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dijous, 31 de gener del 2008

Steven en Munich



Acabo de revisar Munich (Munich, 2005)

Prefiero no entrar en matices respecto al tema de la película, aunque, obviamente, nadie puede hablar de Munich sin dejar de observar su contenido político, que, si no recuerdo mal, en las fechas de su estreno causó cierto revuelo.

La ventaja de verla en dvd, aparte de ser en v.o.s.e., es que uno puede comprobar, vista la película, que el amigo Steven Spielberg nos hace una introducción interesante de su ánimo al emprender la empresa de recrear unos sucesos que algunos pueden haber vivido, en parte, en vivo y en directo. Sucesos que crearon gran conmoción en su época, mucho mayor si cabe, que la propia película que nos los recuerda y nos ofrece unos aspectos imaginados pero desconocidos.

Es de admirar la postura "políticamente incorrecta" que toman tanto el director como todo el equipo de producción de Munich, en un país, los U.S.A., con un poderosísimo lobby judío y pro-israelí.

Steve lo dice claramente: "yo no tengo la respuesta; tan sólo pretendo crear un debate sobre la oportunidad de los medios". (No lo dice así, pero más o menos)

Dejando aparte pues el valor que supone meter tanto dinero y esfuerzo en hacer una película como Munich, valor que no debe despreciarse, creo que, precisamente por su contenido de intención política y dramática, ese último aspecto, el dramático, está poco cuidado.

La entidad de los personajes, con fuerza, no alcanza la categoría de prototípico en ningún caso. Quizás son demasiados personajes los que, con importancia, vemos deambular por la película, resultando pues harto difícil otorgar suficiente personalidad a todos.

Pero tampoco el personaje central, bien interpretado por Eric Bana, acaba por suscitar el interés que cabe suponer en el protagonista de la película, y sus dudas sobre lo que en el curso del desarrollo de la acción hace parecen nacer espontáneamente sin mayor causa que la brevísima conversación que, en el piso franco, mantiene con un triste "colega" con ideario distinto al propio; esa conversación hubiera debido disfrutar de mayor extensión y el cuidado de su repercusión en la conciencia del individuo debiera ser, creo, más detallado.

Ciertamente, Spielberg nos da cuatro pinceladas para dibujar los personajes del equipo ejecutor y demuestra su oficio, de forma espectacular, sobre todo en las acciones del comando, con una técnica cinematográfica excelente, por otra parte esperable en Spielberg.

Pero esperaba algo más. Steven se queda en un muy buen artesano, pero, pero, le falta esa magia conmovedora, ese detalle recordado que suscita una emoción y nos hace meternos en la piel del personaje.

Y el desarrollo de las acciones ejecutivas se nos presenta de forma algo confusa, ocultando detalles, probablemente porque son varias y no hay tiempo para definirlas apropiadamente.

Creo que le falta garra, carece de fuerza, que reside en el debate que de forma posterior otorga el conocimiento popular de unos hechos ocultos durante años.

Quizás se deba a que la realidad de los hechos relatados impresiona, pero no puedo olvidar que, como dice Steven en su introducción, no ha pretendido en forma alguna hacer un documental, sino una película que recrea los hechos, debiendo aguardar a que la publicidad de los archivos secretos, algún día, arroje mejor luz sobre los mismos.

Spielberg nos relata el itinerario de una venganza y lo hace con un ritmo en ocasiones encomiable y en ocasiones atropellado, pero se queda sólo en una notable cinta de acción.

No es que la película defraude, pero sí que esperaba algo más de Steven Spielberg, puesto, ocasionalmente, a tratar un tema serio y verídico.


3 comentaris :

  1. Pues recuerdo, compa Josep, que a mí sí me causó muy buena impresión, me pareció una película de hechuras formidables, aunque, eso sí, con un punto de frialdad innegable. Lo que no sabría decirte con mucha seguridad es si esa frialdad, dadas las connotaciones políticas del tema, suma o resta...

    Un fuerte abrazo.

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  2. Yo la frialdad, la veo en esta película como algo coherente, de acuerdo con esa postura neutra que quiere adoptar al filmar el guión. También me parece valiente su actitud, muy diferente a la esperada a priori en cuanto a esa neutralidad. Y visualmente demuestra que sigue siendo Spielberg...

    A mi me pareción una buena película.

    Un saludo. Nos leemos.

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  3. Apreciados Manuel y Hatt: me parece que, en el fondo, la sensación es la misma; esa frialdad, esa neutralidad, con carácter de documental, perseguido y conseguido, otorga a spielber la valentía de afrontar un tema espinoso y contra corriente en su propio país, pero no acaba por denunciar el uso de la venganza como medio de satisfacer un dolor.

    El ojo por ojo que nos cuenta nunca obtendrá satisfacción; y esa postura, ese plus, es el que le falta para ser una obra redonda.

    Claro que sobre gustos no hay disputas.

    Gracias por los comentarios.

    Saludos.

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