Secundarios de Lujo (11)
Nacida en el año 1920 en Saint Louis, Missouri, en el seno de una familia judía, Shirley Schrift, que a los tres años emigró con sus padres a New York, estableciéndose en el populoso barrio de Broklyn, eligió pronto emular a su madre, cantante, inclinándose por tomar clases de interpretación: acudió al Hollywood Studio Club, compartiendo habitación con otra jovencita, una tal Marilyn Monroe.
La joven Schrift mutó su nombre para el arte, adoptando el apellido de soltera de su madre y tomando como nombre el de su poeta favorito y desde entonces hasta su fallecimiento, en 2006, fue mundialmente conocida como Shelley Winters.
Con más de ciento cincuenta interpretaciones en cine y televisión a sus espaldas, sin contar sus celebradas actuaciones en la escena, la carrera de Shelley no pudo empezar de mejor forma que atendiendo clases de un maestro excepcional, cual fue Charles Laughton, que le enseño a recitar a Shakespeare en el Actor's Studio.
Sus facultades congénitas, heredadas de su madre, le permitieron afrontar de inicio papeles en los que cantaba y bailaba con decoro en piezas de teatro de corte vodevilesco.
Como no podía ser menos, el éxito obtenido en las tablas la condujo a la gran pantalla, donde se inició en 1943. Sus papeles secundarios iniciales le permitieron trabajar con grandes directores e intérpretes, alcanzando pronto una buena reputación por su solvencia y desarrollando en la década de los 50 del siglo pasado algunos caracteres principales como protagonista o coprotagonista.
Así, en Playgirl (1954), aprovecha su experiencia en el teatro musical:
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Ese mismo año participa en una producción de Carlo Ponti, un pastiche denominado Mambo, dando cuerpo a un personaje de mujer con una sexualidad insólita en la época, enamorada de otra mujer:
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En su azarosa vida sentimental, correspondiente a un carácter libre y fuerte en exceso, había aparecido Vittorio Gassman, el grandísimo actor italiano, y después de trabajar juntos en mambo acabaron en sonado divorcio: parece que los dos caracteres inmensos chocaron como cometas en el firmamento.
Poco después su antiguo mentor reclamó su presencia en una obra maestra:
Night of the Hunter (1955)
Poco después su antiguo mentor reclamó su presencia en una obra maestra:
Night of the Hunter (1955)
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Consiguió su primer Oscar como actriz secundaria en 1959, en The Diary of Anne Frank :
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Su fuerza escénica se conjuga a la perfección con otro gran actor, James Mason, ambos al servicio de Stanley Kubrick en Lolita (1962) :
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Al año siguiente, 1963, participa en una extraña producción basada en una pieza teatral de Jean Genet, que por motivos económicos nunca llegó a estrenarse en el cine, quedándose casi todo el elenco sin cobrar un céntimo; de nuevo, Shelley no tiene reparo alguno en representar a una lesbiana en The Balcony :
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Dos años más tarde consigue su segunda -y última- estatuilla del Oscar por su trabajo como actriz secundaria en el drama romántico social A Patch of Blue :
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Su vida personal fue azarosa, con tormentosas relaciones con muchos de sus compañeros de trabajo; su carácter independiente afrentó las normas de los estudios de cine, pero los productores y directores nunca dudaron de su enorme talento y capacidad para componer cualquier personaje que se le confiara.
La dulce viuda Lauren Bacall le robó a su tercer marido, Tony Franciosa, y Shelley contrajo su cuarto y último matrimonio la noche antes de fallecer, con su compañero de senectud. Su entierro fue una memorable concentración de celebridades, pues pese a todo, fue una de esas actrices que todos querían a su lado, bien en las tablas teatrales, bien en el set de rodaje.
Una mujer con carácter, sin duda:
Una mujer con carácter, sin duda:
Inolvidable Shelley Winters.
Fantástica actriz, quizá algo infravalorada, tanto en su tiempo como ahora. Recuerdo especialmente con cariño sus personajes en "La noche del cazador" y "Lolita". Particularmente en ésta está impresionante.
ResponEliminaSaludos.
Creo que la calidad de Winters no se refleja en sus películas, algunas bastante flojas. Típico problema de las actrices que, salvo excepciones, no tienen mucho donde escoger.
ResponEliminaPero cuando se le puso a tiro algún personaje con suficiente enjundia, demostró su valía.
Al parecer, sus actuaciones en el teatro fueron memorables casi siempre.
Los dos Oscar que obtuvo corresponden a dos películas que no son muy conocidas, realmente, y es una pena.
Saludos.
Yo creo que no pegaba nada con Vittorio Gassman. A ver si me puedes sacar de una duda, Josep, hace muchos años vi una película del gran Vittorio llamada Kean, sobre el actor victoriano, no la vi entera y me quedé con unas ganas enormes de verla. Si no me equivoco su pareja era ella ¿es así?
ResponEliminaPerdón, quise decir isabelino, por supuesto
ResponEliminaSeguro, Alicia, que la unión Shelley-Vittorio fue cualquier cosa menos plácida: dos temperamentos explosivos e impacientes, casan mal...
ResponEliminaNo he visto la película Kean de Gassman (ni tampoco la que hizo Rosanno Brazzi) pero sí he visto trozos de grabaciones de sus versiones teatrales: una de Gassman y otra de Jean Paul Belmondo.
No obstante, en la filmogafía de Shelley no aparece y, dado el poco tiempo que estuvieron juntos y su mal final, creo que únicamente en Mambo coincidieron.
Esa pieza de Dumas la desconozco, pues ni siquiera la he leído, y lo cierto es que sí he leído bastantes referencias sobre la misma, siempre elogiosas, pero al parecer requiere un actor de solera para interpretarla.
(Modo batallitas on)
Lo que sí recuerdo es que cuando Gassman vino a BCN hace años, al Grec (cuando todavía ofrecía espectáculos de primera) entre sus varios monólogos ofreció un pasaje.
La experiencia fue única, por cierto.
Y el papanatas de Boadella se coló por todo el morro cuando los ciudadanos de a pié llevábamos dos horas haciendo cola para entrar, pues no era sesión numerada.
Se le brindó (al papanatas) una sonora pitada por su antidemocrática actitud, todo hay que decirlo.
Y nos rompimos las manos aplaudiendo a Gassman, genial.
(Modo batallitas off)
Saludos.
Gracias, Josep. Yo también vie esa representación de Gassman en el Grec; era una adolescente y fue una de esas actuaciones que no se olvidan. ¡Que grandísimo era Vittorio!
ResponEliminaSi estuviste allí, Alicia, seguro que te acuerdas. Creo que fue en los bises conde Gassman recitó un trozo de Kean, porque para él constituyó una especie de obsesión.
ResponEliminaYa es casualidad; si tu emplazamiento estaba en la izquierda del escenario y viste a un chaval provisto de un teleobjetivo haciendo fotos sin parar y sin flash, sentado en medio de la escalera, ese era yo... :-)
(Tengo que buscar esos negativos...)
Saludos.
Esa mujer que no era ni guapa ni fea, sino todo lo contrario. Esa actriz que, a la chita callando, podía oscurecer el trabajo de las protagonistas femeninas de las películas en las que intervenía.
ResponEliminaSiempre me ha gustado mucho, de hecho, en mi humilde desafío bloguero, creo que ya he comentado al menos dos películas en las que ella intervino; El retrato de Dorian Gray, y La noche del cazador. Y qué decir de su papel en Lolita, claro.
Muy buena definición, Raúl, la que haces de Shelley Winters. Siempre me pareció una actriz con mucha fuerza, carácter y dúctil, porque tan pronto era una mujer de armas tomar como una sumisa esposa presta a morir; que por cierto, muere en varias de sus películas, lo que es casi un récord.
ResponEliminaHabiendo leído tus inspirados relatos de Dorian Gray y de La Noche... ahora espero uno inspirado en Lolita... ahí va el lance.... :-)
Saludos.