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dimecres, 25 de febrer del 2009

El Chico de los Winslow




Dice la sabiduría popular que "algo tendrá el jamón de jabugo cuando a todos gusta"

Llevando el símil a mis terrenos, me atreveré a afirmar rotundamente que algo tendrá el autor teatral londinense Terence Rattigan para obtener, como obtuvo en su andadura por este mundo, semejante éxito popular con sus piezas teatrales, mal que a algunos les pese en el alma y en el bolsillo.

Prueba irrefutable de la conexión de Rattigan con el público son las -hasta ahora- sesenta y nueve representaciones de sus obras teatrales que constan en su ficha de ImDB

Hace ya un tiempo dediqué un comentario a su pieza Mesas Separadas y, habiendo revisado recientemente la última adaptación cinematográfica de una pieza de Rattigan, no puedo resistirme a poner, blanco sobre negro, mis impresiones, por si interesan a algún amable lector.

Se trata de una breve pieza melodramática, apenas setenta y ocho páginas, titulada The Winslow Boy.

Al igual que hice con la novela de Cormac McCarthy No Country for Old Men, después de ver la película titulada en España El Caso Winslow (The Winslow Boy, 1999), decidí leer la pieza teatral. El empeño ha resultado realmente difícil, porque no disponía de la misma y adquirirla ha sido una epopeya, hasta que recordé la magníficamente vetusta Llibrería Millà de Barcelona (especializada en teatro desde 1900) donde pude adquirir el único ejemplar que tenían de una edición de Aguilar, datada en 1959, adquirida por su anterior poseedor en Ancora y Delfín, entonces en Avda. Generalísimo Franco 556, hoy Avda. Diagonal de Barcelona.

Terence Rattigan ya era un autor conocido cuando en el año 1946 presentó en las tablas escénicas londinenses The Winslow Boy, recreación teatral de hechos verídicos sucedidos a partir del siete octubre de 1908, cuando el cadete George Archer-Shee fue expulsado del Osborne Naval College por un supuesto hurto de un giro de cinco chelines, previa falsificación de la firma del destinatario.

Tomando como excusa y punto de partida esos hechos reales, Rattigan nos presenta los avatares de una familia de clase media - alta de Londres, formada por Arthur Winslow, su esposa Grace y sus hijos Catherine (Kate), Richard (Dickie) y Ron (Ronnie), que viven de forma acomodada como corresponde a un funcionario jubilado del Banco de Londres, asistidos por unos sirvientes encabezados por Violet, veinticuatro años ya al servicio de los Winslow.

Los Winslow son católicos y representan una amalgama social amplia: la hija mayor, Kate, es una activa sufragista del voto femenino; el hijo mayor, Dickie, hace como que estudia en Oxford, pero dedica demasiado tiempo al baile y a la música que detona las estancias con su gramófono; el pequeño, Ronnie, más aplicado, ha conseguido entrar en una academia militar, futuro asegurado: es la niña de los ojos de su padre, el riguroso Arthur, que lidia autocráticamente con su esposa Grace y con el resto de la familia.

Rattigan hace un uso brillante de su prosa para mostrarnos en unos diálogos ajustados la forma en que los personajes, componentes de la familia Winslow, se interrelacionan: las frases, ocurrentes y pulidas, dejan entrever sólo unas intenciones y sentimientos que forzosamente están al servicio de unos buenos actores que las sepan complementar, pues muchos de los matices quedan en el aire, apenas apuntados.

Existe ante el hecho de la expulsión de Ronnie una conjunción de voluntades que auna los esfuerzos e intereses de Arthur y Kate: Arthur se empeña en lavar el honor de la familia a cualquier precio y Kate, activista por el reconocimiento del sufragio universal, persigue la justicia que se le niega a su hermano.

Ambos deberán pagar un alto precio por su decisión; ambos se apoyarán el uno en el otro, como bueyes que tiran de una carreta, hasta el fin.

Los hechos reales importan poco a Rattigan, ya que desprecia ofrecernos de forma directa los sucesivos procesos que ocurrieron, tanto como su final, más allá de la trama.

Su interés reside en poner de manifiesto una forma de vida en el seno de esa familia que ve rotas sus esperanzas por un hecho casual, injusto: las consecuencias se desgranarán a lo largo de la trama, recayendo en varios de los personajes: Arthur, sometido a un doble esfuerzo, económico y mental, verá acrecentados sus achaques de artrítico; la joven Kate hallará problemas con su prometido John, militar de profesión; el díscolo Dickie deberá renunciar a permanecer en el amable campus de Oxford, entrando de sopetón en la edad adulta con responsabilidades laborales. Todo se nos cuenta en frases alegatorias, entreviendo lo que sucede a través de los diálogos, conversaciones cotidianas que mantienen los miembros de esa familia con intereses tan dispares pero unidos ante la adversidad; aunque esa unión parece resquebrajarse por momentos, conforme avanza la acción, que discurre a lo largo de tres interminables años de litigio, bajo la dirección del más afamado Abogado de Londres, Sir Robert Morton, al tiempo adalid de la oposición en la Cámara de los Lores.

Conjugando perfectamente la acción, Rattigan entremezcla las vicisitudes familiares de los Winslow con los movimientos legales iniciados por Sir Robert en la prosecución de un objetivo nada usual: la concesión política del derecho a litigar contra la Corona, representada por el Almirantazgo, que persistentemente ha negado y niega al pequeño Ronnie un juicio en igualdad de condiciones.

En tan breve espacio, una pieza melodramática de cuatro actos muy cortos, Rattigan sabe ofrecer al público cuestiones tan distintas como las vivencias de la familia y la lucha por unos derechos públicos y políticos: esa mezcla se verá personificada en Kate, muy distante ideológicamente de su padre, adversaria política de Sir Robert -que no cree en el voto femenino- a quien además considera un punto arribista al aprovechar unos emolumentos que casi llevan a la ruina a los Winslow mientras los usa para derribar al partido en el poder, dice Kate, llevado de su afán de gloria política, opinión que acabará cediendo a la verdad del personaje.

Esta fue la primera pieza teatral de Rattigan en ser llevada a la gran pantalla, pues, apenas dos años más tarde de su estreno en Londres, se presentó una película dirigida por Anthony Asquith, conocida en España como El Caso Winslow (The Winslow Boy, 1948) que, lamentándolo mucho, no he podido ver por mucho que la he buscado.

En ella intervino el propio Terence Rattigan como guionista, adaptando su propia obra teatral: curiosamente, por lo que he podido leer, esa película abandona en parte la idea primigenia de Rattigan, ya que el escritor pergeñó un guión ofreciendo las sesiones del juicio que defiende los intereses del pequeño Ronnie; supongo que la moda de las "películas de juicios" de la época motivó que esa primera versión difiriera, incidiendo más en la cuestión de la justicia, optando por el realismo de los hechos acontecidos.

Posteriormente, la pieza fue representada en dos ocasiones en televisión, primero en 1958 y luego en 1990, en sendas producciones británicas, trufadas de primeras espadas de la interpretación, al igual que la primera versión cinematográfica.

Tuvo que ser el excelente dramaturgo, guionista y Director independiente David Mamet quien, después de haberse hecho con los emolumentos de un guión que firmó de forma casi anónima, usando el seudónimo de Richard Weisz, cogió los bártulos y viajando a Londres con su esposa y su cuñado, se plantó en Inglaterra con la firme decisión de realizar una versión fidedigna a la pieza teatral escrita por Terence Rattigan cincuenta y tres años antes.

La película, presentada en 1999, se estrenó en España como ya he dicho bajo el título de El Caso Winslow (The Winslow Boy, 1999); cabe reseñar que esa traducción española del título da fe una vez más de la idiocia de los distribuidores españoles o en cualquier caso, de su vagancia: si hubieran visto la película y leído la pieza antes, simplemente hubieran usado el título de la pieza en castellano: El Chico de los Winslow.

Porque el eminente dramaturgo Mamet, en su acepción de cineasta singular, retoma la historia original de Rattigan y se aleja de la típica "película de juicios", respetando no tan sólo la trama sino también su estructura y texto, casi punto por punto, con alguna licencia que, a ojos de este comentarista, consigue mejorar el original.

Mamet consigue apartarse también de la clásica "película de época" ya que pese a que la ambientación, decorado y vestuarios son perfectos, no se contempla en ellos en ningún momento, abandonando una estética preciosista que hubiera mermado la profundidad del mensaje. Los personajes deambulan en la casa de los Winslow en casi todas las escenas, sin apenas exteriores, pero ello, gracias a los sutiles movimientos de cámara y la fotografía sencilla pero eficaz, fruto del trabajo excelente de Benoît Delhomme, así como el elegante montaje de Barbara Tulliver, nunca llega a pesarnos ni a encarcelarnos en las tres paredes de un escenario teatral.

Mamet sabe exprimir como nadie las virtudes de sus intérpretes y lo demuestra porque sin grandes estrellas, logra que Nigel Hawthorne sea un más que convincente Arthur, mientras Rebecca Pidgeon (esposa de Mamet) se desenvuelve dando prestancia a Kate, y Jeremy Northam, quizás el más famoso, logra dotar de una calculada ambigüedad al heroico Sir Robert Morton.

Las pequeñas alteraciones realizadas por Mamet en el guión a buen seguro hubieran sido del gusto del ya fallecido Rattigan: la condición de católicos de los Winslow, en medio de una conservadora y anglicana sociedad londinense, se ve dotada de una especial relevancia en el inicio, alterando la secuencia original, aprovechando la llegada a casa para ir presentando a los personajes, de un modo muy teatral y eficaz, sobrio y económico cinematográficamente. La entrada en escena del pequeño Ronnie, cuya desgracia causará la trama, está muy bien realizada, focalizando la atención de inmediato en la carta sellada con lacre que indiscretamente el niño abrirá para conocer su contenido, que se nos hurta hasta que es leído en voz alta: una pequeña variación de estilo en el texto, introducida por Mamet, al fin buen escritor, hará recaer sobre los hombros de Arthur el peso de su tragedia: el honor mancillado.

Mamet, siguiendo pues la idea original, se apresta a ofrecernos la idiosincrasia de esa familia conservadora, acomodada, que, de repente, se halla en la temporada de las "vacas flacas" anunciada en el sermón al que han asistido esa aciaga mañana de domingo.

Los apuntes a la religión siguen de la mano de Mamet cuando una frase decisiva es pronunciada por Sir Robert en sede parlamentaria:

FIRST LORD
Very well. Make your old speech.

SIR ROBERT
Thank you. I have a point of order, Mr. Speaker. I should like to read into the record two items. Two items. First item: popular song of the day. How Still We See Thee Lie or The Naughty Cadet. How dare you sully Nelson's name who for this land did die, oh naughty cadet. For shame, for shame; how still we see thee lie. They suggest, they suggest our concern for the boy may perhaps tarnish the reputation of Lord Nelson.

FIRST LORD
You said two items.

SIR ROBERT
The other one is this. It's from a slightly older source. It is this: you shall not side with the great against the powerless.

MEMBER OF PARLIAMENT
Mr. Speaker, point of order.

SIR ROBERT
I am on my feet.

MEMBER OF PARLIAMENT
Will you yield?

SIR ROBERT
I will not yield, Mr. Speaker. You shall not side with the great against the powerless.

MEMBER OF PARLIAMENT
Yeah.

SIR ROBERT
Have you heard those words, gentlemen? Do you recognize their source? From that same source I add this injunction. It is this: what you do to the least of them you do to me. Now, now gentlemen....



Mamet introduce escenas de la Cámara de los Lores con buen tino, ya que las mismas son relatadas someramente en el original, de forma aceptable en las tablas pero inaceptable en el cine: pero nos ahorrará las sesiones subsiguientes del juicio, que serán resumidas muy oportuna y brevemente.

Se centra en la relación de los personajes entre sí y en los efectos que la larga persecución de la justicia ( "que se haga lo justo"), causará en todos los partícipes de la historia. Y a fe que lo consigue: gracias a Mamet, no tan sólo veremos las consecuencias físicas y económicas de la familia Winslow: también apreciamos, en sugestivos detalles, los sentimientos, la vida interior de esos personajes tan bien hablados que, con un gesto leve, se nos mostrarán -muy educadamente, eso sí- como realmente son.

David Mamet pues no realizó lo que venimos en llamar "remake" de una película de más de cincuenta años antes: nos presenta una versión mejorada de la pieza de Terence Rattigan, excelente, incluyendo una guinda final que cierra de forma más que brillante, única, con dos frases definitorias de un futuro incierto.

Indispensable para cualquier cinéfilo de pro y, naturalmente, de visión obligada para los amantes del teatro. En v.o.s.e., por supuesto, más que nunca.

Addenda: referencias interesantes y algún que otro "spoiler"

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[leer más]

Mamet, dramaturgo y director, sabe extraer de sus intérpretes lo mejor de ellos, siguiendo sus propias teorías al respecto:

Mamet y los actores: True an False: Heresy and Common Sense of the Actor

Neil North interpretó al joven Ronnie en la primera versión cinematográfica de 1948: en la presente, por casualidad, interpreta al First Lord de la Cámara de los Lores. Mamet se enteró en el set de rodaje.

La verdadera historia de Ronnie : George Archer Shee

Mamet hubiera podido inclinarse por ofrecer una trama de contenido más claramente vindicativo: el caso real sentó un precedente legal en el sistema judicial anglosajón con claras repercusiones en el ámbito político, al cambiar la forma que tenía la Corona y sus representantes (la Administración, de todo tipo) de afrontar sus relaciones con el pueblo llano. Hubiera sido otra película, sin lugar a dudas. Ni siquiera incide, como tampoco lo hizo Rattigan, en los efectos posteriores, ya que los Winslow consiguieron resarcirse de las costas judiciales a cargo del Almirantazgo, así como percibir una indemnización por daños y perjuicios, en elevadas cantidades para la época.


Terence Rattigan en la Wikipedia.

The Winslow Boy en la Wikipedia.

Algunas páginas de la pieza en Libro en Google.

The Winslow Boy (película de 1948) en Wiki.

The Winslow Boy (película de 1999) en Wiki.

Guión de la película de Mamet.



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Bellísima escena final de la película, en la que Kate, conocedora del sacrificio soportado por Sir Robert, le solicita su comprensión por sus anteriores dudas, y la excelente respuesta de su interlocutor, al tiempo que define el sentido de la justicia.

Las dos últimas frases, añadidas por Mamet.


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[leer más]

CATHERINE
One thing puzzles me, why are you always at such pains to prevent people knowing the truth about you, Sir Robert?

SIR ROBERT
Am I, indeed?

CATHERINE
You know that you are. Why?

SIR ROBERT
Which of us knows the truth about himself?

CATHERINE
That is no answer.

SIR ROBERT
My dear Miss Winslow, are you cross-examining me?

CATHERINE
On this point. Why are you ashamed of your emotions?

SIR ROBERT
To fight a case on emotional grounds is the surest way to lose it.

CATHERINE
Is it?

SIR ROBERT
Emotions cloud the issue. Cold, clear logic wins the day.

CATHERINE
Was it cold, clear logic that made you weep today at the verdict?

SIR ROBERT
I wept today because right had been done.

CATHERINE
Not justice.

SIR ROBERT
No, not justice. Right. Easy to do justice, very hard to do right. Well, now I must leave the witness box. Miss Winslow, I hope I shall see you again. One day perhaps in the House of Commons, up in the Gallery?

CATHERINE
Yes, Sir Robert. In the House of Commons one day, but not up in the Gallery. Across the floor, one day.

SIR ROBERT
You still pursue your feminist activities?

CATHERINE
Oh yes.

SIR ROBERT
Pity. It's a lost cause.

CATHERINE
Oh, do you really think so, Sir Robert? How little you know about women. Goodbye. I doubt that we shall meet again.

SIR ROBERT
Oh, do you really think so, Miss Winslow? How little you know about men.


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Confío en la indulgencia del amable lector por la extensión, fruto de mi inveterada falta de contención ocasional....

Añadido posterior: el amigo Fernando R. Genovés reflexiona sobre la película que yo todavía no he visto (a fecha de hoy, 18 de mayo de 2015) y he creído oportuno que, aparte de comprobar que no fue Mamet quien añadió las dos frases finales, a quien haya llegado hasta aquí le gustará completar su información y le encantará, como a mí, leer esta estupenda reseña




18 comentaris :

  1. Excelente y completísimo análisis, Josep. Y muy cierto lo que dices de la idiocia de quienes deciden los títulos de las películas en muchas ocasiones.
    Tengo que volver a verla porque me has aportado mucha información de la que carecía en su momento.
    Saludos.

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  2. Me alegro que te haya interesado, 39escalones.
    Creo que vale la pena revisarla con calma, pues su trasfondo me parece muy rico y daría para un comentario mucho más extenso de lo que parece a primera vista.

    Lo de los tituladores en castellano es como una "bestia negra" para mí: no puedo resistirme a resaltar sus fallos tan evidentes...

    Saludos.

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  3. Como ya te dije no había visto la peli, pero ahora no sólo voy a verla, la de Mamet digo, sino que voy a tratar de pillar en algún sitio la original.
    Congratulations! Tu trabajo sobre Rattigan es de notable para arriba. !Qué envidia me has dado con las librerías antiguas!¡Qué buenos momentos buceando para encontrar algún tesoro oculto!...Ya veo que tú lo encontraste porque me temo que hoy por hoy es imposible encontrar a este autor teatral en las librerías sofisticadas de Fnac o del Corte. Menos mal que tenemos a mano el Amazon.com.
    La primera vez que oí a una persona hablar del dramaturgo británico fué a Carla, la girl -friend de mi amigo Nigel Green cuyo padre había coincidido con el dramaturgo en Oxford. Esa conversación tuvo lugar días después de que ellos hubieran acudido al estreno de una obra del escritor, de la que salieron entusiasmados y a la que yo no fuí, porque por aquella época andaba un poco arremolonao con otros asuntos que no viene al caso remover aquí.
    Lo dicho, Josito, cosas como la que has escrito hacen la bloguería más interesante.
    Un abrazote.

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  4. Celebro haber despertado tu interés por esta película, Antonio. Si consigues leer la pieza en inglés, comprobarás que la versión de Mamet es más fidedigna que la de 1948, mal que en ella Rattigan sea el guionista, por lo que me reafirmo en que ésta es la "original".

    Si hallas la versión de 1948, ya me dirás de donde...

    Eso de que estabas en Londres y no asististe a un estreno de una pieza de Rattigan es algo que jamás, por mucho que viva, llegaré a comprender, máxime no teniendo muchas dificultades para entender el inglés de los actores ingleses.... y no hace falta que me expliques nada, porque la sentencia está fallada ya de antemano...

    Y gracias por los elogios.

    Un abrazo.

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  5. Josep, sencillamente magnífica en todos los sentidos. me refiero, obviamente, a tu entrada. Es envidiable la minuciosidad con la que te la has trabajado; desde la adquisición del ejemplar, al regalo crítico y escrupuloso, que nos ofreces.
    Una gozada leerte.

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  6. Es cierto que es una auténtica obra de arte, es decir una obra que se hace cada 4 o 5 años y que no todo el mundo puede hacerlo.
    Es un dón, sencillamente.

    bolsas Kirby

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  7. Me encanta el diálogo final, y aunque me gusta la película de Mamet, creo que el personaje que interpreta Jeremy Northam merecía un actor más "zorruno", por decirlo de alguna manera, alguien que hubiera estado en la linea de Charles Laugthon, pero desgraciadamente escasean

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  8. Muchas gracias, Raúl, por el elogio: reconforta a uno tras el esfuerzo ver que no ha sido en balde y más aún, habiendo resultado un texto tan largo, fruto de la pasión...
    Saludos.

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  9. Bienvenido, bolsas..: es cierto que no es usual topar con películas así, aunque hay algunos directores, como Mamet, en los que se puede confiar para estos empeños.

    Saludos.

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  10. Ese diálogo final, Alicia, y cómo lo interpretan, es pura delicia, y es un acierto el de Mamet añadir esas dos frases últimas.
    Tienes razón en lo de Jeremy, pero date cuenta que él es la "estrella", por decirlo de alguna forma: Nigel era muy conocido pero por su interpretación en la serie Sí, Ministro, pero seguro que no cobró tanto.
    Ideal para el papel hubieran sido Michael Caine o Jeremy Irons, pero me temo que a Mamet el sueldo de Ronin no le llegaba para tanto...
    Saludos.

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  11. Me he pasado por aquí como me sugeriste, algo largo tu texto si es, pero para hacer lo justo diré que no conoces a las mujeres si creias que no lo iba a leer. Me gusta tu afán en conocer el texto una vez vista la película, a mi me suele ocurrir tambien.

    Salutacions

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  12. ¿Conocer a las mujeres, Alma? Si ya es difícil conocer a los hombres, imagínate a las mujeres... :-)

    Prefiero dedicar mi tiempo a ver películas y a leer...

    Las mujeres con un misterio -adorable, pero misterio- que es mejor dejar como están.

    Mentiría si te dijera, no obstante, que aguardaba tu comentario. Sé que la entrada es larga, pero conste que ya te lo avisé. De vez en cuando, me da por no recortar nada....

    Me alegra que coincidamos en el interés por conocer lo que podríamos llamar "obra completa"...

    Salutacions.

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  13. Despues de ver la pelicula he investigado sobre los origines de la obra y la veracidad de los hechos. Al final he llegado a este blog y los comentarios me han parecido, personalmente, un relato conciso y correcto del desarrollo de la pelicula. Es la primera vez que participo en un blog y lo hago desde el convencimiento de que se se hace un relato donde se recoge todas las secuencias y situaciones que que me han interesado ha medida que se iva desarrollando la pelicula. Gracias, Josep, he sentido compartir todos los comentarios.

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  14. Bienvenido, Felip: siéntete como en casa.

    Espero que esta primera vez no sea la única.

    Celebro que, vista la película, esta reseña te haya hecho recordarla y disfrutarla de nuevo. Misión cumplida, pues, para mí.

    Saludos.

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  15. Josep, mi más sincera enhorabuena. Elaboras un trabajo de gran envergadura. Textos como este le otorgan y devuelven al comentario cinematográfico su auténtico valor. Y no es que otros tuyos no lo hagan igualmente. Pero el análisis de la obra de Rattigan y sus adaptacioners son un un auténtico lujo. Yo tampoco he visto la versión de 1948 ni ninguna versión teatral.
    Transmites tu admiración por el texto de Rattigan y la adaptación de Mamet de forma memorable. Y coincido plenamente en tus apreciaciones sobre el minucioso análisis que se hace del núcleo familiar. Sobre el final no tengo palabras, resulta sencillamente maravilloso. Aunque toda la película lo es. Un saludo.

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  16. Muchas gracias, Víctor, por haberte leído esta reseña que realmente salió más larga de lo habitual por el entusiasmo que me produjo el conjunto de obra y película.

    No me extraña pues que coincidamos en apreciarla y creo que, siguiendo el hilo que tú iniciaste hace poco, merecería mayor fama por la calidad de todos sus aspectos.

    Y muchísimas gracias por los elogios, que siempre ayudan a levantar la moral.

    Un abrazo.

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  17. Minucioso, extenso y clarificador, conoce el oficio mi querido amigo. Lo tiene usté todo, oiga...me alegra haber llegado hasta aquí desde Genovés.

    Besos. Milady

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  18. Muchas gracias, Milady, por la visita, por los elogios y por dejar huella de tu paso por aquí.
    Genovés, que ha podido ver la primera, ha completado el círculo.
    Besos.

    ResponElimina

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