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divendres, 22 d’abril del 2011

ESD 30 THE TIN STAR

No hace muchos días comentábamos esta interesantísima película de Anthony Mann.

Su inicio, para aquellos que no la han visto todavía, seguramente acrecentará su interés en mayor proporción que la entradilla que se le dedicó y es una buena muestra del talento del director, que, sin palabra alguna, únicamente valiéndose de la imagen y el sonido, sabe introducirnos en la trama que se halla dispuesto a desarrollar.

Anthony Mann, en un efectivo travelling de menos de tres minutos, informa e interesa a un tiempo: lo que se ve en pantalla ya daría para una buena charla:



Una buena lección de lenguaje cinematográfico.

¿A que sí?

14 comentaris :

  1. Mira que me apetece decirte que no para llevarte la contraria (ja,ja)... pero cuando tienes razón (toda)...pues no queda otra. Claro que sí. Ganas me has dado de volver a verla, capullín. Y tengo muchas otras en espera que no he visto...
    Un abrazo.

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  2. No recuerdo haber visto esta de Mann. Vale, con esos tres minutos han bastado para despertarme el apetito. Toda una lección, sin duda, del buen hacer de este otro artesano del cine.

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  3. Pues yo tampoco he visto. No tendría emoción esto sin mis altos y bajos, el sí y el no.
    ¿No crees que este martirio chino va a terminar conmigo? ;-)
    Yo no te digo capullín no sea que te enfades y me pongas 0 a todo lo que diga desde este momento, o escriba..

    Besos!!

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  4. Me uno a lo que dice David, en muchas ocasiones no se puede discutir contigo. Hay que estar de acuerdo al cien por cien, como por ejemplo con esta peli.
    Siempre hablamos del Duke como prototipo del western...pero Henry Fonda es otro number one de categoría king size.
    Pues que sí, Josep, que no hay que darle vueltas y que todos aquellos amigos que no hayan visto "The Tin Star" (mal llamada en España "Cazador de Forajidos") que se ponga inmediatamente a la tarea.
    Un abrazote.

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  5. La llegada de un forastero a un pueblo pequeño y la expectación que levanta, clásico, pero estupendamente contado.

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  6. Henry Fonda siempre tuvo esa presencia íntegra ese gesto austero..esa parsimonia, una economia de gestos que ayuda mucho a la creación de esos tipos duros que tantas veces representó. Este comienzo es un claro ejemplo. No la he visto y ya lo siento porque apetece mucho..
    Una escena muy adecuada para éste apartado ESD.

    Buen domingo, Holmes. Besos. Milady

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  7. Desde luego que sí; esto ya se ha perdido. Hoy habría que hacerlo cual videoclip histérico, con fogonazos, música atronadora y un espantoso montaje sincopado. Y a eso lo llaman moderno, claro.
    Un abrazo.

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  8. jajaja, David: en esta ocasión no hay resquicio: así cualquiera, que dirás...

    Comprendo que hay muchas incluso por descubrir, pero de vez en cuando, hora y media de placer no está nada mal....

    Un abrazo.

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  9. Yo creo, Gourmet, que lo que sigue también te va a gustar, así que ponla en la lista de pendientes, porque Mann sigue mostrándose muy firme en su arte.

    Un abrazo.

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  10. Ni por un momento, Blanca: creo que puedes resistir perfectamente todavía mucho más;y no te preocupes, que aquí el único cero podría ser el de "El efecto Zero" que repasé hace unos días y me dejó bastante frío...

    Besos.

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  11. Ya te digo, Antonio, que ésta es una ocasión que ni pintada para solicitar adhesiones: ya sabía yo que nadie iba a llevarme la contra.... jajajaja... si no de qué..... jajajaja....

    Un abrazo.

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  12. Ahí está la gracia, Alma, en que nos cuenten la misma historia de siempre, pero de una forma que apresa la atención y no la suelta hasta el fin: soberbia.

    Besos.

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  13. Pues sí, Milady: el amigo Henry, sin precipitarse, marca la tensión de la escena y su gesto ignorante de la masa de curiosos refuerza la sensación de su fortaleza. Claro que Mann tuvo algo que ver en la composición del personaje y de la escena, que ni pintada para la mini sección, sí.

    Besos.

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  14. Ya me imagino, Alfredo, el desenfreno de planos, contraplanos, saltos de eje y efectos sonoros rimbombantes que alguien como Ritchie aplicaría para contar lo mismo, y el pasmo que produciría y lo poco que llegaría a calar.

    Un día habría que detenerse a contemplar la modernidad de lo clásico y la endeblez de lo moderno...

    Un abrazo.

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