga.
Claro que puede ser un traspiés (no sería el primero) y en la versión del Factor Humano que prepara de nuevo nos sorprenda gratamente.
Saludos.
Pues aquí vengo, porque es de ley, a darte la razón en cuanto a las críticas lanzadas por tu parte a esta última película del genial Clint.
ResponEliminaLa vi este fin de semana, y no pude quedar más defraudado por el resultado.
Por aquello de la economía, no repetiré ninguno de los argumentos que expones en tu entrada, pues los suscribo prácticamente todo. La peli, en una palabra, es fácil; y eso, que nada tiene que ver con la sencillez, sino con la mediocridad, es imperdonable.
Desde las estúpidas y explicativas frases que el personaje de Eastwood repite constantemente, en un soliloquio cuya única misión es darle innecesarias pistas de lo que siente al espectador, hasta la lineal construcción de todos los personajes (la relación con sus hijos, y sus nietos, tal y como está expresada, es insufrible); todo es prescindible.
Así que, como es de recibo, así me expreso.
Pd.- Habrá que decirle a Alfredo, que dos contra uno, desnivelamos la balanza. Sonrío.
Muchas gracias, Raúl, por la cortesía que haces gala, enseña de señorío.
ResponEliminaNo puedo decir que me alegre que no te haya gustado, pero sí me alegro de la coincidencia de pareceres: ya me siento menos bicho raro y menos solo....
Alfredo ya se enterará, supongo, si está suscrito a los mensajes; y si no, se lo dices tú... :-)
Saludos.
Yo pienso que es una gran película, que Clint Eastwood vuelve a demostrar su maestría como director de cine y me gustó mucho más que El Intercambio, ésta la verdad es que me dejó algo indiferente, aunque Clint Eastwood no hace ninguna película mala pero si pueden llegar a ser olvidables y El Intercambio para mí lo fue, sin embargo Gran Torino me gustó muchísimo.
ResponEliminaTotalmente de acuerdo en que hay que verla en V.O. yo ya procuro ver todas las películas en V.O.S.E. porque con el doblaje pierden muchísimo.
Un saludo!
Yo creo, Ixowa, que dentro de unos años Gran Torino estará en su sitio, como ejemplo de bajón de Eastwood, por otra parte totalmente comprensible.
ResponEliminaSaludos.