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dilluns, 27 de febrer del 2012

Topper



La semana pasada nos detuvimos un momento a considerar aspectos relativos a la autoría y en uno de los modos con que las productoras podían cercenar la disposición de un director sobre su obra, pero es bien sabido que en el cine existe lo que para entendernos denominamos como obra de encargo, en la que la figura del productor -ahora los llaman productor ejecutivo- tomaba las decisiones más importantes de un rodaje, comprendiendo desde el guión hasta la elección de los diferentes directores de cada cuerpo técnico, después o antes de elegir al que se iba a encargar de dirigir el concierto para evitar que el caos se apoderara de la empresa y significara pérdidas para el estudio.

Así, tipos como Hal Roach -que empezó en esto del cine en 1915- con la sangre plagada de plaquetas cinematográficas, sabían muy bien lo que querían y la forma de obtenerlo y por descontado sabía perfectamente a quién debía encomendar cada trabajito.

Cuando Roach leyó la novela de Thorne Smith que se basaba cómicamente en las aventuras y desventuras de un banquero a causa de una pareja de antiguos conocidos, supo que en pantalla podía ser un éxito parejo al que tuvo la publicación y encargó a tres guionistas que se hicieran cargo de escribir un libreto para que pudiera dirigirlo Norman Z. McLeod quien había demostrado su solvencia en tanto que director de comedias muy populares e incluso lidiando con el subversivo humor marxista, así que con toda seguridad podría ponerse frente a un reparto en el que un emergente Cary Grant se mataba a sí mismo y a su bella compañera Constance Bennett -ambos como los consortes George y Marion Kerby- al cuarto de hora de la película que se tituló como la novela Topper (1937) que por aquí se tituló Una pareja invisible, cambio de título decididamente estúpido, innecesario y totalmente injusto para con Roland Young, actor acostumbradamente secundario que tuvo la ocasión de brillar por sí mismo al encargarse de soportar el peso de la comedia representando a Cosmo Topper.

McLeod recibe con el encargo de Roach no tan sólo la oportunidad de dirigir una comedia sencilla y amable en la que el público puede distraerse comprobando lo bien que viven los ricos en sus grandes mansiones con un comportamiento que está constantemente bordeando lo permitido por el entonces ya vigente código Hayes, con juegos de palabras que directamente chocan con la moralina imperante en los círculos oficiales y remiten a un cierto gamberrismo descontrolado que apunta pero no llega a disparar, porque aunque la base podría dar para mucho más, es evidente que los guionistas no aprovechan la base de la novela para echar vitriolo, como hubiera sucedido de caer en otras manos.

En lo que sí destaca esta película es en el provecho que McLeod saca de los medios a su alcance, principalmente un sistema de sonido marca de la casa, Hal Roach SSD, con el que el técnico Elmer Raguse obtuvo una nominación a los Oscar, porque en Topper el sonido bien sincronizado es fundamental: es un elemento más de la narración al configurarse en muchas de las escenas como cualquiera de los dos cónyuges fallecidos, esos Kerby que, estrellados con su rápido automóvil, permanecen como fantasmas ahora visibles, ahora invisibles, pero casi siempre al lado del pobre Cosmo Topper, al que apabullan o ayudan, compelen e impelen a realizar locuras que nunca antes había siquiera imaginado ser capaz de llevar a cabo.

Ese automóvil que conduce George Kerby con los pies nada más iniciarse el metraje, cómodamente sentado encima del respaldo de su asiento de conductor, es un espléndido Buick Century, descapotable de dos plazas diseñado especialmente para la película por Bohman y Schwartz que construyeron un espacio en el que se ocultaba un conductor, para aquellas varias escenas en las que hay un fantasma al volante. Porque en 1937, amigos míos, los ordenadores todavía no habían hecho presencia en el cine y los efectos especiales se realizaban con talento y las manos, y el público, mucho más ingenuo de lo que ahora pueda ser un chaval de diez años, se asombraba con esos trucos visuales, como muy bien supuso Roach, alcanzando un éxito que propició varias secuelas, siempre con el bueno de Cosmo Topper lidiando con algún fantasma, para fortuna de Roland Young, que en esta primera versión resiste muy bien al compartir la pantalla con Cary Grant que empezaba a descollar y la más guapa de las Bennett, que demuestra andar sobrada de talento para la comedia, actriz que no recuerdo haber visto anteriormente, quizá un caso más de mala suerte a la hora de elegir presencias en el cine.

En definitiva una película que nos permite constatar la magia del cine en su vertiente de embaucador, de presentador de fantasías, historias irreales, uso estimulante de efectos especiales siempre al servicio de la narración, porque aun siendo grande su presencia dentro de la misma, jamás toman protagonismo y permiten el lucimiento de unos comediantes sólidamente anclados en el dominio del tempo, provocando la mejor de las sonrisas con la mayor seriedad.

Y tiene un plus: actuación en directo del gran Hoagy Carmichael que compuso para la ocasión su canción Old Man Moon

Vean, si gustan, el Tráiler



14 comentaris :

  1. Uf, sé que la he visto de crío, pero conservo un recuerdo muy muy borroso de ella.
    Hal Roach, sólo por haber servido de vehículo a algunas de las mejores películas de El Gordo y El Flaco, Harold Lloyd o Abbott y Costello, merecería un monumento eterno en Sunset Blvd.
    Un abrazo

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  2. Ya confesé que si acertaba el enigma de febrero, no iba a ser tanto por mis dotes cinematográficas (y menos por mis recuerdos de esta peli) si no -permitdime- perspicaz, con las pistas que nos colaste.
    Si la he visto, no recuerdo nada de esta peli. Ni tan siquiera la actuación de mi actor favorito, fíjate tú.

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  3. Aqui hay más de un detective que sigue con mucha inteligencia tras las pistas ¡bien Raúl !. :-)

    Claro claro era "facilisima" sí sí..¬¬
    Al menos iba de fantásmas ahí si que me acerque un poquito..;-P
    Mr. Grant está en su elemento en ésta comedia por lo visto en el trailer. El queria ser más que un galán y lo conseguia.
    Y otro detalle que me ha hecho muchisima gracia eso de los coches..¡ Grant al volante tenia un peligrooo ! jeje

    Me gustaria verla, eso sí. Por lo tanto..
    ¡ gracias Holmes !..¡ encuentras cada cosa en ese baúl cinamatográfico que tienes!:-)

    El cartel muy bonito, hay que decirlo tambien.

    Besos

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  4. ¿Qué me encuentro aquí? Otra vez al detective.

    Ahora salgo por propia voluntad porque estoy a topper. ;P y regresaré cuando entre alguien corrientito, como yo..

    Besos y disfruten..

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  5. Al recabar datos para la entradilla, Alfredo, me doy cuenta que Roach produjo, a la chita callando, más de mil títulos e inmediatamente pensé que algún día habría que estudiarlo con calma....

    Un abrazo.

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  6. Te diría, Raúl, que la busques y la disfrutes una tarde cálida, después de un buen condumio, porque es ese tipo de comedia que casa con un estado de ánimo tranquilo y propicia el buen humor.

    Un abrazo.

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  7. Seguro que te gustaría, Milady, hasta reconciliarte con unos efectos especiales sencillos pero eficaces que remiten al cine más añejo, cuando la magia residía tanto en la pantalla como en los ojos que la miraban... :-)

    Besos.

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  8. No será nada fácil, Blanca, que entre alguien como tú, así que espero no cumplas con tu amenaza y vuelvas rápidamente, después, eso sí, de haber pasado un buen rato con esta película que te hará sonreir, y eso siempre se agradece... ;-)

    Besos.

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  9. Pues me gustaría poder echarle un vistazo. Y puesto que Grant estará como de costumbre o mejor, decir que a la que hace un montón de tiempo que no veo es a Constance Bennet. Aunque estoy seguro de que hay química. Yo esta no la hubiera acertado ni en nueve semanas y media, por decir algo.Saludos

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  10. Interesante reflexión, Josep, previa a la reseña de esta correcta película... ¿"de McLeod", de Hal Roach, de Cary Grant, de Constance Bennett, o de all together now?

    La teoría del llamado "cine de autor" (Made in France) ha generado una grandísima confusión en el desarrollo del cine. En realidad, se trata de un paso franco..., pedido por los directores para hacer lo que quieran con el dinero de los demás. ¿No hacen eso los bancos de inversión? Cuando uno paga al maestro de obras para cambiar la cocina de casa, ¿le da libertad de movimiento para crear lo se le antoje...?

    Ya me parece escuchar algunas respuestas: "No es lo mismo, no es lo mismo..."

    Salucines

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  11. Para mí, Víctor, Constance Bennett ha sido un descubrimiento porque no la recordaba: su forma de actuar me ha encantado y hace una pareja estupenda con Grant. No se puede pedir más...

    Un abrazo.

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  12. Muy bueno el apunte, Fernando, relativo a un tema que siempre he considerado complejo y que he procurado resolver después de ver la película con calma, intentando deducir quién, de veras, llevaba la voz cantante. En esta de hoy, creo que la intervención de Roach tuvo que ser decisiva, porque para una comedia a priori sencilla puso bastante carne en el asador...

    Un abrazo.

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  13. No la he visto. Me suena el título (y nada más).
    Como dice abril...qué facilita era, sí...Es verdad.
    Sin comentarios.

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  14. Pues si no la has visto, David, apúntala en esa lista de pendientes y cuando tengas ocasión no la dejes pasar de largo: sin premuras, pero sin olvidos, vaya...

    Un abrazo.

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