Capote
Dentro del subgénero especializado que conocemos con el lamentable apócope anglosajón de "biopic" (que con toda probabilidad viene de biographic picture, o sea, película biográfica) hay por lo menos una vuelta de tuerca, un rizar el rizo de la especialidad consistente en plasmar la vida, penas y alegrías, de una personalidad que ha tenido relación con la industria del cine lo que sin duda proporciona como mínimo un halo de verosimilitud sobreentendida.
Resulta muy fácil hallar la relación entre Truman Capote y el cine: al cinéfilo veterano se le ocurren de inmediato dos títulos sesenteros de relumbrón: Breakfast at Tyffani's y In Cold Blood y hay que tener mucha memoria para recordar su intervención en Beat the Devil (que me pareció una charlotada hace años, en un pase televisivo) pero cualquiera le puede recordar por su auto representación en pantalla en la disparatada Murder by Death, así que no es de extrañar que, unida dicha circunstancia a su renombre como escritor, llevar a la gran pantalla por lo menos una parte de su vida fuera una decisión relativamente fácil de adoptar.
Gerald Clarke, que había obtenido cierto éxito con una biografía de Judy Garland (lo de escribir biografías de muertos lleva aparejadas alegrías y amarguras a partes iguales) sin haberse documentado demasiado bien según los hijos de la famosa cantante, decidió poco después dedicar su tiempo a recrear los años que el escritor Truman Capote dedicó a pergeñar su más famosa novela, A sangre fría, basada en unos asesinatos ocurridos en el pueblo de Holcomb, Kansas.
Dan Futterman obtuvo los derechos del libro de Clarke y se ocupó de escribir un guión cinematográfico y junto con su amigo Bennet Miller decidieron que iban a producir una película y que Miller, que ya había dirigido un documental, se iba a estrenar en el cargo de director: y no contentos con ello, llamaron a su antiguo coleguilla de estudios y al momento actor en alza Philip Seymour Hoffman por si le interesaba ocuparse de interpretar al famoso escritor y así los tres, que también ejercieron cono productores, se empeñaron en filmar la que se tituló lógicamente Capote (2005) cuyo título se modificó absurdamente al castellano con el añadido del nombre de pila (seguramente porque el encargado habitual no acaba de tener claro si trataba de Al o de Truman Capote, o Capone, yo qué sé...)
Esta es una película destinada desde el primer plano y hasta el último a mostrar casi permanentemente al protagonista ofreciendo al actor que lo interpreta una catapulta directa a los galardones pero una mirada poco apasionada y más crítica que puede producirse por la lejanía del efecto publicitario permite considerar que hay un cierto desequilibrio que perjudica al conjunto: un defecto propio de un principiante que en su ópera prima se ve condicionado por varios elementos entre los cuales la responsabilidad del director para con el espectador final de la obra se ve relegada frente a exigencias de divismo propias de actores que se creen en el cénit con entrada libre al olimpo de los consagrados, requerimientos que comportan menoscabo en el resto de componentes del elenco, empezando por la atención de la cámara y terminando por la endeblez del guión en lo que a secundarios se corresponde.
La dirección de los intérpretes brilla por su ausencia: los secundarios son filmados con escaso interés por Miller y por ello acabada la película muy poco podemos recordar ni de los dos asesinos, Dick y Perry, ni del detective Dewey y apenas algo de Nelle Harper Lee, que es una mujer que por sí sola merecería una película; ello ocurre porque la cámara está pendiente de Capote para no perderse ninguno de sus gestos que, a decir verdad, son muy pocos en justa proporción a la realidad, porque Hoffman se dedica a castrarse emocionalmente impidiendo que aparezca la sensible extroversión propia del personaje real, realizando un retrato que se ajusta poco a lo cierto, aderezado además por una vocalización inadecuada: la semblanza recreada por Hoffman, aunque bien trabajada, se refiere a otro Capote más cercano al que sea capaz de aceptarse como válido por la inmensa mayoría silenciosa, esa que compra sus entradas de cine y su bote de palomitas y su gaseosa de litro.
Miller nos lleva a un terreno en el que el documental dramático está cercano y se vale de la muy bella y efectiva labor fotográfica de Adam Kimmel que enfría el tono en muchas escenas otorgando un ambiente pretendidamente realista; la labor a la moviola de Christopher Tellefsen mantiene un relato sin lagunas perceptibles aunque le falta a Miller potencia visual y experiencia al momento de emplazar la cámara y ordenar el uso de algún objetivo que se adecúe más a la trama que se nos está contando, sucintamente el trabajo de investigación y documentación por parte de Truman Capote, auxiliado por su amiga de la infancia Nelle Harper Lee, curiosamente dos escritores que sucumbieron al éxito literario y cinematográfico.
La película se centra en el nacimiento, mantenimiento y extinción de la relación entre Capote y el criminal Perry Smith mostrando la ambivalencia de intereses en el escritor de forma bastante clara pero dejando la balanza desequilibrada al dejar con poco contenido el retrato que nos presenta del asesino Perry Smith cuya complejidad psicológica, alimentada por el propio Capote, nunca acaba de exhibirse con la necesaria fuerza, quizás por un claro error de elección de actor para ocuparse de tan ingrato papel que teóricamente debería permitir al intérprete lucirse como secundario de lujo.
La carga psicológica y por tanto la empatía que siempre busca el espectador recae únicamente en el ubicuo Capote y no llega a repartirse en el resto del elenco porque se les priva tal posibilidad ya desde el poco cuidado de sus diálogos y la película se resiente: cuando no está Capote en pantalla nada parece interesante y ello por un lado redunda en un exceso de alabanzas que encumbran a Hoffman mientras por otro el mismo carácter no acaba de mostrarse con la deseada, esperable, complejidad.
El guión acierta alejándose de toda la parafernalia burocrática y judicial que se desarrolló forzosamente durante tanto tiempo sin que ello desmerezca el conjunto ya que el foco se centra en el escritor como único punto de interés y el tratamiento casi documental y el comedimiento que observamos en la labor interpretativa de Hoffman, nada histriónico, conforman una sensación de verismo propia de un telefilme de sobremesa de aquellos "basados en una historia real" que son interesantes en una primera instancia pero que en la segunda han perdido gas y fuerza, en este caso, reitero, por aplicar toda la atención en un único punto que, si bien logró en su momento la atención mediática y los galardones, no sirve para sostener la película a un nivel que la haga imprescindible salvo para comprobar un buen trabajo de Philip Seymour Hoffman.
p.d.: de la otra, hablamos el viernes.
Tráiler
Me pareció un enorme bluf... Creo que se han dedicado más a recopilar anécdotas, referencias y sucedidos reconocibles con los que establecer vínculos que a dotar de solidez y de estructura a la propia película. Parece más un making of de "A sangre fría" que una película autónoma.
ResponEliminaY qué espanto de doblaje el del prota...
Un abrazo.
Es cierto: queda la sensación que todo gira única y exclusivamente en torno a la preparación del libro sin dar la importancia debida a los personajes que también vivieron el momento.
EliminaLa he visto en v.o.s.e., Alfredo, y puedo decir que Hoffman intenta imitar el tono de voz de Capote, que se puede escuchar en el vídeo insertado y también en varios en youtube, y no acaba de conseguirlo, resultando muy afectado.
Un abrazo.
De acuerdo con tu análisis, Josep. Visioné esta película cuando fue estrenada y a día de hoy sólo recuerdo la notable interpretación de Philip Seymour Hoffman. Mala cosa cuando de un film se dice sólo esto. Lo mismo que pasa con Day Lewis y el "último Lincoln". ¿O no...?
ResponEliminaSalucines
De acuerdo, Fernando: una película no funciona si el único elemento de interés es la actuación de uno de los intérpretes. Del trabajo de Day Lewis hablaremos en unas semanas, porque creo que pronto podré verla como deseo, en v.o.s.e.
EliminaUn abrazo.
Coincido en muchas cosas y discrepo en otras. Puesto que tengo recientes ambas, quedamos emplazados para el viernes sobre este particular duelo, momento en el que pondremos a prueba nuestros floretes, o nuestros sombreros...Saludos
ResponEliminaya sabes, Víctor, que las comparaciones suelen ser odiosas, pero en este caso tan especial puede que resulte idóneo no adelantar acontecimientos y, efectivamente, quedamos emplazados para el viernes o el sábado, con tranquilidad, que, como decía el padre de un buen amigo, viene de tranka... ;-)
EliminaUn abrazo.
Vale. La vi en el cine y no la he revisado. Me entretuvo, sin más. Lo que pasa es que a mí me gusta Capote. He leído bastante libros suyos, otro de entrevistas con el personaje. Así que me interesaba. Curiosamente, me gustó más la otra (para el viernes ;-))
ResponEliminaSolo una cosa. No he leído el libro de Gerald Clarke sobre Judy, pero sí el de Capote. No es sobre los años de A sangre fría. Es una biografía completa de la vida del autor. Bien escrita, detallada, amena y mostrando luces y sombras del personaje (como las que tenemos todos en la vida). Tengo una edición de bolsillo cuya portada es el cartel que has puesto en la entrada. Me mosqueó mucho... ¿Una biografía de Capote y tengo que ver que el de la foto de portada no es ni el escritor? Me diseñé una rudimentaria para la ocasión, pero de la que estoy especialmente contento (al menos ahora el de la foto es él).
Un saludito.
PD: Tienes un e-mail.
¡Ja! Evidentemente el libro lo compraste en una edición publicada en plena mercadotecnia de la película.
EliminaA Capote como novelista no le conozco, pero estoy pensando en corregir esa falta...
Un abrazo.
Sí ;-) El libro me interesaba desde hace tiempo (casi de crío), pero solo conocía la edición no de bolsillo y con un precio fuera de mi alcance por aquel entonces...Y con la peli, un amigo me avisó de que había una edición económica, así que me hice con él.
EliminaEmpieza por "A Sangre Fría" o "Música para Camaleones", por ejemplo. El relato "Ataúdes tallados a mano" es tremendo!!
Otro abrazo y buenas noches.
Ah! Recuerdo a Chris Cooper como el sheriff...Pero igual me equivoco. Tienes razón en que cargaban demasiado el peso en el personaje principal y los otros quedaban algo más desdibujados.
ResponEliminaNo te equivocas, David: tener a Cooper de secundario y no exprimirlo al cien por cien ya es indicativo que algo no acaba de funcionar como es debido. Yo creo que si se hubiese ocupado de la dirección alguien veterano, con más peso y autoridad sobre Hoffman, la cinta hubiese ganado muchos enteros.
EliminaUn abrazo.
He visto las dos. Opino parecido..y como es tarde y me estoy desvelando, lo dejo por hoy.
ResponEliminaBesos
¡Buenos dias ! Ahora que lo veo todo más claro insistiré en lo dicho. A pesar de la labor de Philip Seymour H. que es notable, los secundarios merecian más cancha, sobre todo ese actor tan estupendo llamado Chris Cooper. Tendria que revisarla otra vez.
ResponEliminaMe parece muy interesante ver la relación que tenian el autor de A Sangre fria y la escritora de esa novela(y pelicula) tan magnífica Matar a un ruiseñor, en la vida real, alli están ellos dos, siendo niños, junto a Atticus...¡pobre Harper Lee lo que tuvo que aguantarle al excéntrico de Capote ! bueno para eso deben ser los amigos..pero volviendo al tema,
tengo claro que me gustó bastante más Infamous ( por cierto aquí es donde aparece Gwyneth Paltrow cantando y lo hace genial )pero si vas a hablar en la próxima entrada, esperaremos.
Besos Josep. ¿Hay que felicitarte tambien ? :-D
Celebro que estemos de acuerdo, Milady.
EliminaRespecto a Nelle Harper Lee, seguramente, cuando muera, alguien rodará una película sobre ella. Incluso puede que haya escrito su autobiografía, porque me edxtraña que haya permanecido sin escribir durante tantos años.
Besos.
Creo que ya he comentado en este espacio,mi querido Josep,que las películas basadas en artistas siempre acaban siendo un frustre.Primero porque sus vidas son aburridas,tediosas,que es lo que hace falta para parir una gran obra,como A sangre fría.¿Qué le queda al guionista para escribir una historia sobre todo esto? Pues lo que menos nos importa más el añadido de gestos,tópicos y un actor que mira hacia el Oscar.Por ciento,el Oscar siempre tiene a asegurado el premio en dos categorías seguras:hacer de subnormal o discapacidad o de artista reconocido.Truman Capote es un escritorazo que admiro muchísimo,tanto como la película de Richard Brooks A sangre fría,una obra maestra.Cuando vi Capote me dieron ganas de darle una patada al Capote de la película, decirle;¡Venga ya y aparta de aquí!
ResponEliminaUna abuena reseña,Josep.Un fuerte abrazo.
Ciertamente, amigo Paco, reflejar el paridero de una obra literaria no tiene porqué revestir elementos que satisfagan la natural curiosidad del lector y está en la mano del guionista pergeñar una trama que resulte atractiva.
EliminaEn este caso, creo que el desequilibrio en el tratamiento de los caracteres perjudica al conjunto donde, como tú dices, el actor que está casi que predestinado al oscar más bien molesta.
Un abrazo.
En la propia novela "A sangre fría" se narran los preparativos de la novela por parte de Capote junto a los macabros sucesos. Él solito ya lo hizo todo: investigar, escribir, hacerse amigo de los asesinos, hacerles creer que estaban saliendo fotogénicos, novelar el crimen y contarnos todo esto. He visto la peli y me reafirmo en que no hacía ninguna falta: Capote se basta y sobra. Totalmente prescindible.
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