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diumenge, 4 de novembre del 2018

Localista Spike Lee




En algún artículo publicitario disfrazado de plausible interés cinematográfico habré leído que Jordan Peel era el detentador de los derechos cinematográficos de una especie de autobiografía novelada escrita por un tal Ron Stallworth y que habiendo quedado tan satisfecho del resultado de la última película que produjo, escribió y dirigió (que a mí no me impresionó demasiado) acabó acordando con Spike Lee que fuese el conocido director quien se encarga de mantener viva la llama cinematográfica contra el racismo que por desgracia sigue existiendo en los U.S.A. (aunque ellos se auto denominen pomposamente "América" como si poseyeran todo el continente).

Spike lo recibió como regalo de su sesenta cumpleaños: es un veterano que lleva muchos rodajes a cuestas y siempre se ha pronunciado verbalmente con fuerza, convicción e histrionismo sobre cuestiones que aún en el caso de afectarle como perteneciente a un grupo étnico en particular, le exceden, le sobrepasan, porque por mucho que Spike lo diga, lo de ser global le viene grande.

La prueba la tenemos en esta última película basada en "hechos reales" que de entrada se sustenta en una promoción claramente engañosa a pesar de ser difícilmente creíble y baste para ello contemplar el póster que está ahí al lado: vemos claramente que hay un hombre negro oculto bajo una caperuza propia de los estúpidos sujetos que conforman el grupo conocido como Ku Klux Klan. Cierto que hay un tono paródico en la fotografía tanto por el puño en alto como por el peine propio de quien luce una melena "afro" típico en la población estadounidense de color negro en la época de finales de los sesenta y primeros setenta y quien firma lo sabe porque lo veía en los telediarios pero cualquier aficionado al cine lo sabrá por las muchas películas que recaen en esas épocas.

No tengo ni idea de cómo debe ser la novela escrita por Ron Stallworth contando sus inicios como policía en Colorado Springs pero desde luego el guión escrito por Spike Lee, Charlie Wachtel, David Rabinowitz y Kevin Willmott ¡a cuatro manos! más que un dechado de virtudes es un almacén de lugares comunes con muy poca intensidad dramática y momentos supuestamente jocosos que maldita la gracia que hacen dentro de una temática como la que se supone ha de sustentar la película, cual es el racismo existente hace cincuenta años y su lamentable y execrable pervivencia en una sociedad que, además, pretende imponernos como elegible su modo de vivir.

Que nadie se llame a engaño: la propaganda en la que se asegura que un policía negro consiguió infiltrarse en el KKKlan es falsa de toda falsedad: el novato Ron simplemente llama a un número telefónico que ve en un anuncio del KKKlan buscando adhesiones y le admiten y es tan tonto que da su propio nombre, con grandes burlas de sus compañeros policías, por lo que decidirán que un colega, Flip Zimmerman, sea quien dé la cara y vaya a las reuniones del KKKlan. O sea, no va el negro porque no le iban a admitir precisamente y en su lugar mandan a un judío -no practicante, pero judío- como infiltrado. A tener en cuenta que a pesar que entonces los teléfonos no eran tan rastreables como ahora, el novato Ron no tan sólo deja su nombre sino también les da al KKKlan el número de teléfono que tiene encima de su mesa ¡en la comisaría de policía! que, ese sí, era fácilmente rastreable, simplemente mirando un listín telefónico. Eso cualquiera lo ha visto, también, en películas de la época.

A partir de este inicio, que no se ha desarrollado de inmediato, sino que Spike Lee ha necesitado media hora de las casi dos y cuarto que dura la pieza, vemos cómo desperdicia la posibilidad de tomar un camino serio para entrar en una astracanada cuyo aparente fin no es otro que demostrar que los miembros del KKKlan, además de estúpidos racistas son tontos de capirote *
(perdón por el chiste fácil)
con muy escasas luces que les impiden llevar a cabo alguna acción violenta y lo que es más risible, advertir el burdo engaño al que son sometidos por unos policías que tampoco es que sean retratados con un mínimo seso digno de mención.

Hay una derivada inicial lamentablemente desestimada, más seria, en la que el protagonista Ron se infiltra en el movimiento universitario en el que los estudiantes acuden a reuniones, asambleas, manifestaciones, para protestar en contra del racismo en cuyo entorno hay llamadas emocionales a personajes ya históricos como Angela Davis, pero el guión no incide ni profundiza en la dicotomía propia de un negro que es policía y que sintiendo en su interior la lucha entre su vocación de servidor de la Ley y la convicción que el racismo, el supremacismo y los hechos del KKKlan son ilegales, además, por temor a perder la estimación de una joven a la que empieza a amar, no se define y mantiene una apariencia falsa con los de su etnia mientras ha lanzado a su colega judío en brazos de los del KKKlan.

Esto hubiese podido dar un juego dramático considerable pero inesperadamente el director abandona, desestima y rechaza la posibilidad de hincar el diente con fuerza y prefiere dedicarse a chotearse de unos estúpidos que sí, vale, son patéticos en su manifiesta imbecilidad, pero por ello mismo pierden todo asomo de peligrosidad, quedando en meros fachendas que acaban por matarse a sí mismos en el más espantoso ridículo, completando una película que parece dirigida a un público infantil.

Que Spike Lee se dedique a darse autobombo con declaraciones fuera de lugar ya es algo que estamos acostumbrados a leer en los papeles, como cuando se dedicó a denigrar a Tarantino sin siquiera haber visto la película, y ahora asegura enfáticamente que esta castaña que nos ha dejado en época apropiada tiene un carácter global más que meramente "americano" provoca más sonrisas condescendientes que respeto porque el resultado, mal que le pese, es una comedia localista que quizás haga sonreír a algún pueblerino estadounidense pero que a buen seguro cualquiera con un poco de inteligencia y sensibilidad respecto a la injusticia grave que representa el racismo antes y ahora, una situación que llevamos años viendo no saben solventar de ninguna forma, no hace ninguna gracia y reclama a gritos del cine una propuesta seria y formalmente digna denunciando lo que está ocurriendo.

Lo único serio de la película de Spike Lee son las secuencias que ha tomado de los noticieros, imágenes que ya hemos visto en los telediarios: puede que sean necesarias para que los despistados, los que no se preocupan por nada, los que prefieren vivir en la inopia, en definitiva, sepan que la población negra estadounidense está soportando el racismo en diferentes grados prácticamente desde que sustituyó, por así decirlo, a la esclavitud.

Que nos venga el engreído Spike Lee a darnos lecciones ahora con una película tan floja y penosa resulta de vergüenza ajena: nadie diría que el tipo ya es sexagenario, lleva tantos años en el cine y se supone que habrá visto, como casi todos, películas que tratan el racismo con más seriedad y respeto, algunas más afortunadas que otras, pero siempre erigiéndose en dedo acusador: el de Spike es un pulgar que acaba señalándole a él mismo como ineficaz cineasta que cae a un nivel penoso, gastando más de dos horas para no dejar huella alguna en el espectador que pronto olvidará una película que puede que sirva para que el cinéfilo joven se interese por otros títulos con más enjundia. Por ejemplo En el calor de la noche, de Norman Jewison y Adivina quien viene esta noche, de Stanley Kramer , tratan más seriamente y mucho mejor cinematográficamente el tema del racismo. Incluso Alan Parker con su Arde Mississippi, resulta más punzante en el retrato de la maldad inherente al negro corazón de los miembros del KKKlan.

Leer que Spike Lee asegura que el nene de su amigo Denzel Washington, John David, va a recibir el oscar por su estupendo trabajo en esta película, aparte de sectario al olvidarse del colega Adam Driver es otra prueba más de que el director se ha quedado en una nube a la que sólo él puede acceder, porque si bien es cierto que ambos actores realizan un buen trabajo, dado el nivel del guión y de los diálogos, nada difícil hay en esas interpretaciones. Da la sensación que la campaña de Spike Lee se ha basado poco en méritos cinematográficos y demasiado en el temor reverencial que causa ir contra corriente, contra lo políticamente correcto, como si apuntar los defectos de la película significara un posicionamiento en favor del racismo y eso ya tiene visos de manipulación intere$ada.

En definitiva, es una lástima que Infiltrado en el KKKlan, dotada de ambición, no cumpla ni con lo que promete la promoción ni desde luego con lo que se merece la población estadounidense y por extensión el espectador que acaba aburrido cinco minutos antes de olvidarse de una película totalmente prescindible.










21 comentaris :

  1. Me lo temía, es que me lo temía... Lo de la premisa lo daba por hecho, porque conocía algo del tema y sabía perfectamente que no era como lo vendían, pero es que lo demás me lo temía...

    Una que me ahorro...

    Un abrazo

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    1. Yo también suponía que la propuesta era engañosa, pero no que la película se atuviese a un modo tan liviano para un asunto tan espinoso y dramático. Para mí, un tratamiento erróneo total.
      Un abrazo.

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  2. El título se presta a tomarse la propuesta a broma...no la he visto y por tanto no puedo opinar pero he de fiarme de ti, nos citas películas memorables y establecer comparaciones casi resulta " ofensivo".
    De todos modos si tengo ocasión y ganas, paso y te comento.
    Lo del hijo de Denzel...¿ el Oscar..? ¿ tanto?..Pues si que pica alto.
    De cualquier modo, gracias por el aviso.

    Besos. Milady

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    1. Ya sabes, Milady, que no siempre coincidimos en el aprecio de alguna película, así que tú misma. En algunas cuestiones la broma me parece de mal gusto y la ligereza también. Los ejemplos citados, precisamente, no cargan las tintas, pero no se arredran.
      Diría que Spike Lee está jugando la carta del "pobre negro" con el fin de conseguir réditos, lo mismo que se harta de pronunciar "boutades" con el fin de obtener atención. Pero la película no se aguanta.
      Si la ves, ya sabes que aguardo tu parecer.
      Besos.

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  3. El siempre mediocre Spike Lee, es el Sammy Davis Jr., del Rat Pack de Sinatra pero con mucha menos gracia. Aquí mencionas “En el calor de la noche” y es difícil superar tan alto nivel en todos los sentidos. No he visto la película y puede que no la vea por cansancio o por hartazgo. El tema del KKKlan (qué bien que se pueda abreviar así, no lo sabía), además de que suena fonéticamente a “cacaclán”, de “caca”, porque eso es lo que hay dentro de esos siniestros capirotes. Si no recuerdo mal, la primera vez que vi a estos cafres en el cine fue en “El nacimiento de una nación” (1915), de D. W. Griffith. Los paseos a caballos del cacaclán anticipaban los ataques de la caballería de las películas de John Ford. “Arde Mississippi” (¿no se podría abreviar también este nombre con tantas eses y pes?) es también una estupenda película y “¿Adivina quién viene esta noche?” creo que merece un aparte, amigo mío.
    Por aquí ya llevamos mencionados a directores como Griffith, Norman Jewison, Stanley Kramer, Alan Parker y el humorista feo, pero con gran voz Sammy Davis Jr. ¿Dónde entra Spike Lee? En el quinto componente del Rat Pack que, por otro lado, nunca lo hubo.

    Abrazos, amigo mío.

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    1. Es verdad, Paco: lo del cacaclan es una cacofonía que ni pintada: no se me había ocurrido... ¡gracias!
      Spike siempre ha intentado rodar una master class, y nunca lo ha conseguido: quizás con menos ambiciones, le hubiese ido mejor...
      Un abrazo.

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  4. No la he visto. Si la veo, vengo y te cuento.
    A mí hay unas cuantas de Spike Lee que me gustaron bastante en su día. Son añejas, sí. Y sé que hay veces que no acierta, pero bueno, le tengo algo de cariño por aquellas pelis.

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    1. Espera otra cosa, David: me defraudó. Para mí, Spike Lee está un pelín sobrevalorado. Me parece que en el fondo es consciente de ello y suele jugar con el miedo a que rechazarle se entienda como un rechazo a su etnia, lo que me acaba de enervar más aún.
      Su "especialización" a mi modo de ver, juega en su contra.
      Un abrazo.

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  5. Hola Josep! Como digo en otras páginas, valoro mucho las NO recomendaciones, que a mí tanto me cuestan. Por lo general de lo que no me gusta o no me atrajo para nada no hablo y ahí se termina la cosa.
    Pero en este caso se me plantea un dilema ¡ahora quiero ver porqué a vos te pareció tan mala! Y creo que con los detalles que das, muy probablemente encuentre algún valor... cuando uno ya espera muy poco o entra con pocas expectativas.
    Luego de verla te digo qué sucedió.

    Abrazo!

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    1. Hola, Frodo: Me gusta tu planteamiento y aguardaré pacientemente tu regreso contando tus impresiones.
      Yo tampoco suelo escribir sobre lo que no me ha gustado, excepto cuando veo que hay una promoción exagerada y entonces me motiva poner en duda lo que la mercadotecnia nos quiere colar como cierto.
      Si fuese el caso que no hayas visto ninguna de las tres que menciono, acuérdate de ellas por si te interesa el tema del racismo en los USA.
      Un abrazo.

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  6. Pues efectivamente Josep...el cóctel termina empatando por sobredosis. Algo habitual en el cine de Spike Lee, que muchas veces partiendo de buenas ideas se pierde por el camino.
    En este caso se podría aducir en su favor q todo lo que vemos está justificado por cuanto es una sátira.
    Pero ni así. Como bien dices, tratar a muchos personajes como absurdos retrasados mentales les quita potencia y por supuesto no generan peligro
    No es fácil la sátira mordaz. Y a Sol me no le sale pese a algún fogonazo.
    Narrativamente sigue siendo un director expansivo q alarga situaciones y lo que es peor explica en demasía.
    Por supuesto no veo relación con los films que citas ya q abordan el tema desde otras perspectiva.
    Tal vez Clint Eastwood le da una lección en un filme modesto como el Cadillac Rosa, que tb satirizaba sobre el tema. Un abrazo

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    1. La sátira y la mordacidad, Víctor, son armas de guerra para gentes inteligentes y sutiles como Lubitsch y Wilder y está claro que Spike carece de lo necesario. Además, en un tema como el racismo me parece que no caben esas lindezas salvo que el mismo se observe como un efecto colateral, a consecuencia del principal y no es tampoco el caso de esta película, sobrevalorada en exceso incluso por el mismo Spike Lee.
      Las otras mencionadas juegan en otra liga, efectivamente, y resultan ser más efectivas como denuncia. La más semejante quizás sería la de Parker, por el retrato de los del KKKlan, pero aquéllos sí tienen peligro.
      La de Clint hace años que la ví y apenas la recuerdo. Habrá que darle vistazo.
      Un abrazo.

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  7. Como de costumbre a Spike le pierde el exceso de metraje. Al igual que con Michael Moore me da la impresión de que este director impone al espectador su punto de vista otorgando a la película un tono panfletario y de sermón que lastra lo que podría haber sido un film más divertido.
    Saludos, Josep!
    Borgo.

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    1. Hola, Borgo: lo curioso es que Spike se ha pasado semanas asegurando que con su película pretende crear debate sobre el racismo, pero me da la impresión que no lo ha conseguido y que además nos ha aburrido un poco.
      Un abrazo.

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  8. Mmmm.. Termino de verla hace nada. Versión doblada (craso error, pero no había otra). "A mí hay unas cuantas de Spike Lee que me gustaron bastante en su día."
    Y ahí lo dejo. Para mí, aunque busque crear dramatismo, ponerle al policía de guardaespaldas del presidente de la organización, es algo que carece de tanta lógica.
    Sí. Tira por el terreno de la comedia..pero igual habría estado mejor una peli más dramática (y Lee hizo algunas en su día que no estaban mal; pienso en la de Clockers o la de 24 horas, creo que se llamaba)... Esta tiene otro tono. Se deja ver, pero esperaba más. Y leo arriba lo del exceso de metraje que apunta Miquel y coincido.
    Un saludo.

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    1. Doblada, David, debe ser todavía peor, viendo lo que se hace últimamente.
      La falta de lógica es abrumadora y te saca "fuera" de la película en un santiamén. Lo del metraje ya es, al parecer, imposición de los productores y vagancia de entrar en la sala de montaje.
      Un abrazo.

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  9. Coincido bastante con lo que apunta Víctor. Y la de Clint no la he visto, así que igual me pongo con ella.

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  10. Y no estoy de acuerdo contigo en lo de que con el racismo no vale la sátira.
    A mí me parece bien que la peli tenga esa tono de comedia, peeeero, creo que habría ganado más desde un punto de vista dramático (o no, que igual se haría muy indigestible para el espectador ver a gente tan retrasada y que veamos que la cosa es seria). Le salían mejor antaño...y creo que gran parte del fallo de esta es el guión. Tampoco entendía cómo Ron seguía hablando por teléfono en lugar de Flip cuando ya ha sido presentado y está infiltrado. Pero el amigo que venía conmigo me ha dicho que eso fue real (mal hecho; tendría que haber hablado el infiltrado, por lógica de cajón; en fin...)

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    1. Pues yo de ahí no me muevo: valerse de la sátira para ridiculizar algo tenebroso es una práctica que está al alcance de algunos genios como Lubitsch, Wilder y Chaplin y Spike está a años luz de cualquiera de ellos.
      El racismo no merece la oportunidad de hacer reir a nadie de ninguna forma.
      Esos detalles que mencionas, David, los habrá pensado todo quisqui y por eso la película merece los palos y si fue real, como consta en la novela original, peor me lo pones, porque significa que son torpes los unos y los otros y entonces ya parece más comprensible que nadie sea capaz de sujetar a esos del KKKlan...

      Un abrazo.

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  11. A mi la última noche me parece muy buena, aunque admito q tb se pasa de frenada un pelín en un film reflexivo.
    En otras el exceso forma parte del estilo.
    Aquí lo grave es q para colmo al final mete las imágenes q mete y ahí es cuando uno se cabrea y piensa que Lee ha malgastado dos horas.
    Se puede hacer sátira...pero a ver, hay que dar al término la importancia q merece. Por ejemplo, me niego a llamar sátira a la escena de Tarantino con los del Kkk y las caperuzas. Que cada vez me parece más de vergüenza ajena. Juanito Navarro y Ozores lo hubieran hecho de forma más digna
    Yo tb la vi doblada...bueno q digo...si hasta los dvd los veo doblados. Es lo que hay. Un abrazo

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    1. Exacto, Víctor: ves el final y piensas: eso sí es serio y ya lo había visto: nada nuevo, pues. Tiempo perdido.

      Un abrazo.

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