El Último Barrendero
No he sido muy aficionado a acudir al cine para ver películas de animación, lo reconozco, por lo que el fenómeno Pixar me ha dejado un tanto indiferente hasta que he empezado a leer bitácoras que lo alababan y he alcanzado a ver justo Los Increíbles, por recomendación de Marcbranches, de modo que cuando comentó Faraway la última película de la factoría, me dije que esa sí la vería en el cine.
De modo que hoy, de hecho ayer, en lugar de practicar la buena costumbre de la siesta, me presenté en "mi" cine para asistir al estreno de WALL-E
Ha sido una agradabilísima sorpresa constatar que, por causa de unos prejuicios ya olvidados, me he perdido una serie de productos de una factoría de sueños que sabe muy bien lo que tiene entre manos.
Como no soy ni mucho menos entendido, aún ahora me hallo en un mar de dudas acerca de si lo que he visto es una película de dibujos animados o de maquetas animadas, por decirlo de una forma que alguien tan ignorante como yo mismo pueda entender sin esfuerzo añadido a leer.
Pero tanto da; porque como siempre en el cine, lo que importa es el resultado final. Al parecer, según un vídeo en el que hablan dos de los animadores -españoles, por más señas-, la producción alcanzó varios años en su confección.
Wall-E es un robot con una apariencia que nos trae recuerdos cinéfilos: dos ojos -dos lentes, de hecho- muy expresivos que se dedican a buscar basura que empaqueta y apila construyendo al modo egipcio en vez de pirámides montones que semejan rascacielos modernos; su única compañía es una especie de cucaracha, hasta que un buen día descubre azorado el aterrizaje de un robot mucho más avanzado, fuerte y poderoso, que responderá al nombre de Eve.
Wall-E se cobija de frecuentes tormentas de arena en un lugar que ha convertido en refugio donde guarda cachivaches hallados en la basura que incansablemente apila; también ha recuperado una vieja cinta de vhs que reproduce: un pasaje de un añejo musical, donde se ve a una pareja de enamorados danzar.
Los guiños cinéfilos son constantes y numerosos, tanto en imaginería como en sonidos: dejaremos que cada quien los vaya descubriendo.
La primera media hora, no hablada, demuestra un dominio de la expresión cinematográfica apabullante: partiendo de la base que estamos en una película y aceptamos su lógica interna, aprenderemos que el pobre Wall-E es el último de cientos de robots idénticos a él que han ido pereciendo, constituyéndose en repuestos mecánicos de él mismo, que se auto-repara. Pero desprende un sentimiento de soledad impregnado de una dulce ingenuidad. Los sones que apenas emite nos remitirán a otro gran guiño cinéfilo incidiendo en la soledad en un mundo extraño, árido, lleno de escombros que Wall-E se dedica concienzudamente a recoger y apilar, en un sinsentido que remite a su función, su destino. ¿Será su destino apilar millones de escombros y desperdicios por la eternidad? El sentimiento de soledad y desolación impregnan la película, más cuando descubrimos que Wall-E está en el planeta Tierra, nuestro planeta, abandonado por sus habitantes al no poder resistir la ingente inmundicia que ellos mismos han provocado, emigrando al espacio exterior.
De pronto, de una inmensa nave descenderá Eve, un robot muy poderoso con formas ovaladas, suaves, en cuya existencia Wall-E verá el remedio a su soledad: almas casi gemelas, Eve es un mecanismo capaz de volar y fulminar con sus rayos cualquier cosa. Wall-E sabrá acercarse a Eve buscando compañía y comprensión en la soledad, hasta que le hará un obsequio que comportará un cambio enorme. Un cambio estructural y formal en la narración.
El lirismo que impregna la primera parte se verá sucedido por escenas de acción muy bien presentadas, con un dinamismo envidiable que hará las delicias del público infantil al tiempo que, en sus incesantes guiños cinéfilos y en el mensaje desolador que ofrece en el trasfondo hará meditar a los adultos.
En la decisión de no ofrecer ya más datos del argumento, baste apuntar:
Que la primera parte es espléndida y gustará mucho más a los adultos que a los infantes, pudiendo constituir con un final apropiado un corto memorable.
Que la dinámica prosecución, con la aparición de muchos más personajes, aún siendo un espectáculo fascinante, adolece de unos momentos de fácil sensiblería, bellos, pero demasiado edulcorados en comparación con el inicio; está claro que se destinan al público infantil (prácticamente inexistente en la sesión a la que asisto, excepto un par en las primeras filas, demasiado cerca de la pantalla, a mi gusto) y alterna emoción, belleza y apuntes románticos.
Que, en conjunto, para unos ojos inexpertos como los míos, es una maravilla el mundo cinematográfico que los de Pixar consiguen, con ambientes muy logrados y planos y secuencias asombrosos.
La conjunción de animación y efectos sonoros es merecedora de cualquier galardón y el guión (con muy pocas líneas habladas) en conjunto es brillante, con múltiples lecturas. No me sorprende que haya levantado ampollas en sectores derechistas de los papanatas de los U.S.A. tan proclives a rechazar la menor crítica al mundo occidental globalizado.
Vayan al cine a verla. Y vayan pronto, no apuren el reloj, o se perderán una propina anticipada de muchos quilates.
Pues casi que acabo de llegar de ver la película. La propina inicial, ese corto magnífico llamado "Presto", ya lo había visto (y colgado en nuestro blog). En cuanto al film...
ResponEliminaLos primeros 35-40 minutos son demoledores. Con una planificación de escenas más arriesgadas que de costumbre (se nota la colaboración de Roger Deakins, habitual director de fotografía de los Coen), con zooms repentinos e imperfectos, alguna escena desenfocada... La perfección técnica es deliarnte hasta casi el absurdo, tanto en la disección de texturas como los movimientos de los personajes y sus sonidos. De ahí la grandeza de este primer tramo, en la que se puede expresar el brutal busterkeatonismo de Wall-E. Luego llega Eve (ojo al cambio de papeles sexual, ella es la Charles Bronson de la película...), se van de la Tierra y la cosa cambia hacia arenas más convencionales y espectaculares. No se puede criticar, puesto que no hay que olvidar el producto del que estamos hablando. Pasaba algo parecido con "Los increibles", no tanto con "Ratatouille". En cualquier caso, queda confirmado el papel yo diría que histórico de Pixar en el mundo de la animación. Destacaría, además, las continuas referencias kubrickianas y el milagro expresivo de Eva, que lo transmite todo con esas dos luces como ojos; y la dicotomía entre lo analógico (representado por Wall-E, con sus miles de engranajes y sus cintas VHS) y lo digital (Eva, con pinta de I-Pod).
En fin, que una gran película, otra vez. No sé si esta gente de Pixar se da cuenta de que se están situando su nivel de exigencia, más o menos, a tomar por culo, para cada largo que hacen. Saludos.
Respecto a la propina inicial, recuerdo haberla descubierto gracias a tí. Si no puse el enlace fue porque el video había que ir a buscarlo en otra parte. Desde luego, en pantalla grande es mucho más alucinante su perfección. Un gran aperitivo para lo que luego sigue.
ResponEliminaDebo agradecerte tu extenso comentario, mucho más profundo que el mío; se nota la experiencia en Pixar que tienes.
Lo curioso de la identidad sexual es que se la proporciona el espectador, aunque el nombre de Eve ciertamente apunta a la primera mujer, pero no deja de ser un acrónimo al igual que el de Wall-E (aunque éste apunta al célebre personaje siempre perdido entre la multitud, esta vez de escombros)
Creo que sí es una gran película, muy trabajada en todos los aspectos (los sonidos alcanzan a más de seis mil distintos, por sólo 700 en la última de Indy) tanto técnicos como artísticos, por no hablar de un guión que podría proporcionar horas de conversación.
Reitero mi gratitud por tu excelente aporte.
Saludos.
Bienvenido, compa Josep, a la cofradía Píxar: es una de esas cosas que jamás le podré agradecer suficientemente a mi peque (al fin y al cabo, fue él el que propició que yo me acercara a estas producciones, a las que, con anterioridad, y al igual que tú, no les había prestado atención alguna). Ésta, en concreto, aún no la he visto: en principio, caerá mañana, aprovechando que tengo a un sobrino de visita en casa (es ése, y no otro, el motivo de la demora), y, con las referencias acumuladas, no me cabe duda de que va a ser otro festín cinéfilo de altura.
ResponEliminaAh, y aprovecha la coyuntura: ya que estás enganchado, a rescatar las anteriores. No te arrepentirás...
Un fuerte abrazo.
Josep! Esto es algo digno de festejos. Si vas a seguir con Pixar para mi la perfecta e insuperable sigue siendo Buscando a Nemo.
ResponEliminaLo curioso es que no existen consensos de cuál es la mejor película de Pixar, cada uno tiene su preferida, diferente a las del otro.
Cuando se te acaben las Pixar, quizá debas pasearte por Ghibli, la cumbre de la animación mundial...
Pero quizá lo mejor es que vayas de a poco, disfrutándolas cuando te surjan ganas, sin empacharte. Un abrazo, me alegra muchísimo esta gran noticia.
Gracias, Manuel, por la bienvenida al converso... :-)
ResponEliminaMe ha gustado mucho, ciertamente. Creo que aprovecharé la vuelta de mi ahijado de vacaciones para volver a verla...
Un abrazo.
Cuando leí tu comentario, Faraway, te prometí ir a verla y no me arrepiento en absoluto.
ResponEliminaSeguiré tus sabios consejos y poco a poco iré sumergiéndome en ese género cinematográfico hasta ahora dejado de lado.
Por descontado, quizás te pida consejo respecto a alguna que otra pieza cuyo rastro sea difícil de seguir.
Un abrazo.
Post-data: Acaba de salir a la venta el dvd, en dos versiones: la que lleva dos dvd, adquirida hoy en el hipermecado Alcampo, después de constatar que no estaba marcado el precio, me ha salido por 18 €.
ResponEliminaAmbas llevan el corto "Presto" y otro, que parece un personaje descartado, llamado Burn-E
Vale la pena, pues está de oferta... :-)
Avisados quedais.
Saludos.