El Terror de Gregory Peck
Gregory Peck fue un actor sobrio, poco dado a histrionismos fáciles, sin llegar al hieratismo de otros recordados actores de su época, todos ellos con una presencia física magnífica y un magnetismo que traspasa la pantalla.
Por el encabezamiento de estas lineas podría parecer que pretendo recordar su actuación en una película terrorífica que ciertamente no he visto, cual es La Profecía (The Omen)
Nada más lejos de mi ánimo. El terror al que me refiero se desarrolla en una película del Oeste, titulada en España La Noche de los Gigantes, (The Stalking Moon ), de la cosecha de 1968, estrenada en España en 1970 y dirigida por Robert Mulligan , interpretada por Gregory Peck y Eva Marie Saint , con el soporte de Robert Foster
Se trata de un western atípico, muy sobrio, físico, con un guión muy bien estructurado con apenas -digo yo- diez páginas de texto para los actores.
La historia se centra en los avatares que ocurren cuando un explorador del ejército, Sam Warner (Peck) que se retira a su rancho, acepta acompañar a una mujer blanca hallada en el seno de una tribu de indios, resultando que la mujer, Sarah Carver (Saint) con su hijo, son la familia de un personaje, apenas entrevisto pero de ominosa presencia, apodado cabalmente como "Salvaje" (Nathaniel Narcisco, en su única actuación reseñada), que les va siguiendo el rastro dejando tras de sí innumerables muertes.
Es una película seca, con poquísimo diálogo, que, en una primera visión, consigue captar la atención del espectador.
Cuando la ví en el cine, hace ya muchos años, se me quedó en la retina y en la memoria, pero debo decir que, en su revisión, me ha parecido igualmente recomendable, por su fantástica economía de medios y su buena factura, lo cual demuestra, por si fuera poco, que el cine con mayúsculas no precisa de grandes presupuestos y sí de una inteligencia cómplice entre el factor y el espectador.
La presentación que de los personajes nos hace el director es efectiva, tanto en el explorador interpetado por Peck, un hombre que después de catorce años de servir de guía del ejército, andando de acá para allá, experto en el trato con los indios, no quiere si no jubilarse y convertirse en ranchero, como en el de la mujer que interpreta Eva Marie Saint, raptada desde niña e integrada a la fuerza en la tribu que, sin aspavientos innecesarios, acaba por imbuir al espectador el pánico que siente por su ¿consorte? y la imperiosa necesidad de alejar a su retoño del ambiente en que ha crecido, hasta que ella le dice a él: "No le oirás;no hace ruido"... y él le responde: "le oiré, le oiré"....
Sam Warner es un solitario harto de la vida que lleva, héroe anónimo que, conociendo el rastro sangriento que va dejando "Salvaje" en su persecución, se ve compelido a frenarlo, en la conciencia clara que no tiene otra solución que enfrentarse a la "bestia", sin dilema alguno, un verdadero callejón sin salida, convirtiéndose los escenarios naturales en que transcurre la acción en cárcel opresora, gracias a la destreza de Mulligan, que consigue aterrorizarnos más que mantenernos en tensión, contando una historia que se basa en una novela de Theodor V. Olsen, autor asimismo de la novela Arrow in The Sun, también llevada a la pantalla con el titulo original "Soldier Blue", traducida al castellano como Soldado Azul...??
La novela, digo, fue guionizada por Wendell Mayes, profesional que ya había trabajado con Wilder (The Spirit of Saint Louis), Preminger (Anatomia de un Asesinato) y que cuatro años después relataría las peripecias claustrofóbicas de los viajeros del Poseidón.
Como vemos, un buen cesto hecho por un buen artesano con muy buenos mimbres.
Se trata no obstante de un trabajo con escaso presupuesto, como quien dice cámara en mano, fruto probablemente de la amistad que entre director y actor principal se fraguó seis años antes, en la celebérrima Matar a un Ruiseñor, también una película un poco contra corriente.
La Noche de los Gigantes, título español que hace referencia a la enorme entidad que toman los principales personajes, el del explorador Sam Warner y su oponente perseguidor Salvaje, en una lucha sin cuartel terrorífica, es una película extraña, con una promoción escasa, tan sólo nominada a un Laurel de Oro, habiendo merecido mayores honores.
La película tiene una factura tradicional de presentación de la trama, nudo y desenlace, con alguna variante cual es que el personaje que no vemos más que al final -y muy someramente- está presente durante buena parte de la trama, haciendo Mulligan un uso inteligente de la elipsis cinematográfica: mediante datos que se nos van ofreciendo de forma indirecta, con observación del resultado de sus acciones -caso de las muertes en la parada de postas de diligencia- como en el relato que hace el mestizo al aparecer en el rancho, tomamos conciencia de la enorme peligrosidad del personaje denominado "Salvaje", cuya primera presencia física apenas entrevemos cuando, de repente, aparece secuestrando a Sarah, como quien dice, en presencia de todos quienes viven en el rancho.
Se acentúa con la muerte injustificable del perro, como cebo para asesinar de inmediato al viejo, que lo aprecia, pues sabemos que, durante varios años, han sido los únicos habitantes del lugar, como dice Sam al inicio de la película: el viejo enloquece de dolor y acude a la cita que le resulta mortal, cuya acción sirve para alejar a Sam del rancho, entendiendo el espectador que "Salvaje" es, ciertamente un salvaje, pero que, además de una extrema facilidad para la violencia, está dotado de una innegable pericia estratégica para conseguir sus fines.
Añadido a que cuando provoca que le sigan Sam y el mestizo Nick Tana (Robert Foster), se aprovecha de un fallo de éste, que ya hemos visto (cuando sorprende al niño) que se las dá de experto como aprendiz aventajado del explorador Sam, y, de forma sorprendente y rápida, acaba con él, procediendo con celeridad a proseguir con su tarea mientras Sam acude a ayudar a su amigo.
Como decía, es una película eminentemente física, en el sentido literal de la palabra, ya que no encierra mensaje alguno: es un constante ir y venir entre perseguidor y perseguidos, luchando el primero por conseguir su objetivo y los demás, todos, por salvar su pellejo, pues la amenza es letal en grado sumo. Un entretenimiento que logra su objetivo: está uno deseando que acabe la película para dejar de sufrir esa agonía asfixiante que la amenazadora presencia invisible de Salvaje imprime a buena parte del relato.
Ciertamente, cuando ya has visto la película y conoces las acciones, pierden parte de su efectividad; por ello no es una obra maestra, como algunas películas de Hitch, en las que pese a saber perfectamente lo que pasa te siguen encandilando.
Pero en una primera visión, ese último tercio de la película es desazonadora y apasionante, tomando la entidad de "Salvaje" una importancia que llega a hacerte dudar que la película acabe como siempre, al modo de Hollywood, bien, es decir, con el triunfo del héroe, que necesita pegarle cuatro tiros -y de fusil, casi a bocajarro- para acabar con él.
El final pues, no se sale del acostumbrado guión, aunque parezca inverosímil -porque lo es- que Sam, el personaje de Peck, piense que puede formar una familia tomando como ahijado al mestizo hijo de "Salvaje", cuando éste sabe perfectamente que su padre ha muerto a manos suyas....
Lo que no es lógico es que el personaje de la mujer no muera a manos de "Salvaje".... pero para la época, hubiera sido demasiado....
Aunque tampoco ahora se ven muchas películas en las que el final vaya a ser distinto...
Para mí, la película ha soportado perfectamente el paso del tiempo y sigo otorgándole un notable alto.
Por el encabezamiento de estas lineas podría parecer que pretendo recordar su actuación en una película terrorífica que ciertamente no he visto, cual es La Profecía (The Omen)
Nada más lejos de mi ánimo. El terror al que me refiero se desarrolla en una película del Oeste, titulada en España La Noche de los Gigantes, (The Stalking Moon ), de la cosecha de 1968, estrenada en España en 1970 y dirigida por Robert Mulligan , interpretada por Gregory Peck y Eva Marie Saint , con el soporte de Robert Foster
Se trata de un western atípico, muy sobrio, físico, con un guión muy bien estructurado con apenas -digo yo- diez páginas de texto para los actores.
La historia se centra en los avatares que ocurren cuando un explorador del ejército, Sam Warner (Peck) que se retira a su rancho, acepta acompañar a una mujer blanca hallada en el seno de una tribu de indios, resultando que la mujer, Sarah Carver (Saint) con su hijo, son la familia de un personaje, apenas entrevisto pero de ominosa presencia, apodado cabalmente como "Salvaje" (Nathaniel Narcisco, en su única actuación reseñada), que les va siguiendo el rastro dejando tras de sí innumerables muertes.
Es una película seca, con poquísimo diálogo, que, en una primera visión, consigue captar la atención del espectador.
Cuando la ví en el cine, hace ya muchos años, se me quedó en la retina y en la memoria, pero debo decir que, en su revisión, me ha parecido igualmente recomendable, por su fantástica economía de medios y su buena factura, lo cual demuestra, por si fuera poco, que el cine con mayúsculas no precisa de grandes presupuestos y sí de una inteligencia cómplice entre el factor y el espectador.
La presentación que de los personajes nos hace el director es efectiva, tanto en el explorador interpetado por Peck, un hombre que después de catorce años de servir de guía del ejército, andando de acá para allá, experto en el trato con los indios, no quiere si no jubilarse y convertirse en ranchero, como en el de la mujer que interpreta Eva Marie Saint, raptada desde niña e integrada a la fuerza en la tribu que, sin aspavientos innecesarios, acaba por imbuir al espectador el pánico que siente por su ¿consorte? y la imperiosa necesidad de alejar a su retoño del ambiente en que ha crecido, hasta que ella le dice a él: "No le oirás;no hace ruido"... y él le responde: "le oiré, le oiré"....
Sam Warner es un solitario harto de la vida que lleva, héroe anónimo que, conociendo el rastro sangriento que va dejando "Salvaje" en su persecución, se ve compelido a frenarlo, en la conciencia clara que no tiene otra solución que enfrentarse a la "bestia", sin dilema alguno, un verdadero callejón sin salida, convirtiéndose los escenarios naturales en que transcurre la acción en cárcel opresora, gracias a la destreza de Mulligan, que consigue aterrorizarnos más que mantenernos en tensión, contando una historia que se basa en una novela de Theodor V. Olsen, autor asimismo de la novela Arrow in The Sun, también llevada a la pantalla con el titulo original "Soldier Blue", traducida al castellano como Soldado Azul...??
La novela, digo, fue guionizada por Wendell Mayes, profesional que ya había trabajado con Wilder (The Spirit of Saint Louis), Preminger (Anatomia de un Asesinato) y que cuatro años después relataría las peripecias claustrofóbicas de los viajeros del Poseidón.
Como vemos, un buen cesto hecho por un buen artesano con muy buenos mimbres.
Se trata no obstante de un trabajo con escaso presupuesto, como quien dice cámara en mano, fruto probablemente de la amistad que entre director y actor principal se fraguó seis años antes, en la celebérrima Matar a un Ruiseñor, también una película un poco contra corriente.
La Noche de los Gigantes, título español que hace referencia a la enorme entidad que toman los principales personajes, el del explorador Sam Warner y su oponente perseguidor Salvaje, en una lucha sin cuartel terrorífica, es una película extraña, con una promoción escasa, tan sólo nominada a un Laurel de Oro, habiendo merecido mayores honores.
La película tiene una factura tradicional de presentación de la trama, nudo y desenlace, con alguna variante cual es que el personaje que no vemos más que al final -y muy someramente- está presente durante buena parte de la trama, haciendo Mulligan un uso inteligente de la elipsis cinematográfica: mediante datos que se nos van ofreciendo de forma indirecta, con observación del resultado de sus acciones -caso de las muertes en la parada de postas de diligencia- como en el relato que hace el mestizo al aparecer en el rancho, tomamos conciencia de la enorme peligrosidad del personaje denominado "Salvaje", cuya primera presencia física apenas entrevemos cuando, de repente, aparece secuestrando a Sarah, como quien dice, en presencia de todos quienes viven en el rancho.
Se acentúa con la muerte injustificable del perro, como cebo para asesinar de inmediato al viejo, que lo aprecia, pues sabemos que, durante varios años, han sido los únicos habitantes del lugar, como dice Sam al inicio de la película: el viejo enloquece de dolor y acude a la cita que le resulta mortal, cuya acción sirve para alejar a Sam del rancho, entendiendo el espectador que "Salvaje" es, ciertamente un salvaje, pero que, además de una extrema facilidad para la violencia, está dotado de una innegable pericia estratégica para conseguir sus fines.
Añadido a que cuando provoca que le sigan Sam y el mestizo Nick Tana (Robert Foster), se aprovecha de un fallo de éste, que ya hemos visto (cuando sorprende al niño) que se las dá de experto como aprendiz aventajado del explorador Sam, y, de forma sorprendente y rápida, acaba con él, procediendo con celeridad a proseguir con su tarea mientras Sam acude a ayudar a su amigo.
Como decía, es una película eminentemente física, en el sentido literal de la palabra, ya que no encierra mensaje alguno: es un constante ir y venir entre perseguidor y perseguidos, luchando el primero por conseguir su objetivo y los demás, todos, por salvar su pellejo, pues la amenza es letal en grado sumo. Un entretenimiento que logra su objetivo: está uno deseando que acabe la película para dejar de sufrir esa agonía asfixiante que la amenazadora presencia invisible de Salvaje imprime a buena parte del relato.
Ciertamente, cuando ya has visto la película y conoces las acciones, pierden parte de su efectividad; por ello no es una obra maestra, como algunas películas de Hitch, en las que pese a saber perfectamente lo que pasa te siguen encandilando.
Pero en una primera visión, ese último tercio de la película es desazonadora y apasionante, tomando la entidad de "Salvaje" una importancia que llega a hacerte dudar que la película acabe como siempre, al modo de Hollywood, bien, es decir, con el triunfo del héroe, que necesita pegarle cuatro tiros -y de fusil, casi a bocajarro- para acabar con él.
El final pues, no se sale del acostumbrado guión, aunque parezca inverosímil -porque lo es- que Sam, el personaje de Peck, piense que puede formar una familia tomando como ahijado al mestizo hijo de "Salvaje", cuando éste sabe perfectamente que su padre ha muerto a manos suyas....
Lo que no es lógico es que el personaje de la mujer no muera a manos de "Salvaje".... pero para la época, hubiera sido demasiado....
Aunque tampoco ahora se ven muchas películas en las que el final vaya a ser distinto...
Sí. Notable alto está bien. La vi hace unos meses porque un amigo me habló de ella como un western que parecía casi una peli de terror (por eso me ha hecho gracia el título de la entrada).
ResponEliminaLa ví hce años en la enorme pantalla de "mi cine" y creo que a todos nos impresionó muchísimo y verla después en la tele, sabiendo el desenlace, me permitió fijarme más detenidamente en la forma con que Mulligan conduce al espectador, como si de un embudo se tratara, hasta la resolución de la trama, con una tensión creciente, y eso sólo ya justifica el notable alto, porque lo hace a plena luz y sin sustos.
ResponEliminaUn abrazo.
pELICULA SOBERBIA y que se sale de lo común del universo del wenstern,los personajes estan muy bien definidos y la figura de SALVAJE el apache asesino,deviene una especie de monstruo sin entrañas que causa el terror y la muerte alla por donde pasa,fotografiada en magnifico technicolor panavisión y con una banda sonora que no anticipa lo que va aser la pelicula,el film se ve con creciente interes y GREGORY PECK esta como en pocas peliculas le hemos visto,hay escenas que se quedan grabadas en la retina de uno como aquella en la que estan en la solitaria estación ferroviaria en medio del desierto y el personaje del explorador SAM VARNER-G PECK-mira con tristeza a madre e hijo,sentados en un banco de madera,sin esperar nada de la vida y dando una terrible sensación de soledad,siempre me ha venido a la mente la figura del indio como una sombra terrorifica y amenazadora del colono del salvaje oeste y esta pelicula logra esa sensación de terror como en las mejores peliculas de la Hammer o de la Universal de los años treinta,fue la unica incursión de Robert Mulligan en el wenstern y hay que reconocer que la pelicula le salió redonda
ResponEliminaEfectivamente, Ramón: ésa es una pieza no muy conocida pero muy bien acabada, con u guión sobresaliente, un trabajo interpretativo sobresaliente y una caligrafía cinematográfica que crece conforme pasa el tiempo.
EliminaCelebro que te haya gustado y agradezco muchísimo que hayas querido compartir tus impresiones aquí.
Un abrazo.