La Montaña Mentirosa
Tarde, ciertamente, me dispuse a ver la película de Ang Lee, Brokeback Mountain , cuyo título en España da muestra de la estupidez de algunos ejecutivos de las distribuidoras españolas, bien sea por meterse en terreno a ellos vedado, bien sea por aceptar de la "major" semejante memez.
Probablemente sea yo uno de los pocos que ha tardado tanto en ver dicha película, tanto como uno de los pocos que tiene en poco aprecio la filmografía del taiwanés Ang Lee; quizás esa falta de empatía produce que hasta ahora ninguna de sus películas me haya impresionado sobremanera, ni siquiera Tigre y Dragón (ésa es otra historia) y siendo yo conocedor de tal falta de sincronía, me abstuve de acudir a la sala de cine a ver Brokeback Mountain, y ya se nota la pereza en verla siquiera en dvd, hasta el fin de semana pasado.
Vaya lo dicho por delante para avisar que, con toda seguridad, mi humilde comentario chocará con las variadas e ilustradas opiniones que se han vertido, y se vertirán, con motivo de su estreno mundial y con motivo de los Oscar, así que no espero convencer a nadie con mis argumentos, pero ya se sabe lo que pasa: si no lo digo, reviento.
Advierto, por si queda alguien que no ha visto la película, (que lo dudo), que a partir de estas líneas expositivas pueden aparecer, de forma profusa, detalles que conciernen a la trama, de forma explícita.
De entrada, manifestar que el hecho que al director Ang Lee le dieran el Oscar al mejor director por su trabajo en esta película me parece una injusticia más en la larga cadena de favores en que se ha convertido la ceremonia cumbre de la Academia Estadounidense, atendido que, en la misma convocatoria, por ejemplo, estaban por ahí Allen por Match Point, Spielberg por Munich, Clooney por Good Night, and Good Luck, a mi parecer, mucho más trabajadas y mejor facturadas. Claro que el Oscar a la mejor película recayó en Crash; con eso ya está dicho todo. No hay más que dar un vistazo aquí para comprobarlo.
He leído en diversos comentarios aprecios a la fotografía de la película, que ofrece lo que se llaman "postales de a cien" de la magnífica naturaleza de la provincia de Alberta (Canadá), figurando ser Wyoming.
Francamente, no creo que la fotografía sea deleznable, pero no tiene nada de sobresaliente, excepto la que se mantiene en el plano final, bien compuesta. No llega a ser deleznable porque tampoco se convierte en una sucesión de magníficos escenarios naturales, capaces de epatar al personal y arrancarle el "oh, que bonito" facilón, pero pienso que en nada notable sirve al desarrollo de la historia ni a la gramática cinematográfica de la historia, bastante vulgar a mi humilde entender.
Falla Lee en el control del tiempo, de forma estrepitosa: en la primera hora del metraje, apenas pasa casi nada: parece un documental de la vida de unos pastores ovejeros, hecho por cualquier pastor ovejero. Le sobran a la película bien contados casi cuarenta minutos.
Lo que sí me gustó es la banda sonora , acertada.
Las interpretaciones, flojas, adoleciendo de una indefinición que hubiera en todo caso haber devenido en ambigüedad, sin una pulsión dramática, ni siquiera un apasionamiento gestual, salvo escenas de claro contenido sexual, más corpóreas que anímicas. Francamente, ninguno de los dos actores protagonistas me parece que haga un buen trabajo, y sus extrañas nominaciones como mejor actor y mejor secundario, a la vista de la lista del año , me convencen de la excelente mercadotecnia de los tiburones de Hollywood, pero nada más.
Puede que ello se deba a la flojedad del guión, que nos quiere contar una historia -o eso parece- mientras nos está contando otra, a medias, lo que me impide entender a santo de qué también le dieron un Oscar al mejor guión adaptado. ¡Increible!
Hete aquí el meollo de toda la cuestión: EL TEMA.
Puedo comprender que en una sociedad ultrapuritana como los U.S.A. la presentación de unos pastores de ovejas (no llamarlos "cowboys", por favor, seamos serios) que tienen una relación homosexual a lo largo de veinte años, levante polémicas inútiles y acabe mereciendo honores injustificados por aquello de ser más progre que mi amigo el progre.
En España, parejas homosexuales se casan hace meses y nadie -excepto unos pocos- se escandaliza, pues bastante tenemos con atender a nuestros propios asuntos.
Hagamos pues una abstracción y pensemos que se nos está ofreciendo una historia de amor incomprendido por el entorno social de la época, simplemente, o eso se supone que se nos pretende ofrecer, cuya idea niego, y de ahí lo de montaña mentirosa del título, tan mendaraz como la existencia de una montaña de Wyoming llamada Brokeback.
En la película no he visto en parte alguna ése sentimiento inconmensurable que ha dado base a grandes películas y que conocemos como amor.
Se nos quiere vender una historia de amor entre dos hombres en medio de una sociedad poco tolerante.
Pero es falso: no hay amor. Hay sexo, hay apetito de sexo, pero no hay amor.
Todo empieza, ante nuestros ojos, con la iniciativa de Jack al tomar la mano de Ennis y llevarla hasta sus genitales, de forma sorprendente,sin previo aviso (no vale que todos sepamos de antemano de que va la historia) en el curso del relato, sin una mirada, un gesto, sin apenas nada, salvo un desnudo sin importancia entre dos sujetos que están solos en la alta montaña y que de vez en cuando se lavan a sí mismos y a su ropa.
No hay más que sexo: no hay caricias, no hay miradas cómplices, sólo una pasión débil que acaba en costumbre trimestral, impulsada principalmente por Jack, que es quien viaja en busca de sexo con otros varones, y uso el plural recordando el viajecito a la frontera con México.
Hay un deseo de Jack de encontrar una relación homosexual más o menos constante y un rechazo de Ennis a comprometerse por miedo al entorno social.
Pero no hay amor. No lo hay porque es otra cosa; no hay llamadas telefónicas, no hay correspondencia, sólo postales crípticas anunciando un nuevo encuentro sexual; sólo aparece el sentimiento en los últimos minutos de la película, ya fallecido Jack, cuando Ennis toma conocimiento del fallecimiento y acude a entrevistarse con los padres de Jack: son los mejores minutos de la película, y hasta ahí hemos esperado ya dos horas.
Y en esos últimos minutos se nos dan claves de la conducta de Jack que redundan en el alejamiento del amor y clarifican la pulsión sexual por encima de una historia que hubiera podido ser más bella: sabemos que, según su viuda, "Jack guardaba en la memoria las direcciones de sus amigos", lo que da a entender que, para Jack, había más de un "Ennis del Mar", lo que refrendan luego sus padres al aseverar que Jack iba a ir con "otro amigo" a vivir con ellos, y ése no iba a ser Ennis.
Estos detalles, junto con la observación de que ambos protagonistas no son homosexuales auténticos sino realmente bisexuales, así como el claro comportamiento infiel de Jack, aunque ciertamente puedan desarrollarse en una relación amorosa atípica, chocan frontalmente con el mensaje que se pretende otorgar a la película como mensajera de una relación amorosa homosexual en un entorno social desfavorable.
Creo sinceramente que el guión falla estrepitosamente, porque ni siquiera se nos propone una relación contra corriente, ya que la única persona conocedora de tal relación no es otra que Alma, esposa de Ennis, que espera a decírselo en la celebración del Día de Acción de Gracias, donde sí hay una buena muestra del oficio del director, que algo tiene, con el montaje de la escena en casa de Jack, con el suegro empezando a trinchar el pavo, la bronca, y el detalle del nuevo marido de Alma trinchando lonchitas con un cuchillo sierra eléctrico, lo más afeminado que sale en la película, como broma particular, detalles que no merecen mayor consideración que la de anécdota.
En fin, si has llegado hasta aquí, amable lector@, comprobarás que, por lo menos, he visto la película, aunque seguramente con otros ojos.
Creo, en definitiva, sin conocer el relato original, que la historia resulta floja por los cuatro costados; más que floja, timorata: qué bonito drama se podría haber hecho sobre la vida de dos cowboys (de los de verdad, los que van nómadas con las vacas ["cows"] ) que se enamoren y compartan su vida en medio de un entorno más que viril "macho".
Pero para semejante empresa, desde luego, el amigo Ang Lee no tiene madera que quemar... por mucho que trabaje el Sr. Tony Muro , que creo que se gana su sueldo a pulso. :-)
Probablemente sea yo uno de los pocos que ha tardado tanto en ver dicha película, tanto como uno de los pocos que tiene en poco aprecio la filmografía del taiwanés Ang Lee; quizás esa falta de empatía produce que hasta ahora ninguna de sus películas me haya impresionado sobremanera, ni siquiera Tigre y Dragón (ésa es otra historia) y siendo yo conocedor de tal falta de sincronía, me abstuve de acudir a la sala de cine a ver Brokeback Mountain, y ya se nota la pereza en verla siquiera en dvd, hasta el fin de semana pasado.
Vaya lo dicho por delante para avisar que, con toda seguridad, mi humilde comentario chocará con las variadas e ilustradas opiniones que se han vertido, y se vertirán, con motivo de su estreno mundial y con motivo de los Oscar, así que no espero convencer a nadie con mis argumentos, pero ya se sabe lo que pasa: si no lo digo, reviento.
Advierto, por si queda alguien que no ha visto la película, (que lo dudo), que a partir de estas líneas expositivas pueden aparecer, de forma profusa, detalles que conciernen a la trama, de forma explícita.
De entrada, manifestar que el hecho que al director Ang Lee le dieran el Oscar al mejor director por su trabajo en esta película me parece una injusticia más en la larga cadena de favores en que se ha convertido la ceremonia cumbre de la Academia Estadounidense, atendido que, en la misma convocatoria, por ejemplo, estaban por ahí Allen por Match Point, Spielberg por Munich, Clooney por Good Night, and Good Luck, a mi parecer, mucho más trabajadas y mejor facturadas. Claro que el Oscar a la mejor película recayó en Crash; con eso ya está dicho todo. No hay más que dar un vistazo aquí para comprobarlo.
He leído en diversos comentarios aprecios a la fotografía de la película, que ofrece lo que se llaman "postales de a cien" de la magnífica naturaleza de la provincia de Alberta (Canadá), figurando ser Wyoming.
Francamente, no creo que la fotografía sea deleznable, pero no tiene nada de sobresaliente, excepto la que se mantiene en el plano final, bien compuesta. No llega a ser deleznable porque tampoco se convierte en una sucesión de magníficos escenarios naturales, capaces de epatar al personal y arrancarle el "oh, que bonito" facilón, pero pienso que en nada notable sirve al desarrollo de la historia ni a la gramática cinematográfica de la historia, bastante vulgar a mi humilde entender.
Falla Lee en el control del tiempo, de forma estrepitosa: en la primera hora del metraje, apenas pasa casi nada: parece un documental de la vida de unos pastores ovejeros, hecho por cualquier pastor ovejero. Le sobran a la película bien contados casi cuarenta minutos.
Lo que sí me gustó es la banda sonora , acertada.
Las interpretaciones, flojas, adoleciendo de una indefinición que hubiera en todo caso haber devenido en ambigüedad, sin una pulsión dramática, ni siquiera un apasionamiento gestual, salvo escenas de claro contenido sexual, más corpóreas que anímicas. Francamente, ninguno de los dos actores protagonistas me parece que haga un buen trabajo, y sus extrañas nominaciones como mejor actor y mejor secundario, a la vista de la lista del año , me convencen de la excelente mercadotecnia de los tiburones de Hollywood, pero nada más.
Puede que ello se deba a la flojedad del guión, que nos quiere contar una historia -o eso parece- mientras nos está contando otra, a medias, lo que me impide entender a santo de qué también le dieron un Oscar al mejor guión adaptado. ¡Increible!
Hete aquí el meollo de toda la cuestión: EL TEMA.
Puedo comprender que en una sociedad ultrapuritana como los U.S.A. la presentación de unos pastores de ovejas (no llamarlos "cowboys", por favor, seamos serios) que tienen una relación homosexual a lo largo de veinte años, levante polémicas inútiles y acabe mereciendo honores injustificados por aquello de ser más progre que mi amigo el progre.
En España, parejas homosexuales se casan hace meses y nadie -excepto unos pocos- se escandaliza, pues bastante tenemos con atender a nuestros propios asuntos.
Hagamos pues una abstracción y pensemos que se nos está ofreciendo una historia de amor incomprendido por el entorno social de la época, simplemente, o eso se supone que se nos pretende ofrecer, cuya idea niego, y de ahí lo de montaña mentirosa del título, tan mendaraz como la existencia de una montaña de Wyoming llamada Brokeback.
En la película no he visto en parte alguna ése sentimiento inconmensurable que ha dado base a grandes películas y que conocemos como amor.
Se nos quiere vender una historia de amor entre dos hombres en medio de una sociedad poco tolerante.
Pero es falso: no hay amor. Hay sexo, hay apetito de sexo, pero no hay amor.
Todo empieza, ante nuestros ojos, con la iniciativa de Jack al tomar la mano de Ennis y llevarla hasta sus genitales, de forma sorprendente,sin previo aviso (no vale que todos sepamos de antemano de que va la historia) en el curso del relato, sin una mirada, un gesto, sin apenas nada, salvo un desnudo sin importancia entre dos sujetos que están solos en la alta montaña y que de vez en cuando se lavan a sí mismos y a su ropa.
No hay más que sexo: no hay caricias, no hay miradas cómplices, sólo una pasión débil que acaba en costumbre trimestral, impulsada principalmente por Jack, que es quien viaja en busca de sexo con otros varones, y uso el plural recordando el viajecito a la frontera con México.
Hay un deseo de Jack de encontrar una relación homosexual más o menos constante y un rechazo de Ennis a comprometerse por miedo al entorno social.
Pero no hay amor. No lo hay porque es otra cosa; no hay llamadas telefónicas, no hay correspondencia, sólo postales crípticas anunciando un nuevo encuentro sexual; sólo aparece el sentimiento en los últimos minutos de la película, ya fallecido Jack, cuando Ennis toma conocimiento del fallecimiento y acude a entrevistarse con los padres de Jack: son los mejores minutos de la película, y hasta ahí hemos esperado ya dos horas.
Y en esos últimos minutos se nos dan claves de la conducta de Jack que redundan en el alejamiento del amor y clarifican la pulsión sexual por encima de una historia que hubiera podido ser más bella: sabemos que, según su viuda, "Jack guardaba en la memoria las direcciones de sus amigos", lo que da a entender que, para Jack, había más de un "Ennis del Mar", lo que refrendan luego sus padres al aseverar que Jack iba a ir con "otro amigo" a vivir con ellos, y ése no iba a ser Ennis.
Estos detalles, junto con la observación de que ambos protagonistas no son homosexuales auténticos sino realmente bisexuales, así como el claro comportamiento infiel de Jack, aunque ciertamente puedan desarrollarse en una relación amorosa atípica, chocan frontalmente con el mensaje que se pretende otorgar a la película como mensajera de una relación amorosa homosexual en un entorno social desfavorable.
Creo sinceramente que el guión falla estrepitosamente, porque ni siquiera se nos propone una relación contra corriente, ya que la única persona conocedora de tal relación no es otra que Alma, esposa de Ennis, que espera a decírselo en la celebración del Día de Acción de Gracias, donde sí hay una buena muestra del oficio del director, que algo tiene, con el montaje de la escena en casa de Jack, con el suegro empezando a trinchar el pavo, la bronca, y el detalle del nuevo marido de Alma trinchando lonchitas con un cuchillo sierra eléctrico, lo más afeminado que sale en la película, como broma particular, detalles que no merecen mayor consideración que la de anécdota.
En fin, si has llegado hasta aquí, amable lector@, comprobarás que, por lo menos, he visto la película, aunque seguramente con otros ojos.
Creo, en definitiva, sin conocer el relato original, que la historia resulta floja por los cuatro costados; más que floja, timorata: qué bonito drama se podría haber hecho sobre la vida de dos cowboys (de los de verdad, los que van nómadas con las vacas ["cows"] ) que se enamoren y compartan su vida en medio de un entorno más que viril "macho".
Pero para semejante empresa, desde luego, el amigo Ang Lee no tiene madera que quemar... por mucho que trabaje el Sr. Tony Muro , que creo que se gana su sueldo a pulso. :-)
Veo que hemos coincidido escribiendo el mismo día sobre la misma película, pero sin embargo opinamos diferente sobre ella, Josep.No pasa nada, que sería muy aburrido que todo el mundo pensara igual. Respecto a lo de ¿porqué lo llaman amor cuando quieren decir sexo? yo creo que Jack y Ennis si que se quieren ¿como sino se podría mantener el deseo sexual durante veinte años viéndose tan esporádicamente?, pero lo que les destroza por dentro es que no se atreven a vivir juntos(no me digas que no te gustó la discusión final), y cuando finalmente Jack se decide a irse con otro es cuando pasa lo que pasa
ResponEliminaCelebro, Alicia, discrepar contigo, como lo hago con otros.. :-)
ResponEliminaLeído que ha sido tu comentario, realmene, parecen películas diferentes.
Déjame insistir en mi apreciación de que la película se queda, por decirlo amablemente, a medio camino.
No veo expeesión alguna de amor en parte alguna, salvo en el recuerdo de Ennis al final de la película, y para eso ya hemos esperado mucho.
Películas -europeas, claro- como Querelle, por ejemplo, tocan el ema con una mayor profundidad. Tengo para mí que Ang Lee es un medio bluff, ya que ha tocado diversos géneros sin aportar en ninguno de ellos nada especial, sin sobresalir de obras de otros autores que le dan sopas con honda.
Aún no he podido ver Lejos del Cielo, que tú recomendaste, pero seguro que, siendo anterior, toca mejor el tema de la homosexualidad masculina.
Para entrar en "mi" lógica, por favor, hazte una pregunta, modificando las premisas de la hipótesis: ¿Sería Brokeback Mountain una buena película que relatara un amor heterosexual a lo largo de los años, contra un entorno social adverso?
No. Ahí está el tema: no importa que sean homosexuales: lo que debe importar es cómo su relación se cuenta, y ahí, Ang Lee, o el guionista, o ambos, fallan estrepitosamente. Una relación de amor no se sostiene sin contacto durante veinte años, sólo con encuentros furtivos trimestrales, sin caricias, ni arrullos, ni besos, ni palabras de amor.
Lo que sí se mantiene es el deseo sexual, realmente muestra de su bisexualidad, a lo largo de los años, por el carácter "prohibido" de su relación, no siendo capaz Ennie de buscar, como sí lo hace Jack, continuamente, otros hombres con los que contentar su apetito sexual.
Me gustó el final, cuando sí parece que Ennie tiene sentimientos, pero ese final no salva, a mi parecer, una película que, rodada en Europa, por algún buen director, incluso almodóvar, hubiera sido muchísimo mejor, sin duda.
Creo sinceramente mucho más valientes películas americanas como Philadelphia e incluso In & Out, que Brokeback Mountain, perfectamente publicitada, eso sí: no olvidemos que su publicista fue el artífice del enorme éxito del Código Da Vinci....
Saludos.
No quiero empezar una polémica que no acabaría nunca, Josep, pero es que yo creo que el deseo sexual puro y duro es imposible de mantener durante tanto tiempo con encuentros tan ocasionales. Aunque he de reconocer que soy una romántica empedernida Donde te doy la razón es que hay directores que han mostrado la homosexualidad de una manera mucho mejor. El gran acierto de la película es mostrar ese tipo de relación en un ambiente tan típicamente masculino; por supuesto que eso ayuda mucho a venderla.
ResponElimina¿Polémica? ¿Qué polémica? Ya te diré yo cuando haya una polémica... :-)
ResponElimina(Parafraseando un diálogo de "The Producers", o sea, de buen rollo..)
Me parece, Alicia, que no has aplicado la premisa que te solicité. :-)
Creo que, cuando la hayas visto una segunda vez con más detenimiento, acabarás por contemplarla más críticamente.
No me parece que la relación entre ambos se desarrolle en ambiente típicamente masculino: lo hubiera sido si todo hubiera ocurrido, por ejemplo, en la clásica transhumancia portando reses, que no ovejas [ :-) ], de un lado para otro, en medio de las llanuras del oeste. Que tengan su primer contacto sexual (único que vemos) cuando están guardando unas ovejas, apenas aporta nada; podrían haber sido obreros de la construcción, o mecánicos, o estudiantes de un master de astrofísica. Me parece oportunista, sólo para tratar de epatar, al presentar lo que tú llamaste "hombres marlboro" como homosexuales, como si sólo entre los vaqueros, en aquella época, reinara el machismo.
Sea como sea, gracias por tu disgresión, enriquecedora, pues en modo alguno me curro este bloc para tener la razón: sólo para opinar; y que opinen más cinéfilos ó cinéfilas como tú, me llena de alegría, aunque disintamos de vez en cuando.
Así los posibles lectores no intervinientes, gozarán de mayor información.
Saludos.
Josep, definitivamente hemos visto películas distintas :) jeje las actuaciones son, para mí, excelentes, la fotografía, la banda sonora, el guión... todo me gustó!! cuando pueda escribo la crítica en mi blog para que puedas criticar, valga la redundancia!
ResponEliminaSalutacions
Marchelo: antes de ponerte a escribir tu crítica, revisa la película, más que nada por comprobar si sigues pensando igual que la recuerdas...
ResponEliminaSalutacions.
Josep, mucho me temo que mi opinión no cambiará, la he visto demasiadas veces :) Salut!
ResponElimina