Caperu_Nina
Mi abuelo, cuando yo era muy pequeño, no tenía televisor; y en las frías, cortas y nocturnas tardes de los domingos invernales en vez de andar con mis primos corriendo por el patio detrás de alguna gallina asustada nos apiñábamos frente al hogar y mientras las llamas tiritaban, mi abuelo, atizando la lumbre, nos contaba un cuento con su voz profunda y sus expresivos ojos: tres pares de orejas enhiestas no perdían detalle, el ánimo en suspenso por las aventuras fingidas y los miedos ancestrales que aceleraban el corazón.
Siempre me han gustado los cuentos: tanto los orales como los escritos; constituye la más agradable forma de transmisión de ideas, pensamientos, tradiciones consuetudinarias que conforman la cultura popular; la tradición oral fue durante milenios la única forma de transmitir el conocimiento derivado de la experiencia: los mitos beben en sus fuentes y de ellas se aprovechan para expandirse. El calor humano del cuentista, en muchas ocasiones, aviva el interés del oyente; tanto o más que la propia esencia del cuento.
De eso, los niños que lo fuimos hace tiempo, antes de la tele, sabemos mucho.
Ahora, con tantos artilugios, ni los mayores saben contar cuentos, ni tiempo tienen, ni ganas: y los pequeños ya los leen, los oyen en grabaciones muy chulas, o los ven directamente en la tele. Se ha perdido la tradición oral, el calor humano de la transmisión. O eso parece.
Llegar a adulto tiene, respecto del cuento, una ventaja y una desventaja: esta última es que ya no tengo a nadie que me cuente un cuento: la ventaja, de serlo, es que entiendo o creo entender el significado oculto bajo la inocente apariencia de la narración, ese mensaje que, en la infancia, cala de forma subliminal.
Andrés Heinz un día escribió un cuento y lo tituló The Understudy. No era un cuento del todo original en el fondo, porque ser original, la verdad, es casi imposible. Charles Perrault no fue original y nadie se escandalizó jamás por ello. Claro que Perrault era un cuentista de primera fila.
En los buenos cuentos la simbología es la esencia y las imágenes que el relato crea en nuestra imaginación tienen un significado más allá de lo aparente: en una de las versiones orales recogidas del cuento que Perrault tituló Caperucita Roja reconvirtiéndolo con un final moralizante y ocultando otros aspectos, el lobo, al encontrarse con la niña, le da a elegir, para llegar a casa de la abuela, entre dos caminos: el de los alfileres y el de las agujas.
La distinción reside en el ojal cuya existencia se justifica por la penetración. La niña (Caperucita) escoge el camino de los alfileres.
El cuento de Heinz cayó en manos de alguien de la industria del cine y ese alguien pensó que de ahí podría salir una película. Llamaron a Mark Heyman y a John J. McLaughlin para que se sentaran con Heinz y escribieran un guión que sirviera de base a una película que dirigiría Darren Aronofsky y protagonizaría Natalie Portman
La película, titulada Black Swan (2010) (Cisne negro) (esta vez el traductor lo tenía muy difícil para pifiarla) presenta la historia de una bailarina a la que después de muchos años de dedicación y esfuerzo le llega la oportunidad de protagonizar un clásico, el famoso ballet El Lago de los Cisnes cuya composición musical se debe al gran Piotr Ilich Chaikowski.
Quien espere disfrutar de parte del ballet, siquiera de su música, se llevará un desengaño. De hecho, Aronofsky filma muy mal todas las escenas en las que la danza tiene una participación, lo cual es comprensible por tres motivos:
Primero, porque no hay coreografía: tan sólo un coreógrafo "asociado" que aparece como parte de "otros" en el cuerpo técnico.
Segundo, porque Aronofsky no sabe filmar escenas de danza.
Y tercero, porque el ballet, la danza, no es más que un mcguffin para Aronofsky, una excusa para presentarnos una alambicada y retorcida nueva versión del mito de la Caperucita Roja.
Una trama que, interpretada de ese modo, no resulta carente de interés: puede que, seducido por la posibilidad de hallarme ante un nuevo cuento (los mejores son siempre los viejos contados de otra forma) vea en la película retazos del mito que residan en su mayor parte en mi imaginación, pero de ser así todavía me hallaría en deuda con la película por su sugerencia. En realidad, más que con la película como expresión artística del todo, me hallaría deudor de los guionistas: porque Aronofsky se embarulla de mala manera y parece encargarse de colocar palos en las ruedas, filmando las escenas con una suerte de planos mal encadenados, en ocasiones incluso mal filmados, que producen hastío en buena parte de los treinta minutos iniciales. Puede que la intención sea demorar el entendimiento real de la historia hasta su último tercio y a fe que lo consigue, pero a base de aburrir.
Esa bailarina que está a punto de convertirse en "primera" es Nina (Natalie Portman), y su oportunidad se la da el coreógrafo Thomas Leroy (Vincent Cassel). Leroy planea montar un Lago de los Cisnes moderno, con un contenido sexual remarcable, exigiendo que a la pureza angelical de Odette (el cisne blanco) se enfrente una Odile (el cisne negro) muy apasionada.
La formulación del coreógrafo resulta impecable desde el punto de vista artístico ya que es tradición que ambos papeles, Odette y Odile, sean representados por la misma "prima ballerina" en un tour de force exigente y agradecido.
El problema se traslada de inmediato al terreno sexual y constituye la base de la fábula que acerca ese guión a tres manos al mito de la Caperucita Roja, esa niña que se convierte en mujer una tarde llena de maldad y sangre tras su encuentro con el lobo: Nina es una joven dedicada al ballet en cuerpo y alma y, aunque no se nos indica verbalmente, su virginidad es evidente: vive con una madre (Barbara Hershey) que la sobre protege y controla en exceso y confiesa a su mentor, Leroy, que ni tiene ni ha tenido novio jamás.
Su falta de experiencia sexual parece un obstáculo para representar a Odile que deberá seducir al príncipe: así se lo dan a entender cuando señalan a Lily (Mila Kunis) como su competidora: Lily es sexualmente muy activa y liberada y Nina percibe como un muro infranqueable su reprimida sexualidad. Nina percibe el problema y se enfrenta en soledad a él, creciendo por momentos, liberándose internamente con sacrificio, consiguiendo -con esfuerzo: hay sangre sobre su piel- que aflore la sexualidad que tiene dentro de sí misma reprimida iniciando el camino de mujer, dejando atrás sus peluches de niña.
Aronofsky apenas apunta otra cuestión, cual es la necesidad de implicación personal del artista en el carácter que representa: la exigencia de Leroy relativa a la desfloración psicológica de Nina para bailar Odile con toda la fuerza que él quiere podría dar origen a una línea argumental rica, pero queda desechada casi al instante de aparecer, quizá demorada expresamente y olvidada luego, muestra de la inconsistencia formal del conjunto, deshilachado por la débil mano de Aronofsky que consigue embarullar visualmente una trama que en otras manos hubiera tomado vuelo y altura con mucha más fuerza.
Hay para mí un evidente error de casting en esta película porque ni Natalie Portman ni Vincent Cassel ayudan a que la historia alce el vuelo, quedando en una mediocridad aburrida.
Siguiendo la teoría de la revisitación del mito, está clarísimo que Cassel resulta ser un lobo demasiado pacífico, casi un perrito de aguas: el lobo es en las antiguas versiones orales un hombre-lobo con lo cual no hace falta declarar su fuerte contenido sexual, y Cassel, aparte de un morreo a Nina, poco más hace: escucharle en versión original y quedarse uno amuermado es instantáneo: aquí hacía falta un actor que supiera sacar la líbido por la boca y seducir expresándose verbalmente con una sugestiva voz: alguien como John Malkovich, por ejemplo, capaz de ese puntillo de maldad implícita en una sonrisa.
Y en lo que hace a Natalie Portman, me parece francamente que está totalmente desubicada: aparte que su edad real la aleja generosamente del personaje que interpreta (recordemos la escena en la que Nina se mofa de su madre que a los 28 años la parió y "pierde" su carrera, diciéndole que a esa edad ya ninguna carrera podía hacer [lo que es muy cierto en el ballet] y veamos que Natalie tiene 29 cuando rueda) bien sea por imposibilidad física bien sea porque técnicamente no da la talla, su composición de la niña virgen que se convierte en mujer (esa mancha roja ¿no tiene un clarísimo significado?) resulta fallida y remarca en exceso el lado psicótico afectando, en mi opinión, la verdad del personaje, provocando una interpretación muy alejada de la que corresponde: esa virginidad de Nina, colmada y calmada por el tesón de convertirse en "prima ballerina", erigiéndose a la vez en sacrificio inútil y obstáculo de la consecución del lugar deseado, ese aspecto tan alejado de la normalidad, no es representado por la Portman con la fuerza que cabría esperar, aunque no negaré que seguramente la confusa dirección de Aronofsky ayuda no poco al resultado final.
En el aspecto técnico formal cabe destacar el buen trabajo del camarógrafo Matthew Libatique que sabe iluminar convenientemente las escenas interiores, y lamentar que hayan permitido a Clint Mansell jugar a los despropósitos con la partitura del genial ruso: claro que hace la par con ese director, Aronofsky, que se carga miserablemente un guión con mucha más sustancia de la que nos muestran.
Lo que hay que ver: para una vez que el guión tiene miga, el director ni se entera de lo que tiene entre manos y trata de reconvertir una revisión del mito en una película de psicología barata. Mala suerte.
Qué magnífica exposición la tuya, como es habitual. Un texto al que no se le puede poner una pega, revelando tus conocimientos del oficio en lo técnico y en lo intelectual.En ésto "chapeau "..No puedo competir contigo para rebatir tus argumentos.
ResponEliminaAdemás creo que yo he visto "otra" pelicula, desde las "tripas"..seguramente mi ánimo estaba más predispuesto para que me gustase.:-)
Te doy la razón en lo de Cassel, Malkovich hubiera sido perfecto para el papel. Tiene la "perversión" que necesita el personaje. ¡Muy bien visto lo de Caperucita y el lobo!.^^
En lo referente a Natalie Portman no. Esa pequeña-gran actriz puede representar perfectamente a una jovencita por ese fisico suyo diminuto y sus rasgos de niña. A mi me encanta, que le voy hacer..
Posiblemente a ese guión se le podia haber sacado más..todo lo que tú quieras ..mejor dirigido y bla bla..pero es lo que hay respecto a mi humilde opinión, no te voy a mentir a éstas alturas :-).
La experiencia de ver una pelicula y que te emocione es algo muy subjetivo y eso no lo cambia nada..es como el amor ..se quiere o no se quiere.
Sé que te darán la razón y con mejores argumentos que los mios..pero yo no los comparto por ésta vez.
( Es el 2º comentario que te dejo, a ver si ésta vez no se volatiliza o voy a pensar que existe "censura" para los no afines.jejeje )
Besos. Milady
Como me gustaría contarte un cuento, ya que dices que no hallas a nadie, claro que para eso debería cerrar la boca, que se me ha quedado abierta al leer todo lo que has escrito.
ResponEliminaEn unas cosas te doy la razón, en otras no, como casi siempre. Espectácular todo, eso sí, me gustaría que algunos de mis lectores se pasaran por aquí, de verdad ;)
Lo que dices de la música es muy acertado, un fallo muy grande.
Natalie Portman me ha gustado mucho, no creo que una quinceañera o veinteañera, debiera ocupar su lugar, para hacer el papel, es más, sigue pareciendo una niña a sus 29 años, en mi opinión.
Y en lo último, sobre la psicología barata, ahí sí creo que va a pasar desapercibido el mundo de una bailarina. Yo conozco a varias y puedo asegurarte que no ha exagerado nada. En mi blog hablo en un post de anorexia. No dije nunca que era bailarina y todos los desordenes que sufre, desde el alimentario hasta la obsesión que tiene porque todo esté perfecto siempre..Por eso creo que ahí se ha quedado corto, incluso, Aronofsky.
Ay, vaya por dios, va a resultar más largo que un día sin baile, jajaja
Querido, Josep, perdóname..;)
Mil besos hoy para que te ayuden a soportar todo lo que escribí..
Bueno, bueno, compa Josep, como ya escribí mi crítica hace unas semanas, y la leíste, supongo que huelga que te diga que no estoy para nada de acuerdo en tus apreciaciones sobre la peli. En principio, basas tu análisis en la relación con un referente narrativo (Caperucita "colorá"...) el cual, si me he de fiar de lo que he leído sobre lo que ha afirmado al respecto el autor del guión, el guionista no ha tenido en cuenta para nada (y, si lo ha tenido, no lo menciona en ningún momento). Pero bueno, ya sabemos que la gente de las pelis, cuando de notas de producción se trata, mienten más que hablan, así que tampoco le daremos mayor importancia: igual sí que es cierto que la historia es una versión de Caperucita, y hasta mejor que la que se acaba de estrenar, la de la Hardwicke.
ResponEliminaMás. Para tí, Vincent Cassel se queda corto. Para mí, se queda largo, larguísimo, creo que está excesivamente sobreactuado, y, más que un lobo con dientes, parece, en todo momento, una dentadura pegada a un lobo. Eso sí, estoy contigo en que Malkovich hubiera hecho un "capoballerini" acojonante, desde luego.
Por último, y en cuanto a la Portman, en fin, si te digo que he leído, aproximadamente, unas treinta, treinta y dos quizá, reseñas críticas de esta peli y que en lo único en que coinciden todas ellas es en calificar el trabajo de la actriz, como mínimo, de buenísimo, estoy seguro que no te digo nada que no sepas, o imagines, al menos. Claro, que eso no te obliga a que tú lo valores igual (que me podrías responder fácilmente con aquello del "coma mierda, miles de millones de moscas no pueden estar equivocadas"...), pero, no sé, te puedo asegurar que me ha sorprendido. Yo creo que está sublime, sin más (ni menos, claro...).
Un fuerte abrazo y buena semana.
P.S. eso sí, para que no me acuses de cicatero, te he de confesar que el título de la reseña me ha "molao cantidad" (que va ya diciendo mi peque, horror...).
Lo primero: no la he visto. Luego, el contraste. Muchos la han puesto por las nubes, y hete aquí que viene el "ciniestro" Josep a destripar, con cuchillo de buen carnicero, la película como si de un cerdo se tratara.
ResponEliminaSiempre es un placer leerte (no daré mi opinión hasta que no la vea), aunque no disponga de mucho tiempo últimamente para acudir a la cita.
Saludos, Josep.
Empezando por el final, querida Milady, jamás pienses que pueda yo censurar opinión por muy adversa que sea a la mía, porque en la esencia del bloc está la diversidad basada en la conciencia plena que mi opinión no tiene porque coincidir con la verdad absoluta y, además, he llegado a la conclusión que, equivocarse, además de sano, es más divertido.
ResponEliminaYa suponía que darle palos a Natalie no me iba a traer muchas adhesiones, pero, mira, Irene A., no me puedo callar lo que pienso: para eso tengo el bloc, además: para largar a gusto.
Lo de Caperucita me vino a la mente a media película y no me lo puedo quitar de encima.
Me alegra, en cualquier caso, que te haya gustado la exposición de mi parecer, aunque no coincidamos en absoluto, aunque creo que, con un chocolatito por en medio, acabaría convenciéndote....
Besos.
Ya me gustaría, ya, Blanca, que me contaras un cuento, para quedarme yo con la boca abierta de asombro.
ResponEliminaLo de la psicología barata lo digo como conjunto por la escasa profundidad del tratamiento: estoy seguro que esas peculiaridades que refieres darían para otra película, distinta pero interesante, y es una idea a explorar. Creo que el amigo Darren se ha quedado, si ése era su deseo e intención, en el aparato efectista y nada más.
A mí la Portman, después de verla (y disfrutarla) en Closer, me resulta imposible verla como una niña virgen: tampoco sería capaz de ver de esa guisa a M.M. por lo que insisto en que es un error de casting.
No quiero perdonarte, Blanca, por extenderte en tu comentario, porque sería ir contra mis propios intereses...
Besos.
Sabes, Manuel, que aprecio tu comentario discrepando de mi parecer y me alegra que lo dejes escrito para disfrute de todos.
ResponEliminaLa correspondencia argumental con Caperucita me surgió mediada la película cuando andaba yo intrigado acerca de lo que me querían contar, porque no entendía nada.
Ignoraba esas notas de producción que comentas, y, a decir verdad, cada vez me fío menos de lo que en la promoción se dice: son los del departamenteo de mercadotecnia los que deciden esos contenidos y esas gentes no me merecen ni confianza ni respeto.
Precisamente, me acabo de enterar del estreno de una nueva versión del mito.
Si te paras a pensarlo, sin necesidad de spoilers, creo que acabarás coincidiendo conmigo en las similitudes: puede que los guionistas no fueran conscientes, pero hay varias similitudes y, evidentemente, aparte de imágenes propias de Darren, incluso concomitancias con el mito, aunque no precisamente en las edulcoradas versiones de Perrault o los Grimm.
Me temo que no viste a Cassel en v.o., porque su dicción resulta más que académica academicista, formalmente perfecta pero huérfana de sentimiento, justamente como su personaje achaca a Nina como defecto: curioso y lamentable. Malkovich se hubiera llevado de calle un premio por ese papel-bombón.
De la Portman ya he dicho que me parece desubicada y poco creíble como jovencita virgen: quizás porque no la veo como tal no puedo identificarla con esa Caperucita que entiendo es la heróina del guión, y quizás yo vaya errado en esa interpretación, pero es la mía: y ya sabes que si no digo lo que me parece, prefiero callar: y el bloc está, precisamente, para largar a gusto, aunque no siempre halle conformidad con el amable lector. Ya sabes también que esto es así y no es una pose provocadora. Es lo que hay, y no hay más....
Y sabes también que nunca te acusaría de cicatero por llevarme la contraria en todo: que te haya gustado el título me halaga, porque no te imaginas la de vueltas que le dí hasta que me llegó esa idea....
Tu peque va creciendo, Manuel, y esas claves lingüísticas corresponden a la pertenencia a un grupo; pero no te preocupes, que su papi siempre será su papi... hasta que llegue a la adolescencia.... ;-)
(Lo acabo de ver, mientras cenaba, en una entrevista de la tele a un psicólogo de familia...)
Un abrazo.
jajajaja: lo de "ciniestro", Gourmet, me ha llegado al alma....
ResponEliminaEspero no haberte destripado demasiado del argumento, y, ya que estás "in albis", te agradecería que, bien en tu casa, bien en ésta, una vez hayas visto la película, tengas a bien manifestarte: sin prisas, pero sin pausas.... jajaja...
De tiempo andamos todos malitos, veo: tengo algo pendiente en tu casa...
Un abrazo.
Ni con chocolatito ni picatostes querido Holmes...quizás a la inversa yo a ti ¿ podria ser ..? :-)
ResponEliminaUna actriz. una buena actriz puede hacer de puta ( con perdón ) o de virgen si es necesario. ¿ mno crees ?..
Otro beso querido :-) Milady
Compa Josep, solo un par de apuntes: efectivamente, no la he visto en V.O. sino doblada (una pena, no se deberían ver pelis dobladas, ya lo sé, pero es lo que me dan mis amados exhibidores, y todavía tengo que ponerle una vela a San Apapucio Bendito por el favor...); y a la Portman no la he visto en Closer, no he visto la peli (y no lo termino de entender, porque me llama mucho la atención y la he tenido a tiro en la tele un montón de veces...), igual si la hubiera visto ahí, también tendría ese condicionante de apreciación, aunque no creo, pero nunca se sabe...
ResponEliminaUn fuerte abrazo y buen día.
P.S. ¿crío, adolescencia? Eso era antaño, compa, antaño. Hogaño, a partir de los siete son ya bichos con pintas, creeme. El signo de los tiempos, todo corre que vuela...
Josep coincido plenamente contigo en que la película no ha estado a la altura de lo pretendido.Confieso que cuando la vi no pensé en las connotaciones con el cuento de Caperucita(yo si he contado cuentos a mis hijos y a veces he inventado o añadido alguno).
ResponEliminaYo esperaba ver algo de ballet y quedé defraudada, pensé en ver una gran interpretación de la Portman y la encontré excesiva en el gesto y falta de credibilidad, por edad,por candor, por repetitiva.
Josep argumentas todo con tanta perfección que cualquier parecer mio sobra, de verdad.
Añado sólo que para mi fue un verdadero fiasco la película en cuestión y la interpretación. siempre he desconfiado de las ganadoras del Oscar como desconfio de los best-sellers.
Un beso
Hola.
ResponEliminaPara los cuentos, te recomiendo visites asiduamente las teterías. En algunas suele haber un cuentacuentos, y es una experiencia que de adulto vas a valorar mucho más que de chavea. Hace años que no cuento cuentos en teterías, pues me coincide con el horario laboral, pero lo echo de menos.
Las uñas. Te has dejado las autolesiones de alguien obsesionada con la perfección.
La madre. Que mal lo pasé con ella, aún intuyendo que era inocente y todo se debía a la paranoia de la prota.
Por lo demás estupendo, Josep.
Un abrazo.
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Sigue sin dejarme publicar con el OpenId.
:-(
Ja, ja, ja, perdona mis risas iniciales, querido Josep, pero me ha hecho muchísima gracia el cariñoso adjetivo que te aplica nuestro amigo gourmet "ciniestro"....en fin, a ese palabro se le pueden dar dos significados bien distintos, je, je, je..
ResponEliminaBueno, aparte de lo cojonudamente que escribes, ya sabes que no es peloteo, en esta ocasión estoy de acuerdo contigo al cien por cien.
Primero en los actores. Esa sugerencia que haces de John Malkovich la rubrico. En cuanto a la Portman, ¡pobrecilla! no me conmovió en absoluto.
La historia no está mal del todo, pero le falta oscuridad y le sobra artificiosidad.
La ví en VO y en casa, no me molesté en ir al cine. Francamente me aburrió un pelín.
Un abrazote.
Lo que yo pueda creer o no, Milady, puede que esté al alcance de un chocolatito, pero jamás con picatostes: si acaso, con una buena ración de nata recién montada y unos croissants crujientes (toma ya redundancia de la buena) y aun así puede que, acabado el ágape, siguiera yo en mis trece, que no por ser más cabezón soy menos tozudo, así que avisada estás: puede que el convite te salga caro y yo gane en todo, empezando por la compañía....
ResponEliminaBesos.
Pues, Manuel, no puedo menos que aconsejarte te hagas con un ejemplar de Closer: no diré que sea extraordinaria porque tiene sus fallos, pero es una gozada el trabajo interpretativo y créeme que la Natalie está fantástica, mucho mejor que en ésta.
ResponElimina¡Ay, el tiempo! Todavía espero hallar quien lo defina sin pifiarla...
Un abrazo.
Lo de Caperucita, Camy, es cosecha propia, y supongo que resulta difícil entenderlo con lo mal explicado que ha quedado.
ResponEliminaMe alegra comprobar que no soy el único en malfiarme de los Oscar y en considerar ese premio en particular como desajustado a la realidad.
Besos.
Creo que en Barcelona hubo un tiempo en que los salones de té también organizaban veladas con cuentistas, Antonio, pero nunca coincidió mi estancia en uno de esos establecimientos con el momento mágico. Habrá que consultar horarios, porque un buen té, unas pastitas y un (o una) cuentista es un reclamo irresistible.
ResponEliminaLo de las uñas, las plumas, incluso la herida final, lo entiendo como una alegoría de la sexualidad reprimida que pugna por aflorar, como señal evidente del tránsito de niña a mujer. De ahí mi insistencia en Caperucita, enfrentada al lobo//coreógrafo que la incita//excita a cambiar de estado.
Celebro que te haya gustado.
Lo del OpenId no lo acabo de entender, porque los comentarios admiten todo, incluyendo anónimos (otra cosa es que los publicitarios los borro en el acto) pero he hecho alguna prueba y tienes razón: no los admite.
Es cosa de blogger o de OpenId: eso ya lo ignoro y no tengo -o no sé- nada más a ejecutar al respecto.
Un abrazo.
Que gusto me da, Antonio, que te rías en este bloc, porque siempre te reirás conmigo aunque sea de mí: la risa es lo mejor que tenemos, lo que nos distingue de los animales, y reirse de uno mismo, según dicen los sabios, es señal de prudencia.
ResponEliminaMe congratulo además mucho al comprobar que coincidimos en la visión de esta película: saber que uno no está solo en la fila de los críticos con un producto que ha recibido tanto beneplácito es un consuelo: de momento ya somos cuatro, o sea, mayoría, fíjate. jajaja....
Un abrazo.
Mi querido Holmes:
ResponEliminaNo pretendo convencerte de nada en absoluto ¡ qué aburrido seria ! Y poco criterio el mio si gustandome una pelicula me dejara "liar" por tu mágnifica" ( eso sí ) elocuencia. Es lo que te dije en el 1º comentario..la mirada sobre una historia y la experiencia que sientes al verla es única. No hay más.
A mi en cambio Closer me parecio pretenciosa y algo artificial apesar de los diálogos inteligentes y los intérpretes..Owen está bien cinico y seductor, la Roberts correctita Law un poco perdidillo y Natalie más que sexy eso sin duda pero me la creo menos ¡ fijate ! Será que el tema no me gustó..es demasiado ácida para mi..me dejó muy mal sabor de boca.
¿ Ves ? ni picatostes ni croisands rezumantes de sabrosisima nata...¡ todos podemos ser muy cabezotas !jeje...en lo que sí estoy de acuerdo es en eso de la compañia..seria mutuo además.
Un beso. Milady
Reticente como estoy ultimamente en ir al cine, no he ido a verla, por lo que no puedo opinar, pero eso de sentirse cisne negro por la sexualidad no descubrida con anterioridad(además mal reflejado en la película por lo que dices) me suena tanto a moralina estadounidense.....
ResponEliminaEn lo que vamos a estar de acuerdo es en el cartel elegido. Un homenaje a Saul Bass...¡ lo mejorcito !
ResponEliminaUn beso nuevamente..:-)Milady
Estupenda disección, Josep. Me parece una pelicula-envoltorio notable. Lo de dentro, su profunda nada, es otra cosa. Un vicio muy particular y reiterativo en Aronofsky, por cierto.
ResponEliminaUn abrazo.
No pretendo liarte, Milady; bueno, un poquito sí; aunque ya sé que no me saldré con la mía, pero sigue siendo divertido.
ResponEliminaCreo que deberías darle otro vistazo a Closer y, bien mirado, creo que yo también debería hacerlo...
De lo del cartel no digo nada, porque.... porque mejor no digo nada...
Besos.
Muy buena deducción, Alma: esa moderna forma de enfrentar las tramas en los U.S.A. pareciendo que sí pero siendo que no ya empieza a cansar y aburrir...
ResponEliminaBesos.
Esta es otra de las ocasiones, Alfredo, en que con poquísimas palabras defines muy bien el todo: eso de película-envoltorio me parece un acierto y me la apunto para usarla en otra ocasión porque es una definición muy descriptiva.
ResponEliminaLo peor es que luego, además, les salen imitadores como consecuencia de la fama obtenida...
Un abrazo.
En primer lugar ¡ felicidades ! Ya sabia yo que "ganarias " por goleada... y en segundo ¡ va a ser que ni el cartel te gusta ni ná de ná..!..
ResponEliminaUn desacuerdo total ¡ vamos !...:-(
P.D. Le daré otra oportunidad a Closer pero me temo que no no no...
De lo de ganar por goleada, me temo, Milady, que no entiendo la figura; y del cartel no me tires de la lengua, que no quiero decir nada de nada, así que aparquemos el tema de momento, que no me interesa alborotarlo.... ;-)
ResponEliminaBesos.
A ver Holmes, 'ganar por goleada' es una manera de reconocer que tienes más a tu favor que en tu contra en ésto que nos ocupa..no te hagas el tonto :-P
ResponElimina¿Asi que no quieres "largar" más sobre el tema?..uhmm...Bien lo acepto porque estás en tu campo.. quiero decir en tu casa.
¡ A las buenas noches ! :-P