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dilluns, 12 de setembre del 2011

La niña manda



Sentemos una definición antes que nada: en mi opinión lo que los anglosajones llaman remake y que nosotros podríamos llamar refrito se circunscribe únicamente a filmar de nuevo un guión rodado con anterioridad. Si a una nueva versión de Hamlet lo llamamos nueva versión, por redundante que la expresión resulte, no veo porqué a una nueva versión de una novela le tengamos que llamar refrito. El lenguaje sirve para entendernos y el concepto, como decía aquel, es lo que importa.

Los hermanos Coen, Ethan y Joel, como buenos y honrados cineastas estadounidenses, tarde o temprano debían afrontar su género más genuino y propio, aquel que la nación lleva en su interior desde su más tierna infancia fruto de las historias que conciernen al nacimiento del país: el western; y para ello, sorprendentemente acuden no a una historia original y desconocida sino a una novela publicada en 1968 por Charles Portis y que ya fue llevada a la pantalla en 1969 y, claro, para no desentonar, mantienen también el mismo título: True Grit (2010) traducida nuevamente al castellano como Valor de Ley, es pues una historia conocida por el veterano cinéfilo que ya peina canas y por el joven cinéfago que ha devorado lo más conocido en cada género. Porque la versión de 1969 significó un oscar para John Wayne; un premio con aroma honorífico que marca la película, poca cosa más en mi opinión, constituyendo pues doble sorpresa la elección de los hermanos Coen que, como suelen, se hacen cargo de la confección del guión y también de la dirección mancomunada del rodaje.

Sin haber leído la novela de Portis uno supone que el guión no se aleja mucho y que quizás la mayor diferencia resida en los diálogos y algún pequeño retoque cuyo resultado es, como mínimo, subjetivamente discutible en función del gusto de cada cual. Sin caer en la falta de calidad que asola gran parte de los guiones de cine actuales, el que han pergeñado los hermanos Coen se manifiesta bueno en el detalle pero falto de fuerza en el conjunto, cediendo demasiado al esquema de la novela, es decir, modificándolo poco, mostrando una especie de temor reverencial a un texto que debe ser muy conocido en los U.S.A. pero que muy legítimamente cualquier cineasta podría adecuar a sus fines particulares: los personajes están tratados de forma muy superficial aunque detallada: sabemos como son y podemos intuir sus reacciones, pero no alcanzamos a sentir empatía por ellos en el grado que cabría esperar de tres personas que emprenden un arriesgado y duro viaje para obtener, cada una, el cumplimiento de un anhelo provisto de la fuerza necesaria para que nada les detenga.

Uno tiene la sensación que los Coen están perdiendo gas como guionistas al tiempo que su oficio como cineastas se mantiene e incluso crece en tareas importantísimas como la producción, la confección del guión técnico, el montaje y el rodaje y la dirección de intérpretes. Porque nada más ver el inicio de la película uno ya sabe que en esta ocasión la cosa va en serio: hay mucha información en los tres primeros minutos de metraje y está presentada con claridad, economía y fuerza visual, como avisando los Coen que se hallan dispuestos a demostrar que se las saben todas y no van a dejar ni un punto ni una coma de lenguaje cinematográfico sin usar: este comentarista no puede menos que reconocer que, en cuanto a cinematografía, ha quedado plenamente satisfecho con la exhibición, porque aun siendo muy cierto que no hay ningún aporte novedoso, maldita la falta que hace innovar cuando el discurso queda diáfano y terso, completamente inteligible e invisible, únicamente presumible en el recuerdo pausado de lo visto, huyendo de efectismos y trucos baratos, sirviendo a la narración básica.

Los dos hermanitos se sirven para ello de la estupenda colaboración de Roger Deakins que, una vez más, realiza una fotografía espléndida, vívida y pletórica de fuerza cuando conviene, dirigiendo la luz perfectamente tanto en las escenas de interiores como en exteriores nocturnos y diurnos, encuadrando de maravilla personajes y paisaje pero sin deleitarse en los aspectos formales, huyendo, al unísono de los jefes, de la postalita maravillosa. La música de Carter Burwell refuerza muchas de las escenas sin molestar en absoluto, ofrecida a niveles sonoros adecuadísimos, como el resto de efectos: hay que resaltar ése aspecto, porque el equipo de sonido realiza un trabajo magnífico respetando los tímpanos del espectador, lo que es de agradecer.

La baza fuerte de la película reside en el elenco sin dudarlo un instante y para constatarlo es obligado visionarla en versión original: sabiendo que el personaje de Rooster Cogburn valió un oscar para John Wayne, seguro que Jeff Bridges recibió el encargo como un regalo caído del cielo porque el papelito es un bombón para cualquier actor maduro: personajes con algún defecto físico, algún vicio, y algo por lo que admirarlo, sea lo que sea, son objeto de deseo. Incorporar al Ranger de Texas LaBoeuf, visto el precedente, debió ser un desafío para Matt Damon, y seguro que Josh Brolin encaró personificar al traidor Tom Chaney como una oportunidad de mostrar versatilidad.

Segurísimo que cuando Hailee Steinfeld se reunió con los Coen, probablemente asustadísima, estos le susurraron: tranquila, nena, tú mandas.

Del primer al último minuto esa nena desconocida toma las riendas y no las suelta para nada: no cederá ni un ápice en su indisimulada sed de venganza frente a un enorme y bronco ebrio tuerto por mucho que éste se lleve a los mil demonios protestando que no la quiere a su lado, y mantendrá a la distancia oportuna al chulesco tejano que se mueve en pos de una considerable recompensa y además sabrá manejarlos a ambos para que se mantengan juntos pero no revueltos, y cuando tenga que pegarle un tiro al taimado Chaney no lo dudará mal que su poca experiencia le juegue una mala pasada: los Coen demuestran un ojo maestro con la elección de la sorprendente Hailee, un diamante que refulge incluso por encima de sus avezadísimos compañeros de rodaje a los que roba limpiamente sus escenas.

Increíble.

Porque es de justicia reconocer que Bridges vuelve al buen camino de actor serio y se deja de tonterías y efectismos fáciles, quizás porque se da cuenta que Matt Damon, que está trabajando en todo lo que puede, agarra ese tejano y se presenta con unos aires y un porte clásicos en los western de alcurnia, al punto que, saliendo del cine, oigo una voz: "a ese Damon habría que darle más westerns" porque ciertamente aprovecha hasta la última gota el escaso jugo que puede sacar de un personaje que el guión no acaba de cuidar como se merecen las manos en que descansa. Incluso Brolin, con pocas páginas a su cargo, sabe desfigurarse de rostro y voz para componer al malo de la función, al macguffin de todo el tinglado, y lo hace muy bien.

Pero la nena está magnífica, superlativa: tiene una fotogenia que se come la pantalla, una mirada expresiva y un gesto tranquilo, señorial, pausado y dominante, mostrando una fuerza interior que es la que corresponde al personaje: la nena Hailee está interpretando muy bien a esa Mattie Ross seguramente porque los Coen la dirigen perfectamente, cuidadosamente, con cariño, sabedores que en ella reside la fuerza de su puesta en escena: no en vano toda la película es un largo flashback, la narración de una madura Mattie que, voz en off, inicia la película. A la jovencísima Hailee apenas la dejan descollar en los carteles publicitarios y luego tan sólo los británicos del BAFTA la nominan como actriz principal, pero lo cierto es que, sin ella, la película no se aguantaría: ella es la determinación de conseguir vengar la muerte del padre, ella es quien mueve las fichas adelante, ella es el único personaje con historia y motivación inteligible y, en definitiva, ella es quien, por todo ello, manda.

Parece, pues, que el western está todavía lejos de fenecer, porque mientras de vez en cuando aparezcan películas como ésta, las aventuras a campo libre, las noches al raso y las cabalgadas bajo la atenta mirada de los nativos americanos, escenarios prototípicos y deseos y ambiciones universales, conglomerados imperdibles para el cinéfilo soñador, queda esperanza; y diversión. Y, como ya se ha apuntado, mejor en v.o. y pantalla bien grande...





20 comentaris :

  1. ¡ Clac clac clac !
    ¡ No sabes el peso que me quitas de encima ! Temia que si la peli no te gustaba te iba a "odiar" porque a mi me sorprendió gratamente ver que estaba a la altura del mejor western clásico y más teniendo en cuenta lo que John Wayne representa y lo que nos gustó en su momento la de Hathaway. Es cierto la niña es mucha niña pero ¡ que bien acompañada está por todos ellos !
    ¿ Quién dijo que el género de géneros estaba muerto ?
    Es un placer ir al cine cuando 'el menú' es de calidad de los entrantes a los postres.

    ¡Muy buenas noches, Benededicto ! :-)

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  2. Totalmente de acuerdo sobre la cría, nada que ver con la repelente de la cinta de Hathaway, que uno está deseando que le metan cinco tiros... Yo a la peli le vi, por un lado, una vena sardónico-paródica muy propia de los Coen, y por otro una vertiente simbólico-onírico-espectral cercana al Josey Wales de Clint Eastwood. Desde luego, era mi cinta favorita de los Oscar de la última edición.
    Un abrazo

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  3. A mí se me ha escapado. Ésta se me ha escapado... de momento.

    Raúl
    El alma difusa.

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  4. Muy interesante tu crítica. No se si me equivoco pero tu detallado análisis da a entender que en la película hay luces y sombras. Veo claro lo que te ha gustado. Sin embargo otras cosas no me han quedado del todo claras. Me refiero claro al guión. Vuelvo a leer y veo que en tu opinión los Cohen "están perdiendo gas como guinistas", que "el guión es bueno en el detalle pero falto de fuerza en el conjunto". Parece como si en tu opinión la dirección y los actores sacasen adelante la película por encima de un guión esquemático. No se si me equivoco, si es así, házmelo saber. De ser esa la idea, te diré muy respetuosamente que no lo comparto del todo. El guión me parece muy audaz, con toques de clasicismo y de sabia ironía. Incluso con un cierto sabor quijotesco en el planteamiento del viaje. A mi me parece excelente. En lo demás coincido en todo, gran película.Un saludo.

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  5. Pese a que, como bien sabes, compa Josep, soy devoto seguidor de los Coen, ésta, por circunstancias diversas, no la he visto aún (y a estas alturas, claro está, habrá de caer en formato doméstico...). Así que avisado quedo de las bondades generales del producto, y, muy en particular, del espectáculo que ofrece la cría protagonista (a la que aquí, en España, no solo habríamos ninguneado en unos hipotéticos premios de interpretación; ni siquiera podría optar a ellos. Zeñó, zeñó, qué país...).

    Un fuerte abrazo y buena semana.

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  6. Sí que fue una agradable sorpresa, Milady, porque no imaginaba que los Coen enfrentaran tan dignamente un western ya clásico por conocido.

    Efectivamente, cuando el plato que se nos ofrece es de calidad, uno incluso repite... ;-)

    Besos.

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  7. Cinco tiros o el cargador entero, que podrían ser seis según el revólver, Alfredo: precisamente el lastre de la primera versión se convierte aquí en la locomotora que los arrastra a todos y quizás el mal recuerdo de la primera enaltece mucho más la segunda, pero ahí queda.

    A mí me recordó al Eastwood de Unforgiven por el principio y el final pero no a Josey Wales, precisamente el gran desconocido, sobre el que algún día habrá que detenerse... ;-)

    Un abrazo.

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  8. Ya me extraña, Raúl, que se te haya escapado a tí, con ese olfato tan fino que tienes, porque el trabajo de esa niña vale un potosí y los Coen dan el callo a base de bien: en v.o.s.e., aunque signifique un esfuerzo: no hay color.

    Un abrazo.

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  9. No te equivocas en nada, Víctor, lo que me alegra, pues significa que he sabido hacerme entender.

    Me alegra que discrepes y me encantaría que me convencieras respecto a esas bondades del guión que no habré sabido apreciar, porque entonces el gusto de volver a verla será doble.

    Un abrazo.

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  10. Pues ya que se te ha pasado el arroz, Manuel, y deberás verla en casa, aprovecha y míratela en v.o.s.e. porque el doblaje que le hacen a la niña es literalmente horrendo. Si será malo que estoy buscando la anterior versión en v.o. porque siempre la he visto en castellano y hasta puede que la patizamba Kim Darby, en inglés, mejore algo y deje de odiarla... :-)

    Un abrazo.

    p.d.:Aquí, en España, no hay ni una actriz, ahora mismo, semejante. Habla por los ojos, Manuel...

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  11. La tengo para ver, Josep, pero en pantalla pequeña, v.o. también. Creo que me gustará..

    Besos mañaneros

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  12. Vamos a ver, el guión. A mi me parece muy bueno en el diseño de personajes y su estructura. Luego tiene algo especial, y es que a mi juicio combina dos tonos. En principio parece que se desea dejar claro que estamos en un periodo histórico posterior a la propia mítica del western. Por eso la niña evoca y narra al comienzo. Pero lo hace de forma tan funcionarial, que da la sensación de que los héroes propios del género han pasado a mejor vida. Tanto el torpe ranger como el bebedor y viejo Bridges, no parecen héroes típicos, bien por falta de pericia o por que se les ha pasado el arroz. El duelo de puntería entre ambos demuestra que no poseen la madurez de sus cargos.
    Pero, sin embargo el tono del guión varía. Y esa cabalgada nocturna, el enfrentamiento a campo abierto, y sobre todo el elegíaco final a lo liberty Valance, demuestran que esta película no es un ejercicio postmoderno, sino que hay un gran respeto al género y sus figuras. Igual me he extendido en la explicación. Aun así, yo tb la comenté,y me refiero a todo esto. Saludos.

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  13. Si la pantalla es pequeña, Blanca, acércate sin miedo, que nadie te morderá... ;-)

    Te gustará, seguro...

    Besos nocturnos.

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  14. A mí el guión me parece flojo, Víctor: esa escena de la puntería, sobre ser una vuelta al tono demasiado irreal, sobra de la leche.

    No dudo del respeto de los Coen al género: ya lo bordearon en No es un país para viejos y aquí lo atacan directamente y creo que harían bien en reincidir cuando antes, porque para estar muerto, es un género que cuenta sus seguidores por miles.... :-)

    Un abrazo.

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  15. Pues bueno... No sé... Yo es que tengo tan buen recuerdo de la Mattie de la versión de Hathaway (aunque de niña tuviera poco y su interpretación fuera más... no sé ¿jolibú?). Pero al final, por muy bien que estén los actores (y Jeff está más que bien) y la niña que te ha encantado... A mí, la peli, como la vieja. Sin más. Desde luego, ambas versiones me gustán más que la de Un tipo serio (que se me hizo tan insufrible que hasta pensaba en salir del cine)...pero menos que Los cuatro hijos de Katie Elder, o Muerte entre las flores, por ejemplo.
    Un saludo.

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  16. Para mí esta nueva versión mejora la precedente en el apartado interpretativo y en el tratamiento cinematográfico porque los Coen realizan a mi entender un excelente trabajo: he revisado la primera y sigo sin soportar a Kim Darby: no puedo con ella, David, es superior a mis fuerzas: le pegaría un tiro yo mismo... ;-)

    Un abrazo.

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  17. Pero mira que sois exagerados (lo digo porque Alfredo dice algo parecido). A mí Kim Darby se me hace muy soportable en la primera (que me parece parecida a esta...sólo que con un tono de comedia, mientras que esta es algo más dramática).

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  18. Hola!! Un film muy bueno, pero que no me atrapó por completo; lo mejor es la interpretacion de Steinfeld y la hermosa fotografia. Y un final limpio e interesante.

    Un saludo.

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  19. Hola, Daniel, bienvenido: desde luego la niña marca el rumbo y técnicamente la película está muy bien trabajada: supongo que no llegó a convencerte del todo porque el guión queda flojo en comparación con el resto de los elementos y ése es un defecto que siempre sale a flote: es inevitable porque te deja la sensación de que algo falta...

    Un abrazo.

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