Cretinización y Olvido Imperdonable
Me consta que son algunos los lectores de este bloc de notas que llegan hasta aquí atravesando el Atlántico: a ellos debo aclarar, en primer lugar, que, desde hace unos días, en España, donde existe lo que pomposamente se denomina Ministerio de Cultura, ha tomado posesión de tal organismo la ahora Excelentísima Señora Doña Ángeles González Sinde, ligada a esto del cine desde que intervino como actriz en una película titulada El Bengador Gusticiero y su Pastelera Madre
La hoy Ministra de Cultura fue la Presidenta de la Academia Española de Cine; de hecho, ha dejado el cargo vacante al recibir la designación ministerial.
Espero que el supuesto conocimiento cinematográfico de la nueva Ministra otorgue nuevos aires a todo lo que concierne al Cine entendido como el Séptimo Arte y no se reduzca a parámetros mercantilistas y económicos tan alejados de la síntesis cultural que el Cine representa o, mejor dicho, debería representar.
Como cinéfilo más veterano que la propia Ministra no dejo de percibir, con el paso de los años, un fenómeno que no sabía como definir hasta que ayer, 16 de abril, escuchando la radio mientras paseaba con mi amigo Llamp a primera hora de la mañana, me quedó grabada una palabra pronunciada por un contertuliano: cretinización.
Antes que se me echen encima y me manden al cuerno por hereje, diré que, ciertamente, tal palabra no existe en nuestro común Diccionario de la Lengua; de hecho, ni siquiera existe recogida en su acepción original en catalán: cretinització, escrita en no pocas ocasiones por Josep Pla como puede comprobarse aquí
Aunque la palabra tenga su uso no recogido oficialmente por causas que conocerán los académicos, importa más en este momento el concepto un tanto revolucionario y trasnochado que alberga, ya que suele ser antecedente de términos que indican a las claras a un grupo más que numeroso, enorme, de individualidades humanas que padecen, conscientes o no, los efectos de una estrategia.
Así, se suele usar el término cretinización en discusiones filosófico-políticas para indicar que las masas, el populacho, todos al fin y al cabo, recibimos de los poderes políticos y fácticos una información sesgada que redunda en una formación mínima del individuo: es sabido que el conocimiento otorga libertad de pensamiento y que ésa no es precisamente una virtud apreciada por los que mandan.
Pero dejémonos de conceptos alejados a la temática de este bloc de notas que nació y persiste en la idea de centrarse alrededor del Cine como eje vertebrador de ideas, propias o ajenas.
Como decía, la veteranía es un grado, incluso en un cinéfilo aficionado con escasas luces y algo de memoria.
Recuerdo perfectamente como hace unos cuantos años, cuando todavía la democracia no regía nuestros destinos, los españolitos de a pie podíamos ver en la televisión -estatal y única- con relativa frecuencia películas que conseguían pasar la censura; algunas ofrecían ideas de gentes de otros países más libres, y en ocasiones los espectadores creíamos adivinar intenciones y escenas cortadas por las tijeras.
Incluso existió, en los albores de nuestra actual democracia, un programa denominado "La Clave", semanal, donde se proyectaba una película y posteriormente se organizaba una tertulia con gentes de diferentes pensamientos que divagaban y debatían entorno al mensaje o la trama expuestas en la película. Fue un programa que duró bastantes años (diez) y tenía, a pesar de su avanzado horario, una gran audiencia, porque era un resquicio de libertad de pensamiento, en ocasiones incluso levantando polémicas a posteriori. Un nido al descubierto, un crisol de ideas.
Ideas. Justo lo que en los medios de comunicación actuales parecen no existir, a menos que se sujeten a unos condicionamientos editoriales, de interés, de conveniencia, nunca libres. Justo ahora, con una supuesta libertad de expresión, resulta que apenas hay voces críticas con un lugar en los medios de comunicación, cada vez más uniformes y sujetos a tendencias.
Confieso que hace ya unos años no dedico más atención a la tele que la necesaria para ver por encima los telenoticieros y muy esporádicamente algún capítulo de alguna serie. Pero por lo que leo, los índices de audiencia relativamente importantes corresponden principalmente al fútbol y a esos programas asquerosos, culmen de pornografía sentimentaloide interpretada por espécimenes humanos con escaso bagaje cultural, famosos los llaman, que, fruto de la cretinización de las audiencias, han acabado por ser invocados como ejemplos a seguir incluso en las estadísticas escolares cuando a la chiquillada se le formula la pregunta: ¿Qué quieres ser de mayor? = futbolista o famoso/a, son respuestas antes inimaginables.
Puede que me deje llevar por mi pesimismo, pero tengo para mí la sensación que la educación y la cultura no se cuidan como debieran porque, evidentemente, es más fácil convencer al ignorante que al sabio. Que un programa cultural como Redes se emita en la madrugada del lunes, a las 01:25, es un claro indicativo del esfuerzo que se pide al ciudadano que no dispone de internet. Y después, suelen ofrecer una sesión de Cine-Club, con esas películas que se apartan de lo comercialmente homologable. Claro que se pueden grabar y verlos luego, pero no hay duda que se trasladan a horas intempestivas los espacios más libres.
Voces más sensatas y sabias que la mía se van alzando de vez en cuando protestando por una situación que definen con esa palabra inexistente, cretinización, señalando al poderoso como causante de la abulia cultural endémica de nuestra sociedad. Sólo los tontos, al ver señalar, se fijan en el dedo.
En el cine, ocurre lo mismo: hay que buscar afanosamente títulos que prendan verdaderamente el interés; que además de entretener instruyan; que provoquen ideas; que susciten debate; en definitiva, que por derecho propio formen parte de lo que se entiende por Cultura. No sé si es que ya no hay talento, o es que el talento es rechazado por el poderoso para evitar que una brizna del mismo llegue al ciudadano.
Cine constituido por películas que se parecen mucho las unas a las otras y "remakes" infames, unido a la imposibilidad de las nuevas generaciones de conocer los clásicos a menos que se afanen en buscarlos con la ayuda de algún conocido más veterano.
Tengo para mí que no interesa ofrecer en los medios televisivos películas que ya forman parte de la Historia del Cine, no sea que los espectadores que se adentran en el maravilloso mundo del cine caigan en la cuenta que lo que se les ofrece en las grandes pantallas son remedos lamentables de un Arte casi olvidado, salvo dignísimas excepciones, cada vez más escasas.
Y no confío mucho en que la nueva Ministra de Cultura, con un supuesto bagaje cinéfilo vaya a acometer ningún empeño para subsanar la situación.
Porque empieza con un olvido miserable, una pérdida de oportunidad para denotar interés en hacer partícipe al ciudadano del buen cine: ayer, justamente, 16 de abril, se cumplieron ciento veinte años del nacimiento de Charles Chaplin y era una ocasión que ni pintada para estrenarse la supuestamente cinéfila Ministra, ofreciendo en la televisión estatal cualquiera de las geniales películas de Chaplin, trufadas siempre, en su inimitable estilo, con unas ideas que aun hoy, por desgracia, siguen vigentes:
Chaplin - Modern Times
Que sepas, Charlot, que yo, por lo menos, no te olvido.
Francamente, me gustaría dejar mi pesimismo a un lado.
¡Quiero ciclos de cine en la televisión! ¡Y los quiero ya!
(Y sin anuncios ni coloreados, por supuesto)
Josep, me descubro mis calvas y me inclino con solemne genuflexión ante tan magnífico texto que suscribo cien por cien a pesar de contar con menos veteranía y bagaje a mis, por otro lado anchas, espaldas.
ResponEliminaMe uno a tu petición de buenos ciclos de cine (lo último que La2 hizo fueron ciclos clandestinos, ponían seis o siete películas durante otras tantas semanas de un mismo autor, y luego otro y otro, hasta que se les agotó la cuerda).
Como dice Eduardo Galeano, la globalización es más bien la bobalización.
Saludos.
¡Menudo repaso, chaval!.
ResponEliminaDejaré la obviedad que supondría ratificar todas y cada uan de tus quejas, y me centraré (por hacer algo provechoso) en recordar que la "cinematográfica carrera" de la hoy discutida Ministra (a la que no seré yo quien defienda en tal inmisericorde papel) tiene algún pasaje que merecería ser respetado. Así, no olvidemos que algunos de sus guiones han servido para hacer películas ciertamente interesantes, como por ejemplo, La buena estrella, Lágrimas negras, La suerte dormida, o Una palabra tuya; por citar las que hoy recuerdo como mejores.
Por lo demás, tu entrada, que poco o nada tiene que ver con el comentario que te acabo de dejar, lo ha dicho todo.
pd.- Con esto me pongo al día en tu blog, pues hacía toda una Semana Santa que no te visitaba.
pd2.- Ahora que recuerdo, yo intervine como extra en una peli cuyo guión firmó la cacareada Ministra; Segunda Piel, compartiendo escenas con actores cuya trayectoría profesional a alcanzado cotas mucho más interesantes que la mía (injustamente, claro). Me refiero a un tal Jordi Mollá, a una tal Cecilia Roht, y a un, por aquel entonces, semidesconocido, Javier Bardem. La vida es d elo más injusta.
Releo mi comentario y compruebo (oh, dios mío) como me he comido una "h". ¡Imperdonable!.
ResponEliminaBueno, bueno, bueno....de entrada ¡no! a la nueva ministra Sinde. No me gustan las personas que están a favor de que cuatro chiquilicuatres corten esa preciosísima via que tenemos más de uno y más de dos para bajarnos de la red lo que los responsables de "cultura" no se dignan poner en las televisiones públicas.
ResponEliminaTu discurso es digno y justo, pero me temo que visto lo visto nos van a seguir jodiendo a muchos e idiotizando a otros muchos.
La cuestión cultural y el cine español son dos suspensos que ningún gobierno ha podido solucionar. Así que soy muy pesimista ¿Cómo ha podido ser que en el último ejercicio se concedieron 85 millones para ayuda al cine español y ese mismo cine español recaudara en taquillas sólo 81 millones?...De puritita pena.
En fin, Josep, que el panorama es muy triste y seguirá siéndolo. Están asesinando la esperanza y no te quepa duda de que va a peor la mejoría.
PD. Bueno, hombre, el fútbol no es tan malo. Yo estoy deseando de que la Roja pueda hacer algo en Sudáfrica....¡Vale, vale, no me tires el ladrillo!
Un abrazote
Conseguirás que me ruborize, 39escalones, porque aprecio mucho tu opinión y no dudo que tu bagaje cinéfilo es de primera clase, por lo que me reconforta saber que coincidimos.
ResponEliminaLo de los ciclos "ocultos" es una cuestión extraña que nos obliga a estar ojo avizor siempre por si se repiten.
Esa frase de Galeano no la conocía, pero me parece muy acertada, por desdicha.
Saludos.
Ya has visto, Raúl, que no pretendo comentar las "gracias cinematográficas" de la Ministra, que ignoro: el llamado a su inicio lo descubrí al documentarme y me pareció un punto irónico.
ResponEliminaCelebro que coincidamos en el sustrato del comentario.
Y despues de haber destapado la caja de Pandora, voy a tratar de conseguir esa película para comprobar que, como dices, tu intervención merecía mayor fortuna que la de tus compañeros, sin duda, visto su ulterior desarrollo...
Saludos.
p.d.: todos cometemos alguna falta con la premura y más en los comentarios...
Ya habrás leído, Antonio, que los de la Asociación de Internautas se están moviendo bastante por ese motivo y por otros añadidos.
ResponEliminaMi discurso, como dices, es casi una expulsión de bilis para no mantenerla en el cuerpo; sin embargo, esperaba que un optimista declarado como tú me ofreciera alguna esperanza; veo que el realismo tiene una fuerza superior. Lo de la economía y el cine es un misterio para mí, nada amante de las subvenciones... otro tema aparte...
No digo que el fútbol sea tan malo, aunque no me entusiasme en absoluto; respeto a los futboleros (quien no tiene a uno cerca) pero por una parte me parecen éticamente muy cuestionables los dineros que se mueven en su entorno y por otra, no puedo menos que recordar lo de "pan y circo" como medio de contentar a las masas populares...
Un abrazo
Alberto Q.
ResponEliminawww.lacoctelera.com/traslaspuertas
Grande Charlot, sin duda. Le felicitamos en la distancia gracias a tu blog, Josep. Espero que le llegue de algún modo...
Queremos más cine clásico en general y de Chaplin en particular en TVE!!!!
Seguro que le llega, Alberto.
ResponEliminaUn buen ciclo de Chaplin, para empezar, sería un buen inicio de una nueva forma de tratar el Cine en la televisión, seguro que sí...
Saludos.
¡Ay, Josep, cómo echo de menos programas como La clave y sobre todo esos magníficos ciclos de la 2! Eso demuestra que tengo unos añitos, pero es cierto que en algunas cosas hemos salido perdiendo; yo estoy segura de que mi afición cinéfila habría sido muy distinta sin esos programas.
ResponEliminaPD Pásate a TCM clasics, que van a hacer un ciclo de Chaplin.
Yo también, Alicia, creo que muy buena parte de mi cinefilia procede de haber visto tanto cine clásico en la tele; claro que yo recuerdo los ciclos de cine de los martes en TVE (lo que ahora es la Primera) y allí pude descubrir a Ford, a Hitchcock, a Hawks, Gable, Tracy, Bogart, el mejor Cine Negro, Ciclo del Oeste, etc.
ResponEliminaAdemás, el sábado, en sobremesa, cine de aventuras
Luego vino La Clave y el programa de Garci.
Ahora, es un desierto plagado de anuncios... y me dan ganas de llorar....
Gracias por el consejo, pero hace tiempo deseché la idea de pagar por ver nada en la tele...
Saludos.
Como expresar mi apoyo y mi total concordancia con tu teoría de la cretinización resultaría ya algo redundante, me conformo con felicitarte por el artículo, excelente. Y, ya de paso, por recordarme, aprovechando algunos flecos laterales del mismo, que cuando escriba sobre alguna serie de televisión en la Linterna recuerde comentar algo sobre la revolución de internet respecto a la misma, las varas de medir audiencias, etc. Están ocurriendo cosas interesantes al respecto, en parte gracias a gente como nosotros, que estamos hasta los güitos de la tele.
ResponEliminaPor cierto, he de decir que a mí sí me gusta el fútbol (sobre todo el Barça, este año), pero que, como bien sabes, prefiero el baloncesto, un deporte que, respecto al balompié, siempre ha dado la imagen de ser un deporte con gafas de intelectual. Saludos.
Muchas gracias, Marcbranches; espero leer pronto tus impresiones respecto al fenómeno de las series televisivas e internet, porque seguro que, gracias a tu comentario, descubriré -como ya he hecho en otras ocasiones- obras interesantes que me pasan desapercibidas.
ResponEliminaYa sabes que a mí el fútbol ni fu ni fa, aunque lo he traído a colación por el exceso, más que por otra razón; supongo que estaremos de acuerdo en que el baloncesto es un deporte mucho más televisivo, sobre todo porque, por lo menos, hay muchísimos más lances interesantes en el desarrollo de un partido.
Y sí: da esa imagen, que le vamos a hacer...
Saludos.
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Buena entrada. Ay! Ya ves que hacías bien en desconfiar y que los ciclos en televisión brillaron por su ausencia... En fin... Cretinización y mediocretización absoluta de la sociedad.
ResponEliminaYo tampoco me olvido de Chaplin, conste (aunque los aniversarios y efemérides suelen pasárseme por alto).
Un saludito.
Uno siempre espera equivocarse en estas cosas pero los mandamases no suelen estar por la labor....
EliminaUn abrazo.