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divendres, 20 de juliol del 2007

Memorias de una Geisha (2005)


La idea de ver una película dirigida por Rob Marshall (magnífico su trabajo en Chicago), con un elenco conformado por Ken Watanabe (sorprendente en El Ultimo Samurai), Ziyi Zhang (muy estimable y amable - en el sentido literal de la palabra - su trabajo en La Casa de las Dagas Voladoras), con la compañía de Li Gong y de Michelle Yeoh, resultaba seductora como pocas, ya que, sobre el éxito popular obtenido por la novela el mismo nombre, se añadía la convicción que, haciendo un símil culinario, con tales huevos mal no podría salir la tortilla.

Sin embargo, pese a la conjunción de tales virtudes, el plato, para mi gusto, ha quedado soso, es decir, falto de esa pizquilla de sal que da el toque preciso para que una película pase de ser un mero espectáculo a una obra del séptimo arte.

Sin dudar del buen oficio de Marshall, ya demostrado, ni de la sobresaliente calidad de los intérpretes escogidos -por mucho que duela a los japoneses, ya que sólo Ken es nipón - la película, a mi parecer, se queda a medias entre lo que pudo haber sido y no fue.

Parto del desconocimiento previo de la novela. Esperaba,ciertamente, un retrato dramático de la vida de una geisha, con el aderezo típicamente norteamericano de un romanticismo políticamente correcto.

También esperaba que, con un presupuesto elevado, la dirección artística fuera sobresaliente.

Sin ser un experto es vestuario, me quedé con la sensación que se hurta al espectador la supuesta munificiencia de los kimonos, cuyo valor se pondera en el relato en distintas voces: los vestidos no resisten la comparación con el precedente de La Casa de las Dagas Voladoras. en esto los nipones tienen motivos más que sobrados para lamentarse.

Como decía, desconozco la novela y por tanto me siento libre de criticar el guión literario de la película: el trazo de los personajes es correcto pero simple; el mundo de las geishas no es lo detallado que cabría esperar; la pasión amorosa de Hatsumoto queda en sólo un detalle en claroscuro, siendo como es detonante de acciones que sustentan la trama; los diálogos destinados a Ken Watanabe son tan simples como los de Ziyi Zhang, que resuelven sus
personajes con un par de miradas en escenas aceleradas por lo breves, ya que la morosidad impera en la película, con un ritmo lento apropiado pero carente de la pulsión que unos mejores diálogos hubieran compensado, otorgando al conjunto una lentitud, que no morosidad, perjudicial.

Finalizo opinando que Memorias de una Geisha es una película de tono amable, romántica, sin entrar en absoluto en la disección social que ofrece el entorno de las geishas, en una época histórica ya alrededor de la II Guerra Mundial, en una sociedad con claro contenido machista, donde la máxima aspiración de las protagonistas es conseguirse un amante poderoso, en el conocimiento de constituirse en queridas de lujo y con el futuro en la situación de llegar a regentar una casa de geishas, dando como resultado el cierre de un círculo vicioso que redunda en la falta de libertad para las protagonistas, reducidas a muñecas de conveniencia, elegantes y sumisas.

Le falta, opino, pasión a la película; pasión arrebatadora y liberadora; le falta el sentimiento del amor e incluso le falta, no habiendo amor, la desmesura que podría proporcionarle una fijación sexual, que es la que se supone existe y permite que perdure en quince años de la vida de Sayuri.

Dando por entendido que el guión no tiene porqué reducirse a la transcripción literal de la novela en que se basa -ejemplos de ello los ha dado a montones Hitch- presupongo que lo que se nos ofrece es la versión edulcorada, apta para adolescentes, estilo "american-way" , de lo que en U.S.A., muy en la línea políticamente correcta de la Gran Mayoría, entienden que debe ser una geisha.

Por eso acabo reafirmándome en la sensación que, con estos huevos, a
cualquiera de los nuevos directores orientales -coja cada cual el que prefiera- la tortilla hubiera tenido mejor sabor.

p.d.: seguro que la escena del baile de Sayuri la recortó el productor; y seguro que Marshall disfrutó de lo más al rodarla...:-)

4 comentaris :

  1. Hace tiempo que ví ésta peli( la entrada dá una pista ) y solo recuerdo que esperaba más efectivamente porque habiendo leido el libro
    ( que no es una obra maestra) resulta entretenido, te permite recrear a tu gusto las vivencias y las supuestas pasiones/traiciones, miserias y amores de éstas mujeres tan especiales en su mundo,
    tan fuera de tiempo ya y tan distinto al nuestro.
    Y claro la pelicula no corresponde al énfasis que el escritor ha puesto al servicio de tu imaginación..No obstante , como bien señalas se deja ver.
    El baile de Sayuri es expectacular. La actriz que interpreta a su rival Hatsumo tambien me gusta.
    La historia está basada en un personaje real que por cierto demandó a Arthur Golden, Mineko Iwasaki y que a su vez escribió Vida de una Geisha, para aclarar supongo los detalles que no corresponden a su biografia.
    Sayonara, baby !!

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  2. No conozco la base literaria por lo que no puedo calificar la bondad de la adaptación, pero me pareció una visión estadounidense en exceso de un mundo y una cultura que no creo sean fáciles de explicar a un occidental y menos aún filmar por un director occidental que no haya realizado una inmersión en la cultura nipona y ese, Milady, no es el caso de Rob Marshall, evidentemente, y recuerdo haber leído en su día que los japoneses quedaron un pelín enfadados por tanto intérprete chino.

    Cosas que pasan en Oriente.... ;-)

    Besos.

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  3. Estoy contigo en eso, la dificultad de un occidental para meterse en ese mundo tan diferente en su manera de sentir de relacionarse
    unos con otros, en su piel. Sus gestos no les delatan como a nosotros para empezar y además los chinos y los japoneses no son muy amigos por extraño que parezca.
    Las Dagas Voladoras me pareció toda ella maravillosa, de esas pelis que te hipnotizan...
    ¿ Escribiste algo sobre La casa de té de la Luna de Agosto ? Marlon Brando quizás o ¿ era Wayne ? Seguiré investigando por éste 'tunel del tiempo...
    ¡ Buenas noches Sire ! Bstos.

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  4. Brando, querida, Brando, y también Glenn Ford, éste sin disfrazarse; no: de momento, no está por aquí, como tampoco Las Dagas, aunque de éstas sí aproveché una escena para un momento musical, hace tiempo, con lo que es posible que ya no funcione...

    Besos, Milady April.

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