Clones
No hace demasiados días este escribiente se quejaba de la falta de respeto por la lógica interna de los relatos que sirven de sustento a las obras cinematográficas en forma de guiones literarios, incidiendo especialmente en la situación del espectador que, frente a una historia del subgénero de ciencia ficción, se halla dispuesto a admitir unas premisas dotadas de fantasía, pero no a que le tomen el pelo.
No soy muy amante que digamos del tebeo, pretenciosamente denominado en su apelativo anglosajón de "cómic" para dotarle de un respeto que, si la obra lo merece, lo merece y punto; aunque no siempre sea así, porque, a mi pobre entender, hay mucha morralla que se ampara en tal subgénero gráfico-literario.
Una clara excepción debe ser la obra de Robert Venditti y Brett Weldele, porque al parecer una de sus piezas ha servido para que los guionistas Michael Ferris y John Brancato construyeran un guión que ha permitido a Jonathan Mostow elevar su propio listón (no muy alto, cierto) al ocuparse de la dirección de la película de este mismo año, Los Sustitutos (Surrogates).
Con la apariencia de una cinta de acción ambientada en un futuro incierto pero cercano, Mostow presenta una historia imbuída de la mejor tradición del género de la ciencia ficción, dotada de una construcción lógica a prueba de bomba, lo cual es muy de agradecer, en los tiempos cinematográficos que corren, tan dados a tramas inverosímiles pletóricas de sandeces que atentan directamente a la inteligencia del espectador.
La premisa inicial es muy simple y poderosa: en un futuro que podría estar a la vuelta de la esquina, la robótica ha alcanzado un grado de perfección que ha permitido - a quienes puedan pagárselo - permanecer en su domicilio tumbados en una cama especial, conectados inalámbricamente a unos robots que son sus duplicados; los robots trabajan, se divierten y las sensaciones físicas que puedan recibir son estímulos que su dueño recibe en su cuerpo; son perfectos dobles que permiten, por ejemplo, realizar actividades con claro riesgo físico para cualquier humano, sean éstas lúdicas o de trabajo.
El protagonista es el detective Tom Greer (Bruce Willis) y de inmediato entendemos la virtud, para un detective, de trabajar a través de un robot a su imagen y semejanza: le dirige desde casa, habla e interroga por él, y, si hay tiros, el robot es reemplazable.
Esta premisa de la trama se ve enriquecida a los pocos minutos de la película por dos conceptos complementarios de distinto calado:
Un joven adinerado se acaba de ligar a una explosiva rubia cuando ambos son eliminados por un desconocido; cuando Greer investiga a los dueños de los robots eliminados, los encontrará muertos en sus camas donde estaban conectados: pero el robot de la rubia explosiva era el "alter ego" de un hombre seboso, viejo y calvo. Entendemos al instante que no todos los robots son representaciones fidedignas de sus dueños.
Cuando el robot de Greer regresa a casa, vemos a su dueño levantarse de la cama, salir de su habitación y llamar a su esposa: quien aparece es el robot y Tom se queja amargamente de no poder ver y estar con su mujer: ella le responde, por boca de su imagen, que así es mejor. Hay una falta de comunicación real y afectiva entre ambos, constituyéndose el clon artificial en barrera infranqueable para Tom, muralla defensiva para Maggie (Rosamund Pike).
La trama se desarrolla sobre estos dos conceptos, ofreciendo una historia policíaca interesante, bien confeccionada, demostrando Mostow que sabe dirigir con brío las escenas de acción y que, además, sabe dosificarlas con acierto. Hay una serie de interrogantes que se abren y complican conforme avanza el metraje, hasta llegar a un final un punto acomodaticio, pero, habiendo tomado la decisión de no insertar el tráiler por demasiado charlatán, desecharé detenerme en la historia detectivesca.
Lo realmente interesante de esta película es que, dotada de una construcción lógica robusta, aprovecha la apariencia de un thriller urbano para plantear interrogantes de calado en la sociedad actual.
A ello ayuda, sin duda, la ambientación nada futurista de la ciudad en la que ocurre todo: podría ser el Boston de hoy mismo ya que la única novedad consiste en la existencia de esos clones robóticos.
La presentación de una ciudad compuesta de personas que no salen a la calle para nada, residentes perpetuos de sus domicilios, aun más, esclavos de esas camas en las que reciben los estímulos recibidos por sus clones es una distopía que derriba las supuestas bondades de la robótica mal empleada; el engaño y falsedad que se propician mediante el uso indiscriminado de clones que no corresponden a sus dueños advierte de la falta de fiabilidad de la técnica, de la percepción de la realidad a través de los ingenios mecánicos, revoloteando sobre los peligros de un exceso de confianza en la comunicación interpersonal falta de inmediatez física real.
El mal uso de la tecnología no corresponde ni cabe achacarlo como defecto de la misma, pero sí es un aspecto humano que, por desgracia, nuestra sociedad está todavía muy lejos de poder, siquiera, controlar. Baste recordar la noticia de hoy mismo según la cual otra -otra más- redada policial ha requisado material pornográfico de índole pederasta gracias al seguimiento de redes en internet dedicadas a tan execrable vicio. Hay una frase definitiva, pronunciada por Older Canter (James Cromwell, breve composición la suya y afortunada como siempre), inventor de los robots clónicos, cuando se lamenta de haberlos inventado para ayudar a personas discapacitadas, acabando por ser usados por personas normales, y, lo que es peor, creando adicción, porque, evidentemente, todos quieren verse a sí mismos y a sus más próximos por medio de una eterna y adorable juventud, por ficticia que ésta sea.
Esa adicción es la que tiene postrada en su cama a Maggie, que vive su vida a través de su clónica, más joven y bella; Tom es un anticuado disidente, según su esposa, al no aceptar las virtudes del clon. Tom no admite que su vida personal se vea interferida por una máquina: quiere acariciar y ser acariciado, hablar y escuchar, mirar a los ojos; sentir; ser. Por uno mismo; no a través de una máquina. La postura de Tom es la de quien acepta de buen grado la comodidad en el trabajo pero huye de la impersonalización en la vida íntima, privada.
Estos conceptos sobrevuelan en todo momento sobre la trama policial incidiendo en su desarrollo, sin que los guionistas se hayan detenido demasiado en especificarlos, como huyendo de conversaciones más trascendentes de las presentadas, quizá por falta de práctica literaria (los textos dialogados de los guiones actuales no son como para tirar cohetes), quizá porque, como ocurre en algunas novelas de ciencia ficción, el autor simplemente desarrolla su idea a través de acciones bien presentadas, dejando que sea el propio espectador quien reflexione sobre el fondo de la historia filmada, en el placentero momento de empezar a recordar lo que uno ha visto.
Mostow demuestra muy buen oficio pues consigue que el ritmo no decaiga en momento alguno; a él cabe también adjudicarle la decisión de montar una película de hora y media, siendo pues una excepción en el cine actual, tan repleto de metrajes excesivos conformados por el abuso de escenas innecesarias. Mostow demuestra que la medida aúrea sigue estando muy cerca de los noventa minutos, en los que ha sabido entretener, emocionar y formular un discurso inteligente en la apariencia clásica de la ciencia ficción más añeja, primando las ideas sobre los efectos especiales, lo cual, por sí solo, ya hace más que recomendable acudir a la sala de cine a disfrutar de esta honrada y sobre todo, lógica, película.
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ResponEliminapero que gran reseña.., que bien me sirvio mucho
ResponEliminaEstoy de acuerdo en que se agradece la solidez del planteamiento, sin embargo, yo salí con la impresión de haber asistido solamente a un buen intento y preguntándome qué hubiera sido de esta historia de haber caído en mejores manos.
ResponEliminaSaludos.
Joder, Josep, cuando comentas una peli con ese equilibrio y esa clarividencia te envidio. ¡Qué bien sabes utilizar el lenguaje y con cuanta elegancia llegas a las conclusiones.....No, no te estoy dando jabón y lo sabes de sobra.
ResponEliminaSolo te voy a poner una objección: darle al tebeo o al cómic la etiqueta de subgénero me parece muy fuerte. Por supuesto que hay cientos de tebeos que son pura basura, lo mismo que novelas o películas, pero hay una gran mayoría de estos tebeos que se ha impuesto como via de comunicación artística al mismo nivel que puede serlo una novela o una película. El tebeo es simple y llanamente un género de expresión que merece un gran respeto. Por supuesto no hablo de la archiconocida Marvel, ni de los antiguos tebeos que leímos cuando niños. Hay una gran corriente europea de la que te podría dar cientos de títulos más que buenos, de artistas de prestigio que podrían codearse con muchos literatos en la confección de sus guiones.....en fin.Te voy a recomendar tres tebeos fundamentales, que no son los únicos: Maus, From Hell y El Incal.
Perdona, pero me gustaría que la gente se desprejuiciase sobre este género artístico. No se si podré desplazarme al próximo Salón Internacional de Comic de Barcelona. Si así fuera, y aún vivimos, te emplazo y te invito a acompañarme y demostrarte lo que estoy defendiendo.
¡¡uff!
Un abrazote.
Bienvenido, ManUel: y gracias por el elogio: si te es útil, objetivo cumplido.
ResponEliminaSaludos.
Es que, Alfredo, si esa historia la agarran un par de guionistas con más fuerza y un director empeñado en trascender, acabaría por pasar de ser un entretenimiento digno a una obra imperdible.
ResponEliminaContando con intérpretes más eficaces también, desde luego.
Saludos.
Ya sé, Antonio, que tus elogios son sinceros, por lo que los agradezco de veras y me satisfacen como retorno al esfuerzo dedicado.
ResponEliminaLo de los tebeos o novelas gráficas es una asignatura pendiente.
Me encantaría acompañarte al Salón ese en BCN cuando sea, porque seguro que recibiría información estimable de ti mismo, sin ir más lejos.
Un abrazo.
Ya era hora, hace tiempo que estoy esperando echarme a los ojos una nueva y buena película de ciencia ficción, cuanto menos pasable, y por lo que parece por fin ha llegado.
ResponEliminaUna abraçada
de acuerdo con mi nombre es alma - a ver si por fin viene una buena
ResponEliminaEspero que no te defraude, Alma; por lo menos, no te sentirás ni confusa artificialmente ni engañada por un guión tramposo.
ResponEliminaYa me contarás, cuando la hayas visto.
Una abraçada
Por lo menos, es una película que, aun pudiendo ser mejor, entretiene, porque la trama policial está bien trabajada y el fondo bien apuntado.
ResponEliminaSaludos.
La tengo en casa, veremos si este finde la puedo ver aunque, no se si será por las horas que son o por mi dispersión habitual, no me ha quedado claro si vale la pena o no. Volveré a leer la entrada mañana.
ResponEliminaBuenas madrugadas y un abrazo para tod@s.
No creo que te aburra, Susy, aunque ya se sabe que para gustos....
ResponEliminaYa contarás, cuando la hayas visto.
Besos.
Doncs jo també m'hi apunto, té molt bona pinta, i després de veure distrito 9.... tinc ganes de veure una peli de gènera amb cara i ulls.... Salutacions :)
ResponEliminaBenvinguda, Cris: com a casa, no cal dir-ho.
ResponEliminaJa pots haver vist que, a mi, distrito 9 no em va agradar gens i precisament, per la seva manca de llògica en el guió.
Aquesta es un bon entreteniment, que espero t'agradi quan la vegis.
Ja diràs.
Salutacions.
P.d.: Molt interessants els teus dos blocs, amb la fotografía com a base...
:-)
¿Recomendada entonces?
ResponEliminaMoltes gràcies Josep :) Un plaer venir per casa teva .... i t'enviaré correu pel tema "finestra gegantina" ok? Gràcies!!!
ResponEliminaRecomendada, Raúl, siempre teniendo en cuenta los parámetros expuestos, por supuesto.
ResponEliminaNo es una pieza imprescindible, pero tampoco un bodrio al uso actual.
La he puntuado en IMDB con un 7, para entendernos.
Claro que esto de las clasificaciones es algo muy subjetivo, como sabes.
Saludos.
Gràcies a tu, Cris.
ResponEliminaSalutacions.
Vista, no es de las que volvería a ver pero entretiene. Lo más desasosegante como tu apuntas en tu entrada es esa ciudad real, de ahora, sin artilugios pretendidamente futuristas que indica que nuestros sustitutos pueden estar cerca.
ResponEliminaUna abraçada
P.D. el peluquin del clon de Bruce Willis, impagable
Muchas gracias, Alma, por dejar tu comentario después de haberla visto.
ResponEliminaLo del peluquín ya es un clásico: el amigo Bruce perdió su cabello hace ya más de veinte años y es un experto en peluquines: diría que ha llevado más de los que llevó Bogart.
En Hollywood hay verdaderos artistas del maquillaje, no hay duda.
El aspecto de los clones es algo que no quise mencionar adrede, por no entrar en aspectos técnicos que huían de la línea del comentario.
Una abraçada.
No iba a ir a verla, no me decía nada, pero si tu la recomiendas...
ResponEliminaSeamos sinceros, la trama policial es una de las mejores y mas realistas de estos ultimos tiempos, ademas de tener a bruce willis, uno de los mejores actores de todos los tiempos!
ResponEliminaSabían que Bruce tocaba la armonica con los rolling stones en un bar de unas oscuras calles?
Toda una noticia!
Saludos amigos.
Yo no diría tanto, ni por la trama ni por las facultades de Bruce, que ha tenido tiempos mejores: hace mucho que ha olvidado su faceta de comediante, para mi más interesante que la de macho-man.
ResponEliminaNo me extraña que Bruce, tomando copas con los Rolling, se ponga a tocar lo que sea, porque parece que la de músico es una de sus vocaciones...
Saludos.