Escorpión
El británico Michael Winner ya nos dió ocasión hace unos meses de observar el uso de la violencia seca y fría en el entorno del western, con la impagable presencia de un veterano Burt Lancaster que, al parecer, quedó tan contento con los resultados obtenidos que al cabo de dos años repitió en una nueva película con el mismo director basándose en un guión de Gerald Wilson sobre una historia de David W. Rintels que se desarrollaba en los ambientes del espionaje internacional en el marco de la llamada guerra fría, todavía muy presente en 1973 cuando se estrenó la película Scorpio que se podría haber presentado perfectamente traducido su título como Escorpión, pero se dejó con su original ya bastante identificativo.
Ese Escorpión del título es Jean "Escorpión" Laurier, que se supone es francés aunque a ciencia cierta no se acaba de estar seguro, más allá que mantiene una relación bastante estrecha con el veterano espía Cross que se supone está al servicio de la CIA y se ha ocupado durante un tiempo de aleccionar al joven Escorpión hasta convertirlo en un afamado asesino a las órdenes de operaciones de dudosa legalidad en las que las llamadas eliminaciones están en el orden del día sirviendo a oscuros designios de no se sabe bien quién.
Se supone que Cross y Escorpión están alineados en el llamado bloque occidental y en el otro lado, pro soviético, está otro experto agente secreto que atiende al nombre de Zharkov y parece saber mejor que nuestros protagonistas lo que se cuece en sus propias cocinas, porque empiezan a haber acciones peligrosas, interrogatorios súbitos, desconfianzas alevosas y muertes inesperadas de gentes que parecían tristes oficinistas y resulta que hay algunos ocultos intereses a los que se sirve mediante la delación, la traición y el abandono de fidelidades.
Winner, que ya nos demostró dos años antes no temer ensangrentarse -figuradamente- las manos en una carnicería sin sentimientos, se muestra cómodo como pez en plácidas aguas submarinas mientras en la superficie arrecia el temporal y mediante su estilo sobrio y económico, en ocasiones incluso rudo, presenta sin concesión alguna muertes que obedecen a métodos siniestros conducentes a la satisfacción de intereses políticos con marcado carácter personal, presentando esa punta de lanza de las cloacas estatales en las que unos supuestos fines justifican cualquier medio, enmascarando una realidad mediocre y muy alejada del interés general, una guerra soterrada en la que el secretismo es camino habitual y la sospecha se convierte en certeza suficiente para una orden letal.
En esta ocasión Winner se sirve nuevamente de la excelente partitura de Jerry Fielding y la ajustada fotografía de Robert Paynter y se ocupa personalmente del montaje, como debe ser, ya que a él le corresponde marcar el ritmo y desde luego lo hace estupendamente, como puede verse en una de las mejores persecuciones a pie que quien suscribe ha visto en pantalla grande, imitada luego en diversas ocasiones, en la que Lancaster demuestra una forma física excepcional a sus sesenta años, huyendo delante de un impetuoso Delon que le quiere hacer una preguntita de nada....
Pero no adelantemos acontecimientos de la trama, porque una de las virtudes de esta setentera película es el guión provisto de giros sorprendentes pero bien construidos sobrepasando el argumento de una cinta de acción bien rodada al apuntar relaciones personales en las que la fidelidad amistosa y el amor pueden o no ser veraces o simples medios de fortuna al servicio espúreo de un interés, gracias, en buena parte, a las sólidas interpretaciones tanto de ambos protagonistas como de los secundarios que, en esta ocasión especialmente, revisten la mayor importancia para desarrollar entre todos el tejido de esa red de espionaje en la que nada es lo que puede parecer a simple vista.
Imperdible para el cinéfilo amante de las películas de espionaje: una cinta precursora de algunos modos que luego se irían implantando como básicos mientras se olvidaban otros aspectos también sustanciales; para todos, una buena muestra de cine de género rodado con los medios justos y mucho oficio por parte de todos los intervinientes, del último al primero, el director, máximo responsable de todo el tinglado.
Vean tranquilamente los Títulos de crédito, pero no vean más vídeos en youtube a menos que quieran ser pasto de los malditos spoilers.
Estupenda, sí señor. Toda una sorpresa. Vista hoy, quizá un poco "demodé", pero resulta ágil, vibrante a ratos, y esconde dos o tres cambios de perspectiva interesantes. Y lo que es más importante: no parece un videoclip. Lo mismo, hecho hoy, sería un paraíso para los fogonazos, zooms y efectos de sonido. Que se lo digan a Tony Scott.
ResponEliminaUn abrazo
No la he visto.
ResponEliminaSi mencionas la excelente partitura de Jerry Fielding, no me metas un imbd de enlace... la música hubiera estado mejor.
Apuntada.
Un abrazo.
Como siempre, compa Josep, nos metes en ganas de ponernos a la tarea, con esa prosa tan sugestiva y sugerente, que nos va empujando e ilustrando, a la vez. Ya solo esa dupla de protagonistas merecería la pena el empeño...
ResponEliminaUn fuerte abrazo y buena semana.
Es cierto, Alfredo: resulta demodé sobre todo porque su aspecto visual, su atrezzo y las vestimentas y ¡cortes de pelo! resultan una pista evidente del año en que se rodó.
ResponEliminaScott & Cía han bebido en esa fuente y se quedaron únicamente en la acción pero fíjate que hasta cierto punto y por motivos de censura, hoy suele haber menos muertes y más ruido...
Un abrazo.
Si enlazo el vídeo de youtube en el que se oye una buena muestra de la composición de Fielding, David, sería destrozar el interés de quien como tú no la ha visto, porque el autor del vídeo acompaña la música con imágenes demasiado informativas: vamos, casi como algunos tráilers de hoy, que te cuentan la película en cuatro minutos...
ResponEliminaUn abrazo.
Esa pareja protagonista, Manuel, son perfectos en su cometido y desde luego buena parte del atractivo de la propuesta reside en su arte.
ResponEliminaY muchas gracias por el elogio, que anima mucho en el camino...
Un abrazo.
No la he visto y tampoco sé si la veré pero esos títulos de crédito que se abren sobre el arco del Triunfo parisino, las calles y esa banda sonora tan sugerente invitan a entrar en la historia.
ResponEliminaBurt Lancanter y Delon ya son un reclamo, si tu dices que el guión es de los que te entretienen y bien.. pues habrá que apuntarla.
Besos. Milady
Oye, pues que no he visto esta peli. Y tiene un elenco de actores de lo más interesante. La verdad es que el cine de Michael Winner lo tengo un poco desatendido, pero este título merece una pronta atención.
ResponEliminaGracias por traernos buenas nuevas.
Salucines
Aunque tiene bastante violencia, Milady, al ser su tratamiento bastante árido, supongo que no te disgustará, máxime porque Lancaster y Delon están estupendos y el guión no se parece en nada a lo que actualmente se ve en pantalla, ese cine de acción en la que la historia parece mera excusa para largar cuatro tiros...
ResponEliminaBesos.
El elenco, Fernando, con el soporte de una serie de caras conocidísimas en los setenta, es clave para el buen desarrollo de esa intriga de espionaje.
ResponEliminaWinner luego acabó decantándose más por la violencia como motivo, pero aparte del western aludido y una versión que tengo enfilada de un clásico, ésta de hoy es para mí de lo mejor de su carrera.
Un abrazo.
Pues creo que no la he visto. Al menos no la recuerdo. De haberla visto sería en TV pero creo que no. Los años 70 fueron muy propicios para interesantes cintas de espionaje. Ya sabes, la noche semueve y compañía. Parece que se deduce que es como una colaboración en la que el actor pide que sea ese el director. No se si es así,o simplemente eran amigos. La anoto,por supuesto.
ResponEliminaYa ando de nuevo por aquí...
ResponEliminaLa he visto pero la tengo totalmente olvidada, lo que (como tantas veces he hecho antes tras leerte) me obliga a recuperarla.
Ya la estoy buscando, Josep.
ResponEliminaExcelente post
Saludos
Roy
En la tele, Víctor, me parece difícil, a menos que sea reciente su pase en alguna de esas miles cadenas de la tdt sin programación aprehensible.
ResponEliminaNo sé si Lancaster y Winner trabaron amistad, pero desde luego el éxito de la primera propició la segunda, eso seguro...
Un abrazo.
Un nuevo vistazo, Raúl, no hará daño a nadie y puede que alguno de los personajes te sirva de inspiración:la relación entre Cross y Zharkov, por ejemplo, trasciende la anécdota..
ResponEliminaUn abrazo.
Espero que te guste, Roy; pertenece a un género que ha derivado en grandes ruidos y poco más y ésta, aunque sin alarde, resulta interesante.
ResponEliminaUn abrazo.